-Joven, Mu, pensé que no volvería- saludó la recepcionista del edificio donde se encontraba su editorial.
-Y no lo haré, Geist, sólo vine por unos papeles. Vendré un par de veces a la semana.
-Supe que reubicó su oficina.
-Sí, más cerca de casa- mintió con una fingida sonrisa mientras firmaba unos papeles en el escritorio de la joven.
De pronto, mientras firmaba, su vista se dirigió a la entrada del edificio y ahí estaba Saga de Géminis, recargado en el barandal de las escaleras.
-Viene diario porque no ha deseado recibir su correspondencia, pero tengo todo lo que envía y trae a la empresa- dijo la joven mientras Mu miraba al hombre que lo había abandonado.
Lucía exactamente igual, aunque quizá más delgado, algo ojeroso, algo triste. Por un momento flaqueó, deseaba ir hasta él abrazarlo y nunca soltarlo, pero ¿Acaso podía perdonar lo que le había hecho? ¿No se suponía lo había abandonado porque ya no lo quería? Claro que deseaba conocer sus razones, aunque no sabría si podría soportarlo.
-Envíame todo lo que ha mandado.
-Sí, joven Mu.
-Y por favor, no le digas que he venido- pidió con un deje de dolor.
Lo odiaba, lo amaba, lo extrañaba y muchos otros sentimientos contradictorios. Le dedicó una última mirada y salió por la puerta trasera.
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-No deja de llamarme, quizá a Afrodita no le habla porque sabe de su condición pasiva/agresiva- sotó DeathMask mientras compraba ropa para bebé en compañía de Mu.
Sería una sorpresa para el peliceleste, quien cada día se preocupaba más por la salud de su bebé.
-Lo sé, envía cartas, regalos y demás a mi oficina. Hice que me hicieran llegar todo eso a mi departamento, pero no sé si pueda con ello.
-¿Qué crees que te diga?
-¿Qué lo siente? No lo sé- negó alzándose de hombros- Si no lo sintiera no me enviaría nada ni visitaría todos los días la oficina.
-Está arrepentido.
-¿Qué te ha dicho?
-¿Quieres saber?- Mu se alzó los hombros pretendiendo no importarle mientras veía un pequeño conjunto morado -Que lo lamenta y con todos nosotros también, que estaba asustado, que no supo que hacer y que te ama, y…
-¿Asustado? No dejas a alguien a quien según amas el día de su boda sólo por miedo- soltó molesto- Mejor olvídalo no quiero saber nada- DeathMask lo miró asintiendo no muy convencido, así que siguieron comprando más y más conjuntos de colores neutrales, hasta que el peliazul por fin se animó a preguntarle aquello que rondaba en su cabeza.
-Mu, ¿Le preguntaste en algún momento a Saga cómo se sentía con eso?
-¿A qué te refieres?
-A la boda, claro.
-Él me lo propuso, Death- soltó con ironía.
-Sí, lo sé, pero porque tú se lo sugeriste o al menos le recordaste que no estaban casados. Fue por el problema legal del nuevo departamento y después…
-¿Tratas de decirme que es mi culpa?- soltó Mu ofendido.
-No, Mu, no es tu culpa- negó el italiano lamentándose -El imbécil de Saga no supo manejar sus emociones, pero creo que tú tampoco al hacer todo lo contrario a lo que él deseaba.
-Deberías dejar de contestarle las llamadas, te está poniendo en mi contra.
-No, sólo he repasado un poco lo que sucedió esos últimos días. Ambos estaban estresados por causas diferentes. Tú por cómo saldría la boda y él por todo lo que estaba sucediendo con su boda.
-No quiero hablar de eso.
-En algún momento tienes que hacerlo si quieres perdonarlo.
-¿Y quién dijo que quiero perdonarlo?
-Porque te conozco desde hace años y se han perdonado todos sus altibajos. No cometas un error.
-No me hables como si yo fuera el culpable de todo- rezongó Mu molesto.
-No lo eres, pero no cometas más errores de los que él ya cometió- el pelilila torció el gesto.
-Lo pensaré, ahora déjame escoger más cosas para el pequeño pez o cangrejita que viene en camino. Eso me distrae.
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-Y ¿Dónde pasarán Navidad?
-¿Debajo de un puente?- soltó Mu tomando un poco de café. Se encontraban cenando en su casa.
-Mu- regañó Afrodita mirándolo con reproche.
-Con ustedes, viajaré a Italia- sonrió- ¿Shaka?- preguntó mirando al rubio.
-Creo que aceptaré la misma invitación, no quiero estar solo en Navidad.
-Jamás lo estarás- dijo el peliceleste sonriéndole a su amigo.
-Por lo que sé, Milo estará en la casa de sus padres con Shaina.
-Debería invitar también a Camus- bromeó mientras DesthMask y Afrodita sonreían. Les daba un poco de gracia la situación de su amigo, más por la manera en la que él se las planteaba.
-Más bien, debería tener un poco de dignidad y terminar con todo ello.
-Es difícil, Dita, imagínate, me tienes a mí y a Death, ¿A quién eliges?- bromeó Mu haciendo que su amigo se llevara una mano al mentón, pensando.
-Difícil decisión.
-¡Dita!- se quejó el italiano haciendo que sus amigos soltaran una carcajada.
Continuaron cenando hablando y admirando la maravillosa forma de comer del pequeño Manigoldo y de DeathMask haciendo una excelente imitación de un avión.
-Creo que extraña cuando Aioria imitaba a un mono- dijo Shaka sonriendo haciendo que sus amigos sonrieran incómodos.
-¿De verdad no puedes perdonarlo?- preguntó Afrodita recibiendo una mirada repleta de desdén.
-¿Estás sugiriéndome algo?
-A todos nos agrada Aioria. Es un gran ser humano y se disculpó cientos de veces, además no sale con nadie más ¿Qué tiene que hacer?
-¿También sugieres que Mu perdone a Saga?- Afrodita lanzó un grito ahogado.
-No, yo mataría a Saga- dijo molesto- Incluso tengo pensada la frase que le diré el día que lo vuelva a ver, ¿Quieren escucharla?- todos asintieron mientras DeathMask se aguantaba las ganas de reír, parecía que ya había escuchado aquello.
-Maldigo el día que naciste- espetó el peliceleste con seguridad dejando a sus amigos sorprendidos, el sueco jamás maldecía, pero era gracioso haciéndolo.
-Impresionante, aunque un gesto con la mano sería mejor- dijo Mu mientras su amigo sonreía satisfecho.