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Gigantomaquia por adanhel

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-Voy a contar la historia de Mei.

En el Santuario, Nicole relató los acontecimientos para Shun, Hyôga, Seiya y Kiki.

-Fue un poco antes de la revuelta de Saga.-comenzó.-Mei estaba entrenando en Sicilia, cuando, por lo menos hasta donde yo sé, su maestro ordenó una prueba final para que conquistase la calificación de Santo.

-¡Hey!–interrumpe Seiya.- ¿Eso quiere decir que en la época en que nos volvimos santos, Mei también estaba en periodo final de su entrenamiento?–el Santo de Pegaso aún no está completamente recuperado de las heridas que recibió.

-Mei dijo que había perdido el derecho de volverse Santo cuando su maestro murió en la revuelta de Saga....-dijo Shun.

-Creo que estaba mintiendo.-respondió Nicole, con tristeza.-Mei ya era una marioneta de Typhon en el momento en que apareció delante de nosotros. Aparentemente, él comenzó a trabajar como informante del Santuario después de la revuelta de Saga. En esa época era uno entre muchos soldados rasos y yo no lo conocía personalmente. Solo recientemente, como coordinador de agentes secretos, es que terminé sabiendo que él estaba en Sicilia.

-¿Pero en qué consistía su prueba?

-Conseguir, con sus propias fuerzas, la prueba de que era un Santo.

-¿Que dice, una Cloth?

-Había un traje sagrado, lacrado junto con los Gigas, en aquel templo subterráneo del monte Etna.

-¿Nuestra, desde la época de la Gigantomaquia?

-Probablemente.

-¿Entonces la Cloth de la constelación de Cabellera estaba sin portador?

-Es lo que dicen los registros históricos del Santuario. Como ustedes saben, poquísimas personas tienen permiso para redactar y consultar esos libros. Además de Athena y el Papa, apenas algunos oficiales. Actualmente solo seríamos Yulij y yo.

La oficial auxiliar Yulij, rescatada conjuntamente con Seiya por Athena, está en unidad de cuidados intensivos de un hospital de la Fundación Graad, viva, a pesar de una fractura craneana, tal vez gracias a la protección de su constelación protectora.

-Yo no sabía que ese traje existiera... ¿cómo lo sabía el maestro de Mei? –preguntó Seiya.

-Bueno, el maestro de Mei...–Nicole se detuvo por un instante, como con miedo de continuar.-era uno de los Santos perversos que se aliaron a Saga de Géminis con la intención de ejecutar a Athena. Es probable, por eso, que quisiera que su discípulo se volviera un Santo, para que lo ayudara en la lucha contra Athena.

-Entonces tiene sentido.-comprendió Seiya.-En aquella época Saga ocupaba el cargo de Papa del Santuario, lo que explica como él supo de esa Cloth sellada.

-Saga necesitaba de fuerza para enfrentar a Athena.-prosiguió Nicole.- Como estaba dominado por voluntades malignas, tenía una sed incontenible de poder. Por eso violó uno de los secretos más profundos del Santuario. Traicionó las prohibiciones e intentó romper el sello de la Cloth protegida en el templo.

-¿Mei sabe de eso?–preguntó Shun.

-Mei no tenía la menor idea de las intenciones de su maestro o de su relación con Saga. Él ciertamente creía completamente que se trataba de su desafío final para volverse Santo. Pero, al conseguir penetrar el templo subterráneo, Mei fue dominado por la voluntad de Typhon, pasando por una especie de lavado de cerebro parcial...–Nicole hizo una nueva pausa.-Lo que ocurrió después es suposición mía. Creo que Typhon trajo a los Giga de vuelta a la vida a través de Mei. Creo que el Orestes enmascarado que nos atacó a Shun y a mí en el teatro de la Acrópolis era Mei, que luego debió penetrar en el Santuario para secuestrar a Yulij.

-Entonces, aquel era Mei...

Seiya y Shun recordaron claramente la figura de su enemigo y de su olor de animal salvaje.

-Nadie podría imaginar que Typhon intentaría usar la sangre de Santos en sacrificio.-explicó Nicole.-Que estaría acumulando Cosmo a través de una redoma de poder a fin de reunir fuerza suficiente para romper el Sello de Athena.

-¿Que era aquel traje sagrado que Mei usó?-preguntó Hyôga, que había permanecido callado hasta ese momento, percibiendo que Nicole vaciló al responder.

-Oficial mayor, por lo que dice, aquel traje negro parece ser muy especial.

-Sobre ese asunto... Athena hablara de el en un momento o más tarde.-declaró Nicole, en un tono misterioso.

-¡Ah, que gracia!-gritó Seiya.-Ya han pasado diez días desde que Typhon desapareció en aquella erupción. La cosa fue tan fea que el propio Etna voló por los aires. Solo conseguimos huir de allá porque Athena nos salvó, y...

-Los heridos no se deben exaltar, Seiya.

Felizmente la enorme explosión no ocasiono muchas víctimas. Dado que la población ya había sido evacuada del área, alcanzo solamente a los equipos del ejército que patrullaban la región.

La nube de cenizas volcánicas alcanzó la estratosfera y continuaba cubriendo el cielo de Grecia.

-La vida de millones de personas está amenazada.-argumentó Shun.-Si esa tragedia es fruto del poder de Typhon, nadie puede saber lo que podrá hacer en el futuro.

-Presten atención.-Nicole asumió una expresión más seria que nunca.-La batalla contra los Gigas que está por comenzar tiene un significado totalmente diferente de todas las otras que ustedes libraron. Antes que nada, ¿qué son los Gigas? En esos días que pasaron procuré investigar la respuesta en los registros históricos y descubrí que, antes de que los Gigas fueran exiliados en las profundidades del vacío entre la Tierra y el Mundo de los muertos, ya existía Athena sobre la Tierra, Poseidón en los mares y Hades en el infierno. Bajo el liderazgo de Zeus en los Cielos, los dioses dominaban los tres mundos. Poseidón y Hades se envolvieron en innumerables guerras contra Athena, para conquistar la Tierra, y nosotros, los Santos, luchamos en muchas Guerras Santas para defender el amor y la paz en la Tierra, alejándola de las voluntades malignas y perversas.

-Señor...–se entrometió Shun.-Uno de los Gigas me dijo exactamente la misma cosa. Y él cuestiono el motivo por el que los Santos de Athena la defienden.

-¿Cuál fue tu respuesta, Shun?

-Las personas inocentes

-Exactamente. Los seres humanos.

-Pero los Gigas... no son humanos.-Shun, Hyôga y Seiya se quedaron sin palabras.-En el pasado, existía en la Tierra una especie poderosa que, como los hombres, conquistaron el fuego y comieron del fruto de la sabiduría. Era una civilización poderosa, así como los dioses que adoraban.

-¿Esos eran los Gigas?

-Los humanos y los Gigas son razas hostiles entre sí, que jamás pudieron coexistir. La prueba de eso es que nosotros, humanos, siempre retratábamos a los gigantes en nuestros mitos como figuras monstruosas y diabólicas.

-Por eso la batalla primitiva...

-Es la lucha por la existencia, la batalla de cada especie por su permanencia.-enfatizó Nicole.-Esta no será una Guerra Santa. Nadie podrá impedirla. Lo que está por comenzar es una lucha que no se merece contar en la historia. El combate más bajo y rastrero que puede existir, una ordinaria lucha de muerte por la vida.

En la Sala del Papa, los Santos fueron envueltos por un pesado silencio.

-¿Cómo está Mei?–preguntó Hyôga, en voz baja.

Nicole se volvió para el fondo de la Sala del Papa, levantando los ojos en dirección del Templo Sagrado, que estaba más allá de una cortina rojo bermellón y una pared de piedra blanca.

 

Notas finales:

A partir de hoy, tratare de retomar el ritmo de publicación que se había tenido, los martes, jueves y sábados.  Las fiestas de fin siempre de año siempre son muy demandantes para mi, y después, 2020 comenzó con guantes de box.


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