Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Acepto... ¿En serio? por Aranel Poli

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Era la última carta, o al menos la última que había llegado, ya que la caja de Pandora aún guardaba calamidades.

De: Saga de Géminis

Para: El amor de mi vida

Feliz día de San Valentín, sé que pensaras que soy un idiota al enviar algo este día, pero es el primer año que la paso sin ti, y sí, sé que esa es mi culpa.

Aún no quiero darme por vencido, Mu, no puedo. Sé que te lastimé, que todo acabó y que incluso debes pensar que no te amo, pero te amo más que a nadie en el mundo.

Eres lo más preciado que tengo y sé que todo eso lo dudas por lo que sucedió, ni siquiera sé porque lo hice y culparte sería un error aun peor. No fue culpa de nadie, sólo mía, por no hablarlo, por no confiar en que lo entenderías y al no querer lastimarte terminé por asesinar lo nuestro.

Sé que lo arruiné, pero te amaré por siempre.

Siempre tuyo, siempre mío, siempre nuestro.

------------------------------------

Un par de semanas después, un lento Afrodita había ido a desayunar. Su vientre era más enorme que cuando estaba en cinta de Manigoldo y eso lo hacía bastante feliz por el hecho de saber que ese pequeño nacería mucho más sano que su primogénito.

Esa mañana, DeathMask trabajaba, Mu tenía que revisar su nueva publicación, Shaka parecía estar en su segunda luna de miel con Aioria y Milo, bueno, él parecía estar reconciliándose con el francés.

Por eso mismo, desayunaba tranquilamente en uno de sus restaurantes favoritos. Había ido de compras por ropa para Manigoldo y el nuevo bebé y una sonrisa adornaba su rostro, ya sólo faltaban un par de semanas para el nacimiento, del cual aún no sabían lo que sería, no dejaba verse bien en el ultrasonido.

Estaba acomodando todas las bolsas cerca de la mesa, cuando su rostro se crispó. Una mueca de sorpresa, enfado y coraje se formó cuando miró a Saga un par de mesas a lo lejos.

-¿Agua, café o té?- preguntó una sonriente mesera haciendo que el peliturquesa comenzara a levantar todas sus cosas mirando de reojo al de Géminis tirando un par de cosas en el intento de salir aprisa.

-Nada, no puedo quedarme- susurró demasiado tarde, Saga lo había visto y enseguida fue tras él. Afrodita caminó lo más rápido posible girando el rostro de vez en vez notando que el mayor lo seguía.

-Dita, espera- pero el peliturquesa aceleró el paso hasta salir del lugar. Se suponía que DeathMask pasaría por él, ya que había decidido no manejar en el último mes de gestación ¡Demonios! -Afrodita, no corras tú… estás esperando- dijo alcanzándolo y mirando su enorme vientre con gran sorpresa.

-¡No quiero verte! ¡Estoy enojado contigo! Siempre estuve de tu lado, ¿¡Cómo pudiste hacerle eso a Mu?!- gritaba con lágrimas en los ojos mientras Saga lo miraba avergonzado. Sabía que encontrarse con Afrodita sería peor que con sus otros amigos.

-Afrodita…

-¡No! No lloraré, no mereces eso, tú… ¡Maldigo el día en que naciste!- gritó descolocando un poco al griego y es que claro que le sorprendía ver hablar así a Afrodita, no era su estilo, ni siquiera se sintió ofendido, sólo confundido y aún más cuando el menor hizo una mueca extraña, boqueando sin palabras. Se miró el vientre y después a Saga -Creo… creo que… se me rompió la fuente.

-¿Qué?

-Ay, Dios, ¡Taxi!- gritó alzando su brazo del cual colgaban varias bolsas al igual que del otro buscando un auto. Estaba nervioso, asustado y odiaba a Saga.

-Dita, espera, ahí está mi auto.

-¡No quiero tu auto!- gritó golpeándolo con una de las tantas bolsas que cargaba y haciendo de nuevo la seña en busca de un taxi.

-Debemos ir al hospital, Afrodita, sólo… déjame llevarte- el peliturquesa lo pensó unos segundos mientras sentía el agua correr entre sus piernas. No era el momento de tener una pelea con el idiota de Saga. Una vez naciera su bebé le rompería cada uno de los huesos.

Asintió haciendo que el peliazul sonriera y lo tomara del brazo para llevarlo a su auto. Se dejó guiar comenzando a respirar pesadamente, no había dolor, pero llegaría en cualquier momento.

-¿Cómo te sientes?

-Mmm- se quejó entre respiraciones comenzando a sentir un punzante dolor, necesitaba tranquilizarse.

-¿Le llamo a DeathMask?- Afrodita negó sacando su móvil y marcando el teléfono de italiano.

-¿Hola?

-Se me rompió la fuente, el bebé… ya va nacer.

-¡Mi amore!- fue lo único que alcanzó a escuchar Saga antes de que Afrodita colgara, al parecer ya tenían un plan de nacimiento.

-¿Qué hospital es?

-Saint Rose.

-Bien.

-Oye…

-¡Ah!- gritó en cuanto el dolor se hizo presente y es que el peliturquesa no conocía lo que era un dolor de parto, Manigoldo había nacido sin dolores.

-¿Dita?

-¡Conduce!

-------------------------------

Milo llegó al hospital en cuanto DeathMask le llamó y no había llegado solo, llegaba junto a Camus y ambos tenían una facha tan obvia de una pareja que acababa de tener sexo.

Shaka y Aioria llegaron enseguida junto a Mu, quien llegaba con June. DeathMask y los padres de Afrodita  los recibieron gustosos con una enorme sonrisa.

DeathMask sonreía con lágrimas en los ojos al decirles la noticia a sus amigos. Era una niña.

-Felicidades amigo, tu andropausia dejó frutos- bromeó Mu, quien recibía una sonrisa y un abrazo por parte del italiano.

-Es una niña, sana y hermosa- dijo mientras sus amigos esperaban impacientes para entrar y ver a la pequeña.

-Pueden pasar a ver al señor Afrodita- anunció el doctor ante la sonrisa de todos los presentes. Pasaron todos juntos a la habitación donde encontraron a su amigo cargando a su pequeña.

-Es hermosa- soltó Aioria mirando a la pequeña en el regazo del peliturquesa. Una hermosa niña de piel blanquecina y cabello turquesa.

-Es igual a una sirena- dijo Mu sonriendo sentándose a los pies de su amigo.

-Saluden a Lyfia- sonrió DeathMask acariciando la cabeza de su pequeña.

-Vaya, Afrodita, es una hermosa nena. Felicidades- felicitó Shaka. Milo y Camus se acercaron para ver a la pequeña, la cual parecía que Afrodita no quería soltar.

-Se parece a ti, es hermosa.

-Ven, bebé, conoce a tu hermanita- musitó DeathMask cargando al pequeño Manigoldo, quien con algo de temor subió a la cama de su padre y acarició la pequeña cabeza de su hermana.

-Nena- susurró el pequeño haciendo enternecer a todos. La familia de Cáncer-Piscis ahora estaba completa.

-Vaya, debo felicitarlos, ésta vez no hubo drama.

-Bueno, Mu, si hubo mucho drama- sonrió DeathMask sin mirarlo mientras observaba a Afrodita, quien lo miró nervioso.

-Se rompió mi fuente parado frente a un restaurante- soltó el de Piscis torciendo el gesto.

-Bien, hubo algo de drama.

-Oh, eso no es todo- continuó el italiano haciendo que los presentes fruncieran el ceño.

-Se rompió mientras hablaba con Saga- musitó nervioso.

-¿Qué?

-Me lo encontré mientras desayunaba. Estaba tan molesto que se rompió la fuente- Mu frunció el ceño para después negar con una sonrisa forzada.

-Bueno… hoy no se trata de él, es acerca de la hermosa Lifya- dijo con una sonrisa incómoda.

-¿Quién es Lyfia?

-Lo sabrías, Milo, si dejaras de mirar tanto a Camus- dijo Shaka haciendo que ambos se sonrojaran con una sonrisa.

Estuvieron unas cuantas horas con la pequeña Lyfia y platicando banalidades como siempre solían hacer, sobre todo cuando los padres de Afrodita decidieron ir a casa y darle de comer a Manigoldo.

Mu fue el último en partir, quizá sólo quería retrasar el momento de volver a casa y ver su estúpida caja.

-Es una hermosura, felicidades.

-Felicidades, tío- sonrió Afrodita despidiéndose del pelilila. DeathMask lo acompañó a la puerta, pero sólo para poder hablar con él.

-Mu, Saga me pidió que lo llamaras.

-¿Qué?

-Lo sé, es tu vida, pero de verdad lo vi mal, se ve… devastado, además de que rondaba la sala de espera buscándote. En cuanto nació Lyfia decidió irse, parece haberlo pensado y dijo que no quería armar un escándalo en el hospital. Te conoce.

-Death, esto es demasiado complicado.

-Lo sé, créeme que seguro Afrodita quiso golpearlo y yo también lo haría, pero hoy soy sólo amor- dijo sonriendo -Dice que te ha escrito, pero no respondes.

-No sé qué responder.

-Dice que ni siquiera sus emails.

-Sólo recibí uno- musitó el pelilila con el ceñor fruncido.

-Yo sólo te doy el recado arriesgándome a que me golpees.

-Es un gran riesgo- soltó desviando la mirada frunciendo el ceño algo confundido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).