Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Poquito de todo por 1827kratSN

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Suspiraba como desde hace días, mirando su celular apagado, sentado en medio del parque cerca de su casa, quejándose entre murmullos, y por supuesto, acariciando a un perrito callejero que solía estar por esos lugares.

 

—No era yo —susurró antes de hacer un puchero.

 

Es que ya lo había analizado bien. Rememoró sus palabras y su furia contenida en ese fatídico día, y concluyó que ese no fue él.

Todo lo que dijo fue solo una explosión emocional absurda, causada por todas las cosas que le dijeron para hacerlo desistir de su relación con el gringo, además de otras cosas que escuchó por años de otros países quienes odiaban a USA. Lo que dijo fueron sus dudas resurgiendo con fuerza por una simple excusa, porque si hubiese sido en otra ocasión, ese “tercermundista” ni le hubiese hecho cosquillas. 

Era verdad que lo tachaban de tercermundista, era una realidad que dolía, pero que al fin y al cabo estaban intentando superar. Peleaban cada año para salir de su subdesarrollo y que su gente tuviera una mejor calidad de vida. Y si bien esa palabra era usada para ofender a los countrys con problemas, terminaba siendo solo una palabra y nada más.

Se había dado cuenta de toda esa patética muestra de inseguridad cuando logró deshacerse de USA quien lo persiguió por largo rato, y pudo respirar en soledad hasta llegar al aeropuerto. Entonces no hizo más que esconderse en el baño del aeropuerto para llorar un ratito antes de abordar su vuelo, porque desde ese instante ya se sintió bien idiota. Además, recuerda que se comió como cinco humitas al llegar a casa y que casi se atora cuando bebía una colada con pan a medianoche. Sí, cuando se deprimía le daba hambre y tragaba como chancho flaco.

 

—Solo repetí las palabras de Vene —se quejó antes de recostarse en el césped—, no eran mis palabras —miró al cielo—. ¿Por qué soy así?

 

Le dieron un beso baboso y lo agradeció, porque necesitaba un poco de consuelo en esos momentos y el perrito negro a su lado —que no tenía nombre definido, porque todos lo llamaban de diferentes formas—, se lo dio. Por eso amaba al negrito, porque era un amor bien mansito, su única compañía en ese día feo en el que sus meditaciones le dieron la respuesta que quería.

 

—Exageré mucho y me peleé con el gringo —rascó las orejitas del perro—, que huevada.

—¿Papi? —amarillo y rojo formaban la carita de su pequeña Pichincha, la que por ahora le aguantaba los berrinches—. ¿Otra vez estas quejándote solo?

—No —hizo una mueca antes de mirar al perro que se acomodó en su barriga—, toy con el negrito.

—Ya veo —sonrió antes de sentarse junto a esos dos—. Papi, yo sé lo que te pasa —acarició al perro—. Escuché mientras te quejabas ayer… y no eres muy cuidadoso para ocultar eso.

—Ni pa’ eso sirvo —volvió a suspirar.

—La cosa es… —dejó que sus manos fueran baboseadas con ímpetu—, ¿por qué no solo lo llamas y ya?

—No.

—No te entiendo —hizo una mueca.

—No quiero llamarlo ahora.

—¿Por qué?

—Tú sabes porqué —suspiró, y estaba seguro de que se iba a llenar de aire por tanto suspiro.

—Papi… creo que ahora necesitas de tu novio más que antes.

—No —se cubrió los ojos con el brazo—. Esto es problema nuestro…, es mejor mantener al gringo alejado de todo por ahora… Así que es mejor seguir peleado con USA.

—Pero es tu novio y suspiras por esa pelea.

—Mal o bien… esa pelea me cayó como anillo al dedo, mijita.

—Papi… creo que estás cometiendo un error.

—No me proteste, mijita —se sentó despacio—. Mejor vamos a comprar comida para el negrito y después nos vamos a las reuniones con el FUT.

 

Su país estaba atravesando una etapa dura, muchos estaban en descontento con el gobierno, y las cosas se estaban poniendo feas. Ecuador estaba ahí por eso, escuchando las exigencias, entendiendo el clamor de su gente, apoyándola como siempre hizo cuando fue necesario, tratando de buscar una solución pacifica… Pero terminó cediendo cuando entendió que no había forma tranquila de detener toda la destrucción que quería llegar a su territorio.

Porque si se iba a iniciar un paro nacional, él estaría en primera fila.

Porque era su gente y por ellos se desvivía.

Se uniría al frente de resistencia como había hecho siempre.

Uno a uno sus hijos se fueron enterando de la situación. Sus guambras mayores ya se habían reunidos con los representantes respectivos y, aun sin estar totalmente preparados, se dio la noticia nacional que hizo estallar la furia de todos. Fue inevitable. En la mañana siguiente las protestas iniciaron, la exigencia por cambios, se encendieron fogatas y los ánimos se avivaron a tal punto que se regó la noticia de los primeros enfrentamientos con escuadrones de orden.

 

—Queremos un diálogo con el gobierno.

—Nosotros no vamos a aceptar un acuerdo.

—Nosotros vamos a detenernos.

—Nosotros radicalizaremos nuestras protestas.

 

Ecuador se comunicó constantemente con sus hijos, cada uno establecido en su respectiva capital, quienes le informaban el progreso de la situación, intentando mediar con cada una de las organizaciones, pero cediendo ante las razones que les fueron expresadas.

Confió en ellos, siempre lo haría, porque los crió para cuidar de su gente, les infundió el sentido de lealtad, valor, honestidad, y solidaridad. Estaba orgulloso de cada una de sus provincias. A pesar de que los primeros estragos estaban evidenciándose en su cuerpo… no le importaba con tal de que aquello tuviera un buen final.

 

—Cotopaxi, cuida de tus ñaños cercanos —se sujetó su pecho.

—Lo haré, papá —suspiró—, pero dígame… ¿tú estás bien?

—Sí.

—¿Una grieta nueva? —se arriesgó a preguntar.

—Varias —rio divertido y resignado—, pero no te preocupes, puedo con eso y un poco más.

—Díganos si pasa a mayores.

—Ustedes tranquilos —sonrió—, y tengan cuidado.

 

Loja, Cañar, Azuay, todos ellos le informaron cosas semejantes, porque no se iban a detener, y la evidencia de que el aire se ponía negro por la quema de llantas empezó a aparecer en su cuerpo. Podía ver las marcas en sus piernas, negros puntitos que poco a poco se acentuaban. Era soportable, era casi nada en comparación a cuando un incendio forestal aquejaba sus mayores reservas, así que podía ignorarlas mientras él recorría los parajes de Quito, su capital, donde las cosas se pondrían peor en cuestión de horas.

Apretó su antiguo celular, apagado todavía, creyendo firmemente que así estaba bien.

No quería a sus hermanos metidos en eso, ellos ya tenían sus propios problemas creciendo. Tampoco quería amigos intentando brindar ayuda, porque de ser así se iniciaría el rumor de que había intereses extranjeros. Mucho menos quería a USA metido en eso… porque el gringuito se pondría muy histérico y un problema a nivel de guerra era lo que menos necesitaba en esos instantes.

 

 

Desesperación…

 

 

El estadounidense estaba al borde de un colapso, ya hasta dejó de tomarle importancia a que cierto mexicano rondara por su casa y pareciera una sanguijuela con su hermano, es más, hasta dijo que ya no iba a molestarse con esa relación; porque desde que perdió de vista a Ecuador, solo pensaba en él y en las estupideces que había hecho. No eran muchas, pero fueron suficientes para que el ecuatoriano apagara el celular permanentemente, de tal forma que no había podido comunicarse con él.

Rastrearlo o interceptar alguna llamada que Ecuador hiciera, no era opción, el tricolor se enojaría más si hacía una manipulación de esas, así que USA prefirió no tentar su suerte y negó la ayuda de sus contactos. Pero estaba casi al borde de un colapso nervioso tal que tenía un tic en su mano izquierda que temblaba…, tal vez no debió beber tres litros de café en menos de doce horas. ¡Pero lo importante era que Ecuador no contestaba!

 

—Calme, frère. Donnez-lui un peu de temps —(Tranquilo, hermano. Dale algo de tiempo).

—This isn’t a good sign —(Esto no es buena señal), USA movía su pierna derecha de forma continua—. Turning off your cell phone is extreme —(Apagar su celular es algo extremo).

—Il aura ses raisons —(El tendrá sus razones).

—He hates me! —(¡Me odia!), se sujetó los cabellos, desesperado por las decenas de posibilidades que su alterada mente maquinaba.

—Il ne fait pas —(No lo hace), Canadá le palmeó el hombro—, juste ... il doit être un peu blessé, mais il comprendra que vous venez de vous laisser emporter par la colère. —(solo… debe estar un poco herido, pero entenderá que solo te dejaste llevar por el enfado), intentó formar una sonrisa, pero ver a USA tan triste no le permitía hacerlo.

—It's all the fault of the grasshopper —(Todo es culpa del salta muros), apretó los labios y tensó sus hombros.

—Frère! —(¡Hermano!), suspiró para no perder la calma—. Vous savez que tout a commencé à cause de cela, à cause de ce ressentiment que vous ressentez —(Sabes que todo empezó por eso, por ese rencor que sientes).

—I know! But I must blame someone now! —(¡Lo sé! ¡Pero debo culpar a alguien ahora!), respiró profundo, intentando no ceder a las inmensas ganas de llorar que tenía, todo producto del estrés acumulado—. And ... I can't think of who else to hate right now —(Y… no se me ocurre a quién más odiar ahorita).

—Frère, je pense que vous exagérez tout —(Hermano, creo que estás exagerando todo).

—I'm not exaggerating. I don't like this and I'm very worried —(No exagero. Esto no me gusta y estoy muy preocupado), jugó con su celular—. Maybe... Maybe I should travel and look for it —(Tal vez… Tal vez deba viajar y buscarlo).

—Peut-être —(Tal vez), Canadá sonrió divertido.

—Maybe I should have done it for a while —(Tal vez debí hacerlo desde hace rato), sin esperar más, empezó a buscar en su celular—. I'm so dumb! —(¡Qué idiota soy!)

—Vous n'êtes pas —(No lo eres), lo consoló, aunque en realidad pensó en que sí lo era, pero por ahora no sería sincero.

—How there are no flights?! —(¡¿Cómo que no hay vuelos?!)

—Il n'y a pas? —(¿No hay?), se acercó a revisar el contenido del celular de su hermano—. Y a-t-il du mauvais temps ou quelque chose? —(¿Hay mal clima o algo así?).

—I don’t know —(No sé), lanzó un gruñido y después arrojó su celular de lado—. I will go for my laptop —(Iré por mi portátil).

—Calme-toi, frère, tu sais que parfois tu es téméraire quand tu es si bouleversé —(Tranquilo, hermano, sabes que a veces eres imprudente cuando estás así de alterado).

 

Pero USA ya se había ido y Canadá suspiró. Se halló solo en esa sala pues México se había ido un día después de Ecuador, consciente de que no era buena idea estar junto a un alterado USA, pero al menos se comunicaban por mensajes. Fue por eso que se enteró de la nueva novedad unos pocos minutos antes de que USA lo hiciera, y tuvo tiempo de subir hasta el cuarto de su hermano antes de escuchar un vaso caer y romperse en el suelo.

Fue una noticia demasiado irreal para ambos.

Las reseñas eran pocas porque apenas y era el primer día de aquel suceso, pero ahí estaban, justo en la serie de noticias latinoamericanas y había una imagen para probarlo. USA perdió los estribos tras ver aquello de “paro nacional en Ecuador”, caminando de un lado a otro sin ritmo o paro, intentando comunicarse con Ecuador como fuese, llamando a quienes podrían servirle de puente para conectarse, buscando noticias nuevas. Canadá estuvo ahí para ayudar, interesado en lo que pasaba, preocupado por el menor de los tricolores sudamericanos. Pero no lograron mucho por cuenta propia, y al tercer día de aquel suceso, hicieron lo impensable.

 

—¡¿Qué quieres gringo?! —obviamente le contestaron de mala gana.

—Colombia, I’m Canada —(Colombia, soy Canadá), exigió hacer él la llamada porque su hermano estaba muy alterado como para ser agradable o cordial—, I heard about Ecuador, is he with you? —(me enteré lo de ecuador, ¿él está contigo?).

—Obvio no, gringo —chistó, al parecer estaba tan preocupado como todos los demás—. Es problema del chino. Nos advirtió que no intercediéramos, y cumplimos ese pacto porque así él no se mete en vainas nuestras.

—But at least you will know if it's okay —(Pero al menos sabrán si está bien).

—Pues… —hubo un largo silencio y Canadá supo que lo descubrieron—, ¿qué tu hermano, el gordis, no debería saberlo?

—Well, yes, but I didn't call him because… ehm… I don't want to disturb him, he must be upset —(Pues sí, pero no lo llamé porque… ehm… no quiero molestarlo, debe estar alterado), intentó excusarse, fallando miserablemente.

—Dime la plena, marico —murmuró enfadado—, ¿por qué USA no sabe de mi hermano?

—No! He should know, but… —(¡No! Él sí debe saberlo, pero…)

—Tu llamada es de un número gringo —era Venezuela, y ahí se terminó el teatrito—. Pásame al malparío de tu hermano.

—No, no, it's that I... —(No, no, es que yo…), pero USA le quitó el celular y lo colocó en altavoz.

—I just want to know if it's ok! —(¡Solo quiero saber si está bien!), ya no lo soportó, tuvo que hablar.

—¡Lo dejaste solo, jueputa!

—¡Deberías estar con él, coño’e tu madre!

—Estábamos seguros que estabas con él —jadearon, seguro era Panamá—. ¡Justo ahora me fallas!

—We are as worried as you —(Estamos tan preocupados como ustedes), añadió Canadá, intentando que USA no dijera algo estúpido, pero fue demasiado.

—Answer! Do you know if it's okay?! —(¡Respondan! ¡¿Saben si está bien?!)

—¡No te respondo nada, carajo!

 

Conexión cortada, nervios al límite, las horas que pasaban y una nueva noticia se daba. El primer arresto, los heridos, alguien que había perdido un ojo. USA se unió a todas las páginas de noticias latinas que halló en Facebook, Twitter y en otras redes sociales que se le ocurrieron para mantenerse informado. Seguía intentando comunicarse con Ecuador o reservar un vuelo, ningún éxito y estaba al borde del llanto.

 

—Sé que estás preocupado —México suspiró pesadamente, intentando saber si lo que haría estaba bien—, pero si le dices al chaparro que yo te di el número, te voy a caer a chingadazos.

—Just... Just give me the contact —(Solo… Solo dame el contacto), USA intentó calmarse.

—Tengo el número de Pichincha, y te lo voy a dar… Pero que conste que es solo porque mi maplecito me lo pidió, y porque también me preocupa el chamaco.

—I know —(Lo sé).

—Espero tengas suerte y te conteste. Yo lo intenté hoy y parece que no hay buena conexión o que está bien ocupada.

 

Le debía una al mexicano, USA lo aceptaba, pero en ese momento lo único que le importó es que después de insistir un momento, aquella provincia de voz agudita y cálida le contestó. Su cuerpo se relajó mientras intentaba preguntar lo necesario y entender lo que ella decía entre rápidas frases opacadas por ruidos de fondo. Pero al menos le dijeron lo necesario.

 

—No venga —casi suplicó—, papi no quiere que venga.

—But I need to be with him —(Pero necesito estar con él).

—No, no, esto es problema nuestro —intentó alejarse del bullicio—. Él no le perdonará si llega ahora.

—But why! —(¡Pero por qué!)

—¿Desearía que mi papi fuera de metido a sus tierras cuando está en problemas? —jadeó, estresada por ver a los camiones pasar—. Sabe que si eso pasa habría rumores, y mucho más en nuestra situación… porque usted es una potencia y nosotros solo somos…

—Don’t say it —(No lo digas).

—Entienda, señor USA… Usted no puede venir ahora.

—But I want to know if it's ok —(Pero quiero saber si está bien), respiró profundo, resignándose a esa pasividad.

—Él está bien —sonrió con ternura, captando la preocupación ajena—, y si se fija… en algún momento mi papi aparecerá en las noticias, pero, aunque no le guste cómo lo hace, respete las acciones de papi.

—But I want to help —(Pero quiero ayudar).

—Entonces háganos un favor —le brilló una idea en medio de todo ese caos—. Señor USA, envíe a periodistas aquí… o fináncialos, porque sé que algunos intentarán venir. Ayúdenos así. Haga que las noticias reales se difundan.

—I will do it —(Lo haré).

—Gracias.

 

No perdió tiempo, se contactó con algunas organizaciones, habló con países europeos, incluso se conectó con su propia prensa para conseguir colaboradores. Ayudó lo más secretamente que pudo y Canadá lo apoyó en todo, porque así enviarían ayuda silente con indicaciones específicas para que priorizaran la información relacionada con el country de tierras ecuatorianas, porque USA obviamente quería algo a cambio del dinero que iba a invertir.

 

—Don't let him put himself in danger —(No dejen que se ponga en peligro), los miró—. Ecuador is important to me, and I want him saved. You must tell me everything that happens —(Ecuador es importante para mí, y lo quiero a salvo. Deben comunicarme todo lo que le pase).

—I will inform you while I can —(Le informaré mientras pueda), sonrió—, besides, that is our job —(además, ese es nuestro trabajo).

—You have my contact —(Tienen mi contacto), suspiró mientras se erguía frente al pequeño grupo que enviarían a tierras de conflicto—. I trust in you —(Confío en ustedes).

 

No era la gran cosa, al menos así pensaba el norteamericano, pero con esa pequeña acción al menos podría saber lo que sucedía con su desaparecido y enojado novio.

 

 

 

Notas finales:

 

Krat lo imaginó mejor, pero bueno, salió así, lamento si es medio pesado puesto que ya muchos sabemos del conflicto sucedido, pero quería hacer algo con esto y heme aquí, inventándome excusas baratas para combinarlas con la revuelta de octubre jajajajaja.

Estoy bien pendeja, lamento eso.

Seguiré añadiendo cositas por aquí y allá, espero les guste, aunque sea un poquito.

Besos~

Los ama: Krat~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).