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Colors II por Na Na

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De todos los lugares en los que imaginó que podría encontrarse de nuevo con JongWoon, nunca pensó en la sala de reuniones de SM Entertainment.

Cuando SungMin abrió la puerta de la sala y lo hizo pasar primero, se detuvo unos momentos al ver al pelinegro sentado, mirándolo con una sonrisa de suficiencia, y orgullosa, que lo hizo rabiar internamente. Habían pasado unos pocos días desde que lo había visto en las puertas del canal, y realmente pensó que no lo vería de nuevo.

Respiró profundo, e ingresó por completo, manteniendo la compostura.

Le había pedido a SungMin que hablara con quién tuviera que hablar para poder contratar nuevos compositores y letristas. Tenía planes de un nuevo álbum, también para otoño, y quería nuevas ideas porque la de los compositores de la empresa realmente no le convencían del todo.

Le pidió a su mánager que se encargara de la contratación de los mismos, o que al menos las supervisara. Nunca, jamás, se le ocurrió revisar los nombres de los compositores. En ese momento se arrepentía de no haberlo hecho.

Tan pronto como lo vieron, todos los que se hallaban en la sala de reuniones se pusieron de pie, menos uno de ellos. El pelinegro se quedó sentado, disfrutando de la cara de sorpresa que tenía el cantante. No podía ocultar sus emociones, no como lo había hecho en su fiesta de cumpleaños. JongWoon se levantó despacio, bajo la atenta mirada del menor sobre él, y luego asintió. Eso fue suficiente para que KyuHyun desviara la mirada y recobrara por completo la compostura.

SungMin saludó a todos los presentes con varias venias, y KyuHyun lo imitó tan pronto pudo reaccionar.

¿Por qué está aquí?

—Ellos son el nuevo equipo de compositores, KyuHyun —comentó el rubio con una sonrisa que no logró contagiar al aludido—. Trabajarán con nosotros de manera oficial desde mañana.

La emoción en las palabras de su mánager casi lograron hacerlo sonreír, de no ser porque sentía la intensa mirada del pelinegro sobre él aumentando la ira que nacía en su pecho, y amenazaba con explotar.

No era justo que JongWoon estuviera ahí.

—¿Quieres que se presenten?

KyuHyun no tuvo tiempo de responder porque SungMin fue veloz en indicarle al primero de los compositores que se presentara. Eran cuatro, si contaba a JongWoon. Los otros tres se veían amables, entusiasmados por trabajar con él, o eso fue lo que escuchó. No podía concentrarse del todo cuando sentía la intensa mirada de JongWoon sobre él. Lo ponía incómodo, y con muchos deseos de tomarlo del cuello, golpearlo, gritarle y sacarlo a rastras del lugar. Pero era imposible hacer eso sin comprometer su imagen, o sin tener que dar una explicación.

Cuando fue su turno de presentarse, KyuHyun casi le saltó encima para darle un fuerte golpe en su mandíbula y romperle los dientes.

 —Mi nombre es Kim JongWoon, y para mí será un placer trabajar junto a usted, Cho KyuHyun ssi.

El cantante sintió su sangre hervir. Apretó sus manos lo más fuerte que pudo, queriendo controlar su respiración. Realmente no quería que SungMin lo viera afectado e hiciera preguntas que no sentía ganas de responder, sobre todo porque JongWoon era un tema que nadie más que sus amigos sabían.

No había hablado del mayor con nadie, ni siquiera con SiWon. Lo había mantenido oculto, guardado en el fondo de su corazón para que nadie nunca pudiera verlo y saber de él. Había hecho todo lo posible para dejarlo de lado, para ya no pensar en él y avanzar. Y lo estaba haciendo bien.

Al menos, hasta que regresó.

Y trabajaría junto a él.

Todo sería un desastre.

—¿Quieres decir algo, KyuHyun?

El llamado de su mánager lo regresó a la realidad, y lo miró, confundido, procesando lo que había dicho.

—¿Yo?

Su mánager rió entre dientes, divertido, asintiendo, y alegando que ya que él trabajaría directamente con ellos era lo correcto. El cantante miró hacia el nuevo personal y tragó en grueso. ¿Qué era lo que debía decir?

Cruzó sus manos y miró a su nuevo equipo de trabajo con una sonrisa ligeramente forzada. De verdad estaba emocionado por trabajar con gente nueva. Sin embargo, el tener a JongWoon ahí le estaba causando una incomodidad general. Aunque, lo que más le causaba era un montón de sentimientos encontrados.

Dijo que era un placer tenerlos en su equipo, que estaba emocionado por trabajar con ellos, que trabajaran duro juntos y que cuidaran de él. Nada de eso fue mentira, pero le hubiera encantado poder añadir un contigo no, JongWoon. Lárgate.

Aplaudieron, y uno de ellos vitoreó. KyuHyun se alegró por ello, y solo por unos segundos se olvidó de la presencia de JongWoon, de no ser porque lo intenso de su mirada continuaba perturbándolo, enviándole escalofríos, y provocando que luchara para que no fueran visibles.

—¡De acuerdo! —comentó SungMin, su emoción imposible de ignorar—. Pueden acompañarnos al estudio para que puedan presenciar, durante algunos momentos, la grabación de una parte de una canción nueva de nuestro cantante. —Al decir eso último, apretó el brazo del aludido, con una sonrisa enorme, sin ser consciente de la mirada sombría que cierto pelinegro dirigía a él.

KyuHyun sí lo hizo.

La mirada sombría de JongWoon lo continuaba fascinando, pero continuaba sin intimidarlo en lo más mínimo. A pesar de los años, algunas cosas no cambiaban. Y temía descubrir más de ello.

Reaccionó a las palabras de su mánager y su cuello dolió por lo rápido que lo giró para ver a su amigo.

—Espera, ¿qué?

El menor no había sido consciente de lo que había dicho, ni el tono que utilizó al decirlo, algo que llamó la atención de todos los presentes. Cuando notó aquello carraspeó y miró a SungMin con calma.

—No sabía que ellos vendrían a la grabación. No me molesta —aclaró de prisa—, pero me sorprende un poco.

Mentía. Sí le molestaba, pero no era por los otros compositores, sino por JongWoon. Tenerlo cerca estaba acabando con su paciencia y energía para tolerar el día que tenía por delante, y aún no asimilaba que lo tendría trabajando con él. Era inaudito, injusto, y molesto.

Realmente había deseado no verlo de nuevo, no encontrarlo en la calle, o en alguna cafetería, o en algún otro programa como espectador. No. Deseaba que el otro se fuera de nuevo, a donde sea que hubiese estado, y que lo dejara solo, tal como lo había hecho antes. No debía ser difícil, considerando que lo había hecho una vez. Pero no.

JongWoon quería torturarlo.

—Entonces, vayamos —respondió SungMin, abriendo la puerta—. Por favor, sígannos.

Permitió que KyuHyun saliera antes, luego los compositores, y se apresuró a ir al lado del cantante, quien, tan pronto lo vio cerca, lo tomó del brazo, acercándolo más para poder preguntarle si él los había contratado.

—Sí —contestó el rubio, en el mismo tono—. ¿Por qué? ¿No te gustan?

—No he trabajado con ellos, no puedo decir eso todavía. —Detuvo su conversación para saludar a las personas del pasillo, siendo amable y sonriendo.

—Y te encantarán, ya lo verás. Sobre todo, el tal JongWoon —añadió con emoción.

KyuHyun se tensó al escuchar eso, y por un momento pensó que SungMin había notado algo. Sin embargo, no había ido a su fiesta de cumpleaños, y tampoco él había sido muy expresivo en la sala de reuniones, así que era muy poco probable que el hombre supiera, o intuyera, algo. Trató de calmarse, esperando no ser evidente, pero no pudo evitar mirar de reojo hacia atrás. No pudo ver al pelinegro, pero sabía que estaba ahí, podía sentir su aura, no iba a negarlo.

Regresó su mirada hacia al frente.

—¿Por qué?

Pudo ver a su mánager sonreír y no supo cómo interpretar eso.

—Ha trabajado en teatro antes, y ha compuesto muchas canciones para muchas obras, además que las ha cantado. Es casi como una mina de oro para las canciones.

KyuHyun no podía ignorar el entusiasmo en la voz de su amigo, y no estaba seguro de si eso era bueno, como tampoco estaba seguro de si debía decirle que ya conocía a JongWoon. Claro que no había tenido contacto con el hombre en los últimos años, pero lo conocía de una forma más que profesional...

—Tenerlo en el equipo nos favorecerá a todos —comentó el rubio.

El cantante levantó los labios en un intento por sonreír, pero no le salió como quería. Realmente no creía que la presencia del antiguo profesor lo favorecería. Al contrario. Ya con tenerlo a poco más de un metro lo estaba llenando de amargura y desesperación. Y si tenía que soportarlo por mucho más tiempo, no sería capaz de controlarse, porque quería a JongWoon muy lejos.

Pasó las manos por su cara. No estaba siendo profesional, y esa era una razón más para odiar al mayor.

Cuando el estudio de grabación estuvo a su vista su corazón se aceleró, y un raro sentimiento, casi como un escalofrío, le recorrió los dedos, para luego seguir por sus brazos y continuar con el resto de su cuerpo. Estaba nervioso, y no tenía la menor idea del por qué, aunque la respuesta era obvia.

Sintió su garganta seca, y tragó saliva en un intento por quitarse la incomodidad, pero fue en vano. El sentimiento incrementó cuando SungMin le abrió la puerta y lo dejó pasar. ZhouMi estaba ahí, dentro de la sala de captación, hablando con las personas que iban a tocar los instrumentos. KyuHyun había insistido en que la canción fuese grabada con sonido en vivo, esperando que tuviese un mejor resultado, y su productor favorito accedió.

—ZhouMi ssi —llamó SungMin por el micrófono, atrayendo la atención del productor, quién se giró para verlos. Automáticamente les sonrió, y, dando las últimas indicaciones, salió a recibirlos, ensanchando su sonrisa. Los saludó con una venia, al igual que a las otras cinco personas tras ellos, y preguntó si ellos se quedarían a la grabación. SungMin asintió, y tanto él como KyuHyun se quedaron expectantes por la reacción del productor.

Sin embargo, KyuHyun trató de aprovechar esa oportunidad: a ZhouMi no le gustaban los extraños en el estudio, era bastante quisquilloso con respecto a las grabaciones. Esa, sin duda, era su oportunidad para poder quitarse a JongWoon de encima, aunque los otros también tuvieran que marcharse. En el futuro, cuando trabajaran con él, lo verían grabando y cantando y todo lo demás. Lo más importante en ese momento era deshacerse de JongWoon.

—Pero si prefieres que se vayan... —murmuró, encogiéndose de hombros—… no tendremos problema.

—No te preocupes —respondió el chino haciendo ademanes y sonriendo—, no tengo inconveniente alguno.

El cantante se golpeó mentalmente.

Sonrió, esperando que no se notara que era fingida, y se dirigió hacia uno de los sofás que el estudio tenía. Dejó el abrigo en él y se arremangó las mangas de su camisa, tratando de mentalizarse ante la idea de que tenía que cantar ante JongWoon. Tal parecía estaba siendo algo brusco con su ropa pues SungMin se le acercó, con el ceño fruncido, y le preguntó si todo estaba bien. No pudo más que asentir, porque si decía algo, definitivamente saldría veneno contra el antiguo profesor, y contra sí mismo por estar reaccionando de esa forma. Él era un adulto, ya no el mocoso de hacía tantos años que se enamoró de un hombre que luego lo abandonó. Respiró profundo, escuchando la voz de ZhouMi a sus espaldas y sintiendo la mirada de SungMin sobre él. Reaccionó cuando sintió un par de palmadas en su hombro y se tranquilizó un poco más al ver la sonrisa calmada del rubio. Le devolvió el gesto y, decidido, fue hacia el cuarto de grabación.

Habló con los músicos, esperando calmarse, tratando de socializar con ellos porque, aunque los había visto antes, solo había sido una vez. Les recordó que no se harían pausas para la grabación de la canción, y todos asintieron, incluso los tres coristas que estaban a un lado. Se sintió confiado, al saber que podía contar con ellos, pero no podía decir lo mismo de él. Ya había hecho eso, grabar una canción en una sola toma, pero en aquellos días estaba calmado, con paz mental y emocional.

En ese momento, era un desastre.

Les deseó suerte a todos, que dieran lo mejor de ellos para que la grabación fuese un éxito, y se acercó al micrófono para ponerse los audífonos y empezar con todo.

¿Listo?

La voz de ZhouMi le llegó por los audífonos y asintió después de exhalar pesado. Tan pronto lo hizo, los músicos empezaron con su trabajo, y él se concentró en eso, cerrando los ojos.

Era profesional, podría hacerlo.

Aunque duela el corazón, voy a fingir que estoy bien...

La letra se puso en su contra, aunque estaba consciente de eso. Él había escrito la canción hacía algún tiempo, pero no pensando en JongWoon. En aquella época, llevaba algunos meses sin pensar en él, casi olvidando todo lo que había ocurrido entre ellos. Sin embargo, en ese momento, la letra se parecía a lo que estaba viviendo, porque él realmente estaba fingiendo estar bien.

Pero no lo estaba.

Tenía tantos deseos de golpearlo, de pedirle que se largara y que no regresara de nuevo. Él ya no tenía nada que hacer por ahí, absolutamente nada. Ellos no tenían relación alguna, y él no pretendía tener algo más que una relación profesional, aunque eso tampoco.

Y, aunque no quisiera admitirlo, le dolía que el otro estuviera ahí, fingiendo que las cosas entre ellos podían ser como antes, mirándolo con simpleza, con confianza, con esa mirada que le enviaba escalofríos a todo el cuerpo.

Lo odiaba.

Se odiaba.

—Aunque las lágrimas caigan, sabiendo cómo ocultarlas...

No lloraría, no ahí porque no era el lugar, porque no era el momento, y porque no tenía qué. Ya había llorado, muchas noches durante muchas horas y ya había superado eso. No lloraría, no delante de él ni de tantos desconocidos.

—Colocándolas a un lado de mi corazón, y sabiendo cómo sonreír como si nada estuviera mal...

No pudo evitar abrir sus ojos y cruzar miradas con JongWoon. Esos ojos oscuros lo miraban de vuelta, y lo hacían con intensidad, trayéndole viejos recuerdos de cuando eran pareja.

—...Esa es la manera de terminar...

Eso era un reproche por la manera en que se había ido, y parecía que JongWoon había entendido por la forma en que sus ojos se abrieron.

A KyuHyun le estaba doliendo el corazón en ese momento.

No era justo.

Quería marcharse, dejar todo a medias tan solo para no verle la cara al mayor. Quería encerrarse en su departamento y no salir en cien años, o hasta que JongWoon se fuera, lo que ocurriera primero. Sin embargo, él era un adulto, era profesional, y no podía dejarse llevar por sus sentimientos o sus caprichos. Sobre todo, porque tenía orgullo. Tenía que demostrarle al pelinegro que su regreso no le afectaba en lo más mínimo, aunque era una mentira.

—Ya estoy acostumbrado a los días sin ti ahora...

¡Claro que lo estaba! Se había hecho a la idea de no verlo más, de no saber de él que se había forzado a perder la costumbre de tenerlo cerca.

—Mañana estaré mejor, te olvidaré poco a poco...

Lo había hecho, cada día pensaba menos en el mayor hasta que un día realmente dejó de hacerlo. Lo había olvidado, estaba... casi seguro de ello.

Cerró los ojos con fuerza, queriendo eliminar ese pensamiento, o cualquier otro que tuviera que ver con JongWoon, para enfocarse en la canción. Si continuaba de esa forma, tendría que repetir la canción, cantarla toda de nuevo, y no estaba para soportar más dolor emocional del que ya llevaba. Necesitaba terminar con esa canción.

Continuó cantando sin pausa, sin indicación alguna sobre corrección o alguna cosa. Todo marchaba bien, con él enfocado en la manera de cantar, no en la letra, hasta que una nueva oración lo lastimó de nuevo.

—Para mí, el amor es algo doloroso...

Lo había sido. Amar a JongWoon había sido doloroso.

Interrumpió su pensamiento y continuó enfocado en la canción. No era momento de pensar estupideces y aceptar cosas que no eran ciertas.

No era momento de pensar en JongWoon.

Ya no era momento de nada de él.

 

 

 

***

 

 

 

KyuHyun se sorprendía de la velocidad con la que los días estaban pasando.

Hacía poco había sido el cumpleaños de SiWon, pestañeó y ya había sido San Valentín Una sonrisa afloró en sus labios al recordar cómo el actor se había aparecido en el evento para las fans que había organizado SungMin. El cantante realmente no sabía que su novio estaría presente, así que estuvo verdaderamente sorprendido por verlo ahí. Decir que no les dieron material a las fans que los emparejaban era mentir, y en realidad no tenían que esforzarse mucho.

Suspiró sin borrar su sonrisa.

Después de ello se tomó una semana para descansar. Realmente no hizo más que compartir con su familia, sus amigos y SiWon, pero fue suficiente para olvidarse de que las cosas en su vida estaban por complicarse.

Su descanso fue total, menos el último día libre, cuando fue realmente consciente de que tendría que ver a JongWoon en la empresa.

JongWoon se había inmiscuido en sus pensamientos.

Con el regreso del antiguo profesor a su vida las cosas se habían puesto de cabeza, y tan solo habían pasado unas semanas.

Estaba manejando hacia la empresa mientras se preparaba mentalmente para ver al pelinegro. Seguía sin creer que estaría trabajando con él, que tendría que verlo cada vez que quisiera una canción nueva o una melodía para alguna de sus letras.

Lo detestaba. Ya no tendría paz ni siquiera en el trabajo.

Aparcó en el primer lugar vacío que halló y caminó directo hacia la oficina de SungMin. No se reuniría con ellos estando solo. Si su mánager estaba cerca él estaría consciente de en donde estaba y controlaría sus impulsos de asesinar a JongWoon.

Avanzó por los pasillos saludando a algunos de sus colegas, a otros del staff y al llegar escuchó la risa del mayor. Golpeó suavemente y luego abrió la puerta llevándose una amarga sorpresa: JongWoon estaba ahí.

—¡KyuHyun! —saludó alegre su manager—. Te estábamos esperando —sonrió.

El menor elevó sus labios en lo que quiso ser una sonrisa. Saludó con un buenos días sin entrar y vio a JongWoon: el hombre le hizo una venia corta y sonrió con suficiencia.

El cantante en verdad lo estaba detestando.

SungMin se levantó de su silla y le comentó que estaba conversando con JongWoon y de todas las cosas que había hecho en el tiempo en que no estuvo en la ciudad.

—Te parecerá muy interesante todo lo que hizo —comentó el rubio, tomando su agenda y caminando hacia fuera.

—¿Eso crees? —replicó KyuHyun con ironía, la sonrisa falsa todavía en sus labios.

SungMin, sin ser consciente de la reacción del menor, asintió, y cerró tras de sí cuando todos hubieron salido de la pequeña oficina. El cantante esperaba que su mánager no comentara sobre la vida del otro hombre, y no lo hizo, algo que internamente agradeció. Sin embargo, ocurrió algo que lo molestó más: en el trayecto habló con el pelinegro. No es que fuera un trayecto largo, pero sin duda alguna a KyuHyun se le hizo eterno. Podía escuchar las pequeñas risas de su amigo y detestó más al pelinegro porque estaba seguro que estaba queriendo ganarse la confianza de SungMin para poder acercarse más a él.

O tal vez, solo quería ser su amigo.

Trató de no pensar mucho en ello, y al llegar a la sala de práctica en el que estarían los demás compositores, trató de tener una buena actitud. Aunque se había preparado para lidiar con JongWoon, no se había preparado para verlo socializando con SungMin.

Eso era un truco sucio.

Los otros tres compositores se levantaron al verlo, y todos se notaban nerviosos. KyuHyun los saludó de la manera más amable y educada que podía, y trató de transmitirles algo de confianza y seguridad para que pudiesen sentirse más cómodos al trabajar. Ya era suficiente que él se sintiera incómodo como para que los demás también lo estuvieran, y quería que esa fuera una mañana productiva, aunque ya la tuviera arruinada. Debería empezar a acostumbrarse a ese hecho.

Había un par de mesas en la cabecera de la sala, con tres sillas tras ellas. Los compositores estaban sentados frente a ellas, alejados, al lado de algunos instrumentos. KyuHyun se acomodó en la silla central, esperando a que SungMin lo hiciera a su lado.

Los compositores ya habían sido informados con anterioridad que se hallaban en búsqueda de una canción para un OST. Les había explicado de qué iba el dorama, y les había dado una semana para escribir o escribir y componer una canción.

SungMin comentó que empezarían a escuchar los demos una vez que Zhoumi llegara, quién ya tenía unos cinco minutos de retraso.        En su espera, las personas presentes en la sala intercambiaron palabras amistosas, ya sea entre ellos o con el mánager o con KyuHyun. Después de unos minutos más el productor apareció, pidiendo disculpas por la demora.

Tras acomodarse, los compositores empezaron con la muestra. Algunos de ellos habían llevado los demos grabados, algunos solo las partituras para poder entonarlas en la guitarra o en teclado que había en la sala. KyuHyun los escuchó todas, incluso las de JongWoon.

Se equivocaba.

De las canciones que había escuchado, ninguna lograba convencerlo del todo. Todas eran muy buenas, con letras que iban muy acorde a lo que se les había explicado del dorama. Sin embargo, había algo que les faltaba para que terminaran de agradarle.

En la mesa estaban todas las canciones que habían sido presentadas, y las revisó todas de nuevo porque se rehusaba a salir de esa sala sin una sola de ellas. No desperdiciaría casi dos horas sin tener alguna.

Revisó cada una de ellas, y notó que había una que no había escuchado.

Gray paper —murmuró leyendo partes de la canción. Le estaba gustando—. Quién haya escrito “Gray paper” por favor cántela —pidió.

No sabía que se arrepentiría.

Estoy diciendo esto porque lo lamento…

KyuHyun parpadeó reaccionando a esa voz y levantó de prisa la cabeza.

—Estoy diciendo esto porque estás llorando…

Esa voz…

KyuHyun no había escuchado con verdadera atención al antiguo profesor cuando cantó antes. Le había estado prestando más atención a la letra, pero ninguna de las que había presentado le había llamado la atención. Pero esa... KyuHyun casi podía sentir que se la estaba dedicando por la manera en la que cantaba, con sentimiento, mirándolo a los ojos. Era ridículo, el pelinegro no podía estarle dedicando la canción, pero la manera en la que lo miraba...

—Hago promesas que no puedo cumplir, una vez, dos veces.

KyuHyun estaba de acuerdo con ese verso.

—El que debería ser herido soy yo; por favor, por favor…

Regresó de su pequeño trance cuando los aplausos llenaron la estancia. Escuchó cómo halagaban al hombre por su voz y por la letra.

—¿Está bien, KyuHyun ssi? —preguntó una de las chicas, si mal no recordaba era Krystal.

—Sí —sonrió, sorbiendo un poco su nariz—. Solo me conmoví un poco —replicó riendo entre dientes, entre avergonzado y triste.

 Todos los demás también rieron.

—¿Recordaste a alguien? —Lo codeó ZhouMi, tratando de ser divertido. KyuHyun le siguió la corriente y asintió—. ¿A quién? ¿Tu primer amor?

Asintió nuevamente.

—¿Cómo fue? —preguntó SungMin.

No hablaría sobre ello, era un tema delicado, por lo que solo optó a encogerse de hombros.

—¿No fue bueno?

Esa pregunta había sido de JongWoon. KyuHyun quería reír incrédulo y hasta sarcástico, pero sabía que eso sería raro por lo que solo optó por verlo a los ojos y negar con la cabeza.

—Fue una farsa para ella —replicó con dureza mirando al pelinegro—. Eso es todo por hoy —dijo poniéndose de pie.

SungMin miró de reojo, suspicaz, a KyuHyun. La manera en la que habló, la forma abrupta en la que terminó la reunión no era algo propio de él. Realmente no sabía lo que había sucedido con KyuHyun y su primer amor, pero por la manera en la que se había expresado, podía entender que no había sido nada bueno.

Suspiró bajo y procedió a tomar sus pertenencias para seguir a su amigo. Observó a su alrededor, viendo a los compositores tomar algunos instrumentos, otras unas hojas, y a JongWoon mirar directamente a KyuHyun, quien estaba de espaldas. Su mirada era un poco triste, casi culpable, y se preguntó por qué lucía de aquella manera.

No pensó mucho en ellos y salió, tratando de seguirle el ritmo a KyuHyun, ignorante de cómo el corazón del castaño amenazaba con salírsele del pecho.

 

 

***

 

 

JinKi estaba en su departamento, terminando de lavar los platos. KyuHyun lo había invitado a cenar y estaba ahí desde las seis de la tarde, ayudándolo a cocinar y todo lo demás. Al final, él se ofreció a lavar los platos.

—Así que aún te da escalofrío escuchar cantar al profesor Kim —comentó ligeramente divertido JinKi, cerrando la llave del agua y dejando al plato a un lado en el escurridor.

KyuHyun bufó y rodó los ojos.

—Ni lo menciones. Y ya no debes llamarlo profesor —dijo con el ceño fruncido.

—Es la costumbre. —El menor se encogió de hombros y tomó el paño de cocina, secándose las manos. Se dio la vuelta y miró de frente a su amigo, quien movía su dedo índice en la mesada, como si tratara de quitar una mancha del mismo—. Sabes que eso es un problema, ¿no?

KyuHyun suspiró y asintió, sin verlo.

—Y tengo que soportarlo en el trabajo —murmuró de mal humor—. ¿Por qué tuvo que regresar?

JinKi levantó una ceja y luego dijo que la razón era bastante obvia.

—Sigue enamorado de ti.

El mayor rio sarcástico negando con la cabeza.

—Es ridículo.

El menor negó varias veces con la cabeza

—¡Claro que sí! —replicó mirándolo a los ojos y los labios fruncidos—. Si me hubiera amado en primer lugar, no se hubiera ido.

—Ya te explicó por qué lo hizo.

—¿Y quieres que le crea? —frunció el ceño indignado.

—Ya lo hiciste —respondió JinKi con calma.

KyuHyun no supo qué decir, así que solo suspiró. Su amigo tenía razón, le había creído. Quería creer que esa era la razón porque reconocer que el otro no lo había amado era doloroso. Aunque se hubiera ido, lo había amado.

—¿Te ha insinuado algo en el trabajo? —quiso saber el menor dejando de lado el paño y apoyándose en la mesada. KyuHyun negó con la cabeza—. Bueno, al menos está respetando eso.

—No con lo que hizo hoy —balbuceó.

JinKi rio por lo bajo.

—Tú le pediste que cantara.

—Porque no sabía que era él.

—¿Y el profesor Kim tiene la culpa de que tú no lo supieras?

El cantante estuvo por refutar a eso, pero arrugó la frente y miró a su amigo con molestia.

—¿De qué lado estás tú?

JinKi rio divertido y levantó las manos, como si se rindiera.

—De ningún lado, tan solo no quiero que seas injusto con el profesor.

—Ya no le digas así —pidió alargando la última vocal, exasperado.

El menor rió de nuevo, pero entre dientes. Anunció que se iría, y caminó hacia la salida, siendo seguido por el dueño de casa. Intercambiaron algunas palabras más, sobre todo para quedar de verse junto con ChangMin, YunHo y SiWon. KyuHyun lo despidió en la puerta, y una vez que se halló solo suspiró un poco más tranquilo. Debía admitir que haber conversado con JinKi lo había relajado un poco. Había estado tenso desde la mañana, y cuando escuchó a JongWoon cantar todo en su interior se había puesto de cabeza nuevamente.

Cuando estuvo libre se dijo que trataría al mayor con indiferencia y profesionalismo, aunque no estaba seguro de si ambas actitudes podían combinarse. Con todo eso en mente regresó al trabajo después de su semana libre, pero verlo hablando con SungMin como si fueran buenos amigos, o escucharlo cantar y sentir cómo la piel se le erizaba, lo hicieron dase cuenta de que no podría tratarlo con indiferencia. Su sola presencia lo molestaba, incomodaba, irritaba. Lo quería lejos, porque tenerlo cerca solo lo hacía recordar situaciones de un pasado lejano y olvidado.

No obstante...

KyuHyun sentía miedo de ponerle un nombre lo que estaba sintiendo, porque no podía ser correcto, ni real, ni lógico.

Habían pasado demasiados años como para que él continuara…

El sonido de una llamada entrante de su celular interrumpió sus pensamientos, y lo agradeció internamente, dirigiéndose hacia su teléfono que descansaba en la mesa del comedor. Era una llamada de SiWon. Sonrió automáticamente.

¿Qué te parece si damos un paseo por el río Han? —preguntó el mayor después de haberse saludado.

El cantante sonrió. Una caminata siempre sería una buena idea para despejarlo. Aceptó y preguntó si pasaría por él.

¿En quince minutos está bien?

—Está bien —sonrió.

Te veo en un rato —replicó SiWon y pudo escuchar la sonrisa en sus labios.

Y, por un corto segundo, KyuHyun se sintió egoísta con su novio.

 

 

***

 

 

JongWoon se subió al autobús y se sentó al lado de la ventana. El día estaba fresco y no tenía ganas de conducir por lo que el transporte público le pareció una buena idea. Tendría tiempo de pensar en otras cosas, y hacer una en específico.

Desde que supo del debut de KyuHyun, había estado pendiente de él en noticieros, periódicos y revistas. No lo había seguido en redes sociales porque no tenía cuenta en ninguna de ellas, pero supuso que crearse una no sería un gran trabajo.

La primera fue Instagram, y al primer usuario al que siguió fue a KyuHyun.

Entró en su perfil, viendo a su alrededor para no pasarse de su destino, y lo revisó con mucha atención, desde la primera foto que había posteado hasta la más reciente. Se enfocó en cada detalle, en cada persona, en cada sonrisa, todo. Quería descubrir si era cercano, o íntimo, con alguna de las personas de las fotos.

Parecía que lo era.

Entre las más recientes estaban fotos con un actor. No recordaba su nombre, pero lo había visto en algunos doramas y una que otra película. En algunas imágenes estaban solos, en otras estaban junto a YunHo, pero siempre había una sonrisa genuina en el rostro del actor, una que transmitía verdadera felicidad. En KyuHyun, en cambio, no siempre estaba la felicidad en ella. Algunas de sus sonrisas eran algo falsas. Podían parecer reales, pero él lo conocía, sabía y reconocía cada una de las sonrisas que el menor tenía y esas eran bastante obvias de lo falsas que eran, al menos para él.

¿Por qué fingía? Y era más en las fotos en las que salía junto al actor...

Recordó a dónde estaba yendo y miró hacia afuera del autobús, notando que la siguiente sería su parada. Se puso de pie y presionó el botón para que el transporte se detuviera. Lo hizo en un paradero en una manzana llena de condominios.

JungSoo continuaba viviendo ahí.

De todas las personas que eran sus compañeros de trabajo en el instituto en el que enseñaba, con el único con el que se había hecho cercano fue con el profesor Park. El chismoso de Park.

Avanzó hacia la puerta de entrada y buscó el apellido de su amigo, hallándolo junto con su nombre, al lado de uno de los botones. Lo presionó y esperó, paciente.

¿Quién? —La voz de una mujer se hizo escuchar al otro lado al otro lado del intercomunicador, y JongWoon se anunció—. Ya te abro, un momento.

Esperó unos segundos hasta que el sonido de la puerta ser abierta le dijo que podía entrar, y así lo hizo. Subió hacia el tercer piso, todavía pensando en las fotos de KyuHyun, tratando de hallar un motivo a sus sonrisas fingidas. Sabía que el menor no era de aquellos que pretendían para agradar a otros, pero no entendía por qué lo hacía.

Sobre todo, con el actor.

Su mente estaba empezando a sospechar algo cuando la puerta del departamento de JungSoo se abrió y borró toda sospecha para ser reemplazada por una felicidad contagiosa.

—¡Sora!

La aludida rió y se aceró al hombre para darle un apretado abrazo.

—Hace bastante tiempo que no te pasas por aquí, JongWoon ah.

El aludido rió entre dientes e ingresó al lugar.

—¿Cómo has estado?

—Bien —replicó la mujer con una amplia sonrisa—, todo continúa bien por estos lares.

—Me alegro mucho por ti.

—No suenas muy entusiasmado —comentó JungSoo, apareciendo por el único pasillo que tenía el lugar. Se acercó a JongWoon y le dio un abrazo que fue correspondido.

—Hace mucho que no te veo, hyung.

Era verdad. JongWoon había ido a la boda de ellos, tres años atrás. Cuando se hubo ido de la ciudad solo mantuvo contacto con él, al menos el primer año. Quería estar pendiente de KyuHyun, y lo mejor, y más discreto, era con JungSoo. Él sabía sobre su relación con el menor, y aunque nunca estuvo de acuerdo, lo apoyó en todo lo que pudo, y como creyó correcto, porque eran amigos. La amistad que forjaron fue fuerte y verdadera, y por eso se mantuvo en contacto con él.

Los tres amigos se pusieron al día; la pareja de esposos le anunciaron que estaban en trámites para adoptar un niño, y que, aunque a veces parecía imposible y tedioso, no perdían las esperanzas. JongWoon los felicitó, y les pidió que lo mantuvieran informado del proceso. Luego, fue su turno de hablar. Les dijo que había regresado a la ciudad, dispuesto a quedarse, y que ya había conseguido un empleo, de compositor en SM Entertainment. Sora sonrió emocionada y lo felicitó, a diferencia de JungSoo que se tensó por completo. Les relató cómo había sido el tener el empleo, todas las pruebas que tuvo que pasar y demás y para quién estaba trabajando. Park desvió la mirada, respirando profundo y controlándose para no hacer una mueca.

Hubo un intercambio más de palabras, y Sora se retiró a preparar el almuerzo, invitando a JongWoon a quedarse. JungSoo aprovechó para llevarlo a su pequeño estudio y poder hablar tranquilamente con él.

—¿Cómo que estás trabajando con Cho?

JongWoon parpadeó.

—No entiendo.

—¿En serio lo estás haciendo? —El menor asintió—. ¿Cómo se te ocurrió eso?

—Quería estar cerca, quiero recuperarlo.

JungSoo lo miró con las manos en las caderas y los labios fruncidos. No estaba para nada de acuerdo y se lo hizo saber, obteniendo un suspiro por parte del pelinegro.

—No hallé otra manera, hyung.

El mayor suspiró y fue a sentarse tras el pequeño escritorio.

—¿No habíamos hablado de que lo dejarías tranquilo?

JongWoon, sentado en una de las sillas vacías de la estancia, suspiró despacio y desvió la mirada.

— Ese era el plan, tú sabes.

JungSoo asintió.

Aunque mantuviera contacto con él, no era seguido, pero cada que iba de regreso a la ciudad lo llamaba. Durante aquellas visitas ellos solían hablar, sobre todo de KyuHyun. Después de aceptar que necesitaba ayuda, acudir a una clínica de rehabilitación que JungSoo le recomendó, y salir, había decidido que lo mejor era dejar a KyuHyun ser feliz, sin él. Los años habían pasado, ambos habían cambiado y crecido lejos del otro. JongWoon se dijo que, si regresaba a la ciudad, sería para buscarlo, explicarle por qué se fue y desearle una buena vida. Lo dejaría tranquilo, ser feliz.

Cuando lo vio en su fiesta de cumpleaños, convertido en un hombre guapo, valiente y seguro, su corazón latió tan deprisa y pidió a gritos que no lo dejara, que tenía que luchar para recuperarlo, para, en esa ocasión, amarlo de verdad, sin reservas, sin obstáculos, solo ellos dos.

KyuHyun tenía que estar con él, de nuevo.

Park respiró profundo, luego dejó escapar el aire de forma pesada, algo cansado. Las cosas con JongWoon nunca eran fáciles, mucho menos cuando se trataba de KyuHyun.

—De seguro torturas al pobre chico –supuso apoyándose en el espaldar de la silla que ocupaba.

JongWoon lo miró a los ojos unos segundos.

—Lo quiero de regreso — replicó con seriedad.

—Él no es una cosa. —Le dio una dura mirada que no causó gran impacto en él—. Y fuiste tú el que se marchó, JongWoon.

El aludido suspiró y desvió la mirada hacia la ventana, pudiendo ver algo del cielo y los techos de las casas lejanas. Estaba muy consciente de que él se había marchado y el arrepentimiento y la culpa no lo dejaban olvidarlo.

—Sabes por qué me fui.

—Yo lo entiendo. Pero, ¿y él? ¿Él lo entiende?

No, KyuHyun no lo hacía. Lo que el menor creía era que lo había abandonado porque no lo amaba, no por alguna otra razón. Y eran muchas razones, en realidad. Respondió con una negativa y suspiró. JungSoo hizo una mueca y suspiró también.

Se quedaron unos momentos en silencio, disfrutando de su compañía. Hacía mucho que JongWoon no hacía eso, disfrutar de un amigo.

—¿Cómo lo llevas? —cuestionó JungSoo, mirando unos papeles que estaban encima del escritorio.

JongWoon sabía a lo que se refería.

—Me cuesta el cigarro, todavía —admitió algo avergonzado, mirando hacia la pared porque no tenía valentía para verlo a los ojos.

—¿Algún episodio de ansiedad?

—Ninguno.

—¿De verdad? —La sorpresa en la voz y en la expresión de JungSoo hicieron sonreír a JongWoon, quien asintió.

—Espero no tenerlos de nuevo, si te soy honesto.

—Así que la clínica funcionó... —comentó. El menor asintió una vez más—. Estoy realmente feliz por ti, JongWoon.

El aludido ensanchó su sonrisa, contagiando al mayor.

—Y, dime, ¿cuál es tu plan para recuperar a Cho?

—Atosigarlo y ganarme su confianza —replicó son simpleza.

JungSoo sonrió divertido y negó conla cabeza varias veces.

—¿Y cómo va eso?

JongWoon suspiró pesado.

—Más difícil de lo que esperaba —admitió—. Me evita, me rechaza, me recrimina cada que puede...

—Sigue dolido. Dale algo de tiempo.

—Ya tuvo suficiente.

—Como para odiarte por tu repentina huida. Sigue siendo menor y menos experimentado que tú, no lo olvides.

El pelinegro asintió.

Se quedaron en silencio de nuevo, JongWoon meditando las palabras de su amigo, y JungSoo pensando en cómo formular la pregunta que rondaba su mente.

—¿Le dirás de ChaeKyung? —JongWoon parpadeó un par de veces antes de responderle que ya lo había hecho—. Me refiero a cuando estuviste con ella y KyuHyun estaba en Japón.

JongWoon se tensó por completo, y el mayor fue consciente de ello.

—¿No habías pensado en decírselo?

El menor carraspeó, respondiendo con una negativa.

—¿Y cómo pretendes ganar su confianza?

—De otra forma, sin tener que contarle eso.

JungSoo suspiró, negando con la cabeza. Estaba suspirando mucho mientras hablaba comnJongWoon.

—Entonces no se lo dirás nunca. —El pelinegro afirmó—. ¿Y si llega a enterarse?

—¿Cómo lo haría?

—Estamos hablando de ChaeKyung —advirtió—, sabes que es capaz de hacer cualquier cosa.

—Está muerta.

—Y aun así logró molestarte, ¿no es así?

JongWoon empezó a mover la pierna, de arriba abajo, rápido, sosteniéndole la mirada. Él tenía razón, ChaeKyung tenía ese poder de perturbarlo, acabar con su estabilidad. Chasqueó la lengua y miró hacia la ventana, de nuevo.

—KyuHyun no lo sabrá, me encargaré de eso.

—Lo mejor sería que le dijeras.

—No me va a perdonar nunca si se lo digo —confesó el pelinegro, pasando las manos por su rostro, cansado.

—Estoy seguro que pensaste en ello hace ya algunos años atrás, ¿no? —El menor lo miró a los ojos, con cautela—. Y no creo que no hayas llegado a una conclusión respecto a ello.

JongWoon frunció los labios.

—Ojos que no ven, corazón que no siente —replicó.

Park sonrió con tristeza.

—Si eso decides... —Se encogió de hombros.

El compositor respiró profundo, y luego exhaló.

Lo mejor, para todos, era que KyuHyun nunca supiera de su traición con ChaeKyung. Nunca. Lo perdería para siempre si se lo decía, y él no estaba dispuesto a ello. Había regresado para tenerlo de nuevo, y lo conseguiría.


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