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A Camping Night- Hungry - por TidsoptimistMF

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Notas del capitulo:

Hola!!

Aqui les dejo la cuarta parte y las cosas comienzan a ponerse interesantes 1313

Cuarta Parte

 

Un nuevo día se alzaba en el bosque.

El sol apenas se abría paso a través de la neblina matutina mientras que Luhan terminaba de alistarse para ir a tomar desayuno. Baekhyun y Chanyeol habían salido a dar un paseo, por lo que podía terminar con tranquilidad de hacer sus cosas antes de ir a poner la mesa.

Ya un mes había pasado desde que Luhan había descubierto que era un mitad lobo, poniendo su vida de cabeza. Muchas cosas habían cambiado de un día para otro, empezando que ahora vivía con su amigo, quien creía muerto por meses, y su pareja, el cual también era un mitad lobo.

Si, una locura.

Para Luhan no había sido fácil adaptarse a todos los cambios, y aunque era un alivio vivir con Baekhyun y Chanyeol, que eran un gran apoyo y era mejor que estar completamente solo y a la deriva tratando de averiguar cómo ser un cambiaformas, igual habían cosas que sus amigos no lo podían ayudar del todo. Empezando por las secuelas psicológicas.

La experiencia de pasar de humano a cambiaformas, en donde alucinaciones iban y venían en medio de un dolor paralizante y mortífero, hicieron trastocar su personalidad, retorcerla al punto de quebrar algo dentro suyo. Desde entonces, Luhan se sentía más aprensivo y, hasta cierto punto, dudaba a veces de su realidad. La línea que marcaba lo ficticio de lo real se había desdibujado en su mente, habían sido tantas las veces que había creído que algo era real en medio de su inconsciencia y que al final no lo era, que ya no sabía que creer.

Se podría decir que estaba aturdido, perdido, dividido entre dos mundos donde las certezas se volvían difusas y siempre eran puestas a prueba por su raciocinio. Era agotador.

Cada día Luhan sentía que se levantaba y comenzaba a caminar en una cuerda floja que en cualquier momento se podía cortar y caer en un abismo de desesperación. Por lo mismo había creado hábitos, rituales para sentir que estaba en una realidad concreta, segura y certera. El primer hábito lo tenía en la mañana, cada vez que se despertaba, Luhan se pellizcaba el brazo para verificar que realmente estaba despierto y así confirmar que no se encontraba divagando en algún absurdo sueño o alucinación. Sólo de esa forma podía empezar su día o sino se sentía perdido, absorto, pero sobre todo desconfiado de lo que lo rodeaba, esperando que en cualquier momento todo se desvaneciera frente a sus ojos.

Sin embargo, no sólo sus obsesiones lo acompañaban, sino también los recuerdos y cierta culpa hacia su familia y amigos.

Luhan se había ido de su hogar sin dejar rastro, ninguna nota que avisara a donde iba, ningún signo que indicaba que se había marchado al bosque. Se había ido sin decir nada y eso lo carcomía con cada día que pasaba, sobre todo porque ahora no podía comunicarse con ellos, ni decirles que estaba bien y a salvo. También extrañaba sus voces, poder conversar y reír con ellos, su presencia le hacía falta, y cosas tan simples, como jugar un partido de fútbol, se habían vuelto en él una de las experiencias que más anhelaba.

Era bastante duro dejar atrás una vida a la que estaba tan acostumbrado y que, lamentablemente, nunca antes se había detenido a apreciar. No es que ahora su vida fuera mala, pero la forma en que se había ido, dejando todo inconcluso, era un tormento continuo.
Igual, tenía que aceptar que su vida de ahora era bastante más agradable y relajada. No tenía las exigencias del mundo moderno en donde el éxito financiero y profesional eran primordial, y tampoco debía cumplir día a día con las exigencias impuestas, tanto por la sociedad como por sí mismo, para triunfar.

Ahora en cambio, solo debía preocuparse de vivir, de apreciar el paso del tiempo y hacer las cosas a su propio ritmo, sin preocuparse de cumplir metas.

Porque en la vida de un lobo no existe el apuro. O por lo menos no bajo los mismos parámetros humanos.

Gracias a ese estilo relajado y que sus mayores preocupaciones eran ayudar a Baekhyun a trabajar en el pequeño huerto al lado de la cabaña, había podido darse espacios para pensar e ir asimilando poco a poco su otra mitad, de ir sanando las heridas emocionales y dejar atrás el reproche por el cúmulo de malas decisiones que había tomado hasta ahora.

Suspirando, Luhan se acercó a la mesita de noche al lado de su cama y tomó un papel blanco que ahí reposaba. Con letra clara se proyectaba una lista de aseveraciones que Luhan había ido escribiendo en el último tiempo para asegurarse que seguía estando cuerdo y no loco. Muchas de la frases solo eran cosas que eran parte de su rutina diaria, como lavarse los dientes, pero otras eran hechos, como que el sol sale por el este cada mañana.

Esa lista también era parte de su tranquilidad mental y la había comenzado a hacer poco después de enterarse que él también era un lobo…

Frunció la nariz ante ese recuerdo.

Acostumbrarse a su otra forma, era una cosa más que se agregaba a lista de dificultades que había tenido que trabajar esas últimas semanas. Ser un cambiaformas novato no era nada fácil, sobre todo porque debía controlar su temperamento, evitar alterarse o enojarse, si es que no quería pasar más tiempo como lobo que como humano. En parte, su carácter más bien tranquilo, lo ayudó bastante a no estar siempre como lobo, a diferencia de Baekhyun.
Su amigo le había confiado que las primeras semanas él había pasado la mayor parte del tiempo en forma de lobo gracias a sus emociones volátiles y a que se exaltaba con facilidad, sobre todo cuando estaba cerca de Chanyeol.

Luhan no pudo evitar soltar una risita al recordar como Baekhyun le confidenció como al principio no se podía quedar tranquilo cuando estaba al lado de Chanyeol. Siempre intentaba arrinconarlo e intentar obtener más que sólo besos.

Según Baekhyun, había sido culpa de sus hormonas de lobo que él quisiera lanzarse encima de Chanyeol cada vez que lo veía y arrancarle la ropa con los dientes. El único problema es que “sus hormonas de lobo” lo traicionaban también. Tan pronto las cosas se ponían calientes, Baekhyun se exaltaba demasiado y terminaba convirtiéndose en lobo, lanzando su sesión de sexo salvaje y desenfrenado, por la borda.

Luhan sonrió al imaginar lo desastroso que debieron ser sus encuentros amorosos y lo frustrante que debe haber sido para ambos el quedar apenas en el juego previo. Tanto fue, que en ese tiempo Chanyeol llegó a proponerle tener sexo en su forma lobuna a su amigo, pero Baekhyun se negó rotundamente.

Cuando Luhan escuchó eso, supuso que Chanyeol debió estar bastante necesitado para proponerle eso a su amigo. Algo que debía destacar de aquel mitad lobo era la compostura y autocontrol que tenía sobre su persona. Siempre estaba calmado y nada parecía alterarlo. Salvo, claro, cuando se trataba de Baekhyun.
Las únicas veces que lo había visto perder esa aura de tranquilidad era cuando estaba cerca de su amigo. No solo parecía más activo y sonriente, sino también más de una vez lo había visto con problemas en su entrepierna cada vez que iban al bosque y Baekhyun se desvestía para tomar su forma de lobo. Chanyeol siempre trataba de aparentar, pero era imposible no darse cuenta…la tienda que se alzaba en sus pantalones lo delataba.

A veces Luhan los envidiaba un poco. Le habría gustado que las cosas con Sehun se hubieran desarrollado de otra forma y que ese estúpido lobo hubiera tenido un poquito más de sentido común y responsabilidad como Chanyeol.

Si era sincero, aún no estaba muy claro porque había cedido tan fácilmente a sus impulsos aquella noche, ni tampoco como había terminado teniendo sexo con Sehun.

Estaba claro que lo suyo había sido solamente atracción física y nada más. O al menos eso quería creer…

Un ruido en su ventana lo alertó, sacándolo de sus pensamientos.

Rápidamente, alzó la cabeza y se acercó a ver que era.

Por supuesto, no vio nada fuera de lo común. Sus ojos, ahora más agudos, no pudieron apreciar nada extraño en el exterior y la neblina tampoco ayudaba mucho a distinguir algo diferente. Sin embargo, no necesitaba ver para saber que había sido ese ruido, o mejor dicho, quien lo había hecho.

Sehun.

Todas las mañanas y antes del atardecer, el lobo se paseaba por los alrededores de la cabaña. Nunca se dejaba ver por completo, sin embargo, siempre captaba su aroma, su intensa mirada también la tenía grabada a fuego en su piel y por inercia el vello de la nuca se le erizaba cada vez que estaba cerca. Lo sentía de una forma que las palabras no lo podían describir, y eso lo atormentaba tanto como lo molestaba.

Una parte suya le tenía rencor y lo odiaba por todo el terror al que lo había sometido, por ponerlo en peligro y haberlo llevado a ser un mitad lobo sin su consentimiento. Su mente no dejaba de marcarlo de culpable y de querer borrar cualquier vínculo con él…

Sehun lo había quebrado en más sentidos de los que podía contar.

Sin embargo, otra parte pequeña, diminuta ante los ojos de Luhan, seguía enganchada de alguna forma a Sehun, a sus besos, a sus caricias y a esa personalidad tan irritablemente insistente y obcecada que el lobo tenía.

- Por no decir infantil- pensó al tiempo que habría la ventana y apoyaba el codo en el marco para reposar su mentón y dejar que el aroma del bosque llegara con nitidez al igual que algunas notas del distintivo aroma de Sehun.

Sin embargo, tan pronto tomó aire, un aroma opacó todo lo demás y su nariz se frunció en desagrado.

Cerrando los ojos con fuerza y preparándose mentalmente a lo que venía, agachó la cabeza y enfocó su mirada hacia abajo encontrándose con un gallina muerta, tirada en el suelo frente su ventana.

Luhan maldijo por lo bajo el nombre de Sehun.

-¡No otra vez!- sentenció mientras salía de su habitación con paso veloz para luego salir de la cabaña del todo y dirigirse a donde estaba el pollo muerto.

¡Era el cuarto del mes!

Una vez a la semana, Sehun se las había arreglado para traerle un pequeño obsequio. La primera vez Luhan había pegado el grito en el cielo cuando vio un conejo muerto frente a su ventana y casi se tira de los pelos, de no ser porque Chanyeol le explicó que seguramente fue Sehun el que se lo había dejado como un regalo.

Regalo o no, Luhan lo odió y Sehun pareció notarlo porque a la siguiente semana cambio su presa a una codorniz y ahora se limitaba a traerle gallinas. Luhan nunca las aceptaba y siempre se limitaba a enterrar a los pobres animales que habían dado su vida a cambio de los cortejos de ese tonto lobo.

- Ojalá dejara de traerlos- bufó al tiempo que, con una pala que había tomado en el camino, levantaba a la pobre gallina y la llevaba lejos de su ventana a un lugar donde pudiera enterrarla- Prefiero cualquier cosa antes que esto…

Suspiró agotado. No entendía porque el lobo seguía acercándose ni tampoco su modo de actuar. Bueno, tampoco es que lo hubiera entendido antes.

Como tampoco entendía porque lo había transformado en lobo, cuando lo único que hablaba es que quería comerlo…

- Sehun es un lobo joven- había sido la explicación que Chanyeol le había dado hace tiempo atrás mientras comían y el tópico había aparecido en la mesa- Cómo te habrás dado cuenta, los cambiaformas tenemos los instintos básicos más desarrollados y a flor de piel, al punto que cualquier estimulo puede llevarnos a perder el control y nuestro objetivo. Con más razón si es un lobo joven y hambriento. La verdad deberías estar agradecido de que aún estés completo después de un encuentro con él.

Luhan recordaba que en ese instante no pudo evitar ponerse totalmente iracundo ante las palabras de Chanyeol.

¡¿Agradecido de qué?!

Gracias a Sehun, ahora era un mitad lobo, un cambiaformas. Le había arrebatado su vida sin poder ver a sus seres queridos, sin contar que había sido literalmente un animal cuando lo embistió, a tal punto que hasta hoy en día su cadera le empezaba a doler si es que se quedaba por mucho tiempo en la misma posición. Supuestamente los cambiaformas tenían rápida y buena cicatrización, pero era claro que el daño que había dejado Sehun era tal que después de un mes aún no sanaba…

-¿Entonces Baekhyun también debería estar agradecido porque no lo despedazaste?- le había preguntado en ese entonces, casi mordiendo las palabras.

Chanyeol había carraspeado ante su pregunta, incómodo.

- Como dije, Sehun es un lobo joven. Aunque él está cerca de los veinte, se encuentra aún en la etapa que ustedes los humanos llaman "adolescencia", a esa edad los lobos son muchos más impulsivos e impredecibles…

- No me digas…- había murmurado con ironía Luhan al recordar el volátil carácter de Sehun, que en un segundo parecía importarle su bienestar y al otro lo único que deseaba era devorarlo e intimidarlo.

Pasando esta vez por alto el sarcástico comentario, Chanyeol había continuado.

- A esa edad también comienza recién su despertar sexual, pero como son primerizos no saben controlar bien su fuerza y se dejan llevar más por su lado animal que humano. Más de una vez me ha tocado ver humanos despedazados producto de un encuentro con un joven lobo.

Luhan sonrió. Su felicidad no pudo ser mayor al saber que había sido "afortunado" de que su lobo adolescente no lo matara a zarpazos.
El sarcasmo no podía ser mayor en su expresión al pensar en su suerte, justo le había tocado el lobo hormonal.

- O sea en adultos no pasa eso…

Nuevamente Chanyeol había mostrado esa expresión de incomodidad y sus ojos no pudieron evitar enfocarse en la pequeña figura de Baekhyun.

- No exactamente…- pronunció con cautela- Un adulto se puede controlar mejor e ir con más cuidado, pero sigue siendo difícil. El deseo es un impulso más bien básico de preservación de la especie, así que es bastante sencillo que tu lado animal saque ventaja de ello, y no siempre se logre mantener el equilibrio. Es por eso que generalmente lo hacemos con los de nuestro tipo, ya que cada uno sabe defenderse de las agresiones del otro. Salvo en casos muy particulares nos cruzamos con un humano…

Casos particulares.

Hasta hoy en día para Luhan era irónica esa definición.

Para Baekhyun había sido un tema de vida o muerte.

Para Luhan, en este punto le parecía que simplemente había sido un desafortunado accidente. Un lobo que perdió el control de sus impulsos y terminó en un total fracaso.

Sin embargo, aún ahora, enterrando esa pobre gallina descuartizada, no entendía porque Sehun le dejaba esos obsequios tan…curiosos.

El lobo lo había dejado en manos de Chanyeol y Baekhyun, dándole la espalda, abandonándolo, sin mostrar ningún interés en su persona después de haber saciado su hambre sexual.

O eso le pareció en un principio, pero el sentir su continua presencia y sus obsequios lo hacían confundirse, sentirse perdido de sus reales intenciones. Sobre todo le molestaba que hasta ahora, no le había dado la cara, cuando en el pasado siempre se mostraba directamente. Ahora, Sehun era simplemente un ser misterioso que lo acechaba desde las sombras con animalitos muertos…

Negó con la cabeza. De todas formas, tampoco Luhan estaba muy seguro si quería que el antiguo y directo Sehun apareciera frente suyo en esos momento. La verdad, no podía imaginarse como actuaría si volvía a cruzar miradas con él.

-Seguramente lo mataría- pronunció con solo pensarlo, los dientes apretados, sus manos aferrando con fuerza el mango de la pala, sus ojos brillando peligrosamente al dejar que la ira lo embargara.

Negó de nuevo con la cabeza. Debía controlarse. No podía permitirse perder el control, no con Sehun tan cerca. El lobo aún no se había ido, podía percibir tanto su presencia como su aroma, y seguramente también lo vería de no ser por la espesa neblina...

Suspiró con pesadez. Colocó el último montón de tierra, alisándolo con la pala para que no quedara un montículo elevado. Asintió conforme cuando vio todo listo, y tan pronto elevó la mirada para dirigirse de nuevo a la cabaña, lo vio.

Unos ojos grises, que solo se distinguían de la neblina por sus negras pupilas, lo veían desde la distancia, como dos perlas en medio de un mar blanco que resplandecían mientras su plateado pelaje se mimetizaba con el entorno.

Por un segundo Luhan se quedó perplejo mirando el horizonte, pensando si era real lo que veía o era parte de su imaginación. Sus sentidos le decían que era real, pero para estar cien por ciento seguro se pellizcó. El ardor en su piel se lo confirmó.

Tragó con fuerza.

Estático, no pudo evitar que su estómago se revolviera y apretara con fuerza; la ira regresando como una vieja aliada hasta acumularse en sus manos. Por inercia, Luhan alzó la pala que aún tenía en manos como si fuera una espada y miró desafiante al lobo.

En otra época habría tenido miedo, habría huido, pero ahora sólo sabía que debía enfrentarlo.

Cada célula de su cuerpo se lo decía.

No escaparía. No ahora que eran iguales.

- Ni te atrevas a acercarte, Sehun - sus palabras sonaron frías, letales como una daga, increíblemente controladas para alguien que sentía su sangre hervir de rabia.

El lobo no se movió, aparentemente demasiado asombrado para intentar algo más.

Luhan por su parte se quedó con la pala en alto, tratando de calmarse ya que como lobo no tendría oportunidad contra Sehun si es que este deseaba atacarlo, ya que el otro lo superaba en experiencia y manejo de su forma animal. Debía tranquilizarse, pero a la vez mantenerse concentrado por si el lobo intentaba algo y él debía defenderse con su triste pala.

Vio que Sehun movía una pata delantera, pero tan pronto lo hizo, Luhan alzó la pala con más ahínco haciendo que este se detuviera.

- Es en serio Sehun, no sigas dando un paso más o te juro que tu cabeza saldrá volando después que te pegue con esta pala- lo amenazó.- No quiero que te acerques, es más no quiero saber nada de ti y también deja de traerme animales muertos. No me gustan.

El lobo bajó las orejas ante lo último, pero Luhan ni se inmutó. De verdad poco le importaba si ofendía o hería los sentimientos del lobo, lo único que quería es que lo dejara en paz de una vez por todas y ya.

El silencio se impuso con pesadez en el ambiente, aplastándolos, sofocándolos, hasta que un ruido a lo lejos los alertó.

Por el aroma, Luhan supo que se trataba de Baekhyun y Chanyeol que regresaban hacia la cabaña, tal vez se les había olvidado algo o habían captado la cercanía de Sehun. El motivo no importaba, sólo sabía que tan pronto ellos comenzaron a acercarse, el lobo plateado le dirigió una última mirada antes de desaparecer entre medio de la niebla.

Luhan suspiró tranquilo, pero en el fondo su corazón seguía inquieto.

- Sólo espero que Sehun no vuelva aparecer. Nunca más

***

Era pleno otoño, el viento mecía suavemente las copas de los árboles y las hojas de tonos cobrizos revoloteaban en el aire antes de caer sin hacer ruido sobre la tierra fértil, la luna alta en el cielo despejado.

Todo parecía demasiado tranquilo, hasta que Luhan se desveló.

No es que fuera extraño para él desvelarse en mitad de la noche, después de todo había pasado meses con pesadillas, pero esta vez no era el caso. Tampoco era el ruido nocturno del bosque o el viento contra la ventana.

No, nada eso.

La noche en el bosque era calma. Lo que no era calmo eran sus compañeros de cabaña.  

Un extraño, curioso y constante golpeteo proveniente de la habitación continua a la suya, hizo que sus finos oídos lo despertaran.

Eso, más los gemidos de Baekhyun.

Esta era la primera vez desde que estaba en esa casa, que los escuchaba en plena acción y debía admitir que era bastante… incomodo. En general, su pareja de amigos tendían a ser más discretos, se iban de hurtadillas al bosque o se escapaban al rio para tener sus momentos de intimidad, pero por alguna razón esa noche habían deseado cambiar.

Bueno, tampoco podía culparlos, esta era su casa y estaban en todo su derecho de usarla como quisieran, pero...

Luhan se llevó la almohada a la cara, desesperado por el ruido.

En serio eran ruidosos y su audición más desarrollada sólo ayudaba a que tuviera un muy detallado registro de lo que sucedía al otro lado. El ruido de la cama crujiendo ante el movimiento, el sonido de la pieles chocando, los gemidos de Baekhyun mezclados con los roncos gruñidos de Chanyeol, le hacían tener la sensación que estaban en su propia habitación y que él era testigo de todo el acto. Por suerte el cuarto de baño estaba entremedio de las dos habitaciones, o sino...

Movió su cabeza en un intento de borrar cualquier imagen al respecto.

Exhausto, tiró su almohada a un lado para eliminar un poco su frustración. Era obvio que no lograría conciliar el sueño hasta que esos dos se detuvieran, y según sus cálculos, eso no sería pronto.
Baekhyun había sido muy específico cuando le contaba sobre su activa vida sexual, sobre todo ahora que nada lo detenía y podía disfrutar totalmente de los beneficios de tener como pareja a un cambiaformas, empezando por su resistencia. Chanyeol poseía una resistencia que muchos envidiarían, pero que en estos momentos no podía ser más molesta para Luhan, al punto que deseaba volarse los oídos con tal de no escucharlos toda la noche.

Según los cálculos de Luhan, si seguían con ese ritmo pronto derrumbarían la pared o tal vez todo su cuarto.

¡Dios! ¡Malditos cambiaformas y sus hormonas!

Lo que más molestaba a Luhan, eran los efectos que tenía en su cuerpo todo ese barullo. Era difícil de explicar, ya que aún no se había acostumbrado del todo a su otra mitad, pero sentía a su lobo inquieto, deseando liberarse, sus instintos más básicos aflorando con demasiada fuerza en su interior.

Y los gritos de su amigo, sí gritos, porque ya no eran gemidos, no lo ayudaban en nada.

Casi podía sentir que le traían los recuerdos de su noche con Sehun. Imágenes que se había obligado a sepultar, a enterrar bajo mil metros de odio y resentimiento, y que ahora regresaban con más fuerza y nitidez que nunca, algo que no podía permitirse.

No ahora.

Los profundos e inquietantes ojos de aquel joven lobo aparecieron con claridad en su mente al punto que sentía que él estaba realmente ahí, mirándolo de frente con ese magnetismo, con esa necesidad de hambre y de posesión que sólo Sehun podía transmitir mientras sus poderosas manos lo recorrían al igual que sus labios lo acompañaban a saborear su piel. La sensación de su cálido cuerpo contra el suyo, su piel rozando la suya en un suave movimiento mientras su rostro se hundía en su cuello para captar su aroma...

Un jadeo se escapó de sus labios de forma inconsciente.

Luhan abrió los ojos de golpe y se incorporó en su cama con el corazón latiéndole con fuerza y la respiración agitada, pasándose la mano por la frente tratando de quitarse el frío sudor que lo había empapado, mientras veía hacia a todos lados, asegurándose que sólo había sido su imaginación y nada más.      

- Tengo que salir de aquí- se dijo pasándose las manos por la cara, terminando de borrar cualquier rastro de esa vívida visión. Necesitaba tomar aire, caminar, cualquier cosa que lo despejara y no lo hiciera recordar eso de nuevo.

Sentir eso de nuevo.

Pero sobre todo, debía alejarse lo suficiente para que los gemidos-gritos de Baekhyun no lo siguieran perturbando al punto de tener alucinaciones. Necesitaba huir lo más rápido de ahí y alejarse de todo por unas horas hasta que las cosas se tranquilizaran.

Rápidamente, Luhan salió de su cama, sin darse tiempo de revisar su lista de certezas o de pellizcarse para verificar si estaba realmente despierto, y se encaminó fuera de su habitación tan rápido como pudo.

Tomando una chaqueta liviana para cubrirse del frío de la intemperie, Luhan salió de la cabaña sin siquiera preocuparse de cerrar la puerta con delicadeza. Con el barullo que hacían los otros dos, ni cuenta se darían que había salido. Hasta llegó a preguntarse si al regresar encontraría la cabaña aún de pie.

- Se ve una construcción firme, así que supongo que será a prueba de todo- pensó mientras se alejaba de la construcción.

El sentir el aire fresco sobre su rostro fue gratificante, y el contacto de sus pies sobre la tierra logró apaciguar poco a poco su desbocado corazón.
Tomó una gran bocanada de aire mientras se acercaba al linde del bosque para llenarse los pulmones del agradable aroma a pino y tierra húmeda. De frescor y de...un aroma muy peculiar.

-¿Saliendo a dar un paseo nocturno?

Luhan quiso darse un golpe en la cabeza al escuchar la conocida voz.

-Esto debe ser una broma- pensó sintiendo como su piel se erizaba completamente y su vista se posaba directamente en uno de los árboles en donde Sehun se encontraba apoyado.

Alto, con la luz de luna delimitando suavemente su silueta, el lobo desprendía esa confianza que siempre lo había caracterizado, mientras una sonrisa de suficiencia adornaba su pretencioso rostro. Los ojos del lobo lo observaban detenidamente.

Con hambre. Con deseo.

Luhan sintió un escalofrío recorrer su espalda de arriba a abajo.

Esta era la primera vez, después de mucho tiempo, que volvía a encontrarse con Sehun cara a cara.

Después de aquella vez que lo había amenazado con una pala, Sehun se había mostrado mucho más discreto con sus visitas al punto que apenas lo había sentido en ese último tiempo, además de que ya no le traía ningún tipo de regalo. En parte, Luhan supuso que eso era gracias a que Baekhyun había decidido, desde aquel día, a quedarse a su lado como una lapa y no dejarlo solo en ningún momento...hasta ahora.

Tal vez eso explicaba lo ruidosos que estaban esa noche sus amigos. Tanto tiempo sin estar juntos les pasó la cuenta y bueno...en algún momento tenían que ponerse al día.

Luhan frunció el ceño. Era impresionante como cada pequeña oportunidad en que él se encontraba solo, Sehun la aprovechaba para cruzarse en su camino.

Los ojos de Luhan se cruzaron con los del contrario, fulminantes, molestos, pero sobre todo con odio por no dejarlo en paz ni un solo momento. Por ser el insistente lobo que había sido desde que lo había conocido y que no dejaba tranquila ni a su sombra.

Sintió que algo se disparaba en su interior y una explosión de emociones nada positivas afloraron cuando Sehun hizo el ademán de moverse.

Un mar de recuerdos, de sensaciones, pero sobre todo de peligro invadió su ser, removiendo cada célula de su cuerpo, hasta lo profundo de sus huesos y médula. El recuerdo y el miedo de que Sehun intentara hacerle daño otra vez despertaron su lado defensivo y de supervivencia totalmente básico que barrió con cualquier racionalidad.

Sin pensarlo y llevado tanto por sus emociones humanas como animales, Luhan arremetió contra Sehun.

Antes de que se diera cuenta, se encontraba transformado en lobo y bajo sus garras se encontraba Sehun. Sin dejarse intimidar, o tal vez por más costumbre que otra cosa, Sehun se había transformado en lobo justo antes de que lo impactara contra el piso, por lo que el golpe contra el suelo no lo dañó realmente. Con más fuerza y experiencia, Sehun no perdió tiempo y se liberó del agarre de Luhan sin dificultad, pero eso no detuvo a que este volviera al ataque.

Con un gruñido gutural y amenazador, Luhan rodeó a Sehun. Su pelaje dorado estaba erizado y sus ojos tenían un brillo violeta que ondeaba como un mar embravecido alrededor de sus pupilas. Sehun no tuvo tiempo de intentar algo, cuando ya tenía de nuevo a Luhan encima suyo tratando de morderlo.

Totalmente cegado y temiendo que Sehun intentara dañarlo no sólo a él, sino también a Chanyeol y a Baekhyun, Luhan fue a atacar para defenderse y defender a los suyos, a su manada, al tiempo que liberaba todo el resentimiento que había guardado durante ese último tiempo contra el joven lobo.

Todo el odio iba en cada zarpazo. Cada mordida era por el dolor tanto físico y emocional que le había causado, el daño y el resentimiento de alejarlo de por vida de sus seres queridos y maldecirlo con una forma que él no había deseado, de llevarlo a ser un cambiaformas.

Antes de Sehun él era feliz, después de Sehun ya ni siquiera sabía lo que podía significar estar animado.

Le había arrebatado todo sólo por su sed de sangre. Arrastrado por su continuo egoísmo y ensañamiento, hasta inmadurez, Luhan había terminado siendo el chivo expiatorio de todos sus males. Y eso lo irritaba, haciendo su sangre arder.

Su lobo aullaba por justicia y su lado humano por venganza.

Tan oscuros y profundas eran sus emociones que Luhan no cedió en ningún momento a la pelea que tenía con Sehun. Cada zarpazo, cada mordida que lanzaba iban con el objetivo de infligir real y profundo dolor, de dañar a su adversario y alejarlo de su vida de una vez. 

Sus gruñidos hacían eco en el bosque, invitando a cualquier criatura nocturna alejarse rápidamente de su camino.

Sehun por su parte, buscaba a toda costa esquivar los ataques del contrario e intentaba defenderse más que atacar. Tenía la ventaja que los zarpazos de Luhan no eran tan certeros producto de su inexperiencia y de estar tomado por sus emociones, por lo que se le facilitaba bastante poder evitarlo, sin contar que con cada ataque que daba, más agotado se veía el lobo dorado. Sin embargo, Sehun seguía siendo un lobo joven y en algún punto de la pelea, no pudo evitar ponerse serio y devolver algunos zarpazos, algo irritado por el constante ataque al que era sometido, sintiendo el odio que el otro le profesaba.

A medida que luchaban, se iban internando cada vez más en las profundidades del bosque, alejándose de la cabaña. El esfuerzo físico, pronto empezó a ser mella en los dos, pero sobre todo en Luhan, que en un momento de extremo agotamiento tropezó, siendo aprovechado por Sehun para intentar detenerlo, terminando los dos rodando en el piso, al igual que hace unos meses atrás, con la diferencia que ahora eran lobos e intentaban obtener el control y morderse mutuamente; donde uno intentaba matar al otro, mientras que el otro intentaba detenerlo.

Agotados, con las respiraciones agitadas y el pelaje cubierto de tierra, hojas y ramitas, sus resistencias en el límite, Luhan dio un último giro para quedar encima de Sehun, esta vez impactándolo contra la tierra con lo último de fuerza que le quedaba para terminar aquella afronta.

Sus ojos miraron como dos dagas a su enemigo, listo para dar el ataque final, pero se detuvo al ver que Sehun en vez de intentar defenderse, decidió convertirse en humano.

La piel rosada, con raspones y algunos rasguños aparecieron frente la vista amatista de Luhan, pero este ni se inmutó y continuó en su forma lobuna. Gruñendo y con las garras enterradas en los hombros de Sehun, esperó cualquier movimiento que lo incitara a enterrar sus dientes en el blanquecino cuello y tomar la vida de aquel que más odiaba, para sentirse finalmente libre y a salvo.

Sobre todo a salvo.

No más tormentos, no más pesadillas, no más Sehun.

Ese último pensamiento lo llenó de una adrenalina, de una fuerza bestial que vigorizó sus músculos acalambrados y le hizo recuperar toda la energía. Algo oscuro, letal y vengativo se esparcía cada vez más en su interior, su consciencia cada vez más lejos, en un punto donde ya no la escuchaba.

Por su parte, Sehun mantenía su vista fija en el lobo dorado, en su ira, en sus filosos colmillos listos para reclamar su sangre, sus ojos violetas oscuros y peligrosos. Frente a él había un lobo imponente y aunque Sehun se mostraba impasible, por dentro no podía estar más sorprendido y emocionado al mismo tiempo.

Bien recordaba como hace un tiempo atrás Luhan lo había amenazado con pegarle si es que se acercaba, pero nunca se imaginó que su pequeño ciervo fuera a atacarlo realmente. Mucho menos que se encontraría frente a frente con su forma lobuna.

Agresivo y atemorizante, eran cualidades muy lejanas al recuerdo que tenía de Luhan, sin embargo era como se mostraba ahora ante él. Y Sehun debía admitir que se veía increíble.
Su pelaje dorado y erizado invitaba a ser tocado, a enterrar sus manos en él, a sumergir su nariz y captar su adictivo aroma. Esa dulce y tierna fragancia que sólo Luhan poseía, pero que ahora se encontraba teñida por un tinte decidido y territorial que lo hacían anhelarlo aún más.

Su Luhan. Cuanto lo había extrañado.

Separarse de él todo ese tiempo había sido lo más difícil que había hecho hasta ahora.

Cuando lo fue a dejar donde Chanyeol, sabía que lo dejaba en buenas manos. Confiaba totalmente en aquel cambiaformas, ya que Chanyeol había sido quien le había tendido una mano y lo había ayudado a incorporarse en la aldea de humanos cuando había sido exiliado de su manada y no tenía a nadie ni nada. Por lo mismo sabía que era el más indicado al momento de pedirle nuevamente ayuda y que no se negaría a entregársela al ver a Luhan.
Sin embargo, tan pronto lo dejó en sus manos, o mejor dicho en las manos de su irritable pareja, un vacío se generó en su interior. En ese instante, hizo oídos sordos al impulso que lo invitaba a recuperar a Luhan y dejárselo para sí mismo, y se fue.

Y no había día que no se arrepintiera de ello.

Todos los días terminaba paseando alrededor de la cabaña para captar su aroma, para intentar verlo. No podía quitárselo de la cabeza. Era una obsesión.

En las noches no podía dormir pensando en la suavidad de su cuerpo, y durante el día intentaba concentrarse en su trabajo en la aldea para no pensar en él.
Después de Luhan, ninguna presa le parecía atractiva, nada saciaba su sed o lo satisfacía, llegando hasta matar su placer por la caza. Era un lobo enajenado de su esencia asesina, y solo quedaba un resto de humano que se dedicaba a repetir la misma rutina cada día para poder alimentarse, aunque a veces ni hambre ya tenía.

Si antes de estar con Luhan había dejado de sentirse lobo, ahora estaba mil veces peor.

¿Qué le había hecho?, no lo sabía.

Solo sabía que quería tenerlo cerca de nuevo. Tanto su lado lobuno como humano concordaban en ello. Cualquier cosa para detener esa dolorosa agonía.
No le importaba si estaba mal, no le importaba el egoísmo de sus pensamientos ni la irónica situación en la que se encontraba.

Solo quería a Luhan de vuelta.

Había intentado empezar con obsequios, pero estos no habían funcionado como él esperaba. No entendía porque Luhan había terminado enterrando sus preciados tesoros de caza que con tanto esfuerzo le había conseguido para que se alimentara. Chanyeol le había sugerido que en vez de animales le llevara flores, pero Sehun simplemente se había negado.

¿Cómo iba a alimentar a Luhan con flores? ¡Eso era ridículo!

Al final, y después de la clara amenaza de Luhan, había optado por dejar los regalos y esperar pacientemente alguna oportunidad para poder hablar con Luhan.

Y esa oportunidad había llegado.

Lejos de la cabaña gracias a su pelea, y sin la presencia del molesto compañero de Chanyeol, Sehun tenía ante él la posibilidad de recuperar a Luhan sin ser interrumpidos por nadie.

Volvió su atención hacia el lobo dorado que tenía encima suyo, alerta y listo para atacar ante cualquier movimiento en falso.

- Luhan- habló finalmente en su tono habitual, rompiendo el silencio que los había estado rodeando. Su mano se alzó en un intento de alcanzarlo, de tranquilizarlo - No voy a luchar más contigo. Quiero hab…¡argh!

Las garras, filosas y letales, se hundieron en su piel en son de advertencia. La amenaza de Luhan era clara: un movimiento más y él lo cortaría en pedacitos.  

Sin embargo, eso no amedrentó a Sehun.

- Luhan, hablemos...- volvió a pronunciar, la paciencia rozando cada letra que salía de su boca, tratando de no alterarse por la clara amenaza que el otro le imponía.

El lobo achicó los ojos desconfiado. Desde que conocía a Sehun, siempre había sido del estilo de actuar, no de hablar. Además, en ese momento Luhan estaba poseído por un aura vengativa, deseaba sangre no palabras, pero la insistente mirada de Sehun y algo que no supo explicar del todo bien, hicieron que parte de su raciocinio volviera. Sólo lo justo y necesario para enfriar un poco sus ánimos y considerar las palabras del contrario.  

No lo convencía, ni un poco. Todas sus células se lo decían, las experiencias pasadas prácticamente se lo gritaban en su cara, y aun así, decidió ceder.

En un último gesto de fe, de darle una oportunidad a ese lobo adolescente, Luhan retrocedió. Liberó a Sehun de su garras hasta poner una distancia prudente entre ambos, siempre manteniéndose alerta y listo para defenderse, en caso de ser necesario.

Ya libre, Sehun se sentó, chasqueando la lengua tan pronto vio a Luhan.

- En tu forma humana, sino te importa- pronunció, su tono algo hastiado, intentando hacer su mejor esfuerzo para mantener su paciencia y ser comprensivo con la actitud del otro.

Luhan bufó.

Sehun estaba loco si pensaba que se iba a exponer frente a él y quedar totalmente indefenso.

- Prometo que me mantendré aquí, quieto. No intentaré nada extraño- continuó Sehun como si hubiera leído sus pensamientos, alzando las manos en son de rendición, esperando que con eso el lobo frente suyo cediera de una vez.

Luhan dudó. De nuevo esa sensación embargándolo de que debía detener todo esto, de atacar y alejar a Sehun de una vez por todas de su vida, sin embargo se contuvo. Una pequeña, minúscula y odiosa parte aún quería creer, aunque fuera un poquito, en las palabras de Sehun.

Tomando aire y aún desconfiado y escéptico, cedió ante la petición de Sehun.

Dando una última mirada amenazadora, Luhan cerró los ojos para concentrarse mejor y contener sus emociones antes de pasar a su forma humana. Los ojos de Sehun se posaron deseosos en cada forma que ante sus ojos se iba mostrando, cada pedacitos de piel aumentando su hambre, su lujuria. Tomó cada parte de sí para no lanzarse a tomar lo que, según él, le pertenecía.

- ¿De qué quieres hablar?- lo increpó finalmente Luhan con acidez, los brazos cruzados a la altura de su pecho, sus ojos lanzando chispas de enojo, pasando totalmente por alto la intensa mirada que el otro le dedicaba- ¿De cómo casi me matas en tu momento de pasión? ¿O de cómo me convertiste en lobo?- soltó para luego agregar con una última frase cargada de ironía- Espera, ya sé. Vienes a comerme, ¿no?

Los ojos de Sehun brillaron al escuchar la última frase, pero Luhan no se amedrentó. Ya no. No ahora que era un cambiaformas, que la adrenalina golpeaba fuerte contra sus venas y que esa sombra oscura de resentimiento nublaba su vista, llevando su ira a niveles desconocidos. En ese instante lo menos que tenía Luhan era miedo.

- De todo lo que mencionaste- pronunció Sehun, una sonrisa irónica surcando sus labios- Creo que la última frase se acerca más- soltó de forma honesta, logrando desencajar a Luhan.

No podía creer lo desfachatada de esa respuesta.

-¿Estás hablando en serio?

- Yo siempre hablo en serio- contestó Sehun, su expresión volviendo a ser fría como la de una roca, sus emociones bajo control, su corazón la tiendo con ferocidad contra su pecho. Sin apartar la vista y analizando en todo momento cualquier indicio que le indicara que Luhan podía escapar, comenzó a levantarse para estar cara a cara con el rubio.

La verdad, tener esa vista completa de Luhan, su piel perfilada por el claro de luna, sus ojos castaños totalmente enfocados en su persona, habían hecho que perdiera su objetivo inicial y olvidara cuales habían sido sus intenciones al querer hablar. Cualquier dialogo que hubiera formado antes en su cabeza, se había borrado totalmente.  

Sehun era un lobo hambriento y frente suyo tenía un filete de primera calidad.

Negó con la cabeza.

Luhan ya no era comida, pero tampoco podía evitar verlo con deseosos ojos hambrientos. El hombre despertaba sus más bajos instintos y tenerlo así, hacía que la tentación de saborearlo aumentara más que nunca, de probar cada pedacito de piel, de lamer y mordisquear hasta grabarse por completo su sabor en la memoria.

Apretó los dientes intentando controlarse. Sabía que si se lanzaba ahora sobre Luhan, obtendría sólo su rechazo y eso no lo podía permitir. No podía volver a esa rutina, a observarlo desde la lejanía, a vivir la horrible agonía de no poder acercarse, de no tener la posibilidad de tocarlo, de vivir en el arrepentimiento de haberlo dejado de lado y haber huido con el rabo entre las piernas.

-Por si no lo notaste soy un lobo ahora, gracias a ti- respondió Luhan, sacándolo de sus pensamientos -Comerme sería canibalismo

Sehun tragó con fuerza y se obligó a centrarse y retomar el hilo de la conversación.

- Lo sé, me di cuenta en el momento en que te mordí- contestó, recuperando completamente su compostura- ¿Por qué crees que sigues vivo y te dejé con Chanyeol?

- No lo sé, estaba inconsciente en ese instante- contestó mordaz, pero al instante su expresión cambió al procesar la última parte dicha por el otro- Espera, ¿conoces a Chanyeol? ¿Cómo?

Sehun chasqueó la lengua. Había hablado de más.

- Eso no es de tu incumbencia- pronunció finalmente, desviando la vista hacia otro lado temiendo que Luhan pudiera leerle la mente si es que sus miradas llegaban a cruzarse.

Luhan frunció el ceño. Esa respuesta esquiva lo molestaba en más formas de la que era capaz de enumerar. Pero sobre todo lo inquietaba.

Si Chanyeol conocía de antes a Sehun…

Su ágil y macabra mente comenzó a diseñar rápidamente posibles historias y explicaciones donde ambos cambiaformas habían hecho una alianza para atraparlos tanto a él como Baekhyun. Por un momento, el hombre bueno y razonable que había conocido despareció de su mente y Chanyeol comenzó a tomar un matiz peligrosamente oscuro y maligno.

Tragó con fuerza, su mente debatiéndose en definir si Chanyeol era realmente un cambiaformas bueno o no.

Era curioso como su percepción había cambiado con solo el hecho de saber que Chanyeol estaba relacionado de alguna forma con Sehun, convirtiéndolo automáticamente en un ser despreciable y sanguinario, borrando todas sus otras acciones con un manotazo.

La realidad y la verdad podían ser tan ambiguas algunas veces…

Negó con la cabeza. Debía mantenerse fiel a los hechos y a lo que había visto hasta ahora, no a presunciones de su molesta, y ya retorcida, mente.

Si lo veía objetivamente, conocidos o aliados, el que se conocieran de antes explicaba porque Luhan había terminado bajo el cuidado de Chanyeol y no había sido simple azar. También, porque el cambiaformas se había mostrado tan comprensivo cuando había hablado sobre Sehun, defendiéndolo.

Luhan estaba confundido. Su cabeza estaba hecha un lío y ese pequeño momento de abstracción fue suficiente para que Sehun se aproximara y cerrara cada vez más las distancias entre ellos.

Sehun estaba focalizado. Había visto el odio arder en los expresivos ojos de Luhan, había captado su resentimiento y su furia salvaje, como también ahora podía apreciar su confusión y las ideas que lo turbaban. En el pasado, siempre le había parecido que Luhan tenía una mirada temerosa, como una hoja en otoño a punto de caer, pero ahora…poco y nada quedaba de ese chico.

Lo intrigaba, quería saber más de este nuevo cambiaformas que tenía frente a él, pero hablar nunca había sido su punto fuerte. Y sentía que entre más abría la boca, más puntos negativos sumaba a su persona.

Necesitaba acercar a Luhan, no alejarlo.

Tenía que hacer que esa brecha disminuyera de alguna forma, pero su lobo se estaba desesperando en su interior, las palabras correctas no parecían querer hacerse presentes en su cabeza y en cambio lo único que aparecía era aferrar a Luhan en sus brazos y no dejarlo escapar nunca más.

El impulso fue mayor que su promesa, el deseo corriendo fuerte por sus venas y antes de que Luhan fuera consciente de lo que sucedía, Sehun lo tomó del rostro y capturó sus labios en un intenso y necesitado beso.

Los ojos de Luhan llamearon ante aquel descarado contacto, sus manos se alzaron con fuerza en un intento de apartar a Sehun, pero este lo rodeó con un brazo por la cintura, impidiendo cualquier escape. Entre más se movía Luhan, más lo sujetaba el lobo contra su cuerpo.

Piel contra piel, los músculos tensos mientras sus respiraciones fluctuaban irregulares, Sehun intentado dominarlo, Luhan tratando de liberarse sin dar tregua. No podía permitirse caer de nuevo en los juegos de Sehun, que la lujuria llenara su cabeza y terminar en los brazos que tanto lo habían herido.

Luhan no era una maldita adolescente enamoradiza que perdía los estribos con un beso, como tampoco se dejaría influenciar por él. Es más, esto lo enojaba, lo hacía odiar a Sehun por doblegarlo de esa forma y lo único que deseaba era golpearlo con todas sus fuerzas.

Golpearlo hasta que supiera el dolor que le había producido, el enojo y odio que le había generado, demostrarle la frustración que le provocaba que su cuerpo reaccionara ante su toque, que lo hiciera perder el rumbo y lo llevara cada vez más profundo a un abismo donde no había salida.

Encerrado en su dolor y tribulación, Luhan no fue consciente cuando su cuerpo comenzó a ceder. Sus parpados cayeron dando por sentada la derrota, mientras sus labios pasaban a amoldarse a los contrarios, llevando un ritmo fuerte, rudo donde Luhan volcaba toda su furia y frustración, la cual Sehun recibía sin reclamo.
Consciente del herido estado del contrario dejó que volcara toda su desesperación, pero a la vez que lo dejaba expresarse, él también se encargaba de entregar su deseo, su necesidad de tenerlo y dejar en claro que lo quería de regreso ante cualquier costo.

Rudo, apasionado, egoísta, necesitado. Ese beso transmitía los más profundos y claros estados de ánimos de sus destrozados corazones, aunque sus mentes no estaban del todo claras, su deseo insatisfecho y la satisfacción del reencuentro se mezclaban por partes iguales.

Luhan casi sentía una cierta electricidad que chispeaba por todo su cuerpo al estar en contacto de nuevo con el contrario, nublando sus sentidos y haciéndolo olvidar momentáneamente el enojo contenido. Su ira y frustración se habían volcado en deseo, sus manos se aferraban con fuerza a la espalda de Sehun igual que garras que apresan a su presa. Su lengua degustaba con intensidad mientras que sus dientes deseaban probar, morder…

Tenía hambre de Sehun.

Y antes de que su raciocinio procesara lo irónico e hipócrita de sus pensamientos, sus dientes se hincaron en el labio inferior de Sehun hasta que pudo percibir el tibio líquido corriendo por su lengua. Tan pronto el ferroso sabor hizo contacto con sus papilas gustativas, fue recorrido por una fuerte descarga que calentó su cuerpo a un nivel desconocido.

Pero al mismo tiempo que la lujuria recorría su cuerpo, algo en las profundidades se liberó.

Ese ser roto, oscuro y deseoso de sangre y venganza que se había visto momentáneamente opacado por el beso de Sehun, comenzó a resurgir de las tinieblas. Las cadenas de su raciocinio que lo habían mantenido confinado temporalmente, empezaron a desmoronarse de nuevo y con velocidad, y antes de que fuera consciente de lo que sucedía, sus colmillos se alargaron, sus zarpas aparecieron y su mente se resquebrajó por completo.

Un exclamación de dolor rompió el aire y lo siguiente que Sehun fue consciente fue del punzante, ardiente y agudo dolor que explotó en su hombro mientras los colmillos de Luhan se hundían con furia contra su carne. Frente a él ya no estaba el humano, sino el lobo dorado, sus ojos amatistas brillando con intensidad, un gruñido siniestro saliendo de las profundidades de su garganta.

El deseo mezclado con la ira, el sabor a sangre explotando en su boca trayendo a flote los instintos más básicos; la confundida mente de Luhan cayendo en un laberinto, donde las emociones de supervivencia formaban los muros de su perdición. Verse libre de las manos que antes lo habían apresado lo hicieron descubrir una nueva sensación de poder, de soberanía. Eso fue suficiente para que Luhan perdiera la cordura y su lobo tomara todo el control.

El dulce sabor a sangre, ferroso y marcado con la esencia de Sehun, corriendo por sus bigotes, fue una sinfonía para los sentidos. Una sinfonía de deseo.

Una sinfonía de venganza.

Toda emoción humana fue despojada de su cuerpo en ese momento, en cambio la bestialidad completa acaparó todo su ser.

Deseaba más.

Irónico o no, todo su ser gritaba por sangre, por destrozar aquel cuerpo bajo el suyo y capturar toda su esencia con las garras, con los colmillos, hasta no dejar nada de la existencia de Sehun.

El lado oscuro y roto que se había formado producto de sus alucinaciones mientras pasaba a ser un cambiaformas, se había liberado en su totalidad.

Arrodillado en el suelo, Sehun tenía una mano en su hombro tratando de controlar la sangre que bullía a borbotones producto de la profunda mordida, con el dolor pulsando sin piedad contra su piel. Alzó los ojos para mirar a Luhan, sin embargo lo que se encontró frente a él fue simplemente un letal cazador.

Por primera vez en su vida Sehun comprendió lo que era el real miedo.

Un terrible terror lo inundó por completo. Durante su vida, él se había visto en situaciones peligrosas, en peleas y hasta había sido expulsado de su propia manada. Conocía el odio y la ira en la mirada de otros, el deseo de verlo muerto, pero… nunca había visto algo tan letal y profundo como los ojos de Luhan en ese momento.

Sintió que lo apuñalaban directo en su pecho, clavándolo contra el suelo, dejándolo inmóvil. Estático.

Cualquier rastro del Luhan que él conocía había desaparecido por completo y hasta su aroma había cambiado, dejando frente a él un letal asesino, porque de algo estaba seguro Sehun, es que ese lobo lo quería muerto y él…no tenía forma de defenderse. Su voluntad de pelea, su experiencia para salir de esa situación se había esfumado en el aire. Algo en su interior le impedía intentar cualquier cosa, demasiado pasmado de ver ese cambio tan radical, de haber sido el causante de ese cambio.

El aura negativa y vengativa que rodeaba a Luhan era una fiel muestra de lo que habían causado sus acciones como cazador. El abuso, terror y egoísmo al que había sometido a Luhan llevado por sus impulsos, lo habían lastimado hasta en lo más profundo, hiriéndolo, cambiándolo. Era una verdad que no podía negar, ya que tenía la total certeza de que así era.

Su interior se lo decía. Su instinto de lobo se lo reforzaba. Y se odió por eso.

Ah…la inmadurez y la indiferencia, cuantos errores lo habían llevado a cometer y que ahora se le regresaban de la peor forma posible, en manos de aquel que él más deseaba.

Algo en el interior de Sehun se quebró, su lado humano, aquél que apenas usaba, se había roto en su interior en pedacitos, su voluntad haciéndose añicos, una sombra cayendo con pesar sobre sus hombros. Y antes de que pudiera procesar algo más, Luhan atacó.

Sehun apretó los dientes cuando sintió de nuevo los colmillos hundiéndose en su carne, esta vez en un costado, mientras las zarpas de Luhan se enterraban en su pecho con furia, dando lugar a una nueva explosión de dolor, el olor a sangre embotando sus sentidos mientras sentía su cuerpo desfallecer. Sin embargo, pese al punzante dolor, Sehun no intentó defenderse, se sentía vacío, quebrado y muerto. Su cuerpo no respondía, no sabía cómo responder, por primera vez se sentía desorientado de cómo debía actuar.

Luhan por su parte desató todo su letal potencial, su mente humana totalmente desconectada, su lobo tomando todo el control de la situación. La sangre escurría a su alrededor mientras sus fauces no dejaban de morder, de desgarrar, de saborear el letal dulzor de la venganza. El rencor corriendo profundo por sus venas, su dorado pelaje cubierto por manchas; el deseo de probar y llenarse más de esa deliciosa sangre, recorriendo todo su salvaje ser. Necesitaba más y más, cómo un maldito vicio que no podía verse saciado, había perdido la razón y el control de sí. Pero no solo el deseo lo movilizaba, sino también la satisfacción de devolverle todo el daño que el otro le había hecho, toda la locura que había generado en su cabeza y en su mente.

Por primera vez en mucho tiempo, Luhan se sintió libre, tranquilo. En paz.

Con la respiración agitada, miró hacia el cielo ahora cubierto de nubes, sintiendo el frío aire golpear contra su pelaje. Una sonrisa amarga surcó su rostro lobuno mientras paladeaba los restos de tibia sangre en su hocico.

Satisfecho de sus propias acciones y de sentir esa libertad momentánea que lo inundaba en un cálido sopor, bajó la mirada para encontrarse con la masacre que había hecho. La sangre esparcida por el lugar y que salía a borbotones de las mordidas y de los zarpazos del frío cuerpo bajo el suyo, hicieron que su nube de felicidad se desplomara brutalmente.

Su cuerpo se heló en un instante y sus ojos se agrandaron, aterrados.

Temblando, Luhan comenzó a retroceder mientras el peso de sus acciones caían en su persona viendo con horror lo que había hecho. Lo que le había hecho a Sehun.

Su lado animal, sus impulsos bestiales lo habían llevado a prácticamente destrozar el cuerpo de Sehun. Rasguños y mordidas se mezclaban con un tinte carmesí que escurría hasta formar un charco alrededor del cuerpo, que cada vez se hacía más grande.

Espantado por sus propias acciones, Luhan pasó a su forma humana, llevándose las manos al rostro mientras las lágrimas de desesperación se habrían paso en sus mejillas.

¿Qué había hecho?

Él no era un asesino, no lo era. Tenía rencor hacia Sehun, sí, que había deseado matarlo también, pero de ahí haberlo realmente hecho…

“…Más de una vez me ha tocado ver humanos despedazados producto de un encuentro con un joven lobo…”

 

Las palabras de Chanyeol resonaron en su mente como un trémulo recuerdo.

 

Alejando las manos de su rostro, vio la sangre en ellas, al igual que el sabor que seguía en su boca. Aterrado, comprendió demasiado tarde la extensión de las palabras de Chanyeol que ahora le parecían una maldita sentencia. Todo lo que le había recriminado a Sehun se había vuelto en su contra, con la diferencia que ahora él era el asesino. 

 

Desquiciado y sin poder soportar el peso de la verdad, Luhan se abrazó así mismo y gritó. La furia y la desesperación bulleron de ese grito desgarrador: era el sonido de un alma rompiéndose en pedazos, sus cuerdas vocales agitándose y ardiendo ante la potencia de su propia destrucción.

Las lágrimas brotaron a borbotones, un sonido herido y profundo como si su alma se estuviera rasgando con cada sollozo, Luhan dejó que su cuerpo expulsara todo el dolor que sentía, todo el aborrecimiento de sus acciones, de la densa oscuridad que había manipulado su mente y había guiado su dolor a una letal e insana venganza.

Temblando, comenzó a retroceder hacia el bosque.

Deseaba huir, quería escapar, internarse en el bosque y vivir su agonía por el resto de sus días hasta ser un cuerpo marchito que no pudiera entregar a la tierra más que sus polvorientos huesos.

Sin embargo, se detuvo.

Sus ojos se anegaron nuevamente de lágrimas cuando se dio cuenta que Sehun, después de haberlo mordido y haberlo atacado, no lo había dejado en el bosque a su suerte. No. Él había buscado ayuda, lo había dejado en buenas manos…

Luhan inspiró con dificultad, sintiendo el peso de la realidad golpeando profundo su ser al comprender lo equivocado que había estado en algunas cosas sobre Sehun. El lobo había sido bondadoso comparado a lo que ahora Luhan le había hecho al dejarse llevar por sus instintos. Había generado un rencor irracional y ahora Sehun estaba…

Un suave quejido captó su atención.

El pulso de Luhan se congeló al ver que Sehun aún respiraba. Suave, casi un pequeño silbido de lo dificultoso que le resultaba, pero igual respiraba y eso significaba que aún tenía posibilidades, DEBÍA tener posibilidades.

No podía abandonarlo.

La respiración de Sehun era baja y dificultosa, apenas audible, pero aún podía salvarlo. Debía salvarlo, no podía…

Siendo ahora Luhan el que tenía dificultad para respirar producto de la emoción, tomó con mucho cuidado a Sehun y lo movió hasta posicionarlo sobre su espalda. Sin importarle el peso o el fuerte olor a sangre que inundaba su nariz, Luhan se convirtió en lobo nuevamente y con Sehun seguro en su lomo, comenzó a correr con todo lo que le daban sus patas. Su cabeza daba vueltas, sus ojos miraban con atención cualquier rastro que le indicara el camino de vuelta a la cabaña, no tenía mucho tiempo y debía ser rápido, pero sobre todo no podía perderse.

Guiado por ramas rotas producto de su batalla, Luhan fue avanzando a toda velocidad. No le importaba que sus músculos se quejaran por el agotamiento, ni las puntadas que le daban en los pulmones por su respiración irregular, sólo le interesaba llegar a su destino y darle la posibilidad a Sehun de sobrevivir.

Porque ahora él sabía lo difícil que era contener su lobo interno, de no dejar que otras emociones capturaran sus decisiones y lo llevaran a sacar su lado más impulsivo y animal. Porque ahora había cometido los mismos crímenes que tanto le había encarado a Sehun por tanto tiempo y no podía sentirse más hipócrita e inconsecuente como ahora se sentía.

Los ojos de Luhan se llenaron de lágrimas cuando por fin visualizó la bendita cabaña de Chanyeol. Sin dudarlo ni un segundo, apresuró el paso, temiendo que cada segundo que se demoraba aumentaba el riesgo de que Sehun no lo lograra.

Estaba por llegar a la puerta de la cabaña cuando esta de repente se abrió de golpe y frente a él apareció un pálido Chanyeol y tras suyo Baekhyun.

Los ojos de Baekhyun se agrandaron de espanto. Vestido solo con una gran camisa blanca que lo cubría hasta por debajo de los muslos, Baekhyun bajó corriendo las escaleras hasta a un agotado Luhan.

-¡Luhan! ¿Estás bien?- exclamó, la voz cargada de preocupación, mientras tomaba su hocico entre las manos y lo obligaba a verlo- ¿Qué sucedió? ¿Qué…?

Su voz desapareció cuando sus ojos captaron el cuerpo sobre su amigo y su corazón se estrujó en un puño cuando vio a Luhan adoptar su forma humana y ver su rostro destrozado por la angustia y la desesperación.

-B-Baekhyun…creo que lo maté. Maté a Sehun

 

Notas finales:

Sip. Mucha sangre hubo al final.

Debo decir que esta pareja es un poco sangrienta (muy distinta al ChanBaek), pero las cosas de a poco se iran cuadrando entre ellos...si es que Sehun sobrevive XDD

Nos vemos el Domingo con la siguiente actualizacion :)

Byes!


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