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Sueños por 1827kratSN

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¿Y qué tienen de bueno las faldas?

Nada y lo había comprobado en una peda suave cuando jugaron a verdad o reto. Como hombre de temple firme y sin miedo, se puso la falda que alguno de sus pendejos amigos había tenido oculta para la oportunidad perfecta. Esas cosas no eran para él, no tenía las piernas como para exhibirlas, siendo estas muy varoniles como para que no fueran la burla de todos. Sí, hasta tenían fotos de eso, pero eso era otro asunto.

La cosa era que, si pertenecías a una prepa llena de varones —y muy cabrones, por cierto—, alguien iba a salir con la mamada de que debían presentar algún evento en donde participaran mujeres. Sí, siempre había un pendejo de esos, y en ese caso —según se enteró—, fue USA. Pero el pedo le salió al revés y fue uno de los que tuvo la mala suerte de ser elegido para tal babosada.

 

—Pinche güero baboso.

—Nos vamos a reír por años de la gorda.

—¿Y quién más va a…?

—El weón consiguió los nombres.

 

México siguió riéndose del asunto, mucho más cuando leyó los tres nombres de la lista, en el que se incluyó al pobre Perú. Sí, tanto fue el desmadre que se armó, que todos ya forjaron su estrategia para fastidiar a los pobres pendejos que serían el motivo de burla de toda la preparatoria en el evento. Sí, hasta se consiguieron cámaras decentes para retratar tan especial momento.

Obviamente les hicieron burla desde la semana antes de que todo ocurriera, acosándolos de noche y de día con memes, piropos improvisados, silbidos a media calle y millones de bromas en los recesos. Sí, estaban muy animados, porque a más de eso se enteraron que el propio Japón iba a buscar y/o confeccionar los trajes —no tenían toda la información—, y armar la coreografía que seguramente era algún bailecito con esa música extraña natal del nipón.

La humillación pública sería genial.

Lo único que les envidiaban a esos tres era que los exentaron del examen que tendrían pronto. Pero eran detalles, detallitos. Eso y que se saltaban la última clase para practicar en un salón vacío, lejos de las miradas burlescas de los demás. Y justo las últimas horas de la semana eran una combinación de inglés y matemáticas. Pinche suerte que se cargaban esos tres.

 

—No quiero —se agitaba Perú, negándose rotundamente a salir del salón al que le cubrieron las ventanas con periódico para cambiarse.

—Va a ser humillante —se quejaba USA mientras se miraba con desprecio en el espejo.

—Fue tu idea —se quejó Canadá en una esquina, desparramado sobre una silla y tratando de no recordar que le picaban las medias.

—Yo creo que todos ustedes se ven bien —sonrió Japón mientras terminaba de colocar el último adorno sobre Perú.

 

El resultado de aquella semana horrible para esos tres, fue el aviso dado por uno de los maestros en señal de que era su turno y que debían ir al patio donde estaba despejada el área para eso. Inicialmente se negaron, pero después de un recordatorio del examen que se saltarían porque ya tenían un 10 —o su equivalente—, y una ligera amenaza de Japón porque no dejaría que arruinaran su trabajo tan laborioso —que obviamente también le exentaría a él del puto examen—, se callaron. El chico estaba obsesionado con la perfección en todo, así que tuvieron que resignarse a salir.

 

—Entonces tenemos a los siguientes... Que presentarán su coreografía bajo la canción “Ookina Ai de Motenashite”.

 

Todos empezaron a reírse por la horrible pronunciación de aquella melodía, murmuraron antes de que dieran la indicación del inicio de aquella comedia, prepararon sus cámaras, chiflaron por la demora, pero en cuanto empezó una suave introducción se quedaron callados. Vieron a tres sombras medio descoordinadas peleándose por quien se ubicaría primero, para después simplemente verlos colocarse en posición mientras Japón les amenazaba desde una esquina algo alejada.

Cuantas risas se dieron, opacando el inicio de la canción, hasta el presentador tuvo que exigirles silencio y volver a introducir la canción. Momentos de mucha burla y vergüenza. Los tres involucrados no pudieron más que cerrar los ojos, dejar que su rostro ardiera en rojo por la vergüenza y suplicar por no equivocarse porque al menos querían obtener la recompensa de esa estupidez.

Vestían lo que Japón denominaba como “maid”, pero que para ellos era “sirvienta” de las películas exageradas que tanto le gustaban al nipón. Con vestidos pomposos de color negro que por lo menos lograron que fueran largos hasta cubrirles por encima de la rodilla, un delantal lleno de encajes y adornos, medias blancas hasta arriba de las rodillas, zapatos de charol, y claro, una diadema extraña que hacía presión sobre la peluca que traían encima para que no se cayera.

Manos arriba y un aplauso, media vuelta y una pose, movimiento de cadera y de nuevo sus brazos. Uno, dos, tres. Sí. Fue horrible. Pero dejó de importarles las miradas y los chiflidos cuando iban por la mitad y se centraron más en no perder coordinación en medio de sus cambios de posición. Al final ni se dieron cuenta cuando terminaron en una pose con una de sus piernas derechas elevadas, como si fueran aquellas princesas que reciben su primer beso.

 

—No mames —y las carcajadas finales.

—¡Mami rica! —no faltaban los desubicados.

—¡Otra, otra! —ni los pendejos que intentaron acorralarlos para tomarse una foto conmemorativa.

 

Ah sí, huir de ahí si fue el verdadero reto. Porque mal o bien no hallaron a Japón, quien era el único que tenía la llave del cuartito donde tenían sus cosas —y sospechaban que el maldito lo hizo en venganza porque en la pose final todos se olvidaron de reverenciar al público y sonreír—. Así que… no les quedó de otra que correr a buscar, aunque sea un basurero para que los demás no los obligaran a tomarse fotos o a hacer alguna grabación vergonzosa.

Canadá perdió de vista a Perú y a su hermano en uno de los pasillos, pero ni loco volvía, porque no estaba en sus planes ser usado como objeto de experimentación adolescente, menos si tenía relleno en el sostén que lo obligaron a usar para que el vestido no le quedara tan flojo y recto. Lo bueno fue que logró llegar a un salón y fingir ser invisible en una esquina. Descansaría un rato allí.

 

—¿A qué hora sales por el pan, chiquita?

 

Casi le da un infarto y muy estúpidamente quiso correr, pero se olvidó que no había por donde y se golpeó la nariz contra la pared. Sí, no era su mejor día. Escuchó la risa detrás de sí, y soltando un suspiro se fijó que no era nadie más que México; al menos eso le alivió un poco, solo un poquito.

 

— Ne vous moquez pas trop. — (No te burles también), suplicó mientras revisaba que su nariz no sangrara.

—Sabes que no hablo el wi, wi, ni el merci fifi —rio antes de recargarse en la pared junto a Canadá.

—¿Cómo me encontraste?

—No sé —sonrió antes de ladear un poco su cuerpo para mirar directamente a la sirvienta extranjera—, digamos que fue mi instinto.

—¿Los demás lo saben?

—No, este pedo es solamente mi pedo —balanceó su pie antes de guiñarle.

—¿Me ayudas a conseguir mi ropa? —casi suplicó.

—Sólo si me respondes a esta pregunta —habló con seriedad.

—¿Cuál?

—¿En tu casa o la mía?

 

A veces Canadá olvidaba lo descarado y desvergonzado que era México, pero también recordaba que no podía estar tenso o triste cuando el tricolor estaba cerca, así que solo terminó riendo. Sí, olvidó todo lo demás y se dejó ayudar. México fue quien se devolvió a su salón y le consiguió un abrigo largo —que no sabía de quien era—, y con eso encima ya pudo salir casi, casi, sin ser notado por los pasillos donde los alumnos todavía andaban perdiendo el tiempo, hasta alcanzar la reja posterior de la preparatoria.

Se escaparon.

Porque era obvio que Japón los iba a dejar un par de horas sin opción a cambiarse y que los demás iban a acosarlos hasta el cansancio. Canadá no iba a soportar eso, Perú tampoco, pero no sabía dónde se escondió el pobre. USA era otro asunto y seguramente terminaría animado y haciendo alguna estupidez sin importarle lo que usara. Fue así que con ayuda del mexicano —porque en el disfraz no cargaba ni un peso—, llegó al departamento que compartía con su hermano y pudo respirar en paz.

O casi.

 

—¿Es en serio?

—¿Me ves quejándome? —rodó los ojos— ¡Órale, a la verga! —insistió antes de acomodar sus piernas.

 

Canadá no entendía cómo terminaron en su cuarto y sobre su cama, aunque no sería la primera vez, en realidad sería la segunda. Pero el asunto era diferente en ese punto, porque no fue como la primera vez cuando una caricia llevó a algo más, un besito le generó la calentura y terminaron enredados entre las cobijas. En ese instante él seguía estando disfrazado, con esa pomposa falda llena de encajes, y con México recostado bajo de su cuerpo. Era algo raro.

 

—Pero ¿por qué? —deslizó su mano por debajo de la camisa de México, viéndolo soportar un suspiro.

—No sé —miró hacia un lado antes de volver a mirar a Canadá—, supongo que fue el vestido

—¿En serio? —rio bajito— ¿Es un fetiche?

—Sí, pendejo, ¡es un fetiche! —apretó los labios en medio de su vergüenza—. Ahora deja de hablar.

—Pero uso vestido —tenía curiosidad—, en mí no se ve bien.

—Agh —alargó su protesta—. No tienes idea de lo bien que te viste desde el inicio —se levantó para así morder el labio inferior de Canadá—. Joder.

—Me siento raro con esto puesto.

—Después yo lo uso, si quieres —sonrió de lado—, ¿te gustaría?

—Pues… —enrojeció.

—E iré arriba —rio bajito. Quería amedrentar al más alto.

—Está bien —sonrió antes de darle un beso.

—¿Neta? —estaba sorprendido porque en realidad desde el inicio de su noviazgo se resignó a ser el pasivo.

—Neta —sonrió.

—Creo que… —se tocó el pecho—. Creo que se me paró.

 

Rieron, así era siempre. Sus bromas entre los besos, las caricias tímidas antes de ponerse serios y besarse con pasión. Suponían que era una de las relaciones que todos los demás envidiarían. Esa era su relación. Su amor escolar.

 

 

 

Notas finales:

 

Krat explotando clichés desde tiempos inmemoriales. Además, como aclaración, todos hablaban en español para más placer 7u7, ok no XDDD, fue por mayor facilidad, además, se supone que estaban en la misma prepa XD.

A Krat le vale verga las alturas de sus personajes, así que la versatilidad es su debilidad. ¿A que no se lo esperaron?

Esta ecuatoriana se va a sufrir porque aún no estudia para un examen decisivo~

Los ama~

Besitos~


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