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Indescifrable // Matices por ReveursAiles

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Notas del capitulo:

Extractos de capítulos relatados por Sakura y Hyde en donde aparece Yukihiro <3

~ Sakura

 

 

Era temprano y mi mal humor estaba considerablemente malo. Habíamos comenzado la gira con una bomba de ensayos debido a que Tetsuya y Hyde debatían constantemente sobre el setlist haciéndonos tocar incansablemente el orden que habían preparado y cambiado una y otra vez, no se decidían por cuál sonaba mejor. Yo suspiré y  guardé las baquetas en mi mochila.

 

-          ¿Adónde vas? No hemos terminado de ensayar – me dijo Oishi con aquel tono dictador en cuanto me puse de pie.

 

-          Tengo un ensayo con Yukihiro por el concierto final de su banda... ya sabes– los chicos me miraron al mismo tiempo.

 

-          Nos debiste avisar, hubiéramos cambiado la hora del ensayo- reprochó Tetsuya.

 

-          No había razón para eso, ensayan perfectamente sin mí. Además... este es nuestro último día en la ciudad antes de ese evento, no puedo posponerlo más – me coloqué la mochila y evité mirarlos, sobre todo a Hide, sin embargo sentí unos pies siguiéndome al bajar del escenario y entrar en el pasillo de atrás- ¿Qué quieres?

 

-          ¿Puedo ir contigo? – me preguntó Ken con ojos suplicantes. Me detuve y lo miré fijamente.

 

-          ¿Por qué querrías acompañarme? – tragó saliva nervioso.

 

-          Porque estás de mal humor y no me gusta dejarte ir solo si estás así… - levanté una ceja incrédulo por su respuesta, solía escapar cuando yo me enfadaba – La verdad, solo quiero escapar de aquí – le sonreí.

 

-          Lo siento pero iré hasta la casa de Yukihiro, no me sentiría bien llevándote como visita extra. Además estorbarías, vamos a hablar de baterías.

 

-          Ay por favor Sakura, no es como si yo no supiera nada de música– coloqué los ojos en blanco.

 

-          Que no, Ken. Además, ¿por qué tanta insistencia en ver a Yukihiro? – le dije moviendo las cejas insinuantemente. De pronto se puso serio, volteó y caminó en dirección contraria – Ey, ¿por qué te enojas? – levantó una mano como despedida. Bufé, no solía ser tan sensible con mis bromas. Vi de reojo a Hide acercarse.

 

-          ¿Qué pasa? – le pregunté casi con odio con toda la intención de ahuyentarlo, pero ni siquiera cambió el semblante, parecía tan o más amargado que yo.

 

-          Lo mismo quiero saber. ¿Qué te pasa? – suspiré cerrando los ojos.

 

-          No voy a discutir contigo, y como no quiero llegar tarde… - le di la espalda.

 

-          Si me dejas hablando solo no quiero que llegues a dormir esta noche– me paré en seco y volteé a mirarlo. Era cierto que últimamente hacía lo posible por escaparme de los compromisos con la banda, sobre todo las sesiones de fotos, pero mezclarlo con nuestra relación no me gustaba para nada y él lo hacía cada vez más.

 

-          Que duermas bien solo-  le susurré antes de voltearme nuevamente.

 

-          ¿Quién dijo que dormiría solo? – gruñó. Bufé e hice el mismo gesto que Ken unos minutos atrás, levantando la mano como despedida sin darle importancia a sus palabras.

 

En cuanto me subí al auto intenté calmar mi enfado. En los últimos días había estado generando problemas a la banda y entendía que aquello mantuviera a Hide enfadado conmigo, sin embargo cuando estábamos en casa casi no me hablaba porque me negaba a cumplir con ciertos aspectos en el trabajo, y aquella situación me estaba agotando. Creí que sería el momento perfecto para darnos realmente espacio. Manejé hasta el departamento de Hide y coloqué en un bolso las prendas de ropa que más usaba, el equipo de sonido de respaldo y los discos que más escuchaba, no me preocupé por nada más. Tenía un futón en la cajuela del auto, podría dormir en cualquier lugar.

 

-          Samurai... – me arrodillé para tomar en brazos al esponjoso gato negro que era mi acompañante por las noches en que fumaba en el balcón. Ese gato sabía más que nadie sobre mí– Te extrañaré, tigre – le di un beso en la nariz y él empujó mi rostro con sus patas delanteras – Sé que no te gustan los besos homosexuales – reí y lo dejé en el suelo, tomé mi bolso y salí sin mirar atrás. A pesar de que me estaba sintiendo estúpidamente impulsivo, gran parte de mi mente estaba de acuerdo con mi lógica de tomar espacio.

 

Coloqué un disco de éxitos de los 70’s y subí el volumen para evitar pensar dos veces en lo que hacía, luego conduje hasta el otro lado de la ciudad, afortunadamente Yukihiro vivía tan lejos que no podía solo volver al departamento de Hide y ordenar allí mis cosas antes de que se diera cuenta que me había ido, pensamiento que sí pasó por mi mente.

 

Toqué la bocina en cuanto estuve fuera. Yukihiro abrió la puerta y se acercó a mi auto.

 

-          ¿Trajiste el equipo? – me preguntó en cuanto nos dimos un energético apretón de manos.

 

-          En la cajuela– él la abrió mientras yo sacaba los tambores del asiento trasero.

 

-          Oye, tienes de todo aquí, ¿te echaron de tu departamento?  - me miró curioso, realmente no parecía estar haciendo una broma.

 

-          Es una larga historia... – quise escapar, de pronto se me acercó llevando la caja de sonido en las manos.

 

-          Si lo necesitas, puedes quedarte aquí por hoy, aprovecha de bajar el futón – me sonrió con confianza antes de ayudarme con un tambor y entrarlo a su casa. Lo dudé, pero finalmente tomé el futón.

 

 

-          Compré lo que me pediste – me dijo en cuanto cerré la puerta de su departamento y acomodé los equipos.

 

-          ¿La comida? – asintió - ¿Cuánto te debo? – busqué mi billetera en mis bolsillos pero él negó moviendo la mano.

 

-          No me debes nada, si cocinarás para los dos, mínimo comprar los ingredientes, ¿no? – le sonreí y me arremangué las mangas.

 

-          Yo cocino y tú prepara el equipo.

 

Hablamos de cómo había sido su última gira junto a la su banda y para mi sorpresa, no parecía deprimido, más bien aliviado. Preparé katsu con una variedad de vegetales, Yukihiro había comentado en una oportunidad que era su favorito por lo que le propuse comprar los ingredientes si es que alguna vez nos reuníamos los dos. Cuando planificamos aquella reunión me lo recordó.

 

Le dio una mordida bastante animado, me era inusual verlo tan alegre, aquello de inmediato me subió el ánimo a mí.

 

-          Es verdad lo que dicen… - susurró de pronto – Realmente cocinas muy bien – me reí– Está muy bueno.

 

-          Hice bastante, podrás comerlos por varios días.

 

-          Gracias… - fácilmente comió dos– No acostumbro a comer demasiado, pero esta vez realmente quiero más– arrugó el semblante, me puse de pie y saqué dos más, luego los puse en su plato.

 

-          ¿Por qué te preocupas tanto de la cantidad? Solo come si quieres comer.

 

-          Mm… es que estoy acostumbrado a comer porciones pequeñas, cuando como demasiado luego no me siento muy bien… - en cuanto terminó de hablar le dio otra mascada a la fritura. Yo esperé pacientemente a que él acabara de comer. Yukihiro era bastante callado, se podría decir que lo rodeaba un aura de silencio, realmente podías sentirte cómodo sin decir una sola palabra cuando estabas en su compañía. Bebimos un poco de té y luego nos acomodamos en la batería. Me enseñó la canción que yo tocaría en su lugar al final del concierto, era bastante repetitiva por lo que termine cambiando ligeramente un poco de ella, sin embargo él no protestó.

 

-          Se me dificulta tocar el mismo patrón durante tanto tiempo, no porque no pueda pero realmente mi cabeza se aburre.

 

-          Me ocurre, por lo mismo esta no es de mis favoritas.

 

-          ¿Por qué la compusiste así entonces?

 

-          No lo hice – respondió con naturalidad – Tampoco me permitieron cambiarla.

 

-          Oh… - entonces caí en que realmente debía ser frustrante pertenecer a una banda en donde no le permitieran realizar cambios en su propio instrumento. Él se sentó en su batería sin decirme nada, cuando pensé que debía seguir e ignorar lo que acababa de confesar, me sorprendió agregando algo más – Pero nadie podrá decirte nada a ti si lo haces, después de todo es un favor y realmente es nuestra última gira. Tal vez yo también pueda hacerlo en el último concierto…

 

-          ¿Solo en el último? –

 

-          Mm – asintió. Suspiré amargamente sintiéndome un poco mal por él- Ah, casi lo olvido, ¿me darías tu número de teléfono? – le pregunté.

 

-          Pero… ¿No que lo tenías? – me preguntó mientras tomaba un lápiz de junto al teléfono y anotaba en una agenda.

 

-          Sí, pero mi madre era mi secretaría, guardaba todos los números, y cuando me fui de casa los perdí – levanté los hombros para respetarle importancia, pero él me miró alarmado.

 

-          ¿Ya no vives con tu madre? – carcajeé, todos mis amigos, conocidos, incluso no tan conocidos sabían sobre la cercanía que teníamos. Negué con la cabeza– Ya… - pareció decidir no preguntar más al respecto– Ah, por cierto, ¿me darías él número de Ken? – lo miré extrañado.

 

-          ¿De Ken-chan? – asintió, tampoco parecía pretender decir más al respecto.

 

-          Claro… - me tendió el papel con su número y su agenda telefónica. Escribí el número de Ken.

 

-          ¿Memorizaste su número?

 

-          Sí – me rasqué la cabeza mientras se lo daba intentando conectar las ideas en mi cabeza. – Soy bueno con los números, suelo memorizarlos luego de llamar un par de veces, y a Ken lo llamo bastante. – caminó hasta mí sentándose a mi lado, dejando en claro que dejábamos la batería de lado.

 

-          Ustedes parecen ser muy cercanos.

 

-          Sí, tenemos una conexión similar a la tuya con Shin, solo que tenemos personalidades muy diferentes.

 

-          Pero los dos son extrovertidos… - su voz sonó ligeramente baja.

 

-          Mm... podría decirse que sí, pero Ken es explosivo a diferencia de mí.

 

-          ¿A qué te refieres? – pareció interesado.

 

-          A que si quiere gritar, grita. Si quiere bailar, baila. Si quiere enojarse, se enoja. No se reprime... mejor dicho, no sabe hacerlo– bajó la mirada y sonrió un poco.

 

-          Eso me suena más a cualidad, aunque tal vez no sea el caso.

 

-          Para mí lo es – le dije sincero, tomé una libreta que estaba sobre la mesa y la hojeé mientras hablaba – En este rubro es normal toparse con más gente que muestra la cara que todos quieren ver, que quiere agradar a toda costa. Ken no es así.

 

-          Mm. – asintió

 

-          A todo esto, él quería venir hoy pero no lo dejé – Yukihiro me miró un poco sorprendido. No supe interpretar su rostro posterior, estaba entre la incomodidad y la vergüenza. Timidez, tal vez – Me parece curioso que ahora me pidas su número ahora que lo pienso… - pestañeó mirándome aparentemente sin saber que decir. Abrió la boca y la cerró de golpe, pareció pensar mejor en que decir y luego volvió a hablar.

 

-          Terminemos esto– dijo finalmente poniéndose de pie y volviendo a su batería. Su rostro realmente pareció poner un punto a parte a la conversación, por lo que tomé las baquetas y volví a concentrarme en lo que había ido a hacer allí.

 

 

Estuvimos todo el día conversando y ensayando. A pesar de que solo era una canción, terminamos por cambiarle completamente la pista. Yukihiro parecía deleitarse con la idea de que yo la tocara precisamente de aquella manera durante el concierto, aunque por supuesto no lo dijo, sonaba a una pequeña venganza que haría en su nombre.

 

Cuando llegó la madrugada tomamos un par de cervezas y volví a hojear la libreta que estaba sobre la mesa. Noté que eran letras de canciones que en un comienzo no pensé fueran suyas, hasta que noté que los nombres al menos no eran de canciones comunes.

 

-          ¿Las escribiste tú? – las canciones tenían todo detalle anotado, incluso las notas en guitarra y bajo.

 

-          Algunas con Shin, pero hay un par que son mías.

 

-          Pero las letras… ¿Son tuyas? – apretó los labios incómodo y asintió en silencio. Cuando vi los patrones en batería de inmediato sonó en mi mente el ritmo – Vaya… es buena… la letra me gusta también– me miró nervioso.

 

-          Gracias…

 

-          ¿Cómo se llama esta? – se acercó para observar la hoja.

 

-          Trick.

 

-          Trick… - repetí para mí mismo mientras continuaba leyéndolas – Me sorprendes… Siempre he tenido la idea de que eres muy ingenioso, pero no me esperé que pudieras escribir este tipo de letras tan directas. Me gusta– no respondió pero parecía alegre, dejé el cuaderno sobre la mesa, al menos a mí me incomodaba que extraños leyeran mis garabatos por lo que me recordé a mí mismo que no debía hacerlo con otros.

 

 

Como él era bastante silencioso caí dormido en el futón demasiado temprano para mi hora de sueño habitual. A eso de las tres sentí a alguien quitarme los zapatos y luego arroparme, y segundos después un interruptor sonó. No desperté durante toda la noche y toda la mañana.

 

-          Sakura… Sakura… es tarde, deberías despertar… - sus dedos largos pinchaban mi cara. A regañadientes abrí los ojos sintiendo los parpados pesados, probablemente por dormir demasiado.

 

-          ¿Qué hora es? – pregunté sintiendo un poco de dolor de cabeza cuando me incliné hacía arriba al sentarme en el futón.

 

-          Van a ser las seis y media de la tarde– lo miré en shock.

 

-          ¿Seis? ¿De la tarde? ¿Dormí todo el día? – asintió – ¡Mierda!

 

Me levanté casi corriendo y me puse las botas.

 

-          ¿Quieres bañarte mientras preparo algo para comer? Aún hay katsu de ayer.

 

-          No, gracias Yukihiro pero es demasiado tarde y tenemos concierto a las nueve. Tengo que irme.

 

-          Al menos lávate la cara y péinate… - insistió con una sonrisa.

 

-          ¿Tan mal me veo?

 

-          Mm – asintió. Fui hasta el baño corriendo y vi mi cara en el espejo – Mierda, me parezco a mamá con cruda – me lavé el rostro casi con violencia y me enjuagué la boca con agua, ya tendría tiempo de asearme bien. Cuando pasé por la sala, Yukihiro ya había ordenado el equipo en las cajas y dobló el futón – Te acompaño para guardar todo en el auto.

 

-          ¡Gracias! – le dije apenado y con algo de alivio.

 

 

 

 

 

 

 

 

~ Hyde

 

 

 

 

En medio de la gira a veces debíamos compartir habitaciones, pero nunca lograba emparejarme con Sakura ya que Ken se lo robaba, y aunque no lo hiciera, debía sacrificarme para evitar que se quedara con Tetsuya y terminaran discutiendo por algún detalle insignificante. Además Oishi no me quitaba los ojos de encima y tampoco a Sakura, él estaba seguro de que en algún momento de la noche se escaparía con Ken.

 

Para el sexto y séptimo concierto fuimos hasta Osaka. Como era nuestra ciudad natal nos sentíamos en casa, sin embargo teníamos que grabar por las noches posterior a los conciertos, lo que nos dejaba pocas horas de sueño y bastante mal humor al día siguiente. Incluso el staff vivía de los nervios.  Aquel día nos quedamos todos en un hotel de lujo que ni en sueños hubiéramos pensado que conoceríamos por dentro en aquellos días en que tocábamos en bares de poca fama. Lancé la maleta a la cama y retiré la ropa de ella, era de las pocas veces en que podíamos dormir en habitaciones individuales así que no me preocupe del desorden. Entre mis ropas noté que algunos calcetines no eran míos, pero como el staff se encargaba de lavar nuestra ropas no era inusual que se equivocaran en las que no solían ver, como las prendas interiores. Usualmente no me molestaba usar las de Sakura, pero si usaba los calcetines de Ken, él terminaría por hacérmelo pagar. Fui hasta su habitación para devolvérselos.

 

Golpeé la puerta pero no abrió ni respondió, pensando que no estaba solo entré. Vi su espalda contemplando la ventana mientras tenía el teléfono en una mano mientras la otra la movía mientras hablaba. No se percató de mi presencia a pesar de que no fui silencioso al lanzarme a la cama con un clavado.

 

-          Si… no te preocupes lo haré, tú… ¿Haz comido bien?- rió bajo, parecía coquetear de manera tímida, algo inusual en él – Mm… no puedo verte así que no puedo estar seguro de si estás diciendo la verdad o no… ¿Cómo que por qué? ¡Puedo ver si me mientes con solo mirar tus ojos! Claro que sí, no miento – comenzó a girar y lo vi morderse el labio, parecía contenerse nerviosamente por alguna razón. De pronto me vio y abrió los ojos de la sorpresa, fingí estar recostado en una pose sexy y lo saludé con la mano.

 

-          Hola guapo – en cuanto terminé de hablar el color volvió a su rostro.

 

-          Em… - carraspeó – Yuki… dame un minuto ¿sí? Es que entró un animal a mi habitación – abrí la boca indignado. De pronto me lanzó una pantufla - ¡Sal de aquí! ¡Shu, Shu, vete! – me dijo, luego respondió al teléfono otra vez mientras yo me ponía de pie para marcharme – No, no es una paloma, es una combinación entre un mapache y un duende – me lanzó la otra pantufla.

 

-          ¡Ya me voy, deja de lanzar cosas! Solo vine a dejarte tus calcetines- le hice un puchero y volvió a indicar con sus manos que saliera de ahí– No te preocupes, no cuelgues, el animal ya se va… ¡No! Que no cuelgues la llamada… Casi no hemos hablado en estos días… - lo miré hacer un puchero también pero no a mí – Está bien… - sonó amargado – Mm… - asintió – Cuídate también.

 

Presionó el botón para colgar y dejó el teléfono sobre la mesa. Me miró enfadado pero aún con el puchero en sus labios.

 

-          ¿Yukihiro otra vez? – 


     No era la primera vez que lo sorprendía hablando por teléfono con Yukihiro durante la gira, pero la constancia no era lo que me había llamado la atención, si no el singular trato de Ken para con él. Parecía tener un aprecio distinto al que le tenía a Sakura y yo ya pensaba que nadie podía querer a Sakura más que Ken. Ni siquiera yo.

 

-          Mm… - asintió.

 

-          Bueno, yo te venía a dejar estos calcetines – los miró y entrecerró los ojos.

 

-          Creo que no son míos… pero déjalos, de todas formas uso los que pongan en mi maleta. Ayer me puse los calzoncillos de Sakura – me reí.

 

-          ¡Oye, yo también me he puesto esos! Creo que esto no es nada higiénico, ¿deberíamos marcarlos?

 

-          Mm… nos pegaremos el sida – dijo lanzándose a la cama – Todos malditamente homosexuales.

 

-          ¿Todos? – no pude evitar sonar sorprendido. Aunque mis sospechas existían, realmente no esperaba que me las confirmara él. Me miró alarmado– Yukihiro… ¿te gusta eh? – entrecerró los ojos con sospechas.

 

-          Ya lo sospechabas, ¿no? – asentí, de pronto me rodeó el cuello con el brazo atrayéndome hasta él y comenzó a rascarme con fuerza la cabeza – Maldito enano no se te escapa nada

 

-          ¡Suéltame Ken-chan, me duele! – me soltó y lo golpeé en la pierna – Estúpido, con lo que me cuesta arreglarme el cabello – pasé los dedos por mi cabello intentando desenredarlo. Ken no se inmutó y volvió a recostarse. Le enterré un dedo en el abdomen haciéndolo dar un saltito- ¿Te gusta mucho? – asintió sin mirarme - ¿Ya se besaron? – asintió, abrí la boca – Ya… ¿lo hicieron?

 

-          ¿Qué? – me miró fingiendo horror.

 

-          Si se acostaron. No te hagas el ofendido, tú no eres alguien de simples besitos y abrazos – me recosté junto a él y apoyé mi rostro en mi mano para mirarlo.

 

-          No… aún no tenemos sexo – me sacó la lengua.

 

-          Oh... y entre los dos, ¿quién sería el activo? Porque Yukihiro también parece tener una personalidad fuerte a pesar de ser callado… - divagué, cuando lo miré Ken parecía preocupado – Bueno que ser el pasivo no es tan malo, en serio– me reí y él también lo hizo, se notaba avergonzado.

 

-          No puedo imaginarme en esa posición ni con el mejor de mis esfuerzos, definitivamente no es lo que quiero.

 

Ambos escuchamos la puerta abrirse por lo que nos giramos, entonces nos encontramos con un enorme reno que llevaba una pistola de agua en las manos.

 

-          ¿Sakura? – adiviné prácticamente por su postura, de pronto se colocó en posición de ataque y nos comenzó a mojar a los dos. Con precisión nos dio a ambos en la cara. Casi de manera instantánea comenzamos a correr intentando ocultarnos, pero Sakura nos persiguió.

 

-          ¡Vas a mojar todo en la habitación! – le grité, pero realmente a él no le importaban esas cosas. Se subió a la cama y continuó disparando con una posición profesional, con Ken nos miramos y asentimos, y entre los dos nos lanzamos sobre el reno Sakura y comenzamos a golpearlo sin demasiada fuerza pero si lo suficiente para incapacitarlo. Cuando Ken le quitó la cabeza al disfraz vimos a Sakura despeinado, con lágrimas en los ojos de tanto reír.

 

 

 

 

El día del último concierto de Die in Cries había llegado y aún no terminaba de memorizar la canción, aunque realmente no me preocupaba mucho ya que dudaba que me dejaran cantar demasiado a mí solo.

 

Las cosas habían estado calmadas, habíamos logrado dejar las peleas de lado e incluso Sakura se mantenía callado en las sesiones de fotos. No discutía, pero tampoco decía una sola palabra al no ser que alguien insistiera en el asunto de que llevara otro color de ropa, solo entonces lo sacaban de sus casillas. Afortunadamente nuestro staff siempre intervenía antes de que la situación se volviera problemática. Fuera de ello, los ánimos se mantenían equilibrados... o así había sido por varias semanas al menos.

 

-          Sakura – le llamó Oishi – Por favor toca la canción exactamente como te la enseñó Yukihiro, tengo entendido que Kyo es muy estricto con la batería.

 

Sakura se giró y le sonrió, luego le enseñó el dedo pulgar en un silencioso “ok”. Cuando vio a Oishi dudar, agregó:

 

-          Descuida, Yukihiro fue claro sobre qué debo tocar – dijo en un tono condescendiente que me pareció sospechoso, pero cuando notó mi mirada solo me sonrió. No pude evitar devolverle la sonrisa al verlo tan animado.

 

No nos preparamos mucho en cuanto a vestuario ya que era una presentación pequeña y éramos solo un invitado entre otras dos bandas más. Cuando estábamos por subir al escenario vi a Ken rascarse las manos, parecía bastante nervioso, así que le di una palmadita en el hombro.

 

-          ¿Pasa algo? – le preguntó Tetsuya preocupado.

 

-          Tengo calor y me sudan las manos – Ken se las puso en la cara haciendo que Tetsu se inclinara en dirección contraria para alejarse


 – Que delicado… Si vieras como a veces me suda el…

 

-          ¡Ken-chan! – lo callé riendo.

 

-          Ya es hora – nos avisó Oishi, entonces subimos al escenario en fila.

 

 

Sakura se sentó en la batería y el resto saludamos mientras Kyo nos presentaba. La canción comenzó y yo le seguí la estrofa como habíamos practicado, sin embargo no pasaron más de veinte segundos cuando algo sonó tan distinto a lo que habíamos ensayado que nos desencajó a los dos dejándonos en silencio mientras la canción continuaba. La batería sonó tan distinta que nos perdimos. Volteé a mirar a Sakura, pero el miraba divertido a Yukihiro que tocaba los platillos junto a él. Ken salvó la situación jugando con la guitarra y mirándonos de reojo indicándonos que era el momento del coro, pero Tetsuya y Shin cantaron el coro antes de que Kyo y yo volviéramos a aterrizar y dar con la parte en que íbamos. Kyo no puso buena cara, pero para evitar que volviera a suceder no volvió a  dejar de cantar para cederme espacio a mí, solo cantamos juntos los coros. La improvisación no era de sus cosas favoritas, pero si lo eran de Ken y Sakura. Cuando la canción terminó todos parecían contentos, sobre todo Shin y Yukihiro, que aplaudieron con bastantes ganas a Sakura. Yo solo suspiré. Aquello sería una discusión segura al bajar.

 

Cuando me despedí de la audiencia Ken se apoyó en mi para guiarme hasta la salida, al parecer estábamos retrasando el resto del concierto, pero entonces Yukihiro nos alcanzó y le tendió una botella con agua. Ken se sorprendió de verlo y se la recibió con una sonrisa pícara.

 

 

-          ¡Te luciste! – le dijo con voz alegre casi en grito debido al sonido del lugar. Lo miré pestañeando varias veces, completamente sorprendido de que Yukihiro pudiera elevar tanto el tono y sonreír al mismo tiempo. Ken le tocó el cabello con su mano como respuesta y luego bajamos de allí. 


  Cuando llegamos hasta el camarín nos encontramos con Sakura sonriente escuchando los reclamos de Oishi. Pero él… él realmente parecía satisfecho.




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