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Acepto... ¿En serio? por Aranel Poli

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo mis amores, perdonen la tardaza, espero que les guste.

-“Yo me encargaré”, sólo así, como si se ofreciera a pagar la cena- se quejaba Mu mientras comía junto a Afrodita, Milo y Shaka.

Los tres amigos lo miraron con una sonrisa enternecida mientras el pelilila parecía tener una pelea interna.

-Tiene una herencia millonaria cielo y gana bastante bien, ¿Qué esperabas?- habló Afrodita como si de una obviedad se tratase, y así era.

-¿Así que él lo compró y vivirás con él?

-Eso parece, Shaka. Juntos por fin después de diez años- respondió Mu con una sonrisa de lado. Podía quejarse de que Saga pagara el departamento, pero por fin estarían juntos como siempre deseó.

-¿Y es de él, pero conservarás tu departamento?- continuó el rubio frunciendo el ceño.

-Aún no lo sé, supongo que venderemos ambos, algo con lo que nos sintamos cómodos- el de Vigo asintió no muy convencido.

-Shaka sólo quiere asegurarse de que estás siendo listo- dijo Milo secundando al rubio, que parecía un poco intrigado con la noticia de su amigo.

-Soy muy listo, ahora Saga está conmigo después de todo lo que pasamos, él me eligió.

-Escucharte es como si me escuchara cuando me casé con Death- dijo Afrodita recibiendo una sonrisa de su amigo.

-Por cierto, Dita, ¿Cómo está?- preguntó Shaka. Hacía años que Death había dejado la firma y había abierto su bufete.

-Feliz, parece que siempre quiso ordenar a los demás al no poder conmigo- bromeó el peliturquesa dándole un sorbo a su mimosa.

-Pobre hombre- se burló Milo llevandose un espárrago a la boca mientras le dedicaba una sonrisa burlona al de Piscis -Entonces, Mu ¿Tendrás un nuevo departamento?

-Viviré en el Olimpo.

-Bien, también deberías llevarte a Marín al Olimpo- dijo el peliazul recibiendo una mirada extrañada de sus amigos -Me la encontré en una subasta a la que Shaina asistió.

Marín era una amiga de los cuatro desde hacía muchos años, hasta que se casó con un tipo cualquiera sin nada qué ofrecer, pero parecía enamorada.

-¿Cómo está?- preguntó Shaka preocupado por la joven pelirroja.

-Mucho mejor, o eso dice, al menos ya no vive de vodka.

-Pobre, Marín- se lamentó Afrodita negando -Si se hubiese casado ¿Sería diferente?- preguntó ante la mirada atenta de Mu, quien torció los labios.

-Al menos se hubiese quedado con la mitad de todo- dijo Shaka con seguridad.

-Debe ser horrible llegar a tu casa y que no te dejen entrar. Se quedó sin nada después de tantos años con ese tipo- se quejó el peliazul con molestia.

-Es una chica lista, Milo, pero se enamoró- concluyó Afrodita mientras Mu se entretenía con su comida atento a la plática, pero pensando en su situación.

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Por la noche, después de comer con los chicos, fue al departamento de Saga. Estaban preparando la cena, ravioles, los favoritos de ambos. El mayor los preparaba mientras el pelilila hacia ensalada.

-Oye, amor, he estado pensando en vender mi departamento y poner dinero para el nuevo- dijo Mu mientras revolvía la ensalada.

-¿Por qué? Sé perfectamente que puedes ayudarme a pagarlo, pero no tienes que vender tu departamento y tampoco quiero que me ayudes.

-Lo sé, es sólo que hay bastante espacio en el nuevo, además quiero que hagamos una vida, que sea nuestro. No es conveniente que conserve el mío y el tuyo si ya tendremos uno para los dos- soltó mirándolo con media sonrisa.

-Y lo compré para los dos, niño- sonrío el mayor acercándose para besar su frente.

-Exacto, tú lo compraste, significa que es tú casa, y si algo llegara a pasar…

-¿Qué va a pasar?

-No lo sé, Saga, no estamos casados, no tengo derecho legal- dijo sin más con el rosto descompuesto en la incertidumbre.

-¿Quieres casarte?- Mu dejó lo que hacia para mirar a Saga con la boca entreabierta.

-Bueno… yo… no creí que eso fuera una opción- y era cierto, jamás habían hablado de ello. Saga no se lo había comentado y él tampoco había pensado en casarse... bueno, quizá sí, pero hacía mucho tiempo que había abandonado esa idea.

-¿Y si fuera una opción?

-¿Quieres que nos casemos?- aquella pregunta podía tener dos connotaciones.

Ahora que lo pensaba quizá no era tan mala idea, después de todo llevaban saliendo por diez años y viviendo de esa manera por ocho. Parecían unos adolescentes yendo a la casa del otro para pijamadas, claro, pijamadas donde el sexo era el protagonista.

-No me importaría casarme contigo, cielo- dijo Saga tranquilamente con media sonrisa sin mirarlo revolviendo la pasta.

-¿Eso quieres?

-Te quiero a ti- dijo mirándolo fijamente.

-Entonces ¿Nos casaremos?- preguntó Mu con cuerta vergüenza y una sonrisa.

-¿Quieres un diamante?

-El más grande- sonrió Mu yendo hacia Saga para abrazarse a él. El griego besó la frente de su amado.

Iban a casarse y quizá en su fuero interno, Mu siempre había deseado aquello. Una fiesta privada, Saga y él jurándose amor eterno frente a sus allegados, sí, era tiempo.

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Visitar a Afrodita era una costumbre de Mu, quien lo hacía un par de veces a la semana, además de que adoraba al pequeño Manigoldo.

Estaban desayunando, Death, Afrodita y él. Mani estaba en el preescolar, así que aprovechaban para platicar, además de que tenía una noticia que darles.

-Dita me dijo que conseguiste un departamento nuevo.

-Saga y yo encontramos nuestra casa en el Olimpo- asintió Mu- Y hablamos sobre el vivir juntos y nuesto futuro, y tiene sentido, es dar un paso más. Tomamos una desición.

-¿Tendrán hijos?

-No, Dita, tendrás que llamar a recursos infantiles- negó sonriendo.

-¿Entonces?

-Saga y yo nos casaremos.

-¡¿Qué?!- gritó Afrodita mientras DeathMask escupía el contenido de su jugo sobre el suelo.

-Me dejaste sordo- dijo Mu frunciendo los labios mientras Afrodita comenzaba a aplaudir y miraba a su esposo con una sonrisa mientras este se limpiaba la boca.

-Es sólo que, ¡Ay, Mu!- gritó de nuevo para ir hasta su amigo y tomarlo entre sus brazos mientras el de Aries palmeaba su espalda.

-Felicidades, Mu, los dos merecen esto, es decir ¡Diez años! no sé cómo pudieron esperar tanto, Afrodita y yo sólo salimos un año.

-No estaba en nuestros planes, y ahora es extraño que “nos casaremos” está en mi vocabulario. Siento como si siempre hubiese deseado esto- decía el pelilila sintiéndose demasiado feliz.

-Es igual con los hijos, te lo aseguro.

-No, gracias, eso no es lo mío.

-Igual que lo era el matrimonio- dijo Death haciendo que Mu ladera la cabeza.

-Tsk, estabas mejor con el jugo en la boca.

-Mu, amigo, qué felicidad- soltó ajeno a las palabras del pelilila. Estaba orgulloso de él.

-Es una gran noticia, debo decirles a los demás.

Mu se levantó de la mesa mientras la pareja se miraba emocionada y comenzaban hablar de preparativos. Marcó en su celular el número de Milo, quien ahora se encontraba en Italia junto a Shaina visitando a la familia de la peliverde.

-¿Milo?

-Borreguito, qué sorpresa.

-Vuelves a llamarme así y te borraré de mis contactos.

-También me da gusto escucharte, ¿Sucedió algo?

-Saga y yo tomamos una decisión, y espero estés feliz por eso- sonrió Mu mordiendo su labio inferior.

-¡Por Dios! ¿Se harán el bronceado permanente?

-¿Qué? no, idiota, no llamé para hablar de bronceado.

-Bien, la sugerencia sigue en pie.

-No, y como sea, Saga y yo hablamos sobre lo de mudarnos juntos…

-Sí, su hogar en el Olimpo.

-No interrumpas- Milo lanzó una risa ahogada -Ahora que nos mudaremos juntos, pensamos en dar el siguiente paso, y decidimos… casarnos- dijo al teléfono y ahora le había costado más creer en ello, y no como una mala señal, si no que al decirle a su amigo una sonrisa se formó en su rostro.

-¡Genial! Espero no permanezcan comprometidos por diez años.

-Gracias por los buenos deseos- bufó el pelilila con la voz cargada de sarcasmo.

-Rezaré por Saga.

-Compórtate como un adulto por una vez en tu vida, Milo.

-¿Saga está de acuerdo?

-Él me lo propuso, Milo, por Dios.

-Bien, entonces me alegro por ustedes- soltó el peliazul no muy convencido con aquello, parecía apresurado.

-Te escuchabas más emocionado con el bronceado.

-Me conoces, Mu, no creo en el matrimonio, pero creo en ustedes, así que lo siento, parece que estoy en shock- se disculpó dejándose caer en su asiento soltando un resoplido- Creí que jamás darían ese paso y es difícil de asimilar, pero no me malinterpretes, me alegro, es sólo que creí que después del enorme fracaso con Bian pense que jamás ibas a casarte.

Bian Seahorse era un hombre con el que Mu había salido después de su segunda ruptura con Saga. Habán sido felices hasta que aquél hombre castaño le propuso matrimonio y tuvo que declinar.

-¿Me pusiste en tu lista de “Nunca se casará”?

-Sí- aceptó Milo y Mu adivinó que estaba haciendo un puchero. Sonrió.

-Bien, perdón por el enorme trabajo de retirarme.

-Es trabajo extra- bromeó el griego y el pelilila negó soriendo.

-Es que no es un cliché romántico, sólo somos dos adultos tomando una decisión.

-Bueno, estoy feliz por ti.

-Y una cosa más, quiero que ustedes sean mis padrinos. Estuvieron las tres veces que nos separamos y estarán cuando no unamos ¿Qué opinas?

Afrodita lanzó un gemido apenas audible al escuchar a su amigo al igual que Death. Era tan romántico y extraño a la vez.

-Lo mismo que tú del bronceado, doloroso e innecesario- el pelilila rio ante aquello. Milo podía ser un verdadero dolor de muelas en ocasiones, pero lo adoraba.

-De acuerdo, nos vemos cuando vuelvas. Adiós- se despidió Mu antes de cortar la llamada, ahora tiempo de llamar a Shaka. Enseguida se arrepintió de no haber alejado la bocina del celular a tiempo.

-Y me quede sordo- dijo mientras el rubio gritaba emocionado.

-¡¿Por qué no me lo dijiste cuando estuviésemos juntos?!

-Deja de gritar, Shaka.

-Eres escritor, Mu, estás acostumbrado a ello- dijo recordando que sus últimos dos libros habían sido un éxito y en algunas entrevistas la gente se volvía loca.

-Cobro por eso.

-¡Dios! Es increíble, Mu, ¡Tú y Saga! Creo que estoy en shock.

-Háblale a Milo, quizá él te ayude con eso.

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-Milo me llamó, parece emocionado, y ¿Por qué debo enterarme que Afrodita será tu padrino por DeathMask?

-Lo siento, cariño, fue la emoción de momento- sonrió Mu recibiendo a Saga en su oficina. El peliazul llegó hasta él para sostenerlo entre sus brazos y besar sus mejillas.

-Así que ¿Estás emocionado?

-No dije eso- negó el pelilila sonrojado. Saga sonrió, sabía que era una pérdida de tiempo discutir con su pequeño.

-¿Quieres encargarte de todo?

-¿Es una invitación?- sonreía Mu jugando con la corbata del griego.

-Bueno, sabes que yo no podría hacerlo, tienes mejor gusto que yo y más imaginación.

-Y… hablando de imaginación- soltó casi en un gruñido mientras tomaba la cintura de Saga para acercarlo hacia él y besarlo con ferocidad.

Y así, esa noche, Mu había sacado un ajustado traje de policía que sabía que a Saga volvía loco.

Y claro, el griego no espero para poder arrancárselo, con delicadeza para evitar estropearlo y usarlo de nuevo en alguno de sus juegos.

Besaba cada parte de Mu. Diez años y aun sentía que había sitios de la nacarada piel sin descubrir, sin ser profanados con sus labios, con sus manos, con su lengua.

Mu se debatía entre gemidos y gritos, podían pasar los años y cada vez que estaba con Saga era como la primera vez.

Las fuertes manos del griego sujetaban su cadera mientras se movía en su interior con ímpetu. Llevaban así un buen rato y sus piernas comenzaban a flaquear, estaba a punto de quedarse afónico de tanto gritar.

-Dios… Saga… ¡Saga!- gritó Mu terminando sobre las suaves sábanas de seda, mientras el peliazul gruñía terminando en su interior.

-Tantos años… y… y no puedo… acostumbrarme… eres enorme- suspiró el menor dejándose caer en la cama. El griego palmeó su muslo haciendo que el pelilila gimiera y se hiciera a un lado para que su ahora prometido se recostara a su lado.

-¿No será que haces demasiados ejercicios de Kegel?- murmuraba Saga contra el cuello del pelilila, quien parecía ronronear ante sus caricias.

-En parte, pero eso no resta que eres enorme.

-Te amo.

-Te amo más.

-Entonces ¿Aceptas organizar nuestra boda?

-Mientras no me dejes en silla de ruedas para entonces, sí, acepto- sonrió Mu besando los labios de su futuro esposo.

-¿Tres meses?

-Tres meses- respondió sellando su pacto con un nuevo beso y nueva ronda de sexo, que era lo mejor que obtenía en el día.

Notas finales:

Gracias por sus lecturas y cometarios, los aprecio mucho.

Besos inmensos!


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