Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sueño de Quimeras. por Seiken

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-¿Me llamo mi señora? 

 

Radamanthys no estaba para nada conforme de tener que acudir al llamado de su señora, especialmente, al ver que estaban solos, solamente eran ella y él, ella con una expresión de pocos amigos, estaba molesta, como supuso que estaría después de saber que su hermano estaba interesado en divertirse en su compañía. 

 

-Veo que no te diste un baño antes de venir a verme. 

 

Pandora colocó un dedo debajo de su barbilla para que pudiera verle a los ojos, con una expresión de molestia, de condescendencia absoluta, con una sonrisa burlona, para después llevar una mano a su nariz, como si oliera mal. 

 

-De hacerlo me habría tardado demasiado mi señora y usted quiso que yo viniera a verle inmediatamente. 

 

Le explico tratando de fingir indiferencia, algo que le salía muy bien, porque ella no le importaba, desde la vida pasada cuando lo trato como a un perro y le obligó a matar a su soldado leal para defender su vida, porque ella se comportaba como una chiquilla mimada, había traicionado a su dios al enamorarse de ese santo de bronce, además de que les costó la victoria, todo por culpa de sus celos, de sus niñerias idiotas, de su sentimiento de inferioridad disfrazado por uno de soberbia. 

 

-Esa loción no es la tuya. 

 

Ella olfateó sus dedos, con los que acarició su mejilla, notando según ella el aroma de Kanon en su cuerpo, haciéndole entrecerrar los ojos, porque hasta donde sabia, no tenia porque explicar qué hacía en su tiempo libre y hasta que Hades no le ordenara dejar de ver al dragón marino, no tenía porqué hacerlo. 

 

-No quiero que huelas a esa peste cuando entretengas a mi hermano. 

 

Radamanthys comenzaba a preguntarse si ella estaba celosa, porque no le había visto tan enojada en todo su tiempo sirviendo bajo su mando y eso era mucho, mucho tiempo, especialmente cuando Hades parecía estar interesado en su compañía, una farsa, una mentira, pero al fin y al cavo, a ella nunca le había prestado esa clase de atención. 

 

-Hoy saldrás con él en una cita, pero no quiero que te imagines nada, se que de los tres el único que lo ama eres tu, pero eres un mortal, un humano, no eres especial y solo porque Hades está aburrido es que desea pasar tiempo contigo. 

 

Pandora camino en dirección de una mesa, en donde podía ver una fotografía donde estaban ella de niña, acompañada de su familia, de sus perros, pero de nadie más, Radamanthys se preguntaba cómo era su vida, si ella sabía que estaba condenada a servir al dios Hades, a abrir la caja con los pesares, o por el contrario, le habían hecho creer que era indispensable para el dios de la muerte. 

 

-Lo sé mi señora. 

 

Radamanthys respondió, desviando la mirada antes de que se diera cuenta de sus preguntas, recordando que él fue un chico normal, fue a una escuela normal, tuvo una vida normal, era una persona normal ajena a esa clase de vida y sus padres eran millonarios, siempre tuvo todo cuanto pudo desear, era dueño de su vida, no un sirviente que debia morderse la lengua y hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no responderle a su señora como lo deseaba en ocasiones, porque eso no sería de caballeros, como dijera su padre. 

 

-Casi no te escuche, dilo más fuerte. 

 

Pandora tenía las manos detrás de su espalda, pero en la habitación se encontraba su harpa, con la cual canalizaba su cosmos para castigarlos y aun recordaba la última vez que lo lastimó con ella, porque decidió actuar antes, al no confiar en los santos dorados, un acto que su dios Hades hubiera premiado, pero ella castigo. 

 

-Lo sé, mi señora, no soy tan estúpido como para creer que hay algo especial en esta farsa. 

 

Se disculpó, porque lo sabía bien, no creía en las buenas intenciones de su dios, no de esa forma al menos, su dios no lo amaba, no lo deseaba, únicamente quería divertirse, como aquella ocasión en la cual tuvo la oportunidad de compartir su lecho, pero despues lo mando a la muerte, actuando como si no hubiera significado nada, como si no hubiera pasado. 

 

-No es una farsa, mi hermano desea diversión y la tendrá, así que si desea que te sientes en sus piernas lo harás, es más, le darás las gracias, quedo claro. 

 

Recordaba una frase como esa, de un sueño que tuvo, en donde él era un chiquillo sin suerte, habían asesinado a sus padres y querían venderlo a Valentine, eso era pronunciado por Zeros, la repugnante rada, no por su señora, que le veía con desagrado. 

 

-Si mi señora. 

 

Respondió, pensando en que en ese sueño, suponiendo que derivado de lo que habían bebido y porque habían visto una pelicula de acción, antes de llegar a ese templo, una donde un espía buscaba a su familia, en su sueño Kanon era quien se trataba del espía, Hades su esposo abusivo, encontrando gracioso todo eso, su dios no sentia nada por él. 

 

-Ahora, vete de aquí, date un baño, arréglate como si creyeras que esta cita es real y actuaras como una linda, encantadora e interesante compañía, aunque no lo eres, no es cierto. 

 

No creía que fuera el hombre más divertido del mundo, pero, no era aburrido, sabía bailar, podía tocar piano, podía conversar en varios idiomas, entretener a personas tan diferentes a los humanos comunes como los santos dorados, ellos se veían divertidos y creía que la salida al antro, no fue desagradable para su dios Hades, aunque, no era su papel discutir con su señora, eso lo unico que hacia era empeorar su molestia, sus celos. 

 

-Ni siquiera se que te está viendo en este momento, cuando Minos y Aiacos son por mucho más hermosos que tu. 

 

Tal vez lo eran, pero tampoco era feo y podía ver deseo en la mirada del fastidioso santo de leo y creía que un poco en la mirada de Kanon, que aceptaba dormir a su lado, aunque no trataba de tocarle de ninguna forma, aunque le gustaría sentir sus manos en su cuerpo, más otras partes del hermoso general marino. 

 

-Pero no quiero que seas tan obvio, dale un poco de trabajo, un amante sumiso aburre a cualquiera y no queremos que mi hermano lo pase mal.

 

Radamanthys asintió, suponiendo que eso era cierto, tal vez era demasiado sumiso con un amante o pasivo, como decían muchos de ellos, pero, no lo sabía bien, podría estar equivocada y les gustaría dominarle, pero, eso no tenía porque decirselo a ella. 

 

-¿Alguna duda Radamanthys? 

 

Radamanthys querría saber si estaba celosa y por eso estaba siendo especialmente desagradable esa mañana, pero guardó silencio, negando esa pregunta con un movimiento de su cabeza, desviando la mirada, para que no pudiera leer su insolencia, como ella lo describia en ocasiones. 

 

-No mi señora. 

 

Respondió con lo que podía ser su voz neutral, sintiendo como Pandora colocaba una mano en su hombro, agachándose para verlo fijamente, inspeccionandolo, sus ojos, su nariz, sus labios, sus cejas, su cabello, con una expresión que claramente le decía que no lo encontraba a la altura de su hermano. 

 

-Me confundes Radamanthys, no te ves muy alegre. 

 

Por supuesto que no estaba contento de escuchar esas palabras tan desagradables, de ver el desagrado de su señora y recordar que su dios únicamente jugaba con los humanos, mucho menos le gustaba estar hincado frente a ella, a las siete de la mañana, en un dia frio, solo porque Pandora quería hacerle sentir miserable. 

 

-No soy una cortesana. 

 

Le respondió seco, liberando su rostro de sus manos, con un movimiento ligero, escuchando una risa de ella, que llevando una mano a su boca, cubrió sus dientes, mirándole de nuevo, con esa expresión que le hacía enfurecer, que desearía poder quitarle de su rostro, asustandola tal vez, pero eso no podía hacerlo, sería actuar en contra del dios Hades. 

 

-Eres lo que mi hermano desea que seas, si quiere vestirte como un payaso, eso harás, o si quiere vestirte con un velo también, lo entiendes.

 

Un velo, como de que, quiso preguntarle, pero se mordió el labio, apretando sus puños, para no responderle a Pandora como tanto lo deseaba, era una mujer, era la hermana de Hades, no era correcto. 

 

-Respondeme.

 

Por un momento quiso responderle “Cierra la maldita boca” pero no lo hizo, únicamente respiro hondo, colocando su mano en su rodilla, contando hasta diez, esperando que su enojo se controlara. 

 

-Si mi señora.

 

Radamanthys comenzó a pensar en algo lindo, en algo que le hizo sonreír, ese algo era la mueca de Kanon al dormir, el sonido de sus ronquidos y la forma en que su cabello estaba completamente desordenado por la mañana, pensando que él tenía una pequeña capa de vello y el una melena de león. 

 

-Así que te lo repito, te arreglaras para mi hermano, no quiero que apestes a eso que tienes encima, te rasuraras, te peinaras, te prepararas para una noche agitada y animaras a mi hermano, porque si me entero que no tuvo una cita como la que espera, serás castigado por ello. 

 

Esperaba que no se refiriera a lo que pensaba, porque no estaba seguro de querer compartir su lecho con su dios, cuando eso no significaba nada para él, especialmente, cuando deseaba hacerlo con alguien más, que parecia era inmune a sus encantos, como siempre, cuando estaba interesado en alguien, le era indiferente a esa persona. 

 

-¿Entendido? 

 

Ella esperaba una respuesta, supuso, así que asintió, esperando que le dejara ir, había salido sin nada con que cubrir su cuerpo, ni su suerte, ni su saco, ni su chamarra y no sabía que las mañanas fueron tan frías en el santuario. 

 

-Si mi señora. 

 

Aunque tal vez los brazos de Kanon eran muy calientes, pensó, sonrojándose inmediatamente, pensando que cualquiera creería que habían tenido relaciones, estaba mal arreglado, con el aroma de Kanon sobre su cuerpo, que otra cosa podían pensar. 

 

-Muy bien, pero, no quiero que mi hermano sepa que tuvimos esta conversación, puedes retirarte. 

 

Radamanthys de nuevo asintió, levantándose, deteniéndose cuando escucho el sonido de una puerta, sorprendiendo a Pandora, que le dio la espalda, buscando una taza donde deseaba servirse un poco de té. 

 

-Si mi señora. 

 

Radamanthys nunca había disfrutado del té, el desde que probó el chocolate espeso le amo, era dulce, era oscuro y caliente como el infierno, una descripción que podía quedar bien en la clase de hombres que deseaba, como Kanon. 

 

-Eres tan aburrido, no sabes decir nada más… me confundes mucho. 

 

No creía  que su señora aceptará una respuesta como la que deseaba darle hace mucho tiempo, así que simplemente se marchó, colocando sus manos dentro de las bolsas de su pantalón.

 

-Ya, vete, anda, su cita inicia a las tres de la tarde. 

 

Tenía unas horas para el solo y eso era agradable, especialmente porque la cita sería un calvario, aburrida, con música que no le gustaba, comiendo bocadillos que se suponían eran platos completos, bebiendo vinos que no eran dulces y tal vez, tendría que acompañar a su dios a sus habitaciones, una noción que por alguna razón, ya no lo emocionaba. 

 

-Si mi señora. 

 

*****

 

Kanon se levantó poco después de que Radamanthys se marchara, se vistió con ropa civil y se puso un suerte con unas trenzas, uno de color azul, que su hermano le había regalado, llevaba una playera gris, con unos pantalones de mezclilla que habían visto mejores días. 

 

No se metió a bañar, no quería borrar el aroma de Radamanthys de su cuerpo, encontrando muy agradable su loción, como de maderas finas, con un toque cítrico, un aroma que esperaba permaneciera en el ambiente por mucho tiempo. 

 

En la estufa que habían conseguido se puso a preparar chocolate, caliente, dulce, con unos bombones en la superficie, por alguna razón pensaba que eso le gustaria al joven inglés, el té era demasiado aburrido para su amado. 

 

Preparó unos huevos revueltos con gruesas rebanadas de jamón, pan tostado y jugo de naranja, sirviendolo en dos platos, así como el chocolate lo sirvió en dos tazas, escuchando los pasos de Radamanthys cuando regresó, notando que estaba muy enojado, sus mejillas estaban rojas, sus cejas se unian en un gracioso remolino entre ambas, el que consideraba era lindo de cierta forma. 

 

-Hice el desayuno. 

 

Radamanthys se detuvo en seco, observando a Kanon en la mesa, con su cabello recogido en una coleta, el desayuno servido para dos, haciéndole recordar las mañanas de Inglaterra. 

 

-¡Estás helado! 

 

Kanon pronunció al tocar sus mejillas, quitándose su suéter para colocarselo, tapandolo con el, sin esperar a que Radamanthys pudiera quejarse. 

 

-Yo tengo algo con que cubrirme en mis maletas. 

 

Pero Kanon negó eso, empujandolo para que se sentará en la mesa, dándole la taza de chocolate caliente, para que bebiera un poco. 

 

-Bebe un poco, no tiene veneno, lo prometo. 

 

Radamanthys negó eso, probando el chocolate caliente, para suspirar poco después, un poco más tranquilo. 

 

-¿Y que era tan urgente que no podía esperar? 

 

Un regaño de Pandora, que le recordaba que su dios solo estaba jugando, que no era nada para él y eso ya lo sabía, mejor que nadie. 

 

-Un regaño de Pandora. 

 

Fue su respuesta, no tenía nada más que decirle, haciendo que Kanon se molestara, lo noto por la forma en que dobló el tenedor ligeramente. 

 

-Si yo fuera Hades no le permitiría tratarte así. 

 

Y con una sonrisa un tanto incomprensible para Radamanthys le señaló, sirviendo más chocolate.

 

-Y si fueras mío, tendrías un trato de reyes, claro, si yo fuera el emperador del mundo… 

 

Haciendo que se sonrojara. 

 

-Pero eso no es así. 

 

Diciéndose en silencio, notando que le quedaba muy bien a Radamanthys su suéter azul. 

 

*****

 

Hola, muchas gracias por sus comentarios, lecturas y estrellas. Espero este capítulo haya sido de su agrado. SeikenNJ. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).