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Acepto... ¿En serio? por Aranel Poli

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-June, regresé.

-Hola Mu, tengo buenas noticias- dijo la joven frente a la computadora, el lugar que había ocupado los últimos meses.

-Y yo traigo dos cafés- dijo sonriendo- ¿Qué sucede?

-El departamento que habían comprado Saga y tú por fin se vendió. Tienes 60 días antes de que el nuevo dueño tome posesión y ya no será tuyo.

-¿Buenas noticias?

-Lo son.

-Sí, algo de dinero extra supongo- dijo entregándole un café a la rubia y sentándose en el sillón con su portátil en las piernas. Qué duro era seguir regresando a su vida vacía.

Tomó otra carta de aquella caja sin que June lo viera, “La caja de Pandora” la había llamado, perfecto nombre.

De: Saga de Géminis

Para: Mu

Ni siquiera sé si has leído todo esto, no me dejan entrar a tu oficina. Admito que envié a un tipo al que le pagué para que entrara y jamás te vio. No sé dónde estás, no sé qué hacer, ni siquiera he entrenado, simplemente no puedo.

Sé que me equivoqué, sé que fui yo el que ideó todo esto y al final te dejé solo. No merecías nada de lo que sucedió, aún recuerdo tu rostro mirándome con decepción y no puedo evitar sentirme como una mierda.

No debí hacerte esto, destruí lo que teníamos, lo que habíamos formado durante diez años lo estropeé. Todo lo arruiné… lo que vivimos, lo que hicimos juntos.

Perdóname Mu, ya no sé qué más hacer, ni siquiera te pido que vuelvas a amarme, sólo que me dejes mirarte una vez más y quizá ser sólo tu amigo.

Perdóname.

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Después de dos semanas, Shaka se encontraba en la Acrópolis y en una libreta había escrito los pros y los contras de seguir con Aioria. Había bastantes contras y también pros, pero ya había tomado su desición.

Estaba rondando el lugar, cuando se le ocurrió que en verdad esa lista tenía más contras que pros, pero entonces miró a Aioria venir hacia él y olvidó todo eso. Lo amaba más que a nada ni nadie en el mundo tal cual era y sólo por eso perdonaría lo que fuera.

Aioria lo miró con una sonrisa mientras un par de lágrimas caían por sus ojos lo mismo que Shaka, quien corrió a su encuentro.

Llegó hasta el castaño saltando sobre él uniendo sus labios con los ajenos, cuanto había extrañado su sabor. Aioria lo sostuvo tomando su cintura besando sus labios, sus mejillas, sus ojos, todo su rostro. Ambos con una sonrisa.

-Te amo, perd…

-Shh, el pasado lo dejamos atrás ¿Recuerdas?- dijo el rubio colocando un dedo sobre los labios. Aioria sonrió besando su dedo y después los labios de su amado, en verdad había extrañado todo de él.

Y se lo demostraron esa noche.

Llegaron al departamento del rubio el cual volvía a ser de ambos y sin detenerse a nada se besaron y tocaron como si no lo hubiesen hecho en años. Era casi como si fuese su primera vez.

En minutos, Shaka se encontraba de rodillas sobre la cama con el torso levantado mirando hacia atrás, hacia Aioria, quien besaba sus hombros, cuello y espalda mientras embestía sin piedad su interior.

Lo besó lentamente sintiendo como las manos del castaño se paseaban por su cuerpo, masajeando su miembro y torturando sus pezones ¿Cómo había sido capaz de dejar a ese maravilloso hombre con su maravilloso sexo por trabajo? Ahora tenía que compensar a Aioria y con creces, y el castaño a él. Sería una larga reconciliación.

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La remodelación del departamento de Mu estaba lista, así como la de su oficina, y eso tenían que celebrarlo, bueno, necesitaba algún distractor de lo horrible que era su vida ahora y beber alcohol.

-¿Dónde está Milo? Su avión aterrizó hace dos horas- preguntaba Afrodita, quien ahora tenía una enorme barriga de embarazo. Milo había ido a visitar a sus padres por lo que se había retrasado un poco en llegar.

-Ya lo conoces él…

-¡Llegó la diversión!- gritó el peliazul llegando hasta sus amigos asustando un poco a Afrodita y haciendo que el pelilila rodara los ojos con una sonrisa.

-¿Aún lo extrañas?- dijo burlándose mirando al de Piscis, quien saludaba a su amigo. De pronto ,apareció Aioria y DeathMask haciendo que el peliazul sonriera de gusto y lo miraran un poco más de cerca.

-Milo ¿Y esa lonja?- soltó DeathMask llegando hasta el griego tocando el exceso de grasa que había en su vientre. Milo lo miró algo avergonzado tratando de sumir el abdomen mientras los demás lo miraban extrañados.

Después del pequeño festejo, hubo una mesa de dulces, la cual fue atacada por Milo ante la mirada extraña de sus amigos. Estaban sentados degustando de sus postres esperando la explicación del peliazul y el por qué se había descuidado de esa manera.

-Como para no engañar a Shaina y para no llamar a Camus.

-Exactamente ¿Qué comes?- preguntó Aioria, a quien Shaka había puesto al corriente de la vida de su amigo y de todos los demás.

-Todo excepto el pene de Camus- dijo con tristeza lamiendo el tenedor con el que comía una rebanada de pastel.

-Estamos en un apartamento de adultos, Milo- regañó Mu mientras el griego se alzaba de hombros.

-No me di cuenta de la gravedad hasta que DeathMask lo notó.

-Pues me siento orgulloso de que no la engañes- dijo Afrodita sonriendo haciendo que Milo rodara los ojos mientras tomaba un gran bocado de pastel.

-No es algo con lo que sentirte orgulloso, estoy rellenando mi cuerpo para evitar ser homosexual.

-No se trata del peso, Milo, te ves genial en cualquier talla, lo que importa es si eres feliz- dijo el de Virgo haciendo que el peliazul alzara los hombros restándole importancia.

-Las relaciones siempre se tratan de ser feliz y es irritante ¿Qué tan seguido te sientes feliz?- preguntó señalando hacia donde estaban sentados Afrodita y Mu.

-Seguro que eso fue para ti- dijo el pelilila mirando al peliturquesa, quien estaba a su lado.

-Todos los días- admitió el de Piscis con una sonrisa.

-¿Te sientes feliz todos los días?- preguntó Milo con más molestia y sarcasmo que cuestionamiento.

-No todo el día cada día, pero sí todos los días, ¿Cierto?- preguntaba mirando hacia su esposo, quien gustoso sonrió, y es que Milo evitó preguntarle al italiano, quien seguro diría un discurso de una hora del porqué era feliz a lado de Afrodita.

-¿Qué voy a hacer? Shaina ha estado conmigo todos estos años, incluso se quedó conmigo cuando demandé a ese tipo por acoso sexual y gané la demanda- negó Milo resoplando desesperado.

-Milo, acabas de comparar tu relación con una demanda de acoso sexual- soltó Mu, y el griego comprendió que no era feliz y no lo sería. Se miró en esos espejos que lo conocían mejor que nadie.

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Cuando Milo regresó a su departamento, se encontró con la sorpresa de que las maletas de Shaina estaban en la entrada.

-Shaina, ¿No ibas a quedarte en Italia?

-Necesitamos hablar, Milo- la sonrisa del griego se desvaneció formando una fina línea, era el día de las verdades.

-¿Por eso viniste?

-Sí, escucha, Milo, esto no funciona, me esforcé y te di muchos años de mi vida sólo para que me engañaras con Camus- y todo se fue a la mierda, Milo no supo que decir. Shaina sonrió de lado, pero no era una sonrisa socarrona, era algo triste -Lo sé desde hace mucho tiempo y no me preguntes cómo lo sé, sólo lo supe y pensé que era pasajero, que quizá estar conmigo tanto tiempo estaba confundiéndote, por eso me distancié, pero después quise retomar la relación y…

-Ya no hubo remedio.

-Exacto.

-Jamás quise hacerte daño, no sé qué sucedió... sólo sucedió- dijo acercándose a la joven. En verdad se sentía mal con ello.

-Sí, bueno, me hubieras dicho que te gustaban los chicos y asunto arreglado.

-No es tan fácil, Shaina, ni siquiera sé qué es lo que quiero- soltó con pesar.

-Y no me quedaré esperando a que lo sepas Milo, mi vida corre y se me está adelantando. Te amo, pero me amo más a mí.

-Supongo que debo entender eso, es justo.

-Me iré, ve tras él, eres libre Milo.

-Shaina…

-Estaré bien, gracias Milo y suerte.

-Gracias a ti Shaina, lo lamento.

-No te preocupes, nos vemos después… quizá- dijo la joven sonriendo con nostalgia pasando a su lado besando su mejilla y yendo hasta la puerta tomando sus maletas.

Milo sintió un nudo en la garganta, más que perder a una novia o una amante había perdido a una amiga y sabía a la perfección que era su culpa, pero no podía sentir esa culpa por siempre, ya que también sentía cierto alivio y hasta nerviosismo, porque lo primero que hizo fue sacar su móvil y marcar aquel número que ya sabía de memoria.


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