Capítulo 2
En la puerta del gimnasio espiando los futuros acontecimientos se encontraban Miki y su novio Kotarou.
- ¿Por qué estamos espiando a Coya? ¿No es tu mejor amigo? No creo que se enoje si los acompañamos en la práctica.- comenta Kotarou un poco incómodo, al pensar que podrían ser descubiertos.
-En este momento no vamos a presenciar una práctica si no el inicio de un romance-
-Pero ¿Por qué estás tan empeñada en conseguirle novio a Coya?, ¿Es por tu viaje del próximo año?-dice Kotarou.
-Algo así, ¿Recuerdas la historia de la miosota?- Miki se sienta con la mirada un poco brillante y perdida- no mucho ¿por qué?- responde él abrazándola suavemente.
- Según un antiguo mito griego cuando Dios creo al mundo, creo toda clase de las más hermosas flores y a todas les regaló un hermoso nombre; pero había una, una muy linda pero muy pequeñita que aún no tenía nombre, así, cuando Dios se iba a retirar para descansar la florecilla empezó a gritar: “¡No me olvides, no me olvides!”; pero su voz era tan fina que no lograba ser escuchada. Al ver que Dios se retiraba rompió en llanto. Pero él si la escuchaba (es Dios después de todo) entonces le dijo: “No llores más mi pequeña florecilla, también he pensado un nombre para ti, uno para que siempre te recuerden. Tú serás Miosota que significa nomeolvides. Incluso las voces de los más pequeños e indefensos pueden llegar a Dios, ésta flor hoy en día se regala a las personas más especiales en señal de que son importantes y de que nunca se olvidarán.
¿Ves? Coya es como la miosota pequeña y dulce pero por eso mismo es ignorado en ocasiones, por eso yo quiero que él sea feliz y que tenga a alguien que pueda protegerlo mientras yo no estoy-
Miki se sienta en el suelo un rato dejando bastante confundido a Kotarou quien retoma la conversación después de un minuto de silencio.
- Si pero ¿Porque Kaoru? ¿Por qué no otro chico? o ¿Por qué no una chica?-
A lo cual Miki responde con una gran sonrisa:
- ¿Por qué no yo? O ¿Por qué no una estrella de mar?, sabes que a Coya le gustan los chicos desde que empezamos a salir, y si él quiere un chico debe tener el mejor de todo el colegio. ¿No?- Miki no encontraba fallas en su lógica.
Después de cambiarse el uniforme los dos chicos estaban listos para jugar, así que Kaoru inicio el partido con mucha fuerza tomando el balón y corriendo velozmente hacia el aro, en menos de un minuto ya había encestado los primeros 3 puntos y desanimado completamente a su novato adversario en el baloncesto; aunque ésta fuera una competencia de hacer figuritas en papel seguramente ya habría ganado, “pero que malo eres en la cancha sabiendo que soy novato, pero me esforzaré para no verme tan mal ante ti” pensaba Coya mientras el capitán corría de un extremo al otro de la cancha ganando más y más puntos
En un momento de cansancio y desesperación por parte de Coya por alcanzar, el balón se lanzó sobre su oponente cayendo ambos fuertemente sobre el suelo; Coya estaba sobre Kaoru y Miki, espiándoles desde la puerta pensaba para sí misma “es tu oportunidad, ¡bésalo!”, más el tímido chico solo pudo reunir el valor para disculparse
- Lo lamento capitán, yo solo...-
Antes de terminar esta oración fue rápidamente interrumpido por los labios de Kaoru que se acercaron para plantarle un fuerte beso seguido de unas extrañas palabras.
-¡Si quieres que deje de tratarte como a una chica, deja de actuar como una!- ahora era Kaoru quien estaba sobre Coya con una mirada que insinuaba el contacto de ambos cuerpos, así que puso sus manos sobre el pecho de Coya y al acercarse para repetir su beso, el pobre chico que había recibido más voltaje del que podía resistir repentinamente se desmayó. El capitán lo llevó a la enfermería un poco asustado de su propio comportamiento.
Por otro lado, todavía en la puerta, Miki celebraba con Kotarou el que su plan se estaba convirtiendo en algo bastante interesante.
Media hora después
-¿Cómo te sientes?- preguntó Kaoru cuando vio al pequeño personaje despertar- realmente creo que me pasé contigo, yo solo quería darte una pequeña lección para que no desafiaras a tus compañeros, pero se me salió de las manos un momento porque realmente eres como una linda chica-.
Coya más confundido que en el gimnasio solo le respondió:
- Gracias por acompañarme hasta la enfermería lamento arruinar nuestro entrenamiento, eres una gran persona Kaoru-.
Después de reír un buen rato por el desmayo de Coya los dos jóvenes acordaron acompañarse todas las tardes regresando a casa, pues vivían cerca y podrían llegar a ser muy buenos amigos. Coya con sus ojos verdes y cabello castaño nuevamente le regaló una sonrisa a Kaoru quien un poco sonrojado (pues nuevamente estaba siendo atacado por el arma secreta de Coya) le devuelve el gesto con dulzura; definitivamente estos dos nunca podrán olvidarse el uno al otro.