Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Musa anónima por 1827kratSN

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

—Deja que te vea… cuando te corres.

 

Entre jadeos finales, Tsuna dio vuelta a la práctica común entre ellos.

Reborn solía ocultar su rostro cuando el placer lo dominaba, a Tsuna le parecía algo un poquito tierno, pero a veces lo estresaba bastante. Por eso, en aquella noche, tomó el dominio de eso. Giró a Reborn para que se miraran cara a cara, apartó esa mano que ocultaba parte de ese rostro y sonrió. Se deleitó con la expresión de aquel narcisista. Apreció el rostro sonrojado debido al esfuerzo físico, el sudor que perlaba esa frente, la mirada furiosa de quien quiso mantener su rostro oculto del mundo entero, y de la saliva que resbalaba por entre esos labios.

Un capricho.

Tsunayoshi tenía caprichos, como cualquier otro, por eso, en esa ocasión se aferró a esa cintura para mantener arrinconado al azabache y le cedió un beso delicado, dulce y amable, que centró sus mentes en algo más que en el vaivén de sus caderas. Se dio el lujo de ser cariñoso como pocas veces se le fue permitido cuando aquella “bestia” era quien cedía ante su cuerpo. Y sonrió en medio de la mordida en su labio, dada como castigo a su osadía. Pero unió sus dedos a los ajenos antes de seguir en su frenesí dado en un raro domingo, en el que se les olvidó sus deberes del día siguiente.

 

—Ugh —Reborn miraba al techo con el ceño fruncido mientras escuchaba el sonido irritante de su alarma—. Voy a hacerlo pagar —gruñó por lo bajo.

 

A su lado había una nota con la que Tsuna se disculpaba por no haberse quedado hasta que despertara, porque tenía clase temprano así que tuvo que correr a su departamento para cambiarse y tomar sus cosas. Reborn bufó antes de hacer bolita el papel y lanzarlo lejos. Se sentía cansado, le dolían las caderas por la agitada noche, no quería levantarse y la maldita alarma seguía sonando. Definitivamente estaría de mal humor por el resto del día.

 

—¿Reborn? —Colonello miró preocupado a su compañero—. ¿Estás bien?

—No —cerró su casillero con fuerza—, y cállate —respiró profundo antes de revisar su uniforme militar para estar intacto.

—¿No dormiste? —intentó bromear—. El chico te exprimió, ¿o qué?

—Una broma más y te usaré como saco de boxeo —bufó antes de empujar al rubio y abrirse paso hacia el campo de entrenamiento con los nuevos reclutas.

—Vaya —rio a carcajadas—, el chico tiene más aguante que tú-kora.

 

Colonello golpeó fuertemente la espalda de su compañero, sin fijarse que su agresión fue en una zona más baja de lo normal. Solo quiso bromear, quitarle el malhumor a su compañero de capacitación, para que así sus pobres alumnos no sintieran la furia del azabache. Pero no previó que Reborn casi se desarmara después de su amistosa agresión y terminara de rodillas en el suelo.

 

—¿Estás bien? —se alarmó.

—En serio me las va a pagar —Reborn apretó los dientes y sonrió tenebrosamente.

—Oye Reborn, ¿te golpeé muy fuerte?

 

Colonello tardó un poco en darse cuenta de lo sucedido, y tal vez no lo hubiese entendido sino fuera porque ciertos detalles él también los experimentaba cuando… Sí, se rio a carcajadas cuando lo comprendió enteramente. Las piernas temblorosas de Reborn, el malhumor, las ojeras, el dolor del que se quejaba, y la falta de tolerancia a un golpecito en la espalda baja, fueron suficiente evidencia para él.

Joder que se rio hasta que ya no pudo más.

Obviamente a su amigo no le hizo gracia y terminaron peleándose en medio del campo de entrenamiento, teniendo como espectadores a su pelotón de aspirantes para el servicio militar, quienes de cierta forma apoyaban a su favorito para ganar esa “demostración” de pelea cuerpo a cuerpo. Sí. Colonello admitió que se pasó, pero no pensó que algún día vería a su querido compañero, el “yo jamás seré el pasivo”, con los efectos segundarios de una noche loca.

 

—No sé de qué te ríes —se acomodó la camisa de camuflaje y limpió el polvo de sus pantalones—, si Lal te ha hecho lo mismo.

—Pero es que tú… —Colonello seguía riéndose en medio de su descanso mientras su pelotón corría por las canchas—. Tienes que admitir que fue una sorpresa-kora.

—Cállate —bufó antes de golpear el brazo ajeno con fuerza.

—Además que Lal es mi alfa y es normal supongo —rio bajito, limpiándose las lágrimas—, pero tú, mi amigo…, que decías jamás ceder ante tu naturaleza, ¡mírate ahora!

—Que te calles —bramó.

—¿Y me lo vas a presentar al fin? —respiró profundo.

—No.

—Vamos, quiero conocer al afortunado —le dolía el estómago por reírse tanto.

—Si no te callas, te meteré un calcetín usado a la boca.

—Pero Re… born —su mirada entonces se enfocó en un detalle, uno muy singular, uno que casi le da un infarto—. ¡Reborn!

—¡¿Qué?! —no estaba de humor para soportar un griterío sin sentido.

 

Tsuna sentía una ansiedad extraña desde esa mañana, una dada después de dejar a Reborn dormido y salir a hurtadillas para no despertarlo. Le picaban los brazos y las manos, además que, después de inyectarse su medicina, no notó los mismos cambios de siempre. Pero se enfocó en la clase que tenía que cursar antes de su primer descanso, intentó anotar todo y acordar una hora en la que haría su trabajo en grupo. Sin embargo, nada lo preparó para lo que Gokudera le hizo notar.

 

—Tsuna-san —el rostro de su amigo parecía pálido.

—¿Qué sucede, Gokudera-kun?

—Ay no —se acercó con las manos temblorosas y levantó la manga derecha del castaño—, usted…

—¡Mira, Tsuna! —Yamamoto rio alegre al ver aquella marca—, tienes tu marca. ¡Lo has encontrado!

 

Tsuna entonces miró su antebrazo, donde Gokudera tocaba con miedo y donde Yamamoto señalaba con alegría. Se fijó en un pequeño tatuaje nacido de la nada, porque él estaba consciente de que jamás tuvo algo ahí, en esa zona, y su rostro también palideció en un instante. Porque no estaba en sus planes, es más, ni siquiera se lo imaginó, hasta perdió las esperanzas, pero… no… Ahí estaba.

Su marca de pareja destinada.

Era un bonito sol que rodeaba a una estrella de cuatro puntas, las líneas trazadas con negro, incluso sobre el lunar que recordaba estaba ahí. Tuvo que sentarse mientras tartamudeaba incoherencias y trataba de que sus amigos le dijeran que no era verdad. Pero después de su shock inicial, y dos vasos de agua, solo pudo sonreír, porque era eso lo que había buscado desde la adolescencia y que la vida misma le había dicho que tal vez no era posible.

Pero ahora, era todo lo contrario.

 

—Al fin encontraste a tu pareja —sonrió Yamamoto—. Felicidades, Tsuna.

—Pero ¿por qué ahora?

—Es ese idiota de Reborn, ¿verdad? —Gokudera apretó los puños—. ¡Lo mataré!

—Calma, Hayato —Yamamoto sostuvo la mano del albino antes de que éste saliera corriendo en busca del mencionado—. Esto es bueno, Tsuna encontró a su destinado, al igual que nosotros.

 

Tsuna asintió, porque sus amigos también tenían una marca del llamado soulmate, porque ellos se amaban con locura a pesar de que eran muy diferente entre sí. Pero ellos tuvieron su marca desde que se besaron por primera vez. Entonces ¿por qué la suya apareció recién y no antes? No lo entendía, hasta hubo un instante en donde dudó que Reborn también tuviese el tatuaje, pero descartó esa posibilidad cuando recibió un mensaje y una fotografía.

 

“¿También tienes la marca?”

 

Reborn tenía una teoría del porqué ocurrió eso, del porqué la marca que medio mundo ansiaba con tener, apareció después de estar meses en una relación basada en los encuentros nocturnos y fogosos con aquel castaño, quien sonreía con tal ternura que derretiría el corazón de cualquiera. Fue porque en la noche anterior, al fin se vieron a los ojos mientras compartían un lazo afectivo y sexual tan intenso, que ambos susurraron al mismo tiempo una declaración de amor sincera.

Fue por eso.

No había otra explicación.

 

 

 

Notas finales:

 

Me estaba riendo de esto por largo rato, no sé, me pareció chistosa la reacción de Colonello.

Krat sigue actualizando~

Besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).