Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sueño de Quimeras. por Seiken

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Había soñado muchas veces, demasiados días lo que hubiera pasado de no perder a su cachorrito, especialmente en las noches oscuras en las cuales fue internado en un costoso hospital de su organización. 

 

No se engañaba pensando que le amaría, pero si creía, que de sobrevivir, se habría entregado a él, sería suyo, por completo. 

 

Y esperaba que al despertar su cachorrito, creyera en sus palabras, en cada una de ellas, en su gran victoria, en su victoria. 

 

La que aún podía imaginar, que le contaría, que le enseñaría, que le diría, que le haría creer, porque eso era mucho más fácil, que decirle que fue secuestrado de otra dimensión, para ser convertido en su dulce cachorrito. 

 

*****

 

En ese instante Radamanthys por un momento pensó en regresar al balcón, su amado no quería que muriera, también se lo había suplicado, sin embargo, en ese momento, fue que Kanon decidió correr hacia donde él se encontraba, para sostenerlo de la muñeca, dándole el empujón final para soltarse, dejándose caer antes de que Kanon pudiera hacer algo por salvarlo.

 

-¡No! 

 

Sintiendo los brazos de Saga sostenerlo, para que no saltara detrás de él, observando como su cachorrito trataba de matarse, sin embargo, Milo si pudo hacer algo, el si pudo salvar a su cachorrito para el horror del mismo, sosteniéndolo de la muñeca, lastimándose en el proceso, pero sin soltarlo, necesitaba ganarse el beneplácito de Kanon, no deseaba que le odiara por el resto de su vida o que matara a su gatito en represalia. 

 

-¡Rápido, no podre sostenerlo por demasiado tiempo! 

 

Los dos gemelos reaccionaron poco después, observando como Radamanthys trataba de soltarse, luchando contra Milo, quien al haber sido entrenado en el santuario, al ejercitarse diariamente al menos cuatro horas al día era por mucho más fuerte que el cachorrito de su mejor amigo, no lo dejaría ir, sin contar que la vida de su gatito estaba en peligro. 

 

-¡No! ¡Déjenme morir! ¡Por favor! 

 

Los tres eran especialmente fuertes, estaban entrenados en el arte de matar, podían destruir a sus enemigos o derrotarlos con facilidad, por lo cual, entre ambos, pudieron elevar a Radamanthys, aunque este quiso saltar y luchaba por soltarse.

 

-¡Déjenme ir! ¡Déjenme ir con él! 

 

Sin embargo entre los tres lograron derribar su cuerpo y mantenerlo inmovilizado, siendo Milo quien le puso unas esposas en las muñecas para poder inmovilizar su cuerpo, o al menos lograr, que pudieran controlarlo. 

 

-¡No vas a dejarme solo de nuevo! ¡No lo voy a permitir! 

 

Gritó Kanon, sosteniendo a Radamanthys de los brazos, tratando de pegarlo a su cuerpo, acariciando su cabello que no era del color ni la forma adecuada, un error que pronto solucionaria, con el paso del tiempo, dejando que sus hermosos hilos crecieran sin ser modificados. 

 

-Camus, tranquiliza a este… cachorrito, ahora mismo. 

 

Camus después de arriesgar su vida para apartarlo de Kanon se dio cuenta que no era para nada una buena idea, que de todas formas le obligarían a regresar, así que usando una jeringa con un tranquilizante en una dosis demasiado alta, decidió obedecer, inyectando a Radamanthys con esta, para dormir al cachorrito en cuestión de minutos. 

 

-Desháganse de la basura, no quiero que nada quede de ese ladron, de ese farsante… 

 

Milo asintió, al igual que Saga, observando como Kanon cargaba a su cachorrito entre sus brazos, para llevarlo a sus habitaciones, pensando que lo mejor era colocar unas barrotes en esa zona, no queria que su amado tratara de matarse de nuevo. 

 

-Y manden sellar ese balcón, no quiero que mi amado trate de cometer otra locura como esta… 

 

Intentar matarse, intentar destruirse, únicamente para poder abandonarlo, casi lo destruye, sin embargo, Milo hizo lo que debió hacer desde un principio, su buen amigo Milo, que le veía en silencio, tal vez esperando unas órdenes, algunas palabras. 

 

-Gracias Milo, no soportaría vivir sin él, sin mi amado en mis brazos, como tu no soportarias la pérdida de tu gatito… siento haberlo amenazado, el dolor no me dejaba pensar con claridad, así que… lo siento… él está a salvo y quien trate de apartarlo de tu lado, puede darse por muerto. 

 

Saga suspiro aliviado, sacando su celular de su bolsillo, suponiendo que al cachorrito le pondría su hermano una correa larga, pero no estaba de más colocar varias rejas, para que nadie pudiera cometer una locura. 

 

-Saga… 

 

El mayor ladeo un poco la cabeza, esperando que Kanon no se molestara con él debido a su esfuerzo por mantenerlo con vida, sin embargo, cuando su hermano le sonrió, pudo respirar con tranquilidad. 

 

-Encargate de los últimos preparativos, quiero estar presente cuando mi cachorrito abra los ojos, está en un lugar nuevo, desconocido, no quiero que cometa alguna otra locura. 

 

Saga asintió, realizaria los últimos preparativos, mientras Kanon se distraía con su cachorrito, preguntandose si en algún momento de su vida, conocería a su otra mitad, a su dupla sagrada. 

 

-Como tu ordenes Kanon, puedes confiar en mi. 

 

*****

 

Las mismas chicas que habían cambiado la ropa de Radamanthys, limpiaron su rostro y las manchas de sangre, en silencio, obedientes, como sombras, más que seres humanos, todo bajo la vista protectora de Kanon, que aún sostenía al pequeño cachorro en sus manos, que ajeno a los sucesos transcurridos en el balcón, parecía alegre de estar a su lado. 

 

-Mi cachorrito pronto despertara y estará muy feliz de verte, precioso, ya lo veras.

 

Pasaron muchas horas, demasiadas, para que Radamanthys empezara a despertar en esa cama, cubierto por una sábana delgada, sintiendo al cachorro a su lado, que se había hecho un ovillo, buscando su calor. 

 

-Supuse que no querrias perderlo, por eso lo traje aquí, para que crezca con nosotros, como si fuera nuestro hijo, mi cachorrito. 

 

Kanon se levantó para tomar al pequeño cachorro entre sus brazos, acariciándolo con delicadeza, sentándose a su lado, mirándole fijamente, esperando el momento en el que comprendiera que no podía huir, que no ganaba nada luchando contra él. 

 

-Y si me hubiera dicho que deseabas una mascota, te la hubiera conseguido, no tenias que matar a ese bastardo, únicamente para conseguirlo, porque sabes que todo esto fue tu culpa, que de no escapar, Hades estaría vivo, pero no, quisiste actuar como un niño mimado, espero que estes orgulloso, que comprendas que todo esto es culpa tuya, por huir, que esto le pasara a todos los que deseen ayudarte, cachorrito, pero no te dejaré vivir sin mi, mucho menos morir. 

 

Cuando no se atrevió a moverse, Kanon estaba seguro de que ya lo había convencido de obedecer, le había mostrado lo que pasaría, como era imposible apartarlos, porque los dos estaban destinados a permanecer juntos por el resto de sus vidas. 

 

-¿Cuántos más tienen que morir para que lo comprendas? 

 

Kanon entonces empezó a quitarse su corbata, relamiendo sus labios, para besar a su cachorrito, que no se movía en esa inmensa cama donde se encontraba acostado, esta vez, ya no tenía la fuerza para seguir peleando con él, supuso, así que por fin había ganado se dijo en silencio. 

 

-¿Cuantos más tengo que matar para mantenerte a mi lado? 

 

Repitió su pregunta, acariciando su cintura con ambas manos, liberandolo de las sabanas, suponiendo que no había nada de malo si festejaba su victoria mucho antes, Saga podía encargarse de todo y él había pasado demasiado tiempo sin su cachorrito, lo necesitaba a su lado. 

 

-Espero que a nadie más… pero esa es tu decisión… 

 

Al ver que Radamanthys no se movía, ni luchaba contra él, solo se rio, había sucedido como pasó con Camus, cuando veían a la persona que deseaban como su guardián, que pensaban que podía apartarlos de los caminos de la divinidad y el destino, morir frente a sus ojos sin que nada pudieran hacer para salvarlos, en ese momento comprendían que los dioses no deseaban separarlos, que no podrían escapar, lo mejor era rendirse.

 

-No… no tiene que morir… nadie más… 

 

Kanon creía saber que sintió Milo cuando su gatito acepto su amor por fin, cuando aceptó que eran dos almas destinadas a compartir la eternidad, en ese y cualquier otro mundo, sin importar lo que pasara, lo que sucediera. 

 

-¿Vas a pelear contra mi? 

 

Volvió a preguntarle recorriendo su cintura con sus manos, sus muslos, para empezar a abrir su ropa con lentitud, un botón a la vez, descubriendo su piel, que al menos, no había cambiado de color, como su cabello, ni perdido ningún rasgo importante, como sus cejas, que no estaban unidas en una sola, porque esos odiosos lentes de contacto ya no estaban. 

 

-Eso pensé… 

 

Radamanthys aún estaba esposado y Kanon por un momento pensó en quitarle esas cadenas, pero, no, no era una buena idea, así que sosteniendolas, elevando sus brazos, se acomodo entre sus piernas, con su camisa abierta, sus pantalones aún puestos, como los de su cachorrito, que casi tenía la mirada perdida. 

 

-Tu ya no quieres pelear contra mi, al fin comprendes mi amor por ti… 

 

Radamanthys que había luchado contra Kanon desde el primer instante, comenzaba a perder la fuerza de voluntad, ya no deseaba enfrentarse a él, sabía que no tenía forma alguna de escapar, era de Kanon, era de ese demonio marino, con esos ojos que le causaban tanto miedo. 

 

-Mi afecto absoluto por ti… 

 

No era afecto y no se atrevía a descifrarlo, únicamente a quedarse allí acostado, en silencio, permitiéndole a Kanon desvestirlo, como castigo por el asesinado de Hades, por arrastrarlo con él cuando sabía que no podía huir, que no había forma de alejarse. 

 

-Y sólo tuve que demostrarte quien manda... 

 

Kanon liberó el cuerpo de Radamanthys de cada una de sus prendas, de sus pantalones, de su ropa interior, dejándolo desnudo frente a su mirada cargada de lujuria, de hambre, relamiendo sus labios cuando beso su boca, ingresando su lengua en ella, gimiendo al probar su sabor, su calor, separándose jadeante. 

 

-A quien le perteneces… 

 

Kanon empezó a besar su cuello entonces, llevando una mano a su hombría, esperando escuchar algunos gemidos, llevaba seis meses acostumbrandolo a su cuerpo, entrenandolo para el, sabía que lo reconocería, así pasaba siempre. 

 

-¿Dime a quien le perteneces? 

 

Radamanthys se mordió los labios antes de responderle, sintiendo como los dedos de Kanon empezaban a recorrer su hombría, lentamente, al mismo tiempo que sus labios rodeaban uno de sus pezones, aun manteniéndolo quieto en esa cama, después de arrebatarle la fuerza para seguir enfrentándose a él. 

 

-Dime… 

 

Kanon bajo lentamente en dirección de su hombría, depositando besos en todo el trayecto, lamiendo la piel, buscando la forma de brindarle placer, de hacerle recordar esos seis meses bajo su poder, como ya lo recibía. 

 

-Dime a quien le perteneces… 

 

No le pertenecía a su Hades, porque el ya estaba muerto, así que desvió la mirada, sintiendo como los labios de Kanon recorrían ahora su sexo, al mismo tiempo que una de sus manos ingresaba en su cuerpo, dos dedos, abriéndolo lentamente. 

 

-Cachorrito, solo dime a quien le perteneces… 

 

Volvió a ordenarle, sintiendo como su cuerpo se quemaba por estar en el interior de su cachorrito, su aroma, su calor, lo exitaban como nada nunca lo haría, pero no podía permitir que su lujuria se apoderaba de sus sentidos, porque en ese momento, Radamanthys podía intentar escapar, necesitaba escuchar que era suyo. 

 

-Dimelo cachorrito, dime que eres mío… 

 

Radamanthys gimió entonces, cuando sus dedos tocaron su próstata, perdido en un trance del cual, tal vez, nunca podria salir, algun decían que se llamaba locura, Kanon encontraría un nombre cuando quisiera hacerlo. 

 

-Soy… 

 

Kanon sabía que ese ladrón había tratado de seducir a su cachorrito, que se habían entregado a su deseo mutuo, uno equivocado por parte de su cachorrito, pero aun así, suponía que era lo mejor, así podía poseerlo sin perder demasiado tiempo, sin demora, como lo deseaba en ese momento, ansioso, casi febril, su cuerpo quemandose debido a su amor desenfrenado por su cachorrito, que por fin estaba en su cama, que por fin se había rendido. 

 

-Eres…

 

Radamanthys volvió a cerrar sus ojos, dejando que su mente se desconectará de su cuerpo, sintiendo como Kanon ingresaba otro dedo en el, besando sus labios, ingresando su lengua en su boca, gimiendo, ansioso por tenerlo a su lado. 

 

-¿De quién eres? 

 

Lo único que deseaba era que eso se terminara por fin, que se acabara su cacería, su derrota, su desesperación al no poder huir de las manos de ese monstruo de cabello azul, de ese demonio que separaba su mano, para acomodarse entre sus piernas. 

 

-Tuyo… soy tuyo… 

 

Susurro, perdiéndose en esos ojos que tanto miedo le daban, entregándose a la avispa que había encontrado a la tarántula, a la serpiente que asfixió al cocodrilo, al depredador de mayor tamaño que había convertido al más débil en su presa, que se rendía ante él, ante sus deseos y sus caricias, permitiéndole hacer con él, aquello que deseara. 

 

-Yo… soy tuyo… 

 

Kanon en ese momento se dio cuenta que había ganado, que Radamanthys era suyo y que no podia ser mas feliz que en ese momento, sentirse más pleno, más alegre, porque por fin tenía a su amado en sus brazos, al fin había regresado a él, como cuando era un pequeño, al que sus padres le prometieron a cambio de sus favores. 

 

-¡Así es! ¡Así es! ¡Tu eres mio! ¡Tu eres mio! 

 

Y sin más ingreso en el de un solo movimiento, de una sola embestida, sintiéndose vencedor, como un dios, poderoso, eterno, triunfante después de tantos años de dolor, cuando su cachorrito por fin aceptaba su lugar entre sus brazos, a su lado, para que pudiera protegerlo, amarlo, como siempre debió ser, como seria desde ese momento en que se sumía en su cuerpo, en su calor, hasta el fin de los días, escuchando los gemidos de su amado, que sosteniéndose de su espalda, simplemente se rindió, se entregó a él, por fin, sería suyo. 

 

-Tu… tu eres mio. 

 

*****

 

-Kanon… 

 

Esa palabra lo despertó de su ensueño, esa palabra que simbolizaba su nombre, pero no lo llamaban a él, sino al otro, porque Radamanthys estaba débil, recostado en esa cama con su pijama puesta, ajeno a su sentir, tal vez ajeno a ese mundo y esperaba que no pudiera recordar nada. 

 

-Kanon… 

 

*****

 

Muchas gracias por leerme, por sus comentarios, por sus estrellas, espero que les guste el capítulo, nos vemos mañana. SeikenNJ. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).