Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Musa anónima por 1827kratSN

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Era la primera vez que se detenía frente a algo así como un regimiento, o eso le dijeron que era. La cosa era que…, llegó ahí por puro impulso momentáneo, y no estaba seguro de si seguir con su plan inicial, o simplemente volver a su departamento y esperar. Pero ya estaba ahí. Incluso perdió clases, así que al menos haría que valiese la pena.

 

—Disculpe, me dijeron que aquí puedo encontrar a Reborn —Tsuna preguntaba en la recepción de aquel ¿campamento? Militar.

—Sí —el hombre que vigilaba el ingreso lo miró con extrañeza—. Pero no me han informado que tenía visitas a estas horas.

—Ah, no —Tsuna rio nervioso—, fue de improviso. Tenía la esperanza de que podría verlo, pero si necesito de una… cita —se rascó la mejilla—, mejor me retiro.

—Puedo llamarlo —cortó los movimientos del recién llegado y sonrió con sutileza.

—¿Puede? —sonrió animado, relajando su postura—. ¿Sería tan amable de hacerlo?

—Claro —el hombre alzó una ceja, analizando a aquel muchachito de dulce mirada y complexión aparentemente frágil—. A cambio, ¿puedo pedirte algo?

—Hum —Tsuna ladeó su cabeza, tenía un mal presentimiento—. ¿Qué cosa?

—Tu número telefónico —sonrió de lado.

—Ah… Creo que eso no se va a poder —el castaño intentó no parecer tan temeroso, incómodo o inseguro, pero falló—, porque Reborn podría tomarlo a mal y… tendríamos problemas.

—¿Usted es algo para Reborn-san?

—Soy su… —Tsuna se mordió el labio porque aún no había definido bien el cómo denominar a Reborn. No sabía si era correcto decir que era su novio—. Sabe. Mejor olvídelo —sonrió—. Me iré ahora. Olvide que me vio aquí, por favor.

 

Fue allí por un impulso, incluso dejó de lado sus clases del día. Sólo quiso verificar que la marca de su antebrazo también la tenía Reborn, repasar el tatuaje con sus dedos para quitarse esa sensación de estar soñando, pero no pensó en las consecuencias de su visita imprevista al sitio de trabajo del azabache. Apresuró a dar media vuelta e irse. Era una locura llegar de la nada e invadir algo tan personal, por eso, respiró profundo y apretó su paso. Calculaba que, si regresaba en ese momento, podría alcanzar a tomar las clases de la tarde.

Ese fue su plan.

Lamentablemente no el de Reborn.

No supo cómo, pero Reborn “presintió” que él había ido a verlo —o esa fue la explicación que le dio—, así que apareció en el momento justo como para correr un poco, agarrarlo de la chaqueta y arrastrarlo lejos de esa zona militar. Fue muy raro. Porque estaban entre felices y algo impactados por el suceso, o al menos así lo sentía Tsuna, ya que para Reborn aquello fue solo una muy afortunada coincidencia que no esperó jamás. De todos modos, necesitaban hablarlo, disfrutarlo incluso, solo ellos dos.

Todo hubiese terminado en una plática algo tensa después de mostrar sus marcas, y en una posibilidad de definir su relación como algo más estable y fijo, pero al parecer alguien no lo quiso así.

 

—¡Así que tú eres el Tsunayoshi del alma de mi amigo! —Colonello ingresó a la cafetería sin guardar siquiera un poco de sigilo—. Mira Lal, ¡es él! —y a su lado se hallaba una mujer de cabello azulado y una marca rojiza en su mejilla.

—¿Quién lo diría? —Lal sonrió de lado—. Acepto que es lindo —miró al azabache— a comparación de ti, Reborn.

—Largo —los miró desafiante.

—Wow, es más pequeño de lo que creí —Colonello no tuvo que analizarlo mucho para llegar a esa conclusión, porque incluso sentado, el castaño se veía más pequeño a comparación de Reborn.

—Lo es —Lal miró al castaño por un momento y olfateó el aire, se extrañó en un inicio—, pero es un alfa de casta.

—Sí, sí, es el… —sus palabras se atoraron—. Espera, ¿es alfa-kora? —miró a su alfa casi sin poder creer lo que escuchó.

—Que eres ¿qué? —Reborn tampoco ocultó su impacto por lo dicho. Miró al castaño sin entenderlo bien, ignorando que hasta hace poco estaba molesto.

—¿Cómo lo sabe? —Tsuna miró a la chica.

—Soy alfa como tú —sonrió de lado—, mi nariz no me engaña, niño.

—A veces olvido eso —rio divertido antes de rascar su mejilla.

 

La chica siguió en una plática algo ridícula con el castaño, algo sobre aromas, destinos, y malos gustos, porque Lal creía sinceramente que Reborn jamás tendría a alguien que lo soportara por más de un año debido al carácter tan horrible que se cargaba. Sí, entre alfas se entendían. Y todas esas palabras fueron dichas mientras Reborn y Colonello no superaban el pequeño shock al enterarse del secreto de aquel castaño delicado que tenían frente a ellos. Ninguno se dio cuenta antes, así que se sentían un poquito avergonzados y su ego algo destrozado. Y se puso un poco peor.

 

—Te conseguiste un omega muy problemático —Lal se sentó junto a Tsuna para tomar el té.

—Reborn es especial —sonrió—, no creo que sea problemático, solo especial.

—Vaya que estás perdido —negó antes de chistar.

—¿Lo estoy? —se cuestionó.

—Definitivamente.

—Tú sabías que yo era… —«Omega». Reborn suspiró antes de mirar al castaño—. ¿Es en serio?

—Sí —Tsuna lo miró intrigado—. ¿Acaso era un secreto?

—Es idiota —Lal sonrió de lado—, cree que nadie se dará cuenta de que es omega—. Reborn maldijo entre dientes.

—Yo no pude saber que eras alfa —Colonello quiso sacarse la duda—. No hueles como uno.

—Eso es porque uso medicamento —Tsuna miró sus dedos—. Tengo un desorden hormonal, por lo que sin medicamento mis feromonas se salen de control y yo también. Por eso, el ingerir esa medicina, significa que pierdo mi aroma casi en totalidad.

—Casi… Es tan sutil que solo otros alfas podrían reconocer a este niño —añadió Lal—, por eso ustedes dos no pudieron.

—¿Ese era el secreto que querías decirme antes? —Reborn miró al castaño, quien asintió—. Pues supongo que ahora ya no hay más secretos.

—Por mi parte no —sonrió más relajado.

—Entonces pueden ser felices por siempre —comentó Lal en burla—. Como el cuento que tanto odiabas, Reborn.

—Pues digamos que ya no lo odio tanto —sonrió de lado.

 

Era así.

Porque era divertido. Porque no calzaban en los estereotipos, pero a la vez no le importaba eso. Así estaba bien.

Y estuvo mejor cuando Reborn se burló del pequeño hobby que tenía su muy querido novio oficial.

Tsuna no había querido mostrar aquello, pero no tuvo opción cuando su relación llegó hasta ese punto…, y porque Yamamoto no le avisó que Reborn llamó diciendo que iría a visitarlo en la tarde. Jamás pensó que sería descubierto cuando se hallaba en medio de su momento de inspiración y trazaba los detalles de un retrato en el que estaba trabajando desde hace dos semanas. Un retrato que quería guardar como su secreto personal.

 

—Vaya que me amas —comentó Reborn, divertido al ver aquello.

—Yo no… —Tsuna desvió la mirada avergonzado—. Solo… quería… entretenerme.

—Vaya forma de entretenerte —sonrió de lado al verse en detalle, plasmado en un conjunto de colores y mezclas sobre un lienzo.

—¡Y no has visto los demás! —Yamamoto rio desde la cocina—. Su cuarto siempre está lleno de esos.

—¡Yamamoto! —se quejó Tsuna.

—¿Por eso no me dejabas pasar hasta allí? —Reborn elevó una ceja—. ¿Qué clase de pinturas tienes ahí?

—No es algo malo —se defendió con las mejillas rojas—. Es solo…

—Fantaseaba contigo desde antes de conocerte en persona —añadió el azabache antes de cederles una lata de refresco a cada uno.

—No me ayudes —Tsuna quería decirle a su amigo que era indiscreto y que sus detalles personales deberían ser secretos, pero ya nada podía hacer en ese momento.

—Bueno, tengo que irme —el más alto sonrió—. Puedes sentirte en tu casa, Reborn.

—Y no me abandones —susurró Tsuna, pero no podía interferir en el horario de Takeshi.

—Regresaré en la tarde —rio suavecito—, tengo clases.

 

Tsuna vio con horror el cómo su amigo se alejaba agitando su mano en despedida, para después quedarse en un silencio incómodo ante la mirada penetrante de Reborn. No quiso mirarlo de frente, pero sabía que terminaría cediendo ante el capricho de aquel azabache. Siempre era así.

El mayor problema era que ni siquiera podía ocultar su estado anímico, porque últimamente sus feromonas estaban un poquito más alteradas que en ocasiones pasadas. Según el médico, era por la reciente marca de destinados, pero también le informó que con el tiempo su sistema se regularizaría y volvería a la normalidad. Eso, al menos, hasta que se vinculara a su omega.

Detalles, detalles.

Tsuna en ese momento no quería pensar en esas cosas.

Suficiente vergüenza iba acumulando.

 

—Así que… ¿me mostrarás?

 

Tsuna no quería, pero ante un poco de manipulación, y el hecho de que eran pocas las oportunidades que tenía para ver a Reborn envuelto en ese uniforme militar, lo que conllevaba a que sus niveles de vergüenza se elevaban rápidamente porque estaba por mirar de más, decidió simplemente ceder.

Era mejor centrarse en mostrar sus pinturas, que fijarse en el entallado pantalón de camuflaje que Reborn usaba, o en la imponente presencia que destilaba. Sí, todo fuera para olvidar que era un alfa un poco alterado y sin medicamento que le hiciera efecto por completo.

Quitó la sábana que cubría sus lienzos apilados en una esquina, suspiró mientras separaba algunos que conservaba como recuerdos de la segundaria, y al final señaló los correspondientes a Reborn. No quiso ver la expresión del mayor, porque con su bochorno bastaba, no quería admirar las burlas.

En aquellos cuadros se acunaron sus fantasías, las cuales formaron un rostro cuando no tenía idea de la apariencia real de Reborn. Eran doce retratos, muy diferentes entre sí, todos de un rostro fantasioso lleno de colores y detalles. Era muy vergonzoso mostrar su lado creativo.

 

—Vaya que pensabas mucho en mí —Reborn deslizó sus dedos por el detalle dado por decenas de pecas sobre un rostro que más o menos asemejaba al suyo.

—Yo… no sabía cómo eras —explicó mientras jugaba con sus dedos y veía por la ventana—. Así que… mi imaginación voló un poco y…

—¿Por qué un arcoíris? —deslizó sus yemas por otro cuadro, donde el cabello era una mezcla de los colores del arcoíris, largos y extraños.

—No sé —confesó—, solo se me ocurrió y… —se rascó la nuca—, no sé.

—Este se acercó mucho —levantó el lienzo y sonrió. Se vio a sí mismo, pero con el cabello largo y sin patillas, con los labios brillantes y ojos marrones. Ese retrato estuvo bastante cerca en los demás detalles.

—Es que lo hice cuando ya sabía más o menos cómo te veías —Tsuna respiró profundo—. ¿Ya estás satisfecho?

—Así que mi novio es un artista con talento —sonrió de lado—. Qué interesante.

—Solo es un hobby… El diseño es… —se rascó la mejilla—, o será mi profesión cuando termine la carrera.

—Todos tenemos caminos diferentes —se señaló—. Mírame a mí, por ejemplo.

—Bueno —Tsuna sonrió antes de señalar la salida de su cuarto—, iré a preparar algo. Si quieres…

—Tsuna… ¿Crees que no me fijé en que me mirabas tanto y a cada rato? —dejó el cuadro junto a los demás antes de girarse hacia el castaño—, ¿o que tu aroma se acentuó un poco?

—Bueno… —retrocedió—, el médico dijo…

—¿Es por el uniforme? —se acercó sigilosamente al castaño.

—¿No tienes hambre? —rio suavemente antes de dirigirse a la puerta.

—Un poco —lo sujetó antes de que se le escapara—, pero no es comida lo que quiero.

—Reborn, no es buena idea… —estaba en problemas—. Hayato podría…

—No me mientas, Tsuna —susurró en el oído del castaño quien se crispó—. Vi a nota en la mesa del comedor. Tus amigos regresarán en la tarde y tú tienes horas libres.

—Ya fueron suficientes vergüenzas por hoy —intentó irse, pero Reborn cerró la puerta.

—¿Qué tal si jugamos un rato, Tsuna?

—No —pero apenas fue un susurro.

—Jamás lo hemos hecho en tu cuarto —sonrió de lado—, por el riesgo a que tus compañeros llegaran… pero… —deslizó sus dedos por la cintura del alfa—, ahora… ¿qué me dices?

—En serio, no… —Tsuna sintió un suave rastro de feromonas envolverlo. Era algo que por primera vez percibía tan de cerca, porque no era el único que tomaba medicamento para ocultar su casta.

—Ahora que ya descubrimos nuestros secretos —Reborn sonrió—, vamos a sacarle provecho a esto.

—Soy inestable… ni con el medicamento —pero su voluntad estaba flaqueando y fue peor al sentir una suave mordida en su cuello—. Reborn…, espera.

—Nos divertiremos un rato —sonrió—. Te lo prometo.

 

¿Agradecer o maldecir?

Tsuna no lo sabía.

No lo supo ni cuando empezó a charlar con un desconocido.

Sin embargo, mentiría si negase que aquello le gustaba demasiado.

 

 

 

Notas finales:

 

Krat tenía previsto que éste sería el final, y en realidad lo es, de cierta forma extraña.

Pero tiene dos capítulos extra que añadirá porque es buena oportunidad. Ya me habían dicho que deseaban saber qué pasaba con un alfa fuera de control, entonces, tendremos a nuestro pequeño Tsuna fuera de control. Vamos a tomarlo como un extra o un relleno, así que no esperen mucho.

Nos vemos mañana, mis amores~

Besitos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).