Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sueño de Quimeras. por Seiken

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-¿Que he hecho para que pueda amarme? 

 

Quiso decirse, amaba a Hades, porque si no lo amaba, entonces él también le había traicionado, al darle la espalda, sin querer saber su opinión, como Milo le había dicho en más de una ocasión, que le pidiera que le dijera la verdad, que hablara con quién amaba. 

 

—Y por eso parecen conejos cuando están juntos, no lo creo… 

 

Ese era un regaño, Milo no podía creer que Kanon pensara que no lo amaban, las fotografías que había visto, las ocasiones que les había seguido, ese chico rubio estaba enamorado de Kanon, y su amigo de él. 

 

—Lo que yo creo es que se perdió en la misión, tanto que Hades piensa que preferiría esa vida que estar a su lado.

 

El también preferiría seguir viviendo con su chico, con su pequeño, pero no creía que hubiera nada que rescatar, aunque podría hacerle un favor, convertirlo en un joven viudo, porque no podía permitir que siguieran golpeándolo. 

 

—Me dijo que me amaba y que podía matarlo, que no pelearía conmigo…

 

Pero si recordaba la forma en que se comportó al regresar, lo que deseaba que fueran mentiras, eran palabras de amor, le llevó un balón para que su fachada se mantuviera, o porque le gustaba recibir esos regalos, intento comer con él, estar a su lado, pero lo rechazó. 

 

—El tenía muchos moretones cuando regresó, más que otras ocasiones… 

 

Pudo verlos, le habían golpeado demasiado, dejado su rostro malherido, sus costillas,  supuso, sus muñecas, tobillos y cuello tenían marcas de cuerdas, y había visto marcas peores, todas ellas idénticas a las que él tendría de haber sido golpeado por alguien con entrenamiento. 

 

—Cuando me dijeron que Camus nos había traicionado, Saga también me dijo que debía matarlo, pero hablé con él, escuché lo que tenía que decirme y lo acepte, porque lo amo, a ti ya ni te interesa trabajar en este negocio, estás retirado, que más te da que intentarán mentirte si tenemos razón.

 

Si tenían razón y su chico se había enamorado de él durante esos años, o si tenían razón y su esposo le obligó a mantenerlo vigilado, en donde le forzó a compartir su lecho, abusando de él en sus dos años juntos. 

 

—Si tienen razón lo he estado violando. 

 

Kanon cubrió su rostro, sintiendo que estaba a punto de perder la razón, recordando que chocaron el taxi donde él se trasladaba con un maletín de información clasificada para su hermano, recordaba el agua helada, la nieve, y después oscuridad, al despertar, lo hizo en una cama de hospital, preguntando por su chico, diciendo el nombre de Radamanthys, llamando por él, porque todo el tiempo apartado se imaginó lo que habría sido de no regresar a las misiones, de quedarse con su amor, trazando en su mente una vida que no tuvo, pero que le hubiera gustado. 

 

—No lo creo, Radamanthys no me parece el tipo que puede actuar, además, te dijo que te ama y la parte donde tú le diste clases, eso es cierto, los dos años que ha pasado contigo también son ciertos.

 

Pasaron unas horas y Radamanthys fue a su habitación, se veía nervioso, con un anillo en su dedo, que concordaba con el que tenía en su mano, que era aquel que pensó serviría para pedirle matrimonio, o que salieran juntos, cuando fuera tocando a su puerta pidiéndole otra oportunidad. 

 

Radamanthys se veía nervioso, pero acepto su mentira, tratando de ponerlo cómodo, diciéndole que estaba preocupado por el, que pensó que no volvería a verlo, recibiendo sus besos con una expresión confundida, tratando de actuar como si fuera su esposo. 

 

Llevándole agua, durmiendo en el sofá, escuchando sus historias e inventando las suyas, o eso pensaba, aunque tal vez eran del tiempo cuando practicaba su deporte favorito, antes de desposar al dios de la muerte. 

 

Llevandoselo a donde decía era su casa, un lugar agradable, con un jardín, sirviéndose un poco de helado cuando por fin encontró los utensilios necesarios para eso, culpando al personal de limpieza de haberlos cambiado de su sitio alegando que los despediría por eso, del que le compartió, con una ligera sonrisa, haciendo que pensara que estaba enojado, así que le juró nunca hacer nada tan tonto como eso de nuevo, creyendo que había conducido de noche bajo la lluvia, en medio del frío. 

 

Había tenido una vida feliz con él, de eso estaba seguro, y regresaría el tiempo con gusto, si eso significaba estar a su lado de nuevo. 

 

—Hades le hará daño cuando sepa que falló, tal vez lo mate… 

 

Kanon estaba pensando en qué hacer, en regresar con su chico, o darle la espalda, acariciando su anillo y después un reloj, que le regaló diciendo que le hacía pensar en él, un reloj con el logo de su restaurante favorito, que dijo se ganó al comprar la hamburguesa número cien de aquel día. 

 

—El no quiere a tu chico, nadie que se atreva a golpearte siente cariño por ti, lo sabes, únicamente lo está usando y si está tan obsesionado con asesinar a Saga, como para prestarte a su esposo, seguramente lo molera a golpes cuando de con él, o Saga lo matara antes de poder hablar contigo.

 

Kanon llevó su mano a su reloj, tomando una decisión, sin importarle la verdad, prefería vivir esa farsa, que podía convertirse en una hermosa realidad, a la horrible realidad que desearia fuera una mentira. 

 

—Saga no lo haría…

 

Pero sabía que si lo mataría, para mantenerlo seguro, escuchando como sus amigos, los tres que realmente le apreciaban, iban colocando las herramientas para intentar recuperarlo, simplemente sonrió, iría por él, para ofrecerle una vida a su lado. 

 

—Saga es capaz de matar a cualquiera con tal de proteger a sus seres queridos, eres su hermano, debes tener cuidado.

 

Sin importar a quién tendría que enfrentarse, prefería una vida a su lado como un maestro de escuela desempleado, que una vida como un agente sin su pequeño a su lado. 

 

—Necesitare su ayuda… 

 

*****

 

—¡Lo dejaste escapar! 

 

Hades pateaba sin detenerse el pecho y estómago de Radamanthys, que hecho un ovillo no podía más que defender sus órganos vitales de la furia de su esposo, que sosteniendo su cabello, arrancándole algunos mechones, volvió a golpearlo con la cancha de su arma. 

 

—¡Eres un maldito imbécil! ¡Un maldito infiel! 

 

Radamanthys sangraba de los labios, de la cabeza y sentía que de nuevo, su esposo había roto algunos de sus dedos. 

 

—Termina con esto, no voy a regresar. 

 

Suplico, pero Hades comenzó a reírse, para besarlo con fuerza, ingresando su lengua dentro de su boca, para de nuevo, al finalizar sus caricias, golpearlo con su arma, esta vez en la cabeza. 

 

—¡Te complace tanto humillarme! 

 

Le gritó, golpeándolo dos veces más, para levantarlo del cabello, relamiendo sus labios, para besar su frente, haciéndole temblar de coraje y miedo, porque esperaba que lo mataran, pero creía que no tendría tanta suerte. 

 

—¡Cuando regresemos a casa te recordare porque no debes humillarme, porque tienes que ser un buen esposo y marcare cada parte de tu cuerpo que ese malnacido se atrevió a tocar! 

 

Hades no estaba solo, a su lado había todo un escuadrón de élite, que no parecían preocupados por esa escena, dejándole golpear a ese civil, que fue arrastrado a su auto negro, donde lo regresarían a casa, en donde su esposo ingreso sentándose a su lado. 

 

—Recuerda nuestra boda, tus promesas, no puedes simplemente negar tus deberes conyugales, no puedes descuidar a tu esposo, no vas a vivir sin mi.

 

Radamanthys no dijo nada en ese momento, apenas consciente en el asiento trasero del coche, donde Hades se sentó, realizando una llamada, a sus hombres, para tratar de organizar una contraofensiva o una cacería, darían con Kanon, lo matarían, eso le enseñaría a no tocar a su esposo.

 

-Kanon abandonó la casa de seguridad, seguramente buscará a Saga, quiero que lo encuentren.

 

Hades acarició entonces la cabeza de Radamanthys, que sangraba de la boca, que apenas podía respirar, sintiendo que sus costillas le dolían demasiado, cerrando los ojos, esperando que no despertara después de esa paliza que le habían dado, pero comenzaba a pensar que no tenía suficiente suerte para eso. 

 

*****

 

Kanon regreso a una casa vacía, completamente destrozada, los balones desinflados y de tener una mascota, esta habría perecido en las manos de los matones de Hades, que se había llevado a su pequeño, le había obligado a regresar con el. 

 

Se sentó en la cama cubierta de navajazos, con toda su ropa arruinada, tomando una corbata que Radamanthys le había regalado, quien no gastaba demasiado dinero, pues, decía que estaba ahorrando para su retiro, pero suponía que en realidad no poseía demasiado, así que los regalos que le hacían eran mucho más valiosos de lo que podría pensarlo. 

 

Kanon llevó sus manos a su rostro, escuchando los pasos de sus amigos, sus aliados, Sorrento suspirando, no había nada peor que un amante celoso, Milo y Camus revisando la casa por cualquier clase de pista, pero no había nada.

 

-¿Crees que le haya llevado a su casa? 

 

No sabía por qué preguntaba, era seguro que se lo hubieran llevado a la mansión, así que no respondió, sentándose a su lado, colocando una mano sobre la espalda de su amigo. 

 

Milo y Camus guardaban silencio, observando atentamente a Kanon, que acariciaba su cabello, como si quisiera arrancarlo de su cuero cabelludo, tratando de pensar. 

 

Estaba asustado, angustiado, dudando si su chico le amaba o solo era una ilusión, si únicamente lo estaba engañando.

 

Si su chico le quería o tal vez necesitaba advertirle algo y por eso le dijo lo que sabía, aunque pensaba que podía matarlo, porque era muy inteligente, se dió cuenta de inmediato que había despertado. 

 

Tal vez pensaba que le odiaba, pero, debía aceptar que no era así, él amaba a su chico, y si su chico le quería también, tal vez, de alguna forma le hubiera dejado algún mensaje, lo que fuera. 

 

Pero donde, donde pudo dejarle algo para despedirse, algún mensaje, ningún cajón, ningún cojín o maseta, eran muy obvios, algún lugar que solamente él podría ver o tocar, aun después de su separación. 

 

Pensando que su niño sabía que cuando se ponía triste o melancólico, comía helado, generalmente usando sus pantuflas, las que le regaló y la pijama que le escogió, como usaba su reloj, el de una hamburguesería, uno de plástico, para niño, pero le amaba porque él se lo dió. 

 

Tal vez, de alguna forma, su chico le dejó un mensaje, en el único lugar donde podría esconder algo para él, algún mensaje o lo que fuera que deseara dejarle. 

 

Levantándose con demasiada rapidez tomó aquello que buscaba en el interior del congelador, abriendo el bote de helado, sin una cuchara, llamando la atención de todos, especial Milo. 

 

—¡Maldita sea Kanon, deja en paz esa cosa! 

 

No era momento para comer helado, se dijo, levantándose, para ver qué Kanon levantaba una nota, como si fuera el santo Grial, observándola con una sonrisa, era una nota suya, de su chico, un mensaje que oculto únicamente para el. 

 

Reconocería su letra en cualquier sitio, siempre le había dicho que tenia letra de doctor, y esta vez no era diferente, aunque escribió con mayor velocidad que otras veces, saltándose una que otra letra, pero siempre reconocería lo que deseaba decirle. 

 

“Lamento tanto haberte mentido, pero, no sabía la clase de hombre del que te tratabas, de saberlo, no lo hubiera hecho, mi esposo vendrá por mi, no me dejara vivir sin él y espero que ahora cumpla su promesa” 

 

“No creo que regreses a casa, pero si lo haces, probablemente tomarás un poco de helado de la nevera, si es que dejan algo en pie de esta casa, por eso guardo esto aquí, para que puedas leerlo” 

 

“Te amo, te quiero, y eso no fue falso, todos los momentos felices a tu lado fueron reales, mis risas, nuestras caricias, todo, por favor, no lo olvides nunca, y aunque no merezco decirte esto, quiero que sepas, que te amo, te amo con el último de mis alientos, con el primer rayo de la mañana y en mi mente, tu siempre fuiste mi esposo, mi dulce Kanon”

 

“Con amor y eterno arrepentimiento”

 

“Radamanthys Gemini” 

 

Kanon suspiro hondo, guardando la nota en la bolsa de su camisa, para cerrar los ojos con fuerza, no podía llorar en ese momento, tenía muy pocas horas para dar con su pequeño, antes de que Hades terminara por matarlo, tenía que regresarlo a casa y no se detendria hasta lograrlo.

 

-Tengo que salvarlo.

 

Por Milo estaba bien, Camus haría lo que Milo le pidiera y Sorrento, bueno, él estaba allí para divertirse un poco, olvidar que Siegfried le había plantado en dos ocasiones, era igual a los otros supuso, así que ya no tenia porque preocuparse, no era como si alguien, cualquiera lo esperara para llegar a casa, ni siquiera sus mascotas se mantenían mucho tiempo a su lado y eso que eran peces de colores. 

 

-Puedes contar con nosotros. 

 

Kanon asintió, eso era lo que esperaba escuchar de ellos, Camus era un agente de inteligencia, podía localizar a Hades en cualquier lado, Milo era como él, se trataba de uno de los miembros activos con trabajo de campo, Sorrento era un espía, podía seguir a ese bastardo sin que lo reconociera, así que, podrían lograrlo y cuando diera con su chico, mataría a su esposo.

 

-Ese estúpido no sabe con quién se está metiendo. 

 

Milo pronunció entonces, saliendo de la casa, para subir a su automóvil, tenía un escondite, con lo suficiente para buscar a Radamanthys, estaba cansado de trabajar para Saga, así que iniciaría su propia firma, esperaba que Kanon se le uniera, tal vez Sorrento, Camus estaba de su lado.

 

-Con el jodido Kanon de geminis. 

 

Una firma sencilla, de proteccion y recuperacion de personas, asi que, lo mejor era probar con el chico de Kanon, ver si tenían el calibre para lograr una misión como esa, estaba emocionado, sin contar, que deseaba ver al mayor feliz, se lo merecía.

 

-No me gustara estar en sus zapatos.

 

*****

 

Al fin Kanon se ha dado cuenta de su error y desea ir por su amado, pero, aun estará a tiempo para salvarle. Muchas gracias por seguir esta historia. SeikenNJ.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).