Capítulo 2: Jojo’s Bizzarre Adventure, Stardust Crusaders ¡Kakyoin Noriaki aparece!
Se despertó a las cinco de la mañana con los pasos apresurados de los camarógrafos instalándose por toda la casa y apretó el puño enojado. El día anterior habían terminado muy tarde de grabar el primer capítulo completo y estaba cansado. El recuerdo de su madre cruzó por su mente diciendo “¿Podemos utilizar nuestra casa como escenario?”. Ya tenían todo listo en donde grabarían pero la producción accedió a la petición. Como consecuencia, una semana después, a las cinco de la mañana, habían interrumpido el profundo sueño del adolescente. Se dio vueltas e intentó volver a dormir. Escuchó la risa estruendosa de su abuelo lo suficientemente cerca como para hacerlo enojar. Sabía que no podría dormir así que decidió levantarse en contra de su voluntad. Llegó a la cocina con un aura maléfica en donde su madre, el abuelo y Avdol estaban sentados bebiendo té.
- ¡Jotaro! -exclamó Holly- ¿Qué haces despierto tan temprano? -se oyó un ruido seco en el fondo y alguien gritando “¡lo siento!” en otro lado.
Los integrantes de la cocina se miraron incómodos ya que había quedado claro la razón. En silencio se sentó a beber té y su madre se levantó a preparar el desayuno. No tenía la menor idea de cómo iba a resultar aquel disparate, pero ya estaba metido de lleno en ello. Frunció el ceño, incómodo.
- Me gustas, Kakyoin.
Apretó la mano alrededor de la taza de té y un pequeño crack resonó en la habitación. Nadie se atrevía a preguntarle nada, porque ya había sido suficiente que aceptara ser parte de la producción a regañadientes. Aquello había herido su ego en lo más profundo, él era el más popular de la secundaria y vaya casualidad que la persona que realmente le gustaba lo rechazara. Aunque, si lo pensaba mejor, no parecía un rechazo del todo. Claro podía haber sido un rechazo romántico, pero al menos de amistad y cercanía no lo había sido; Kakyoin se había comportado igual que siempre, caminaron juntos a casa igual que siempre, su carácter y su sonrisa no habían cambiado en absoluto, incluso en el almuerzo con la producción se había sentado a su lado y habían compartido como si nada hubiese pasado. Lamentablemente esto sólo lograba confundirlo más, porque de pronto no lo había rechazado y sí había compartido sus sentimientos. Soltó un leve puñetazo encima de la mesa que dejó a todos en silencio nuevamente.
- Jotaro… -su abuelo se removió incómodo- ¿Estás bien? -el chico asintió con la cabeza y murmuró un "lo siento".
Tardaron un poco en retomar la conversación que Jotaro había interrumpido. El chico sumido en sus pensamientos había notado que Dio miraba más de la cuenta a Kakyoin y eso no le gustó para nada. Ya había leído el guión y sabía que en algún lado ellos se cruzaban, pero creía que le entablaba demasiada conversación al pelirrojo.
No fue sino hasta dos horas después que comenzaron las grabaciones del segundo capítulo. Sabía que tendría que enfrentarse a Kakyoin y eso le disgustaba. Los directores aplaudían su estoica cara como si fuese actuación cuando en realidad él era y se comportaba de esa manera todo el tiempo. Llegaron hasta las escaleras donde varios días atrás se había declarado y ahí estaba Kakyoin con una bufanda en su cuello y un atril de pintura. Mientras instalaban algunas cámaras se acercó al pelirrojo.
- Hola Jotaro -sonrió- ¿Te gusta mi dibujo? -el pelinegro soltó una risita al ver una especie de retrato suyo. Kakyoin hizo una mueca- ¿No te gusta?
- No sabía que te gustaba el cubismo -El pelirrojo sonrió y le pegó un suave codazo.
- Me esforcé bastante en hacer un dibujo íntegro, sabes. Mira, si hasta dibujé la cadena que cuelga de tu cuello -acercó su mano hasta la cadena dorada pero Jotaro retrocedió por inercia. Su corazón latió acelerado- ¿Jotaro?
- ¡Jotaro, ya vamos a empezar!
- Yare yare…-salvado por la campana. Kakyoin desconcertado lo vio alejarse lentamente.
La caída posterior al “ataque” de Kakyoin no había sido fingida. Sabía que abajo le esperaba una especie de colchón pero había tropezado antes y se había dado de lleno en las rodillas y la cadera. Ignorando el dolor continuó grabando frente a la cara de horror de la producción tras la cámara y de las tres chicas que actuaban de extra en esa escena.
- ¡Corte!
Kakyoin se lanzó desde las escaleras hasta llegar a su amigo, preocupado de que se pudiese haber hecho daño.
- ¡Jotaro! ¿Estás bien?
- Sí, no fue nada -se sacudió la ropa, varias personas más se acercaron pero él negó con la cabeza- estoy bien, me golpeé un poco, nada más.
- Me asuste -suspiró aliviado- ¿puedes caminar?
- Claro.
- Ven déjame ayudarte -lo tomó del brazo. Jotaro perdió un poco el equilibrio y Kakyoin lo tomó de la mano. Rápidamente se deshizo del agarre dejando al pelirrojo desconcertado por segunda vez. Su corazón nuevamente le jugaba una mala pasada y además de eso, se había sonrojado.
- Jotaro, ¿qué es lo que te pasa?
- Kakyoin -su tono autoritario congeló por unos segundos al otro- lo que dije el otro día…lo dije en serio.
- ¿Qué cosa? -la mirada fulminante del japonés hizo que inmediatamente cayera en cuenta- Jotaro… estoy acostumbrado a que me lo digas, aunque hace muchos años que no lo hacías.
- ¿Cómo?
- Cuando estábamos en primaria constantemente me decías que te gustaba -se sonrojó- porque éramos amigos, ¿verdad? y te gustaba ser mi amigo.
Hubo un momento de silencio terriblemente incómodo.
- Estoy enamorado, Noriaki -el rostro del más bajo pasó por todos los tonos de rojo, aunque en el fondo se sentía un idiota porque había malinterpretado totalmente una confesión amorosa. Jotaro se encaminó hacia la secundaria y Kakyoin lo seguía en silencio. No tenía idea de qué decirle.
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Hicieron el mayor desastre posible en la enfermería, con mucha sangre falsa. Jotaro medio cojeaba aún por el golpe de unas horas atrás, pero había logrado grabar todas las escenas que le correspondía. Se había hecho tarde, la producción se había ido casi por completo y el establecimiento estaba vacío. El muchacho se encontraba solo en uno de los baños cambiándose de ropa. Se miró la cadera en el espejo y efectivamente tenía algo morado en un costado. Se pasó los dedos encima y le ardió un poco. La puerta se abrió y Kakyoin se detuvo bajo el umbral.
- ¡Lo siento! -dijo cubriéndose los ojos- pensé que ya te habías ido.
- No es nada que ya no hayas visto -Kakyoin se sonrojó, era cierto, claro, pero con lo que le había dicho estaba más nervioso que de costumbre. Además tenía el pantalón suelto. Alcanzó a ver el moretón en su cadera.
- ¿Estás bien? Eso se ve feo.
- No es nada -se ajustó el pantalón y se calzó la chaqueta.
Kakyoin dejó el montón de ropa sucia que traía en las manos encima del lavabo. Tenía la polera mojada, roja y pegajosa. Se la quitó en silencio. Jotaro lo miraba de reojo mientras guardaba sus cosas, ya lo había visto sin polera pero ahora todo era diferente. Sintió como la excitación recorría su cuerpo. Dejó lo que hacía a un lado y de un movimiento quedó frente al pelirrojo quien dio un paso hacia atrás pero se detuvo. El más alto le tomó la barbilla y con su pulgar acarició sus labios. Nunca había visto la cara que tenía el pelinegro en esos momentos, había perdido totalmente la cuenta de cuántas veces lo había desconcertado su amigo durante el día. Se acercó lentamente, testeando la respuesta de Kakyoin, quién no se movió de su lugar. El más alto chasqueó la lengua, soltó al pelirrojo, tomó sus pertenencias y salió en silencio del baño, dejando al muchacho congelado frente al espejo.
Al día siguiente se levantó por voluntad propia en la madrugada. Sabía que el ajetreo en su casa no se detendría hasta que salieran de Japón. Tampoco es como si hubiese dormido mucho, no dejaban de pensar en Kakyoin, deseaba haberlo besado. Se había arriesgado y no había terminado su accionar, considerando que Noriaki no lo había apartado.
Al llegar a la cocina se repitió lo del día anterior. Estaba su madre charlando con su abuelo y Avdol, la diferencia era que ahora también se encontraba Kakyoin presente. Murmuró un escueto "Buenos días" y de una vez se sentó a su lado. Escuchó un "Buenos días Jotaro" de parte del otro muchacho y una sonrisita cruzó fugaz por su rostro, hoy se encontraba de buen humor.
Mientras tanto en la habitación de huéspedes estaba todo listo para grabar las últimas escenas antes de salir de Japón. Se dio la orden y poco a poco llegó Joseph, Avdol, Jotaro y Kakyoin. Comenzaron a rodar y Avdol toma protagonismo al explicar que tuvo un encuentro con Dio en Egipto, del cual logró salir ileso, y que Kakyoin está infectado por un brote de carne implantado por Dio en su cabeza. Joseph dice que Kakyoin morirá en unos días y Jotaro suda a mares mientras el otro estudiante finge estar inconsciente. Lo que sigue es que Kujo toma el rostro de Kakyoin y con su Stand extrae el brote de carne. Sin embargo no había ningún Stand ni ningún brote colándose por su brazo. Tomó el rostro del muchacho y su corazón se descontroló totalmente. Kakyoin lo miraba concentrando su respiración en no sonrojarse más de la cuenta, ya que también estaba sudando frío, no podía apartar la mirada de los ojos claros de su amigo. Tragó saliva y parecía que más sudor goteaba Jotaro, veía los labios de Kakyoin como una terrible tentación en un pésimo momento. Los minutos se hicieron eternos hasta que gritaron "¡Corte!". Jotaro se relamió los labios y ocultó su cara con su gorra. Noriaki cerró los ojos, exhausto, sentía que el corazón se le iba a salir por la garganta.