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Musa anónima por 1827kratSN

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Con los bimestrales superados, pudo retornar a las pláticas textuales con su amigo virtual, las risas por cualquier cosa que decidieran contarse, aquellas historias fantasiosas que se creaba en la mente en base a como se imaginaba a su “amigo”, sus horas distractoras en las que fabricaba lienzo tras lienzo lleno de color…, y el interés ya evidente de su contacto virtual para ceder evidencias de que ambos estaban buscando lo mismo.

Una foto más.

Un mensaje de voz más.

Un comentario que tanteaba el terreno.

Tsuna detectó todo eso, era consciente en lo que se estaba metiendo, y por eso mismo envió también su primer audio, con nada más que cinco palabras para desearle una buena noche a Reborn. No fue apresurado, la segunda foto simplemente llegó, y después de esa llegaron más, hasta que los mensajes cambiaron de ser pláticas sencillas a ser algo más adulto y destinado a la calentura de al menos una de las partes.

 

“Imagina que mi lengua repasa tu cuello. Lento y húmedo. Suave y serpenteante.
¿Gemirías para mí?”

 

Contestar esas provocaciones era como saborear el pecado. Tsunayoshi inicialmente solo se reía y evitaba el tema, pero después empezó a tomar esos comentarios más en serio, convirtiéndolos en una fantasía que lo sacudía en la privacidad de las madrugadas donde podía darse el lujo de desvelarse un poco más. Y luego, empezó a responder de forma tímida a aquellas provocaciones, tecleando con los dedos temblorosos, las mejillas sonrojadas, apretando los labios, y encogiéndose al abrazar sus almohadas para ahogar sus suspiros.

 

“La mordida sería suave, para despertar la sensibilidad de tu piel.
Para saborear el suspiro que seguro soltarías.”

 

No eran adolescentes, Reborn incluso trabajaba y Tsuna lo sabía por los horarios de las conexiones, las respuestas y la madurez con la que llevaban aquello. Pero a veces parecía que lo fueran, porque dejaban que su imaginación los envolviera y terminaban en un mar de hormonas alocadas, que solo se calmaban si rozaban su propia piel para imitar lo que el texto decía. Imaginando que de verdad estaban cerca, uno junto al otro, susurrando el nombre ajeno y dejando que su cuerpo expresara su necesidad.

 

“Estoy gimiendo tu nombre”

 

“Quiero escucharlo”

 

“Solo si tu gimes el mío”

 

El misticismo de no conocerse, el de ser solo una figura enigmática que se comunicaba por el celular, eso les daba la posibilidad de mostrar aquel lado oculto que quería simplemente goce y satisfacción. Los audios pasaron a ser llamadas cuando se podía mantener la privacidad en ambos lados, la familiaridad pasó a ser una complicidad dada entre risas y el sonido de sus voces agravándose mientras trataban de estimular al ajeno sólo con el tono de su voz.

Mandaron al carajo la precaución.

Siguieron así por varias semanas, hasta que incluso Tsuna terminó su semestre y tuvo el preciado tiempo vacacional en que el departamento sería solo suyo, ya que sus amigos se irían de visita a sus hogares. Privilegios dados porque sus padres se fueron de luna de miel a viajar por el mundo, pues de esa forma el departamento era su único hogar y refugio para el invierno, en donde disfrutaba de su mente trazando un rostro completo para quien aún no conocía en totalidad.

 

—¿Tienes tiempo?

—Sí, ahora solo tengo mi trabajo de medio tiempo —su corazón latía rápidamente, porque presentía lo que se iba a proponer.

—¿Quieres que nos veamos?

—Insistirás hasta que acepte —Tsuna rio bajito mientras cambiaba el celular a su otro oído.

—Solo será una noche… Para probar. ¿Qué dices?

 

Había algunos riesgos. El primero era que ambos eran hombres, lo que generaba mil y un posibilidades de que algo no saliese bien. La segunda cosa era que el contrario podría decepcionarse de la fantasía creada a través de conversaciones y fotos sin definir completamente. La tercera era su propia seguridad, porque se citarían con un desconocido que vivía en su mismo distrito —lo descubrieron por error al mencionar un sitio particular—. Y, sin embargo, la curiosidad les ganó la partida, y en el día preciso se miraron por primera vez en medio de una placita.

Eran tan opuestos que una sonrisa se les escapó.

Reborn era alto, de contextura trabajada, piel clarita por herencia extranjera; de cabello negro hacia atrás, un poco rebelde, pero nada en comparación al de Tsuna; iris profundos, seguros, negros y abismales; de sonrisa coqueta y maliciosa; además se mostró portando un traje impecable que marcaba su figura. Tsunayoshi era lo opuesto, incluso en lo que vestía, pues prefería algo cómodo con un jean y una chaqueta simple, era un poco más bajito que su compañero, de sonrisa nerviosa, su cabello alborotado y anti gravitatorio de un castaño que ardía bajo el sol, sus ojos siempre brillantes y dulces del color heredado por su madre, de piel algo bronceadita por herencia, y de semblante algo inseguro e intimidado por el ajeno.

Pero eso los avivó más.

Qué importaba la apariencia si ellos se enamoraron de la esencia del contrario. Porque fue así para ambos, y si bien todo empezó por un mensaje a un número equivocado, podían olvidar eso mientras se veían reflejados en los ojos del otro. Se sonrieron al compartir un café y un pastel. Era su primera cita oficial, la provecharon certificando que sus fantasías tenían una porción de realidad, se mostraron como eran. Después solo dejaron de lado el egocentrismo del uno y la timidez del otro, para ceder ante las ganas de unir sus labios para morderlos en medio de suspiros.

Mandaron al carajo los formalismos cuando hallaron un rincón vacío en medio de una calle, unieron sus labios con voracidad mientras aplacaban sus inmensas ganas por morder el cuello ajeno. Dijeron la verdad entre susurros ahogados en el jadeo de sus respiraciones, y confesaron tener una insana necesidad de ceder ante el morbo de acostarse en su primera cita. Controlándose apenas para llegar a un motel decente y pedir un cuarto. Así de simple y apresurado.

 

—Creí que te desmayarías apenas pusieras un pie aquí —Reborn le sonrió a su acompañante mientras se quitaba el abrigo y la corbata.

—Sigue dándome vergüenza —Tsuna miró todo con rapidez—, pero no sería la primera vez que entro a uno de estos.

—Apuesto que es la primera vez que entras a uno con un hombre.

—No lo negaré —jugó con sus dedos, porque los nervios fulguraron después de esa afirmación.

—Qué lindo —el azabache se acercó hasta el castaño al que le superaba por algunos centímetros y unos tres años—. Demasiado lindo —repasó la quijada del contrario con sus labios y disfrutó de esas mejillas rojas.

—¿Puedo saber en lo que estás pensando?

—En mi turno para confesar —lo arrinconó contra una de las paredes y sonrió al besarle con lentitud—. ¿Quieres saber?

—Sí —Tsuna no dudó mientras deslizaba sus manos por esa cintura, sosteniendo la camisa para sacarla de la prisión dada por el pantalón.

—Jamás he sido el pasivo en una de mis relaciones —Reborn sonrió de lado ante el rubor que se acentuó en ese rostro.

—Pues… —el castaño cerró sus ojos unos segundos antes de arriesgarse a unir su mirada con la ébano de Reborn—, tus audios me decían otra cosa.

—Experimentemos entonces —besó de nuevo esa boca, deslizando su lengua en una invitación para robarse el aliento—. Será divertido cuando te rindas y yo tome el control.

 

Fue un reto, uno que Tsuna sintió como una burla a su ego y su seguridad. Por eso el beso que Reborn controló, pasó a ser la chispa que encendió una divertida competencia por saber quién complacería a quien.

Eran dos adultos jugando con fuego, sonriendo porque las quemaduras serían un trofeo personal. Dejaron que su deseo aflorara a la par que se quitaban de encima el peso de una prenda, se acunaron en esa habitación cálida por la calefacción, y se desprendieron de las inseguridades dadas por su máscara ante la sociedad, mostraron lo que ocultaban detrás de tanta pulcra apariencia.

Eran solo ellos dos después de todo.

 

 

 

Notas finales:

 

ESTO SE VA A DESCONTROLAR.

Jajajajaja.

Ok ya.

¿Soy la única disfrutando de este fic? No sé, como que combiné dulzura con pasión. No estoy segura, pero me gusta como quedó.

Krat los ama~

Besitos~


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