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Luz de luna por 1827kratSN

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Tsuna dejó que la alegría repentina los acogiera durante su viaje hacia el castillo, se dedicó solamente a sonreír y a enlazar su dedo meñique con el de Reborn, ofreció silencio acogedor mientras los rayos de luz los calentaban en esa mañana. Pero sabía que en algún momento la realidad tendría que ser revelada.

 

—Reborn está vivo.

 

Iemitsu no se lo podía creer, pero tuvo que hacerlo, porque vio frente a él la imponente presencia del niño al que creyó muerto. Y lloró. Lo abrazó y lloró. Lo hizo debido a la felicidad y el dolor que le causaba el saber que Luce no presenciaría ese día, porque, a más del hijo menor, los dos mayores también llegaron a esas tierras. Iemitsu los reconocía, porque él los vio crecer y asistió a los supuestos funerales de ambos para compartir el dolor de sus amigos.

Las explicaciones de aquella llegada repentina, se dieron después de desahogar sus emociones y ponerse al corriente con lo sucedido en ese tiempo tan brumoso. La charla fue dura, Iemitsu la dio en el salón, con los tres hermanos presentes y con Tsuna a su lado. Se mantuvo firme y expresó su pesar por la tragedia que fue vengada con la desaparición del enemigo, pero bien sabía que aquellos tres necesitarían tiempo para asimilar todo.

 

—Lo siento.

—Yo también.

 

Tsuna se quedó junto a Reborn mientras éste visitaba la tumba de su madre, de pie, alejado dos pasos para darle su espacio al azabache, apreciando cómo ese cuerpo temblaba suavemente a la par que suaves sollozos brotaban de esa garganta. No dijo nada, prometió guardar el secreto de Reborn, y solo cuando lo vio más calmado se acercó para brindarle un abrazo cálido y reconfortante.

Fon y Viper también estuvieron ahí, llorando como un par de niños cuando se les permitió estar a solas, pero fingiendo ser fuertes y ocultando sus lágrimas lo mejor que podían cuando se hallaban acompañados por el rey o alguien más. Y es que no fue fácil. Porque ellos perdieron a su madre dos veces, pero esta vez era la definitiva. Aun así…, tenían que superarlo y tomar riendas de su legado.

 

—Lo haremos por mamá —sonrió Fon mientras miraba el palacio que le obligaron a abandonar hace tanto tiempo.

—Y por papá —Viper restregó sus ojos—, porque aún recuerdo cómo nos inspiraba para cuidar del reino.

—Fueron buenos días.

—Los mejores —suspiró—, bueno, ni modo —carraspeó—. Me pondré a la tarea de buscarte esposa.

—Puedo hacerlo solo —suspiró con cansancio por ese dichoso asunto, porque no podía gobernar si no estaba casado.

—Evaluaré a los candidatos. Omegas femeninas o masculinos. Todos.

—Viper —advirtió.

—Sí, sí, veré si tu querido Skull sigue soltero, o que al menos te recuerde —miró a Fon, consciente de la añoranza que soportó su hermano mayor durante su maldición—, pero ten en cuenta que desapareciste cuando eras un niño apenas.

—Lo sé —asintió—, y gracias.

—Admito que extrañaré las alas —agitó sus brazos—, no me gustan mucho los caballos.

 

Cada uno retomó el camino que se truncó por el egoísmo y la ambición de un tercero. Fon se proclamó príncipe heredero al ser reconocido por el consejo, Viper se volvió consejero y mano derecha de su hermano mayor, el pueblo festejó el retorno de sus monarcas y la paz en el reino. Byakuran fue perdonado por su ayuda al reino de los Sawada; además que Fon y Viper admitían que, de no ser por aquel idiota, se habrían muerto de hambre cuando fueron malditos hace tantos años, y reconocieron que el chico tenía algo de bueno en ciertos aspectos. Mukuro prometió cuidar de aquel hechicero idiota para que no hiciera cosas feas, y su madre Lilya recibió al albino como un hijo más, con lo que pudieron enderezar un poco a Byakuran.

Reborn se liberó del peso se sus tierras.

Tsuna se sintió feliz por todo lo demás.

 

—Ya no hay que casarnos por obligación —Reborn miraba el horizonte, sentado en una roca junto al riachuelo cercano al reino de los Sawada.

—Lo sé, eso es bueno.

—Ya nada nos ata.

—Lo sé —Tsuna respiró profundo—. Pero… no sé… —se rascó la mejilla—, ¿quieres intentarlo?

—Sin presiones podría funcionar —sonrió de lado.

—Me sentiría muy afortunado —hizo un ademán con su mano para reverenciar a Reborn.

—Lo sé —se miró las uñas en una actitud prepotente—, no a todos les doy una oportunidad.

—¿Una cita mañana? —rio divertido.

—Iugh, no me gusta esa palabra —se levantó—, llamémoslo: intento número uno.

—Está bien.

—No le digas a tu padre o acelerará las cosas y presionará.

—Será a tu ritmo, Reborn.

—Esfuérzate entonces —se limpió el polvo de las manos—, porque soy difícil.

 

Pero en realidad no había que esforzarse mucho, ni siquiera había que reconocer algo que ya habían reconocido. Porque sin presiones, sin sentirse atados a un destino obligado solo por el bienestar de terceros, ellos pudieron ser solo… ellos. Podían ser amigos, rivales, o algo más. Podían escabullirse entre los jardines, pasear a caballo, retarse a dar en el blanco, y tomarse de las manos cuando nadie más los veía.

Tsuna respetaba a Reborn como a un igual

Reborn consideraba a Tsuna como su igual.

Así de simple.

 

—Lo ama demasiado —Viper hizo una mueca.

—¿No es eso bueno? —rio Fon por la actitud de su hermano.

—No si ese castaño —señaló a Tsuna quien educadamente bailaba con los invitados a esa fiesta—, dejará que nuestro querido hermano menor ponga las manos en los poderes del reino.

—Tsuna confía en el buen juicio de Reborn.

—¡Habrá masacres por todos lados!

—Exageras.

—No lo hago —señaló a la chica que bailaba con Tsuna, misma que fue jalada del brazo por Reborn quien sonreía, pero cuyos ojos eran una amenaza dolorosa—, es un monstruo disfrazado de oveja.

—A Tsunayoshi parece gustarle —sonrió cuando el castaño solo negó antes de dejar que Reborn lo guiara en el baile.

—Solo espero equivocarme —negó.

—Lo haces.

—Hablando de equivocarse —Viper carraspeó antes de exagerar sus gestos para hablar con su hermano mayor—. Mi futuro rey, ¡he hallado a su doncella! —se burló señalando con su palma a cierto muchacho de cabellos púrpuras que acaba de ingresar junto a una mujer y un hombre parecidos a él—. El príncipe Skull acaba de llegar, pero tenga cuidado con sus hermanos mayores.

—No puedo creerlo —Fon no dudó en encaminarse hacia allí.

—Ah, por dios, perdí a otro hermano —se lamentó—. Más gastos para una boda —se quejó encaminándose a los bocadillos—, más arreglos y asuntos que atender, ¡más…!

—¿Quisiera bailar conmigo, príncipe? —le sonrió una hermosa doncella.

—Eh —Viper la analizó—, no —y se fue, porque él no pensaba caer en esa trampa.

 

Cuando todo estuvo calmado y en el destino correcto, Reborn y Tsunayoshi aceptaron lo inevitable. Fue poco después de que muchas de las y los omegas solteros batallaran por bailar y deslumbrar a los príncipes alfas en edad casadera —hubo un par de líos con dos hermanos mayores sobreprotectores—. Ante la presencia de la corte y en una fiesta algo ostentosa —porque a Iemitsu le gustaban esas cosas—, Tsunayoshi declaró estar perdidamente enamorado del egocentrista más cotizado en esas tierras y le cedió una de las oratorias más tiernas que se vio en esas tierras, a cambio Reborn solo le dio un rápido beso aceptando todas esas estupideces cursis.

 

—Ensalzas mis mejores cualidades —Reborn se tocó el pecho—, eso me gusta.

—Solo dije la verdad —Tsuna reía divertido—, mi querido Reborn.

—Por eso lo elegí —dictó mirando a sus hermanos.

—Pobrecito —susurró Viper.

—Luce hubiese sido muy feliz al verlos de esta forma —Iemitsu abrazó a los dos chicos—. Ella siempre creyó en su amor y unión.

 

Cuando Iemitsu quiso presionar, fue Fon quien lo detuvo; y cuando Viper quería tentar al destino y molestar a su hermanito, fue el recién llegado Skull quien impedía el desastre, porque bien sabía del carácter horrible que tenía Reborn cuando algo no salía como quería —Reborn había sido compañero de clases de Skull, fue así como Viper lo halló—. Y eso se repitió durante todo el noviazgo de aquellos dos príncipes, logrando que por fin aquella relación un tanto extraña floreciera con la primavera.

La prosperidad retumbó en las tierras con velocidad.

Fon se convirtió en rey después de una breve relación con Skull, porque casarse solo fue el paso final para terminar con el dolor de su separación infantil, porque ambos se habían amado desde que se conocieron en la niñez, y fue ese amor puro el que originó el odio y ambición de Kawahira. Viper cambió al consejo del reino porque no confiaba en ellos, además, se lo prometió al malhumorado de Reborn —quien aún tenía rencores contra esos ancianitos—, y tomó mentes frescas que ayudaron en el crecimiento del reino propio y vecino.

Grande fue la dicha cuando un paso más se dio.

Nadie pudo acallar el anuncio de júbilo dado por Iemitsu quien vio el sueño de Luce y propio volverse realidad. Nadie pudo borrarle la sonrisa de los labios cuando se anunció que su heredero y el tercer príncipe de los Argento se iban a casar. Nadie pudo detener los planes para el baile, la ceremonia, ni tampoco pudieron detenerlo cuando invitó a todos los aliados de reinos vecinos. Nadie pudo quitarle la dicha de contarle a su esposa sobre la felicidad de su hijo mientras colocaba rosas blancas en la tumba de la misma.

Todo pasó de forma rápida y caótica.

Solo terminó cuando se recitaban los votos matrimoniales frente a los invitados, cuando ambos príncipes vestían de traje blanco adornado por una capa gruesa y una corona llena de piedras preciosas, y aceptaban unir sus vidas.

 

—Ahora sí puedes decirlo —Mukuro miró a Byakuran.

—¡Y pueden vivir por siempre felices! —el albino extendió sus manos y por sobre la pareja que unía sus manos después de colocarse los anillos de matrimonio, descendió un cálido manto de brillantes luces y pétalos.

—Vaya que me apiado del pobre —Viper aplaudió—, soportar a nuestro hermano el todopoderoso.

—Serán felices —sonrió Fon—, lo sé.

—Muku-chan, ¡deberías casarte conmigo también! —se abrazó al futuro hechicero a servicio de Tsunayoshi.

—Iugh, no gracias —intentó alejarlo.

—¡¿Por qué?! —hizo un puchero.

—Porque eres muy raro y loco… —hizo una mueca rara—, y nuestros hijos podrían salir de esa misma forma.

—¿Quieres tener hijitos conmigo? —rio divertido—. ¡Podemos empezar ahora mismo! —se colgó del cuello de Mukuro.

—¡No! —empujó el rostro ajeno—. Qué asco.

—Yo sé que me amas, Muku-chan.

 

Sí, nada era muy normal por esas tierras.

Y tal vez jamás lo serían.

Pero lo que importaba era la felicidad.

 

—Dichoso tú que te has ganado mi corazón —bromeó Reborn mientras daba un giro al bailar con el castaño.

—¿Vas a seguir con eso? —rio bajito mientras guiaba el ritmo de su baile.

—Lo haré hasta el cansancio —entonces tomó la rienda y fue él quien hizo girar al castaño.

—¿No puedes decir que me amas y ya?

—No.

—Qué complicado.

—Mira quien habla —se detuvieron a la par y se reverenciaron—, el que no admitió su amor y devoción por mí sino hasta que me secuestraron y hechizaron.

—Ya me disculpé por eso, además, también fue tu culpa —tomó la mano de Reborn y la besó—, porque buscas pelea por todo.

—Tú las seguías.

—Tú las hacías crecer.

—Tu amigo añadía leña al fuego.

—Bien —Tsuna sonrió—, ¿y si le echamos la culpa a Mukuro?

—Me parece justo.

 

Sonrisas, complicidad, el roce de sus manos ante el público y los besos en privacidad. Así era el amor que aquellos dos se tenían, amor que daría prosperidad a los reinos, amor que nació solo cuando dejaron sus títulos de lado, amor que perduraría para toda su vida. Fue un amor ensalzado por la luz de luna.

 

 

 

Notas finales:

 

Chan, chan, chan.

When Krat añade el omegaverse solo como justificante jajajjajaja, alv, imaginen a Reborn teniendo herederos en un futuro, síp, solo por eso. Sería tan bonito… y caótico.

Me divertí mucho con esta historia, fue divertida, incluso añadí mis ships raras XDDD, espero a ustedes también les haya gustado.

Krat declara el día 7 de la R27Week2019, finalizado. Y con esto, pues ya todo se ha terminado~

Muchos besos~

Los ama: Krat~


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