Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sueño de Quimeras. por Seiken

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-Oferte por ti...

 

Le explicó, no sabía porque, acariciando su cabello que era muy suave, después su mejilla la recorrió con la punta de su dedo, notando como su miedo únicamente iba en aumento. 

 

—Lamentablemente, perdí la subasta… 

 

*****

 

Radamanthys al escuchar que ese hombre de cabello azul no era su dueño, suspiro aliviado, notando como enfurecía al ver su expresión, elevando el dorso de su mano como si quisiera golpearle con esta. 

 

—¿Me rechazas? ¿Uno como tú me rechaza? 

 

Radamanthys volvió a retroceder, o intento hacerlo, cuando lo sujetaron del cabello, acercando su rostro al suyo. 

 

—¡Déjalo ir Kanon! 

 

Pronunció Afrodita, seguido de sus dos perros guardianes, a su lado estaba su hermano, que le miraba serio, distante, demasiado molesto, como si fuera mejor que el en todos los aspectos, haciendo que endureciera sus facciones, guardandose su enojo. 

 

—No arruines un negocio perfecto. 

 

Kanon asintió, pero Radamanthys podía ver qué tan enojado estaba realmente, tratando de mantener la distancia entre ambos, seguro que la mayor parte de su odio estaba enfocado en el. 

 

—Te prometo que te tendré de rodillas tarde o temprano… 

 

Radamanthys por alguna razón pensaba que sería mucho más temprano que tarde, por la forma de verle, por esa oscuridad en sus ojos, ese odio reflejado al mayor y a sus soldados, ese hombre era como una bomba a punto de estallar. 

 

—Así que recuérdalo bien porque no me humillara un sucio vago. 

 

Después de eso se marchó, dejándolo solo con sus otros cuatro problemas, era el momento de que lo enviaran a su comprador. 

 

—Ha sido un placer, pero todo lo bueno tiene que terminarse, probablemente seas sujeto a una serie de humillaciones por lo que te queda de vida, pero no es personal. 

 

Inyectaron una sustancia en su cuerpo, el tipo de cabello negro, al mismo tiempo que el albino trataba de ser gracioso, no sabía cómo sería transportado, ni a donde, pero por el momento deseaba alejarse del tipo de cabello azul. 

 

—Solo son negocios… 

 

Susurro, para ellos, comenzando a debilitarse, sintiendo como lo amarraban de pies y manos, para encerrarlo en una jaula como las que usan para transportar mascotas, depositándolo en la parte trasera de una camioneta, cuyo logo, que no pudo ver, era de una lavandería. 

 

*****

 

Kanon al dia siguiente se bañó temprano, a eso de las cinco de la mañana, usó su jabón francés y su crema italiana, una loción importada, después de rasurarse y ponerse una mascarilla de miel, se puso un traje de las docenas que tenía en su guardarropa, un par de zapatos, un reloj de oro, estaba listo para otro día más en su aburrido trabajo. 

 

Ingreso en su oficina escuchando todas las citas que tenía para ese día, más dos cenas de trabajo en dos restaurantes costosos del condado, escuchando los aburridos recordatorios de Sorrento, que servía como un secretario, el era el segundo al mando de Julián, pero pronto, en un año cuando mucho, fundaría su propia empresa, llevándose la cartera de clientes, todo su conocimiento y a los mejores trabajadores de la firma. 

 

Justo al terminar su última reunión de trabajo, regresó a su departamento, en donde observaba una captura de pantalla del rubio, había algo en el que simplemente le cautivo, ya fuera ese mirada de color amarillo, como su cabello, esa piel pálida, que le gusto demasiado, ese reconocimiento, supo que era un monstruo apenas lo escucho caminando a su encuentro. 

 

Era realmente bonito y si no hubiera dado una última puja a las doce de la noche en punto, no le hubieran ganado la subasta, que terminaba a las doce de la noche en punto, después de una semana de mantenerlo en el mercado. 

 

Kanon reviso de nuevo su celular, buscando la información que podía comprobar que tenía razón, el mocoso rubio debió irse con él y no con el último postor, que dio su oferta, la única, a las doce con un minuto, cuando ya estaba cerrada la subasta. 

 

Comprendiendo que Saga no le había dado su articulo, unicamente para joderlo, se dijo, en silencio, para lanzar de pronto la botella de licor del cual estaba dispuesto a servirse un poco, gritando su furia, porque de no tener esa pequeña rencilla, ese rubio estaría en su cama, medio desnudo, francamente mal herido, acostumbrándose a su nueva vida.

 

-¡Eres un maldito hijo de puta! 

 

Le gritó a Saga por el teléfono, quien únicamente se rio al escucharlo, al otro lado de la línea, admirando un espectáculo protagonizado por Afrodita y sus dos esclavos, que se retorcían en la cama, al mismo tiempo que el se inyectaba un poco de ánimo, recargándose contra el respaldo de su sillón. 

 

-Tenemos la misma madre Kanon. 

 

Quiso recordarle, para reirse un poco más de su enojo, escuchando cómo trataba de recuperar su molestia, sin colgar el teléfono celular, golpeando entonces una pera de box, que tenía en una parte de su lujoso departamento, la que usaba para entrenar su cuerpo.

 

-Ese rubio era mío, yo lo gane, pero ignoraste mi oferta por una más, una que entró después que la mía. 

 

Así era, su hermano había ganado la subasta, pero que mejor para hacerlo enojar, que negarle un artículo que deseaba romper la noche anterior, dárselo a alguien más, tal vez, así resistiría más de una semana.

 

-Estaba haciendo mi buena accion del dia, tu no sabes como tratar a tus juguetes y siempre los rompes en cuestión de horas.

 

Kanon le colgó en ese momento, lanzando el celular a la barra de ébano en donde suponía que esa piel blanca y ese cabello rubio harían un bonito contraste, abriendo una nueva botella para servirse otro trago, pensando en que hacer para bajar su molestia, su deseo de esa piel inmaculada, sintiendo de la misma forma que los dos tenían mucho que ver, algo los unía de una forma invisible.

 

-Solo tendre que buscarte hasta dar contigo, eso es todo. 

 

Saldría esa noche para buscar un poco de diversión, algo que le hiciera saciar esa hambre que no sabía que tenía, sintiéndose como un hombre nuevo, un cazador en medio de la selva, un tiburón, un animal sediento, dispuesto a saciar su apetito con los más jóvenes o los más vulnerables.

 

-Pero mientras tanto, la noche es joven.

 

Y el tambien lo era, con apenas veintitrés años era un hombre joven, todo un prodigio en su oficina, era apuesto, rico, inteligente, fuerte, era todo lo que cualquiera deseaba ser, el epítome de la civilización, listo para comerse al mundo.

 

*****

 

Al mismo tiempo un hombre de veinte años, cabello blanco, peinado en una trenza ingresaba a una oficina, una jefatura de policía, acompañado de otro mas, de cabello negro, que le seguía muy cerca, sentándose a su lado cuando el oficial en turno, un oriental bajito, de unos sesenta años de edad y cabello castaño les veía fijamente.

 

-Mi hermano desapareció hace una semana, se suponía que llegaría por la mañana del jueves, pero no lo ha hecho y estoy muy preocupado, es menor de edad, viajaba solo. 

 

Dohko podía ver que esos dos habían tenido días mejores, pero no dijo nada al respecto, sacando una libreta y una pluma, para comenzar a escribir respecto al caso en potencia que tenían en sus manos.

 

-Se llama Radamanthys, venía en el tren, apenas tiene diecisiete años. 

 

Pronunció, tratando de mantenerse tranquilo, porque sabía que probablemente el oficial no quisiera escucharlo si se alteraba demasiado, relamiendo sus labios al ver como escribía algunas notas en su cuaderno.

 

-El es un buen muchacho, es rubio y algo pálido, bastante alto, nunca se mete con nadie y teníamos trabajo, solo debía llegar a este pueblo, eso era todo. 

 

Dohko comenzaba a suponer en qué tren viajaba el hermano, porque muchas personas lo usaban para atravesar los condados, todos ellos sin casa, ni familia, muchos de ellos se perdían, otros tantos, terminaban cometiendo crímenes menores apenas llegaban, otros más, simplemente viajaban buscando trabajo.

 

-¿Venía en el “monstruo” supongo? 

 

Minos asintió, no tenía suficiente dinero para pagar un boleto de tren, pero si había trabajo suficiente para los tres, o para muchos más, por eso le llamo, para que pudiera ganarse la vida.

 

-Si, pensamos que era seguro que viajara en ese tren, en las noticias dicen que muchos le utilizan, así que, se perdería entre todos los demás. 

 

Dohko dejó de escribir lo que le decía el muchacho casi albino, porque no podía decidir si su piel era blanca tiza o simplemente era pálido, destruyendo la hoja de papel, para lanzarla al bote de basura.

 

-No puedo hacer nada por ustedes, lo siento mucho. 

 

Fue su respuesta, fuerte, clara, haciendo que las miradas que se habían posado en ellos se desviaran, un vagabundo perdido únicamente significaba problemas, era mejor asi, porque entonces, tendrían que buscar cientos de ellos, mejor que desaparecieran en las fosas clandestinas, un miserable menos que alimentar.

 

-Veanme en la parroquia del señor, ya saben donde es, todos llegan allí la primera vez que pisan este condado. 

 

Susurro, levantándose de la silla, para indicarles la salida, Minos estaba sorprendido, Aiacos también, sin embargo, al de cabello blanco era al que sujetaba con fuerza, para sacarlo de su oficina, lanzandolo lejos.

 

-¡Tenga piedad, solo es un niño! 

 

Dohko le dio la espalda, sin decir nada más, suspirando, escuchando como ese sujeto de cabello blanco comenzaba a gritarle obscenidades en un idioma que no alcanzaba a comprender, siendo arrastrado por el de cabello negro, alejándose de esa oficina, dejándolo completamente solo.

 

-Otro indeseable perdido… 

 

Les explico a sus compañeros, abriendo un paquete de donas, de las que tomó una, pensando en la desesperación de ese joven, en su hermano perdido, creyendo que probablemente para ese momento, ya estaba muerto, o mucho peor, así que cuando Shion les dijera lo que estaba pasando en esa zona, volvería a ver a un hermano destrozado.

 

-Eso les enseña a venir aquí para arruinar el condado. 

 

*****

 

Kanon se lavaba los dientes la mañana siguiente, después de realizar su rutina diaria de ejercicios y bañarse con sus jabones perfumados, aún no se había vestido, pero pronto se pondría uno de sus trajes, observando como dos jóvenes rubios, aunque no tanto como el que se le escapó, salían de su departamento, cubiertos de sangre, el labio partido, el pómulo hinchado, apenas podían moverse, pero les había pagado suficiente dinero para toda la noche. 

 

-¿Milo, Camus recibió el ramo de flores que le mande? 

 

Pregunto entonces, usando su “manos libres” para comunicarse con su buen amigo, que a esa hora, seguramente desayunaba en compañía de su esposo, el médico que Saga utilizaba para revisar la salud de sus mercancías.

 

-Dice que fueron preciosas, Kanon, como siempre. 

 

Kanon empezó a vestirse con lentitud, colocando su camisa blanca, su corbata y su saco, mirándose en el espejo, su apariencia era sin duda la de un ganador, su cabello estaba sujeto en una coleta, dándole un aire seductor, lo necesitaba para realizar su trabajo, vender y comprar propiedades, no era para nada una tarea sencilla.

 

-Necesito que averigües a quien le vendieron el “hallazgo” de Afrodita, como un favor personal. 

 

Kanon esperaba la respuesta de Milo, que sabía sería una afirmativa, porque era su amigo, su lealtad era suya, no de su hermano, al igual que Camus haría lo que su esposo le pidiera, el problema eran Afrodita y sus dos perros guardianes.

 

-Me costará mucho trabajo Kanon, esta vez fue mucho dinero y Afrodita se encargó de todo personalmente. 

 

El dinero no era un problema, él podía pagar muy bien por sus favores, Milo sabía eso a la perfeccion, asi que se preguntaba cuánto deseaba en esta ocasión.

 

-Solo dime cuanto y pasemos a lo que sigue. 

 

Milo empezó a reírse al otro lado, el siempre tenía prisa, no podía gastar su tiempo en absurdos rodeos, en pérdidas de tiempo que no le generaban ninguna ganancia, ningún beneficio. 

 

-Treinta grandes. 

 

Kanon termino de arreglarse enfrente del espejo, su mucama tomaría las sábanas y las mandaría a la tintorería, le pagaba un poco más para que no hiciera preguntas innecesarias, por lo que no le preocupaba que vieran esa cantidad de sangre.

 

-Son tuyos, solo dame la informacion que necesito. 

 

Saga lo había fastidiado esa ocasión, pero él respondería con un golpe contra uno de sus compradores, para recuperar su mercancía, lastimando su negocio, porque, era obvio que no podían confiar en él si, uno de ellos perdía a su juguete recién comprado, solo esperaba, que aun siguiera siendo virgen de alguno de sus orificios cuando diera con él, sino, sería todo un desperdicio.

 

-Aproposito, te veo a las seis en el Nirvana, dicen que su pato en salsa de jerez es una delicia. 

 

Inmediatamente colgó su celular, para salir de su edificio, el elevador era de acero inoxidable, con una pared de cristal que le permitía apreciar el paisaje, la ciudad en la mañana, con el sol apenas asomando entre los rascacielos. 

 

-Creo que son sus ojos… o su cabello… no, sus cejas… 

 

Tal vez era una mezcla de todo, ese muchacho le había encantado y habría pagado suficiente dinero a su hermano para que le dejara cogerlo en esa celda, pero, su hermano vivía para fastidiarlo, era un juego que ambos tenian, ver quien jodia más al otro, él había ensuciado su polvo blanco, logrando que casi le diera una sobredosis, ahora el no le vendió a su juguete, lo siguiente que haría sería recuperarlo, fastidiando un poco la imagen de Saga en ese negocio, para que pensara mucho mejor con quien se metia. 

 

-Qué más da… 

 

Cuando diera con él comprendería que le llamó la atención de ese joven rubio, lo tomaría para él y entonces, le convertiría en un sirviente agradable, para lanzarlo a uno de los burdeles que manejaba en secreto, cuando se cansara de jugar con el.

 

-Pronto te recuperare… 

 

Kanon estaba tan seguro de que lo encontraría que no tenia porque preocuparse, Milo sabía lo que hacía, era un buen elemento, daría con él, compraría a su juguete o lo robaría, lo que fuera mejor segun la situacion en la que se encontraban, nadie le quitaba lo que deseaba, ni se interponía en su camino, porque él había llegado a comerse el mundo, se merecía todo lo que deseara, era un tiburón, una máquina de matar, un depredador. 

 

*****

 

Minos llegó a la capilla sin mucha demora, seguido de Aiacos, que le acompañaba en silencio, sin saber qué decirle a su pareja, que se sentó en una de las bancas como esperando algo, pasados unos minutos un hombre de cabello verde se acercó a ellos, sentándose a un lado suyo. 

 

—¿Eres el hermano angustiado? 

 

Minos volteo a verle, pero Shion le señalo que siguiera observando la cruz con el dios muerto que nunca le había escuchado, mucho menos a Radamanthys. 

 

—Se llama… 

 

Shion negó eso, Dohko ya le había dicho lo que sabía y ese lugar no era donde debían empezar a compartir información. 

 

—Si, si, es un buen muchacho… 

 

Le interrumpió dejando un papel en la banca, una hoja en blanco, si no fuera por una dirección, a la que supuso debía acudir cuanto antes. 

 

—No tengas demasiadas esperanzas, probablemente ya no podamos encontrarlo. 

 

Le explicó antes de marcharse de allí, al mismo tiempo que un sacerdote vestido de blanco iniciaba un sermón, que iría subiendo de intensidad, tratando de convencer a los asistentes, muchos de ellos personas sin hogar, de la importancia del dios muerto en sus vida. 

 

—Vamonos… 

 

*****

 

 Hola chic@s, espero que les guste este capitulo y los que siguen, ¿Alguien sospecha que pasara entre Hades y Radamanthys? En el mundo real. Muchas gracias por todo. SeikenNJ.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).