Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Poquito de todo por 1827kratSN

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

—Canadá —le sonrió al bicolor que se hallaba con el mexicano a unas tres cuadras del edificio cede de la reunión—, ¿te salvaste?

—I separated from my brother —(Me separé de mi hermano), se notaba preocupado—, Colombia and Venezuela continued to pursue him —(Colombia y Venezuela siguieron persiguiéndolo).

—¿Por dónde?

—They went there —(Se fueron hacia allá), señaló al sur antes de acercarse al pequeño tricolor—. Please, help him —(Por favor, ayúdalo).

—Tranquilo, estará bien. Tu hermano es avispado, no se dejará atrapar así de fácil.

 

Ecuador tardó un poco hasta encontrar al gringuito descansando en medio de un callejón, cuando lo hizo le dio un golpe en el costado, uno tan fuerte que lo vio inclinarse, pero después solo suspiró aliviado por verlo entero. India se rio entre dientes mientras presenciaba el regaño dado hacia la potencia, y se cubrió los ojos cuando el norteamericano se puso cariñoso con el tricolor. Sinceramente no se arrepentía de ayudar en eso, había sido divertido.

Ecuador salvó a USA después de que éste se disculpara por incumplir con su promesa, y aunque todavía estaba enojado, simplemente se lo llevó de ahí ayudado por India quien les ofreció su auto y el chofer. Por ahora necesitaba que sus hermanos se calmaran un poquito, solo un poco, para explicarles que… le gustaba el gringo. Aunque estaba seguro de que no iba a poder decir todo eso sin tartamudear o sudar frío, pero ya era hora de aclarar esas cuestiones.

 

—No me voy a quedar sin pelado así de rápido —picó la mejilla del estadounidense que lo abrazaba como a un muñequito de trapo—, aunque tal vez en un año o dos... —hizo una mueca—, pues…

—You are very cruel, honey —(Eres muy cruel, cariño), sollozó antes de restregar su mejilla con la ajena.

—Ya párale —empujó a USA—. Escucha —lo miró directamente a las gafas, no había de otra—, quédate con India, hazte su amigo, trátalo bien porque te va a esconder hasta que termine de hablar con mis ñaños.

—But…

—Basta de “peros” —le golpeó la frente con sus dedos—. Tengo que sacarnos de este problema. ¿Simón? —el gringo asintió—. Así me gusta. Calladito y obediente te ves más bonito.

—I take care of your boyfriend —(Yo cuido de tu novio), sonrió el indio—. I can take it to a safe place later —(Puedo llevarlo a un lugar seguro después).

—Gracias, panita. Te debo una… o dos… tal vez ya son tres —rio bajito—. Ya luego, luego, te llevo a Cuenca como prometí.

—Don’t ignore me —(No me ignores), reclamó el estadounidense.

—Aún estoy enojado con vos —pero le acarició la mejilla—, así que quédate aquí, después te llamo.

 

No fue fácil, en serio que no lo fue. Es que Colombia y Venezuela eran tercos e histéricos, ni con ayuda de su ñaño Panamá logró calmarlos lo suficiente ese día, tuvo que aceptar ir a la casa que compartían y esperar a la mañana como para poder tener una plática decente. Aun así, tuvo que escuchar todos los regaños, rememorar sus antiguas relaciones fracasadas, soportó la sal en sus heridas casi cerradas, incluso tuvo que pararlos cuando mencionaron a Carmen porque cruzaron la línea de su tolerancia.

Estaba cansado.

Se merecía una oportunidad después de esos años, y si bien sabía que todavía había un riesgo a ser engañado de nuevo por caer en una bien elaborada trampa, quería arriesgarse, porque le gustaba ese gringo irracional y un poquito infantil. Lo admitió por fin, porque en serio no hubiese pasado por ese noviazgo a escondidas si es que no le hubiese visto futuro.

Le gustaba el ser tratado con tanta delicadeza a veces, o ser acolitado en todas sus locuras y su exceso de energía, adoraba que USA lo mirara fascinado o que tuvieran un pacto de respeto a sus propios secretos. Se sentía bien junto al gringo, feliz y animado, libre de muchas formas.

 

—No estamos de acuerdo.

—¡¿Por qué con el gringo?!

 

Le gustaba el gringo que llegó a conocer en esos meses, porque no era la prepotente potencia que despreciaba a los demás, sino que era una muralla creada a base de dolor, dolor que muchos pasaron y que pocos lograron superar. Adoraba que USA se comportara como un niño y buscara sentir cariño, pero que después fuera maduro ante los demás. Le gustaba ofrecer la ternura que había guardado para sí mismo o para su familia. Les dijo que estaba dispuesto a aceptar el riesgo y las consecuencias de esa relación si es que llegaba a fallar.

 

—No quiero pensar que todos son malos —les miró con las lágrimas desbordando, frustrado y enojado consigo mismo.

—¿De nuevo me sales con esa cantaleta? —Colombia no quería ver llorar a su hermano, pero no podía simplemente dejarlo así—. ¿Y si vuelven a…?

—Lo quiero intentar —Ecuador se limpió las mejillas antes de suspirar.

—Eres muy ingenuo —Venezuela le dio la espalda—, y no quiero verte caer de nuevo.

—No voy a vivir con ese miedo, ñaño Vene.

—Deben dejarlo ser —Panamá sujetó la mano de Ecuador y le sonrió—. Es su vida.

 

Jamás se imaginó defendiendo al gringo frente a sus hermanos, en especial de Venezuela, pero ahí estaba, hablando bien del aniñadito, asegurando que no era tan malo cuando lo llegabas a conocer. No le creyeron, fue obvio, pero seguramente ya se hartaron de escucharlo porque poco a poco empezaron a ceder. Aunque a Ecuador le preocupaba que Venezuela no dejase de limpiar su escopeta y que Colombia estuviera grabando su plática. Pero bueno, así eran ellos.

Decenas de advertencias después.

A más de promesas de muerte para el gringo.

La discusión terminó.

Pero claro, Ecuador se opuso firmemente a que esos dos hablaran en privado con el gringo. No era pendejo, a sus ñaños aún no se les pasaba el coraje ni el instinto asesino, así que aplazaría la presentación formal ante su familia hasta que Colombia y Venezuela reconocieran que USA no quería aprovecharse de ese noviazgo o algo así. Al menos se logró una aceptación parcial, además de la promesa de que no se portarían como los dos hermanos sobreprotectores que eran —cosa muy difícil, pero quiso creerles—, y lo dejarían aventurarse solo.

Cuando pudo salir de casa de sus hermanos, después de acompañar a Panamá a su casa y comprarle unos dulces en compensación por el apoyo, al fin pudo encaminarse hacia donde el gringo. A más de eso encendió el celular, riéndose divertido por las llamadas perdidas y los mensajes casi infinitos que le llenaban su bandeja de entrada. Sí que se habían preocupado por él, aunque fuese innecesario.

Suspiró cuando India lo contactó diciendo que USA insistió en irse con Canadá, asegurando que estaría bien por cuenta propia. Ecuador suponía que esos dos no lograron llevarse bien debido a los celos del gringuito, pero esperaba que eso a futuro cambiara para llevar las cosas en paz. Así que se trasladó a la dirección que USA le había dejado en uno de sus mensajes. Cuando llegó, fue abrazado con fuerza e interrogado de tal manera que tuvo que darle un golpe en la espalda al gringo para que se calmara.

 

—El que estaba en peligro eras tú, no yo, mushpo.

—But you didn't answer my calls and I thought they were going to lock you up or something —(Pero no respondías mis llamadas y creí que te iban a encerrar o algo así), sí que estaba histérico—. Tell me what they did to you! —(¡Dime lo que te hicieron!)

—¿Así de dramático es siempre? —le preguntó al canadiense, quien se había encargado de su hermano en ese tiempo, mismo que se hallaba callado y sentado en la salita.

—I was worried about you —(Estaba preocupado por ti), defendió a su hermano.

—El resumen es este —suspiró, antes de tomar el rostro del gringo entre sus manos—. Demuestra que no me equivoqué al defenderte.

 

Fue dicho como una súplica, no pudo evitarlo, porque después de escuchar todos los argumentos de Venezuela y Colombia —hasta unos cortos de Panamá—, quienes rechazaban su actual relación, le generó cierta duda. ¡Por la chucha! Eso quería evitar. Porque ya le sembraron la espinita de la desconfianza y ni las promesas dulces del gringo pudieron calmar esa ansiedad. Aunque un tiempo de calidad con su novio sin el estrés de ser descubierto por alguno de sus familiares, ayudó a calmar su agitación.

 

—Stay with me for a few days —(Quédate conmigo unos días), suplicó entre besitos mariposas en esos labios que tanto le gustaban.

—Tengo hartas cosas que hacer en mis tierras —rio suavemente, dejándose querer.

—I think that after all this, I deserve to fulfill one of my whims, dear —(Creo que después de todo esto, merezco que cumplas uno de mis caprichos, querido).

—La plena… sí —sonrió.

 

Pudo disfrutar de un par de meses divertidos donde el gringo se puso muy meloso, aunque no se quejaba, le gustó eso. Además, se liberó de un poco de trabajo porque sus pequeña Pichincha intercedió a su favor. Con sus demás guambritos acordó que solo les presentaría al gringo cuando las cosas se pusieran más serias, y desde ahí algunos empezaron a reclamar la razón, otros se negaron a aceptar a USA, unos pocos dijeron esperar a ver qué pasa, pero al final quedaron en paz. Y todo pareció ir para bien.

Pero tal vez pidió demasiado.

Y se apresuró.

Tal vez esperó mucho del gringo.

 

— J'aime le Mexique, mon frère —(Yo amo a México, hermano).

—He will only use you… —(Él solo te va a usar), se cruzó de brazos—, because you are naive and not… —(porque eres un ingenuo y no…).

—Ce n'est pas comme ça! —(¡No es así!)

—It is not up to my baby! —(¡No está a la altura de mi bebé!)

—Arrêtez de me traiter comme un! —(¡Deja de tratarme como uno!)

 

Sinceramente, Ecuador creyó que ya no volvería a participar en una de esas peleas. Tenía la ligera esperanza de que los rencores se hubiesen disipado después del incidente con sus hermanos y las escopetas, porque ¡vamos! ¡Era casi el mismo lío! La sobreprotección a veces tomaba un nivel exagerado y en ese preciso momento USA se parecía Colombia y Venezuela. Ganas de darle un latigazo tenía, porque su lindo paraíso de ensueño no duró.

Lo bueno era que en esa ocasión no fue una discusión en público, sino en casa del canadiense, porque llegaron ahí de visita —USA lo convenció—, y a pesar de que quiso avisarle a México para que se fuera de allí y así evitaran una pelea —como habían estado haciendo desde hace tiempo, porque siempre había que acolitar a los panas—, al parecer esos dos estaban muy ocupaditos como para revisar sus mensajes.

 

—¿Qué hacían? —miró al mexicano y este se encogió de hombros.

—Solo estábamos flojeando en el sofá.

—¿Tú encima del Canadá? —lo miró sin creerle la excusa.

—Le iba a quitar una pelusita… con mis labios —se dio un largo silencio entre ambos, porque los gringos seguían discutiendo.

—¿Y se la quitaste? —bromeó y México casi se carcajea refuerte.

—Esto es serio, chamaco pendejo.

—Se veían lindos —moneó su celular.

 

Ecuador les tomó una foto a esos dos, porque habían estado muy acaramelados en el sillón. Pero el asunto importante era que la pelea entre esos dos hermanos se acrecentó un poquito, porque llegaron a los golpecitos con sus dedos índices en el pecho ajeno. Sí que eran rudos. Nótese el sarcasmo.

Mientras los dos gringos reñían, el tricolor de amarillo, azul y rojo se fue a la cocina por un batido de fresa con el cual hacer ruiditos al beberlo por el sorbete de metal —obviamente—. Se paró junto a México, quien suspiraba agotado, inquieto, deseando parar todo eso porque estaba harto. Le tenía un poco de pena, es más, lo entendía. Un par de veces ya pasó por algo parecido cuando sus hermanos discutían con USA, pero por experiencia sabía que era mejor dejarlos discutir un rato antes de intervenir.

 

—¿Ya se puede? —México miró al ecuatoriano.

—¿Ya están rojos del coraje? —los miró—. Sí, ya puedes intervenir.

—¡Escúchame, pendejo! —Ecuador rio cuando el mexicano se metió en la pelea, empujando fuertemente a USA para separarlo del Canadá—. ¡Tu hermano ya está grandecito como para decidir por sí solo! Y pa’ que sepas…, me trae bien pendejo, así que no pienso hacerle daño. Es más, lo que quiero es cuidarlo como a…

—I won't let you hurt my little Canada —(No dejaré que le hagas daño a mi pequeño Canadá).

—Oye, gringuito —Ecuador decidió elevar su voz para ayudar un poquito—, ¡deja que tu hermano salga con mi pana! ¡Carajo! —respiró profundo—. Que bien enamorados están y se les nota.

—Never —(Jamás).

—¡¿Por qué?! —ya se estaba cabreando.

—Because he is a third worldi…! —(¡Porque él es un tercermu…!)

 

USA se quedó callado, consciente de la estupidez que estuvo por decir, del adjetivo despectivo que casi termina de pronunciar. Entró en pánico porque los ojos marrones de su novio lo miraban fijamente y esos labios se apretaron, además, el mexicano también le deseó la muerte con una sola mirada. Canadá solo se tensó, consciente de que lo dicho fue solo por los ánimos elevados del momento, no fue intencionado. Pero ya no había vuelta atrás.

 

—También lo soy —Ecuador miró a USA directamente a los ojos, siendo firme, con los hombros tensos, dejando su batido en donde mejor pudo y acercándose para darle frente al más alto—. Soy tercermundista y parecía que te estabas divirtiendo conmigo.

—La regaste, yanqui pendejo —México sostuvo la mano de su maplecito para alejarlo un poco.

—Frère… —(Hermano), quiso intervenir, pero México lo detuvo.

—Honey i didn't want… —(Cariño, yo no quise), sus manos temblaron e intentó hallar las palabras correctas.

—Soy un país del tercer mundo, subdesarrollado si quieres que suena mejor —golpeó el pecho del gringo con su dedo índice—. Tengo problemas, corrupción, contaminación, deforestación, pobreza, y petróleo —señaló a México—, tal y como él.

—Ecuador, don't get me wrong. This is different —(Ecuador, no me malentiendas. Esto es diferente).

—¡¿Por qué va a ser diferente?! —soportó las lágrimas, porque recordó las palabras de su ñaño Vene—. México y yo somos iguales, somos considerados un problema y una fuente de riqueza para terceros.

—But I love you! —(¡Pero yo te amo!)

—Pues ya no estoy tan seguro, gringo —Ecuador se limpió la mejilla por donde se le escapó un poquito de su orgullo.

—Honey, I'm sorry, I didn't mean to make you feel bad —(Cariño, lo siento, no quise hacerte sentir mal), USA intentó sujetar la mano de Ecuador, pero este le dio un manotazo—. Please listen to me —(Por favor, escúchame).

—Para que sepas —lo miró, pero dio un paso hacia atrás—, tal vez tengamos muchos problemas y eso… pero nosotros los subdesarrollados sabemos amar de verdad —ahogó un sollozo—, porque, al fin y al cabo, lo único bueno que tenemos son nuestros sentimientos —su voz tembló—. Pero las potencias como tú no saben apreciar algo que no puede ser canjeado con moneditas o billetes —su voz iba perdiendo fuerza.

—Darling… —(Cariño).

—Cariño tu culo, careverga —enfurecido agitó sus puños cerrados.

—Ecuador.

—No debí caer en este juego —suspiró antes de darse media vuelta en busca de sus cosas—, porque seguro tú eras el que estaba jugando conmigo y querías aprovecharte.

—It's not like that! —(¡No es así!)

—Entonces ¿por qué más estarías con un tercermundista como yo? ¿Eh? —pero no dejó que el otro hablara—. ¿Petróleo? ¿Minas de cobre o plata? ¿Tierras para poner tus multinacionales? ¿Territorio a militarizar? ¡¿Qué?!

—Not I! —(¡Yo no…!)

—Ya me voy —Ecuador se giró tras tomar la pequeña maleta que trajo consigo, y se colocó la capucha de su sudadera—. ¡Y no me hables, USA!

 

Sí, tal vez sus hermanos tuvieron razón desde el inicio.

Jodido gringo.

 

 

 

Notas finales:

 

Casi cometo el error de añadir detalles que iba a usar en otro fic, pero me di cuenta antes de la tragedia XD

Bueno, ya les adelanto que pienso hacer un fic medio fumado donde teorizo la posibilidad del m-preg con los countrys y esas madres, obvi Ecuador bb será uno de los protagonistas, si no es que el principal, pero eso será a futuro. Por ahora terminemos este drama bien raro que me mentalicé.

Nos veremos~

Los ama: Krat~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).