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Acepto... ¿En serio? por Aranel Poli

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo con algo de lemon mis amores, espero les guste...

Y Mu tenía toda la razón en decir aquello.

Saga los había alcanzado a comer y después de ello irían a cenar.

El griego estaba cambiándose de ropa, mientras el menor se daba una ducha, entonces al peliazul se le ocurrió una idea nada inocente.

Mu enjuagaba sus sedosas hebras lilas, ni siquiera escuchó cuando el cancel se abrió. Cerró los ojos dejando caer el agua sobre su rostro y entonces sintió como alguien cubría su boca pegándolo a la fría pared de mármol.

-¿Qué tal si mejor tú eres la cena?- Mu giró su rostro con la mano de Saga sobre su boca. Lo miró y asintió pegando su trasero al cuerpo del griego.

El peliazul cerró la llave del agua para entonces mirar a su bello pelilila húmedo, con restos de agua cayendo por su esbelto cuerpo, su cabello sobre sus hombros y espalda, con ese sonrojo sobre sus mejillas y claro, la excitación mostrándose en su miembro semierguido.

Entonces el pelilila pasó su lengua por el labio superior y puso su mano sobre su cuello bajando lentamente por su pecho y su abdomen mirando todo el tiempo al griego, quien comenzaba a respirar con dificultad al observar a su príncipe de esa manera, siempre terminaba por sorprenderlo.

La mano del menor llegó hasta su miembro, el cual comenzó a masajear lentamente, acariciando la punta con sus dedos húmedos mientras su rostro comenzaba a descomponerse en placer.

El peliazul se acercó hasta él tomando su erección comenzando a mover su mano, lo cual era imposible de no hacer al ver a Mu hacerlo. Sus erecciones se rozaron al igual que sus alientos y vaya que era excitante.

Sus manos continuaban con el movimiento en sus erecciones mientras se miraban con lasciva. Sus glandes se rozaban en ocasiones haciendo crecer más el deseo.

Entonces, Mu se detuvo, sonrió y salió de la bañera. Saga sonrió negando con un jadeo y lo siguió observando que se dirigía a la gran cama.

El menor se sentó en la orilla mirándolo con una sonrisa lasciva y colocando sus manos detrás de él, y con la mirada lo invitó a sentarse junto a él.

-¿Qué tramas?

-Que me hagas el amor hasta quedarme afónico- y con eso Saga no dudó en acercarse sentándose a su lado y besando sus tiernos labios.

Mu lo miró para después bajar a su cuello succionando en su paso, besó y lamió las clavículas. Pasó su lengua por uno de los pezones y no esperó más, así su rostro bajó hasta la potente erección haciendo que Saga gruñera en cuanto sintió la lengua del menor en su uretra.

Colocó sus manos en la lila cabeza indicándole que lo metiera en su boca, y Mu no lo hizo esperar. Sus labios cubrieron lo que se pudiera mientras su lengua jugaba y con su mano se ayudaba para seguir con el vaivén. Saga cerraba los ojos gimiendo quedamente ante aquellas sensaciones, jamás se cansaría de la maravillosa boca de su prometido.

Llevó su mano al trasero del menor para comenzar a masajear los tersos y bien formados glúteos, apretaba con fuerza haciendo que Mu gimiera sobre su erección haciendo que la vibración de sus cuerdas le dieran una sensación deliciosa.

Aventuró su mano más allá comenzando a abrir un poco el glúteo y tocando la deliciosa entrada del pelilila. Rozaba lentamente haciendo que Mu alzara su cadera en busca de más contacto sin dejar de hacer el increíble sexo oral que disfrutaba Saga.

Saga llevó su mano a su boca para humedecer sus dedos y entonces colocar uno de ellos tratando de traspasar la estrecha entrada de Mu, quien gemía ante la intromisión haciendo que el peliazul comenzara a jadear y mover sus caderas en busca de esa sensación que producía el menor con su boca.

El dedo del peliazul se movía con rapidez una vez dentro mientras boca de Mu no dejaba de jugar con la erección de Saga comenzando a saborear el preseminal. Entonces, el griego quiso hacer algo más antes de entrar en su amado.

Tomó el rostro de Mu llevándolo al suyo para besarlo y saborearse, una sensación para ambos en verdad excitante. El peliazul se recostó alzando una de sus cejas invitando al menor, quien entendía a la perfección lo que su querido griego deseaba.

Así que colocándose sobre él de manera invertida, hicieron la muy famosa posición llamada 69. Mu de nuevo tomando la erección de Saga y este lamiendo su rosado miembro mientras con uno de sus dedos continuaba estimulando su entrada, porque podían pasar diez años, pero ya lo había dicho, nunca podría acostumbrase a su tamaño.

Ambos se movían con ímpetu, lamiendo, succionando y gimiendo al mismo tiempo al recibir y dar al mismo tiempo.

Cuando Mu estuvo listo, se separó del griego sintiendo que no podía más, lo necesitaba dentro, así que se colocó sobre la cama abriendo sus piernas disfrutando de la excelente flexibilidad que poseía.

Saga se colocó sobre él apoyándose sobre sus manos cada una a lado del rostro de Mu y con una sonrisa perversa entrando en él de un sólo movimiento. Los gritos y jadeos del menor llenaron la habitación mientras se abrazaba al peliazul con sus piernas y sus brazos alrededor de su cuello.

El mayor besaba los labios, la nariz, los pómulos y las mejillas de Mu en cada embestida. Amaba el rostro descompuesto de su amante, lucía tan delicado, tan pequeño, tan él, con esa fiereza y esa inocencia que lo caracterizaba.

Cambiaron de posición un par de veces más para terminar de nuevo en la misma, la cual era la favorita de ambos, ya que podían mirarse cuando terminaran, y así sucedió, con Mu corriéndose entre los dos y el peliazul llenando al menor, quien gemía con una sonrisa al sentir la esencia caliente del maravilloso hombre que le hacía el amor.

Una vez descansados y ambos abrazados sobre la cama, Mu lo miró colocando sus dedos sobre los abdominales de Saga.

-Mañana Milo me traerá los trajes.

-¿Me los mostrarás?

-No, serán sorpresa, ambos. Tendrás el tuyo unos días antes de la boda.

-Bien, confío en tu buen gusto, amor.

-Lo sé, también confío en mí- dijo Mu sonriendo y girando su rostro a la orilla de la cama donde su perro y el gato acababan de subirse.

-Debemos comprarle un moño a nuestros niños, deben lucir elegantes y apuestos.

-Te robarán toda la atención- sonrió Saga atrayendo al perro a su regazo y dejando al gato en el de Mu- Aunque sólo sea la de 60 invitados.

-Sobre eso, cielo- soltó el menor dudando un poco ante la reacción de su futuro esposo.

No le había mencionado de aquel salón el cual quería rentar para la boda 60 invitados serían sólo un par de mesas de ese enorme lugar.

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Al día siguiente había quedado con Milo para elegir los trajes, aunque claro, no sólo ellos estarían, también los demás.

-¿Ya le dijiste lo del salón? ¿Aceptó?

-No, Dita, cuando iba a decirle, me hizo el amor de nuevo- se quejó Mu esperando a Milo, quien parecía tener problemas con las envolturas. Shaka, Death y Aioria miraban todos los trajes que habían sacado colocándolos encima como unos niños y con una copa de champaña cada uno.

-Mu, debes decirle.

-Lo sé, lo sé.

-¡Mu!- gritó Milo llevando consigo un traje blanco bastante sencillo, pero había algo en él que hizo que el pelilila sonriera emocionado.

-Creí que te gustaría el de Dior, es un diseño exclusivo y viene con esto- dijo su amigo mostrándole un hermoso velo de seda bordado a mano.

-Pruébatelo- animó Afrodita sonriéndole. El pelilila sonrió emocionado tomando el hermoso traje blanco como si fuese algo frágil.

Fue hasta el probador, sus manos temblaban al sacar aquel conjunto, era demasiado sencillo y muy hermoso.

Y en cuanto salió, todos dejaron sus copas llevando sus manos a sus rostros asintiendo como desquiciados.

El de Aries negó llegando hasta el enorme espejo de 180°, y entonces se quedó sin habla, lucía como un traje blanco cualquiera, pero el velo hizo que su corazón se acelerara haciendo que sus ojos se cubrieran con una ligera capa de lágrimas, las cuales retiró delicadamente con sus dedos y respirando profundamente, no tenían que verlo de esa manera.

-Luces perfecto, Mu- decía Milo sonriendo, mientras Shaka asentía como loco. Aioria estaba por sacar su celular, pero sonrió y lo guardó de nuevo, era una ocasión especial y las fotos serían cuando Mu luciera ese precioso traje de la boda. DeathMask y Afrodita sonrieron asintiéndole, no se había probado más trajes, pero con ese lucía como un verdadero novio.

-Bien, supongo que Dior le ganó a mi pequeño jardín y mi traje de garaje. Esto lo deben ver más personas en esa hermosa biblioteca- sonrió mirándose en el espejo sintiendo que un par de lágrimas se asomaban.

Notas finales:

Gracias por sus lecturas y reviews.

Besos inmensos!


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