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Acepto... ¿En serio? por Aranel Poli

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Mu pasó la Navidad en Italia con amigos y una buena cena junto a los de Cáncer, una familia bastante encantadora.

Ahora en año nuevo, había decidido estar solo, claro que Afrodita y DeathMask le habían insistido pasarla con él y Shaka lo había invitado a la cena donde estaría toda su familia. Milo también estaba solo, pero sólo porque Shaina había decidido viajar a Italia, y sobre Camus, al parecer algo había sucedido entre ellos y ya no hablaba de él.

Así que, ahí estaba, sentado en su sofá, en pijama y envuelto en un enorme cobertor viendo una bella película de terror, sus favoritas.

De pronto recordó la enorme caja que había en su sala, aquella que guardaba toda la correspondencia de Saga, regalos y demás. Desvió su mirada del televisor hacia ella con algo de nerviosismo, ¿Qué hallaría en la caja? No iba a ganar nada imaginando, así que se acercó a ella para comenzar a sacar lo que había dentro.

Tomó una de las últimas cartas, las primeras se imaginaba que sólo contendrían miles de lo siento y tontas justificaciones. En cuanto la abrió su corazón se estrujó.

Era una hoja blanca simple, pero la letra era del mismo Saga escribiéndole. No era elegante, no era una carta de amor, era una de esas cartas que uno lee para sentirse miserable.

De: Saga de Géminis

Para: Mu

Mu, ya no sé qué más decirte o escribirte, no sé dónde estás. Ahora puedes decir que tienes verdaderos amigos, ya que no me han dado tu dirección ni señales de ti.

Perdóname, sé que lo he dicho miles de veces, pero ahora es diferente, nunca pensé que el miedo me hiciera perder a la persona que más amo en la tierra. No lo pensé, hasta ahora que despierto solo, que no tengo quien me dé los buenos días o las buenas noches. Extraño tu calor a mi lado, tu sonrisa, tu risa, tu cabello.

Son un completo idiota, quizá jamás valoré lo que tenía a mi lado y ahora es demasiado tarde, arruiné tu sueño, Mu, lo arruiné…

Sus ojos estaban enjugados en lágrimas, claro que lo extrañaba, más que eso, lo necesitaba cada día a su lado, pero no podía perdonarlo. Sabía que era su culpa el que no lo buscase, ya que ni siquiera daba señales de vida y sus amigos eran fieles, quizá demasiado.

Tomó sus rodillas haciéndose un ovillo sobre el sofá, ¿Por qué era tan difícil perdonarlo? simple, porque él lo había abandonado y humillado el día de su boda después de haberse prometido amor eterno tantas veces.

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Bajó con algo de esperanza para recibir su correspondía. Era el día de San Valentín después de todo, pero lo único que encontró le sacó una sonrisa. Era una tarjeta de Manigoldo que leía “Feliz día tío, te amamos mi papá, mi papi y el nuevo bebé”

Sonrió y subió de nuevo a su departamento, ese día tenía planeado salir con Shaka, los dos solteros más tristes de la ciudad. Estaba buscando lo que se pondría esa noche cuando su celular vibró anunciando la llamada de Milo.

-¿Hola?

-Sólo llamo para asegurarme de que no te suicides en la ducha.

-Llamaste una hora antes- dijo con una sonrisa.

-¿Y cuál es el plan para hoy?

-Shaka y yo iremos a cenar, y después veremos una película sangrienta y violenta.

-Perfecto- soltó el griego con cierto pesar.

-¿Y tú?

-Leyendo un estúpido libro del sentido de la vida.

-¿Qué sucede, Milo? Sé honesto.

-¿Honesto? Bien- resopló- Shaina está cada vez más lejana de mí, lo cual me alegra, pero lastima mi ego. Y Camus… bueno, creo que se terminó.

-¿Qué?

-No me hagas repetirlo, él no quiso ser el segundo, así que terminó con todo esto. Dijo que cuando esté listo para salir del closet lo llamara.

-Creo que mejor llamas a un carpintero que te ayude con tu armario.

-Sólo si ese carpintero es francés, cabello aguamarina y tiene una enorme…

-¡Milo!

-Lo siento, es San Valentín y lo único en lo que pienso es en eso.

-Pobre Shaina, mejor termina con eso antes de que la hagas comprar un strapon.

-Que sucio- rió el griego -Llámame si piensas en el suicidio, quizá te acompañe. Te quiero.

-Bien, adiós. Feliz día.

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Globos rojos y rosas adornaban aquel restaurante, quizá eran demasiados, pero toda la ciudad estaba llena de ello, no podían escapar del estúpido día de San Valentín.

-Hay demasiado amor en este lugar- soltó Mu con una mueca mientras veía la carta del menú con listones de globos invadiendo su espacio molestándolo.

-¿Soy yo o el San Valentín de este año es más festejado?- preguntó Shaka mirando a las parejas a su alrededor

-Es igual que el año pasado, pero este año jugamos para el otro equipo- el rubio asintió dándole la razón.

-Buenas noches, ya eligieron algo- dijo una linda mesera llegando hasta ellos con una sonrisa.

-Sí, ya elegimos.

-¿Beberán vino?

-Sí- respondieron ambos.

-¿Copa o botella?

-Botella- dijeron sin chistar.

-De acuerdo, enseguida les servimos a usted y su novio- dijo la joven después de escribir el pedido. Ambos se miraron y rieron, feliz San Valentín.

Estaban terminando de cenar cuando comenzaron a hablar de las cartas y regalos de Saga. Mu no había querido leer ese día ninguna en especial, pero lo había hecho días antes.

-¿Por qué lo hiciste?

-Porque soy masoquista- dijo dándole un sorbo a su copa de vino -Merezco lo que me pasó diciendo por toda la ciudad que por fin tendría mi final feliz, “Mírenme con mi hermoso y exclusivo traje de Dior” patético- negó suspirando- Además, en ese artículo no dije nosotros ni una vez, mientras que él sí. Toda mi entrevista fue “yo quiero, yo pienso”.

-Era tu punto de vista, Mu.

-Exacto, toda la boda fue mi punto de vista. dejé que la boda fuera más grande que Saga, yo soy la razón por la que él no bajo del auto- soltó con las lágrimas comenzando a escocer sus ojos. Shaka lo miró con tristeza, Mu al fin había superado la parte de culpar al peliazul, pero sabía que había algo más detrás de ello y él estaba implicado.

-Escucha, Mu, le hice un comentario a Saga que no debí en la cena de ensayo.

-¿De qué hablas?- preguntó sorbiendo por la nariz.

-Después de que Aioria apareció, estaba molesto, entonces me encontré con Saga y le dije que estaban locos si se casaban- el de Aries lo miró si dar crédito a lo que escuchaba. Sus lágrimas se esfumaron dando paso a una mirada de confusión -Lo lamento, estaba enojado, y Aioria…

-He repasado todo esto en mi mente por cinco meses, y ¿Por esos mismos meses guardaste un secreto como ese?

-Intenté decírtelo una vez, pero…

-¿¡Una!? ¿Intentaste decirme una vez? ¡Debiste intentar decirlo cada uno de los días!- gritó bastante molesto y herido.

-Lo sé, pero esperaba por el momento apropiado.

-No hay momento apropiado para decirme que arruinaste mi boda- espetó colocando las manos sobre la mesa.

-Sólo pasó, no estaba pensando, y…- el pelilila se levantó del lugar negando, no podía seguir escuchando -Mu, por favor no te vayas- el mencionado lo miró frunciendo los labios.

-¿Sabes qué es lo que más me duele? que me hayas ocultado ese secreto. Yo nunca te he ocultado nada.

-Mu- el de Aries salió de su vista, pero se volvió para señalarlo.

-No, miento, en los últimos cinco meses he pensado que fue un grave error el que dejaras al Aioria, ya lo dije ¿Qué se siente?- escupió alzando los brazos y salió de ese lugar esquivando los estúpidos globos rojos y rosas, dejando a Shaka con el rostro descopuesto y una lágrima sobre su mejilla. 


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