Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Colors II por Na Na

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Advertencia de WonKyu

Habían, de alguna forma, logrado disfrazarse para poder salir. Aunque SiWon más lo describiría como camuflaje. KyuHyun siempre reía ante el comentario, pero no decía nada, tan solo le seguía la corriente. Estaban en medio de una de las tantas citas que el actor continuaba pidiéndole.

—No creo que, ya siendo pareja, debamos dejar de tener citas –comento, guiñándole. El menor sonrió y asintió en respuesta.

Las citas entre ellos no eran iguales, pero la de ese día era la más usual: paseo, cena, regreso a casa.

KyuHyun ya no tenía agenda, y SiWon había pedido que le dejaran un día libre, por lo que invitó a su novio a una cita. Caminaron un poco por las repletas calles de Seúl, sintiéndose libres de transitar sin ser fotografiados, o perseguidos por fans, antes de arribar al Museo Leeum. El mayor sabía de los gustos de KyuHyun por esos lugares así que lo llevó a que se distrajera un poco. SiWon, al igual que el menor, disfrutó de la exposición que ofrecía el lugar, pero disfrutó más de la manera en que los ojos de su novio brillaban ante cada cosa que veía. Incluso, de las locas teorías que el cantante inventaba para ciertas obras, incapaz de decir una teoría más disparatada que la anterior.

Después fueron a cenar. El cantante estaba cansado de comer en restaurantes caros por lo que sugirió la idea de comer en una carpa. SiWon dudó, por supuesto. Él nunca había comido en un lugar como ese antes, considerando su estatus y nivel de vida, y no estaba muy dispuesto a hacerlo. Sin embargo, bastó que KyuHyun le hiciera ojitos para que él cayera rendido ante sus peticiones.

Comer en compañía del castaño era grato y divertido, tanto porque el hombre le gustaba, como porque siempre tenía temas de conversación. SiWon no se aburria a su lado

Cenaron fideos acompañados de soju, en una esquina de la carpa y rogando porque nadie les prestara atención y los reconociera. Comieron dos raciones y cuando la bebida les empezó a hacer efecto se marcharon, pidiéndole al mánager de SiWon que fuera por ellos. El actor tenía su auto, pero sabía que no era prudente que condujera, así que le pidió a KiBum* que fuera por ellos. El hombre llegó, dándoles una fría mirada y conduciéndolos al coche para luego dirigirse al edificio en el que vivía KyuHyun.

A diferencia de lo que el actor esperaba, KyuHyun estaba en su lado del coche, manteniendo distancia, considerando que habían tenido una cita. SiWon estaba consciente de que el menor no era cariñoso ni expresivo, pero no creía que fuera demasiado el que se apoyara en su hombro, o en su regazo permitiendo que acariciara su cabello. O que, al menos, lo tomara de la mano.

SiWon sabía que eso no sucedería, estaba acostumbrado a ello, pero no por eso dolía menos. Lo lastimaba saber que después de tanto tiempo juntos KyuHyun no fuera más expresivo con él; aún mantenía barreras entre ellos, y SiWon no sabía por qué.

Se bajó junto con el menor y lo acompañó hacia la puerta de su departamento, riendo en el camino por algún comentario divertido por su parte.

—Me divertí hoy —confesó el actor, apoyándose en la pared al lado de la puerta.

KyuHyun lo miró con atención y una pequeña sonrisa.

—No nos habíamos divertido así en mucho tiempo —comentó con una sonrisa que le iluminaba todo el rostro, y SiWon no sabía si era por el alcohol o porque verdaderamente se había divertido a su lado.

—Tenemos que salir de nuevo así: camuflados —explicó el actor, provocando que el menor riera por lo bajo, y él sonriendo ampliamente al saberse el dueño de esa risa.

—Claro que sí —concordó todavía riendo y digitando el código de seguridad.

SiWon tenía que hacer algo para que no se fuera así, de prisa, y antes de que el menor dijera algo se apresuró a tomar su mano. No entrelazó sus dedos, sino que los acarició y elevó la mano hacia sus labios, depositando un beso en sus nudillos, sin quitar sus ojos del menor.

—Te quiero, KyuHyun. Muchísimo.

No solo lo quería, ambos lo sabían, pero no creía necesario decirlo porque sabía lo que sucedería.

La sonrisa del cantante perdió un poco de brillo, pero trató de que no fuera muy notorio. Se acercó a SiWon, con su mano libre acunó una de sus mejillas y dejó un beso en sus labios. Fue una caricia suave, delicada, con un sentimiento muy diferente al que el actor esperaba.

Sin embargo, al igual que todo lo demás, ya estaba acostumbrado.

—Yo también, SiWon.

KyuHyun le acarició la mejilla antes de alejarse, soltarse del agarre y despedirse con un buenas noches antes de ingresar a su departamento.

Cuando la puerta se cerró por completo el actor se permitió suspirar pesado. Siempre era igual, y estaba mal que estuviera acostumbrado a ello porque dolía. Cada día dolía un poco más, y lo acababaa.

No podía entender por qué KyuHyun mantenía distancias con él a pesar de todo.

Regresó al auto con los hombros caídos y KiBum se abstuvo de hacer preguntas sabiendo muy bien por qué SiWon lucía de esa manera.

 

***

 

KyuHyun hizo una reverencia profunda hacia el público, escuchando los aplausos. Eso lo llenaba y lo hacía feliz, tanto que no podía evitar la gran sonrisa que sus labios tenían. Sin embargo, su felicidad se vio un poco opacada: JongWoon estaba en la audiencia.

Pudo sentir cómo sus hombros se tensaban enseguida, pero procuró no hacerlo muy notorio. Mantuvo su sonrisa lo más que pudo, ignorando al pelinegro y se dirigió hacia el anfitrión.

Estaba en el programa “Conversaciones, con Yu JaeSeok” *, siendo el primero de los tres invitados. Aunque las promociones de su álbum habían finalizado hacía mucho, no pudo negarse ante la invitación de ser parte del programa.

—¡Bienvenido, KyuHyun ssi! –saludó el mayor, sentado tras un pequeño escritorio, ajustando su americana con una mano y sosteniendo unas tarjetas con la otra.

El cantante sonrió, sentándose en el sofá frente al escritorio.

Podía sentir la mirada de JongWoon sobre él, aunque estaba siendo algo paranoico, era obvio que lo vería, al fin y al cabo, era un espectador. No obstante, tenerlo ahí lo incomodaba. ¿Lo estaba siguiendo? ¿Se sabía su agenda? KyuHyun se volvería loco. Hizo su mejor esfuerzo para concentrarse en su conversación con JaeSeok. El hombre era amable y divertido y por un momento se olvidó de la desagradable presencia del antiguo profesor, a pesar de que hubo ocasiones en las que veía hacia la audiencia.

—Todos sabemos que el mundo del entretenimiento es duro, más para un solista —explicó JaeSeok, arreglando las tarjetas que tenía en su escritorio. KyuHyun asintió sin perder la sonrisa—. Dime, KyuHyun ssi, ¿cómo has logrado sobrellevar este duro camino hacia la fama?

El aludido sonrió, respondiendo que su mánager se había convertido en su amigo, y que él lo había apoyado en muchas ocasiones, en más de las que podía recordar; que sus amigos que no eran parte del medio lo apoyaban cada que él necesitaba, y que tenía amistades de ese mundo que lo aconsejaban y lo apoyaban.

—Oh, eso es cierto —concordó el mayor—, sabemos que eres cercano a Choi SiWon ssi.

El cantante sonrió por el vitoreo del público, sabiendo que muchos los emparejaban, pero era algo típico del medio. Respondió con una afirmación y se acomodó el cabello, esperando tener control en lo que diría, al responder la pregunta de cómo la amistad entre ellos surgió.

—Pues, SiWon es cercano a YunHo hyung, y él es amigo de uno de mis amigos de secundaria. Mi amigo me presentó a YunHo hyung, y él me presentó a SiWon. —Se encogió de hombros—. Conversamos y nos dimos cuenta de que teníamos cosas en común, como la empresa. —Ese comentario provocó risas en todos, y él sonrió divertido.

—¿Escucharon? No hay honoríficos para referirse a Choi SiWon ssi, a diferencia de Jung YunHo ssi.

KyuHyun abrió más sus ojos al darse de cuenta de ello. No lo había notado, acostumbrado ya como estaba a hablar informalmente de SiWon. Sonrió avergonzado, y cubrió sus ojos, luciendo tímido, provocando risas en el anfitrión y gritos por parte de las fans.

—Oh, tranquilo, KyuHyun ssi, no te avergüences —tranquilizó JaeSeok, todavía sonriendo—. Tú y SiWon son amigos cercanos, está bien. Aunque también eres cercano a Song Victoria, ¿no es así?

KyuHyun asintió. Habló acerca de Victoria, contando que se habían conocido en la empresa, y cómo creían que él era mayor que ella. La anécdota causó risas, y él sonrió, y sin proponérselo miró hacia donde estaba JongWoon. El pelinegro sonreía, sus ojos brillaban, y la vista le gustó, porque sonrió aún más. Fue inevitable para él no sonreírle, aunque se preguntó por qué lo hizo. El otro no merecía sus sonrisas, ni siquiera una mirada, pero se halló a sí mismo preso de sus ojos.

—Pero dinos, KyuHyun ssi —habló JaeSeok, llamando la atención del cantante—, ¿cómo es el ideal perfecto de mujer para ti?

La sonrisa en el cantante se acentuó todavía más, pero no por las razones que los otros pensaban. La pregunta le parecía divertida. La mujer perfecta para él era su madre, quizá su hermana si no fuera tan molesta con él, pero para su vida... Definitivamente no era una mujer, era un hombre.

Se acomodó en su asiento, dispuesto a decir la mentira que se había aprendido con el pasar de los años: frente amplia y bonita, piernas largas y esbeltas, buena mujer, y que le gusten los niños. Instintivamente sus ojos se dirigieron hacia el lado de JongWoon, pero desvió rápido su mirada, esperando que el otro no lo hubiera visto. El otro no era nada de eso, ni siquiera se acercaba a su tipo ideal para ser su pareja. Inhaló profundo, queriendo concentrarse de nuevo en la entrevista.

Hubo unas pocas preguntas más, una que otra broma, y JaeSeok dio por terminada la entrevista, agradeciendo su presencia, e informando al público que disfrutarían de la maravillosa voz de KyuHyun.

Cantó “At Gwanghwanum”, tratando de mirar lo menos posible al lugar en donde se hallaba JongWoon. Aunque nunca antes había pensado en el mayor mientras la cantaba, su mente estaba jugándole en contra bastante seguido, por lo que no quería generar pensamientos erróneos que pudieran perjudicar su presentación.

Aunque solo era una excusa para no verlo.

No podía dejar de mirarlo, y no sabía si era porque todavía lo encontraba atractivo, o porque le molestaba tanto verlo que esperaba intimidarlo y hacerlo marcharse.

Cuando terminó la canción, fue despedido con aplausos y ovaciones. Hizo una reverencia profunda hacia el público, hacia su anfitrión y luego fue hacia camerinos.

No había notado que contenía la respiración hasta que estuvo fuera de las cámaras, e incluso sintió cómo sus hombros se destensaron. Movió su cuello de un lado a otro, pensando en JongWoon, en cómo se las arreglaba el hombre para poder verlo, para estar cerca de él. KyuHyun bien podría alegar que lo estaba acosando, porque aparecía en todos lados.

Suspiró una vez estuvo dentro de su camerino.

SungMin no estaba, algo que lo extrañó un poco mas no preocupó. Tal vez le estaba arreglando un evento o hablando con SaEun. Sonrió al pensar en eso último y se sentó frente al espejo, a sacarse el maquillaje. Estaba concentrado en su labor cuando la puerta fue tocada y él permitió el ingreso, creyendo que se trataría de su amigo. Sin embargo, tuvo una desagradable sorpresa al ver que la persona que entraba era JongWoon.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo ingresaste a camerinos? —quiso saber frunciendo el ceño y los labios, esperando que el otro notara lo molesto que estaba y optara por irse.

El mayor se encogió de hombros, cerrando la puerta tras él.

—Tengo algunos contactos.

Dio unos pasos hacia el menor, quien se levantó y se alejó de él, encarándolo, pero con pose erguida y altanera. Le advirtió que no se acercara, y que si lo hacía tendría que hacerse responsable de las consecuencias.

—¿Qué consecuencias? ¿Llamarás a seguridad para que me saquen? —Rio por lo bajo, divertido, y guardó las manos en los bolsillos de su pantalón—. No voy a morderte, KyuHyun. A menos que me lo pidas —insinuó con un tono sugerente, más grave de lo usual, provocando un ligero escalofrío en el cantante.

KyuHyun se mordió la lengua, maldiciéndose internamente por permitir que su cuerpo reaccionara de tal forma ante la voz grave de JongWoon, ante cómo también se le erizaba la piel por haberlo escuchado. Tragó duro, esperando ganar de calma, y movió la cabeza hacia la salida.

—Lárgate.

JongWoon sonrió de lado sin dejar de mirarlo y se irguió por completo, sus ojos mirando directo hacia los del menor, intenso. KyuHyun hizo un puño.

—Contéstame una cosa...

—No tengo nada que contestar —interrumpió el castaño.

—… ¿por qué no me describiste a mí cuando preguntaron por tu tipo ideal?

Su cuerpo tembló debido al enojo que estaba naciendo en él. La pregunta de JongWoon era ridícula.

Respondió de manera altanera y pedante que no tenía qué, que no era como si él fuese su tipo ideal. Si alguien debía ocupar ese lugar debía ser SiWon, no alguien tan mentiroso como JongWoon.

Inhaló profundo, queriendo ser discreto, al ver cómo el otro se acercaba unos pasos, porque se estaba poniendo nervioso.

—Mientes muy bien, Kyunnie.

Un nuevo escalofrío lo recorrió, y el cantante retrocedió un paso, temiendo lo que fuera capaz de hacer, temiendo perder el control de sí mismo. JongWoon estaba causando estragos en él, y no se suponía que eso sucediera, pero tal parecía su cuerpo no estaba decidido a obedecerlo.

—No voy a repetirlo –habló el cantante—: lárgate.

Apretó los dientes en un intento por demostrarle al otro que estaba molesto, y también de autoconvencerse de que podía mantener la compostura.

Una que perdió con la pregunta del otro.

—¿O si no qué?

KyuHyun tembló. Sabía que el otro no daba su brazo a torcer con facilidad, pero no estaban solos, al menos no en el edificio. La puerta podía ser abierta en cualquier momento, y él no podía estar diciendo cosas como aquellas, no con ese tono grave que le traía recuerdos de sus días juntos, con esos ojos cargados de confianza y seguridad que todavía lo cautivaban.

Estaba perdiendo una batalla que ni siquiera debió haber iniciado porque el otro ya no debía tener efecto sobre él, de ningún tipo, pero estaba pasando.

No era justo.

Abrió la boca para amenazarlo con sacarlo a la fuerza del camerino, cuando la puerta se abrió de improviso, dejando ver a SungMin. El rubio se sorprendió de ver a alguien más en el lugar, y sonrió cuando vio al pelinegro.

—¡JongWoon! No sabía que estabas por aquí.

Se acercó y lo saludó alegre, pero no ignoró cómo el cantante se dio la vuelta para no mirarlos, y como parecía respirar pesadamente.

Tampoco ignoró el ambiente tenso cuando entró.

—Quise pasar a saludar —respondió el mayor de los tres, mirando hacia el castaño, quién estaba sentado de nuevo frente al espejo, evitando la mirada de ellos.

—Pero ya se iba —añadió con dureza KyuHyun, mirando solo a JongWoon, pero no con seriedad, sino con algo de furia brillando al fondo de sus ojos. SungMin podía verla.

El rubio no era tonto: había algo raro ahí.

El pelinegro, por su parte, sonrió algo forzoso, se despidió de ellos con una venia y salió sin decir nada. El rubio, en cambio, cerró la puerta tras él, se giró y miró al castaño con los brazos cruzados. KyuHyun lucía más relajado que cuando JongWoon estuvo ahí con ellos, y se preguntó el motivo. No quería hacerse ideas erróneas, pero no podía ignorar el comportamiento del menor, no cuando no era normal.

—¿A qué vino JongWoon realmente? —quiso saber, acercándose unos pasos.

El cantante lo miró a través del espejo. Se encogió de hombros, queriendo lucir seguro y tranquilo, y respondió que solo había pasado a saludar.

El mánager entornó los ojos.

—Había un ambiente tenso entre ustedes cuando llegué, KyuHyun —declaró con la voz firme, serio, y el cantante sabía que estaba en problemas. Sin embargo, continuó sacándose el maquillaje, como si nada de eso lo afectara—. ¿Hay algo entre ustedes que yo deba saber?

El castaño bufó, terminando de desmaquillarse y poniéndose de pie para ir por sus pertenencias al sofá.

—No hay nada que debas saber —replicó guardando sus cosas en el bolso que llevaba—, y debemos irnos ya, o llegaremos tarde al almuerzo con tu mamá.

SungMin no dejó de verlo suspicaz, mas solo suspiró y lo siguió. KyuHyun recién conocía a JongWoon, era poco probable que hubiera algo entre ellos. Sin embargo, la duda ya había nacido en él.

 

***

 

—¿De verdad todo está bien con SiWon?

KyuHyun tomó la toalla de cocina de la mesada y secó sus manos, viendo a Ahra que tenía los brazos cruzados, apoyada en la isla frente a él. KyuHyun respondió con una afirmación, mirándola curioso.

—¿Por qué lo dudas?

—No fuiste muy expresivo al hablar de él.

El hombre desvió la mirada evitando suspirar cansado. Nunca lo había sido.

Desde que JongWoon se había marchado, temía ser más expresivo de lo que debía con alguien por temor a que se fuera. Creía que no valdría la pena demostrarle cariño si, al final de todo, se iba a marchar. Y aunque llevaba ya años al lado de SiWon, el hecho de haber forjado ese carácter, no le permitía ser muy expresivo con el hombre.

Aunque no lo era con nadie, en realidad.

Le dijo eso a su hermana, dejando la toalla doblada al lado de ella. Cuando la miró a los ojos, los de la mujer lo miraban suspicaces, como si pudiera leer a través de él, como si supiera que había un motivo detrás de su inexpresividad.

Carraspeó y sugirió regresar a la sala.

Necesitaba huir de los pensamientos que estaban surgiendo en su cabeza, porque todos giraban en torno a JongWoon. A cómo había vivido los primeros meses sin él, las cosas que había estado a punto de hacer para lograr comprenderlo, para entender por qué lo había dejado; las incontables noches que se quedó despierto pensando en qué había hecho mal y si el mayor alguna vez regresaría, o llamaría al menos.

Un brazo lo detuvo en su huida, y su hermana le sonrió.

—Quédate un poco más, dale a YoungHwa y a nuestros padres algo más de tiempo juntos.

No quería. Quedarse significaba continuar enfrentando las preguntas de su hermana, soportar las memorias de un pasado que creía sepultado en algún lugar de su corazón, y sentirse culpable por no expresar más sus sentimientos por SiWon. Pero de todas formas asintió y se quedó con AhRa.

Respiró profundo, y se cruzó de brazos, mirando a su hermana, cuya expresión era de agradecimiento.

Sus padres habían invitado a YoungHwa, el novio de Ahra, a una cena familiar en la que SiWon estaba incluido. YoungHwa sabía de ellos, al fin y al cabo, conocía a KyuHyun desde que era un niño. El actor no pudo asistir por un cambio repentino en su agenda. Se excusó con la familia Cho, pero se encargó de enviar unas botellas de vino con su pareja.

KyuHyun se acomodó contra la mesada, sabiendo que el tiempo que pedía Ahra para su novio era solo una excusa para hablar seriamente con él, en la cocina, en donde nadie se asomaría porque no querían ayudarlos con los platos sucios.

Su hermana podía notar que SiWon y él no eran la típica pareja que se demostraban amor cada cinco segundos, o algo parecido. Ellos no eran dulces, ni cuando estaban solos. Sobre todo, por KyuHyun. La mujer le preguntaba si todo estaba bien, en un intento por que el menor le tuviera confianza y le contara la verdad tras su relación. No se rendía, a pesar de que el resultado era siempre el mismo: silencio. KyuHyun no quería tener que hablar con nadie sobre el tema de su frialdad, porque significaría que los demás se inmiscuirían en su vida, en su pasado, y ni siquiera él mismo quería revolver esos recuerdos como para permitírselo a alguien más.

—KyuHyun...

El aludido suspiró una vez más, pero la miró con seriedad y confianza, como si hablar del tema no lo pusiera incómodo.

—Él y yo somos así, Ahra —empezó, casi sonriendo cuando escuchó el suspiro cansado de la mujer—. Acordamos esto, el no ser expresivos ni tan cariñosos —explicó por milésima vez la frase ensayada la misma cantidad de veces.

—Es raro —continuó la mayor—, es como si no se quisieran. O como si uno de ustedes no lo hiciera —murmuró lo último, mirando de reojo a su hermano.

KyuHyun negó con la cabeza en lo que buscaba un vaso para beber agua. Si se quedaba quieto unos segundos más, podría terminar diciendo la verdad, cosas que no reconocía y muchas otras que se negaba a reconocer.

—Deberíamos regresar a la sala –sugirió, dejando el vaso en el escurridor—. Creo que la charla entre ellos ya ha sido suficiente.

Sin esperar respuesta, o algo por parte de su hermana, se adelantó pasando por el comedor para ir hacia la sala de estar.

Tan pronto pudo hacerlo, compró una casa nueva, lejos del barrio donde vivía, tan solo para poder olvidarse del recuerdo de JongWoon, y se la regaló a sus padres, ocultando la verdad tras ello. Se había sentido algo egoísta, pero pronto desechó el pensamiento cuando vio la felicidad de su familia.

Aunque eso no logró borrar el recuerdo de JongWoon.

Se sentó al lado de su madre y esta lo tomó de la mano, notando que algo le ocurría, pero no mencionó nada, tan solo le sonrió.

Más tarde esa noche, cuando KyuHyun regresó a su departamento, SiWon estaba ahí, dormido en el sofá, con el televisor encendido. Sonrió al verlo, y no detuvo el impulso de acercarse y acariciarle el cabello. Eso lo despertó, pero era el objetivo para poder enviarlo a la cama. El actor se sentó y asintió, y antes que el menor se alejara por completo, le dio un beso corto en los labios para luego dirigirse a la cama. El cantante lo vio irse, y tras ordenar un poco el salón y apagar todas las luces fue hacia la habitación, encontrando a SiWon dormido.

Se puso el pijama y se metió a la cama, dándole la espalda al mayor ya que él lo hacía, hasta que sintió unos brazos rodearlo de la cintura y llevarlo más al centro, hasta chocar contra un fuerte pecho. Suspiró de gusto y se amoldó al otro, esperando por Morfeo.

No ignoró la sensación de seguridad que sentía en los brazos ajenos, ni la calidez que su pecho estaba sintiendo.

 

***

 

El eco de las conversaciones en las otras mesas llegaba a ellos, que charlaban animadamente en una mesa alejada. KyuHyun levantó la mano de nuevo, atrayendo la atención de una camarera que se apresuró a la mesa. El cantante pidió otra botella de vino y la mujer frente a él levantó una ceja, conteniendo una sonrisa.

—¿No crees que ya es suficiente?

—Apenas es la segunda –se defendió el menor.

—¿Mañana no trabajas?

—No en realidad.

Victoria parpadeó, insegura, y dejó escapar un suspiro.

KyuHyun la había llamado, preguntando cómo estaba y si tenía tiempo. Ella pudo sentir el tono inseguro y casi suplicante en la voz del menor, así que le dijo que estaba libre en la noche, tardando en decirle la hora a la que podían verse porque deseaba poder descansar, aunque fuera un poco. La mujer no ocultó su sorpresa cuando le pidió que se encontraran en el bar que solían visitar cuando celebraban algo, y ella preguntó qué celebrarían. KyuHyun dijo que nada, y confesó que tenía deseos de beber vino junto a buena compañía.

—Estás raro —aseguró la mujer.

La otra botella de vino había llegado, y sus copas habían sido llenadas.

—Para nada.

—Casi no has hablado.

KyuHyun la miró. Estaba seria, pero sus ojos eran suaves como si lo incitaran a hablar. Y él quería, necesitaba decirle a alguien cómo se estaba sintiendo esos días. Y no es que no pudiera decirles a ChangMin o a JinKi, pero necesitaba decírselo a alguien que no supiera toda la historia tras JongWoon y él. Quería que alguien le dijera que el compositor no merecía estar de regreso en su vida, que hiciera lo posible para hacerlo marcharse o que lo ignorara por completo, no que le insinuaran que el mayor todavía lo amaba y que, ingenuamente, debe aclarar, había regresado por él.

Necesitaba a alguien de su lado, no del de JongWoon.

No obstante, no habló. Contarle todo eso a Victoria implicaba que ella supusiera que sus sentimientos estaban confundidos, que no sabía lo que quería o tenía que hacer. No quería hablar de ello, no esa noche, porque ya había tenido muchas en las que los cientos de pensamientos lo torturaban, no llevándolo a ninguna parte.

—¿Todo bien con SiWon?

Sonrió, irónico, y dejó escapar un suspiro pesado. Pasó las manos por su cara ante de mirarla de nuevo y asentir.

—Sí, todo bien.

La mujer frente a él rio por lo bajo, algo incrédula.

—Qué entusiasmo, KyuHyun. Es abrumador.

El cantante rodó los ojos sin perder su sonrisa. Se encogió de hombros y tomó su copa, dándole un sorbo, queriendo ignorar la mirada de la mujer sobre él. Ella lo veía con los ojos entrecerrados, suspicaz, sabiendo que había más detrás de aquella simple respuesta. KyuHyun se removió, incómodo en su lugar y miró hacia la mujer que cantaba en la tarima del local. Después de unos minutos, mirando de reojo a su amiga para comprobar que todavía lo veía, y al corroborar que sí, suspiró pesado y la vio de lleno.

—¿Qué?

La mujer se mantuvo en silencio, sosteniéndole la mirada.

—¿Por qué estás con SiWon, KyuHyun?

La mujer apoyó los codos en la mesa, su mentón en sus manos y lo miró con calma y curiosidad, pero también algo de preocupación. KyuHyun se sintió abrumado y desvió la mirada de nuevo.

La pregunta se repitió en su cabeza, y tan ponto la asimiló, muchas respuestas llegaron a él. SiWon le brindaba muchas cosas, aquellas que no creía que volvería a encontrar: comprensión, estabilidad, apoyo; se comportaba de maravilla con él, era dulce, amable, caballeroso y a veces le daba ganas de golpearlo por ello; era cariñoso y tierno, y lo consentía de maneras que él no se esperaba.

—Porque lo quiero.

—¿Porque quieres a SiWon?

—Es lo que dije.

—Pero no porque lo ames.

El menor arrugó el ceño por completo, molesto ante lo que estaba escuchando. ¿Qué era lo que estaba insinuando Victoria? ¡Por supuesto que amaba a SiWon! Aunque no se hubieran conocido de toda la vida, el mayor lo hacía sentir como si lo hiciera, como si llevaran toda una eternidad juntos. Lo amaba porque era lo más cercano que tenía a la estabilidad, y porque siempre lograba encontrar su equilibrio cuando estaba con él. SiWon lo había ayudado cuando había necesitado de alguien y había logrado robarle el corazón.

—¿Por qué dices eso?

—Porque no lo pareces.

Esa afirmación lo hizo detener la copa a medio camino de su boca y mirarla directamente a los ojos.

No podían estarle diciendo algo como eso de nuevo. No porque no lo expresara cada cinco minutos significaba que no lo amara. No podía entender de dónde sacaban ese tipo de conjeturas, si las cosas realmente no eran así.

—Ya tienes cuatro años a su lado, y no parece que lo amaras —murmuró Victoria, bajando la mirada.

No sabía que estaba conteniendo la respiración hasta que inhaló profundo, sintiendo cómo sus pulmones se ensanchaban, como su pecho ascendía. Nadie había sido tan directo como la actriz para decirle algo como aquello.

Nadie le había provocado tal dolor en el pecho por hablar de SiWon.

Y eso sólo logró hacerlo entrar en pánico.

 

***

 

KyuHyun podía sentir raro a SungMin. El mayor le hablaba con normalidad cuando estaban solos o alrededor de SiWon y otros colegas. No obstante, cuando estaban con los compositores era algo duro.

Se había reunido con ellos nuevamente, con la esperanza de finalmente encontrar una canción para el dorama. El plazo límite estaba llegando a su fin, y necesitaba presentarla pronto. En las segundas reuniones, SungMin no solía estar presente, sabiendo que el productor y KyuHyun podían hacerse cargo. Sin embargo, estaba en esa, alegando que él no recordaría de qué iba la historia y ZhouMi tenía mucho en mente como para recordarla. Desde que JongWoon había estado en el camerino, el rubio se estaba comportando diferente, mucho más cuando se hablaba de los compositores.

KyuHyun sabía que SungMin sospechaba algo, pero no comentaba al respecto.

Los compositores presentaron sus canciones, y KyuHyun hizo todo lo humanamente posible para no estremecerse al escuchar la voz de JongWoon. El hombre había cantado una canción que nombró Between, y la cantó a capella, haciendo que los demás quedaran atrapados en su voz.

Todos menos SungMin.

El rubio se cruzó de brazos e hizo un mohín al escucharlo cantar, que tan solo fue percibido por KyuHyun. Y entonces tuvo la certeza de que era por él su comportamiento inusual.

—Una hermosa canción —comentó el productor, cuando los aplausos hacia JongWoon cesaron.

—Hermosa, pero no adecuada para lo que buscamos —declaró el mánager, con la voz y el rostro serios.

El cantante vio al pelinegro tan solo sentir y sonreír, pero KyuHyun lo conocía, pudo vislumbrar algo de decepción en sus ojos.

Aunque realmente quiso decidirse por alguna, no pudo. Ni siquiera Zhoumi había quedado encantado con alguna canción, y con la que sí no se ajustaba a la trama del dorama. Al final, ZhouMi le sugirió a SungMin que pidiera la colaboración de los otros compositores de la empresa, y el rubio aceptó.

KyuHyun no supo más de aquello hasta luego de unos días. El no saber al respecto lo preocupaba, porque era su nombre el que quedaría mal en caso de que no se lograra hallar una canción adecuada, pero también lo mantenía relajado porque no veía a JongWoon. El pelinegro no había vuelto a buscarlo en su departamento, y no lo había llamado, algo que agradecía porque sería realmente acoso si lograba tener su número de celular sin su permiso.

Estaba yendo a la empresa junto con SungMin. El rubio lo había pasado recogiendo, y en el camino le explicó que la canción había sido escrita y compuesta por Henry Lau, y que se ajustaba a la perfección a la trama del dorama. KyuHyun asintió satisfecho, porque trabajar con Henry siempre era grato, sobre todo porque el hombre era todo un profesional.

Se sentía emocionado por trabajar con el menor, e ingresó al estudio del productor con una gran sonrisa, que se fue perdiendo al notar que JongWoon estaba ahí, en el panel.

—A JongWoon le gustó mucho la canción y quiso ver como se grababa y demás —explicó Henry después de saludar a KyuHyun y a SungMin—. ¿Les molesta que se quede?

No, por supuesto que no. Solo le hacía hervir la sangre y morderse la lengua por contener todos los improperios que quería soltarle al mayor. Le parecía una completa desfachatez que el antiguo profesor estuviera ahí, inmiscuyéndose en algo que no le competía, porque no era productor, tan solo para poder estar cerca de él y amargarle la existencia, porque no había otra razón.

Vio de reojo que SungMin tampoco estaba feliz con la decisión, a diferencia de JongWoon que sonreía con una expresión de triunfo incapaz de no notarse.

Respiró profundo, decidido a ignorarlo, pero no fue fácil porque Henry siempre lo mantuvo en la conversación, explicándole el proceso de grabación y demás, como si estuviera enseñándole.

El tiempo que estuvo ahí le fue una tortura, y lo continuaría siendo porque tendría que ir al día siguiente.

JongWoon acabaría con su paciencia.

Lo que empeoró todavía más su estado fue el saber que tendría que ir dos veces más para terminar con la canción. Había partes que no salían correctas y el estar intentando arreglarlas en ese mismo instante les había quitado tiempo, por lo que la grabación tuvo que ser extendida.

KyuHyun no soportaba tanto estrés.

Se quejaba de todo lo que podía, con quién podía, en cualquier instante; era algo rudo con SiWon cuando hablaban, descargando parte de su enojo con el inocente de su novio, quién trataba de no responder a sus provocaciones; llevaba el ceño fruncido a todo lado, a toda hora, y eso asustaba a sus colegas, pero nadie pareció hallar un motivo por su estado.

Nadie excepto SungMin.

—Nunca te había visto tenso por trabajar con Henry —comentó el rubio en el auto, mientras regresaban a la empresa. KyuHyun hizo un sonido con la garganta, dándole a entender que lo había escuchado—. ¿O será porque JongWoon está participando? —sugirió, mirándolo suspicaz.

KyuHyun entró en pánico. Estaba consciente de cómo su respiración se había desacompasado, por lo que trató de reestablecerla, y bufó.

—No digas tonterías, hyung. ¿Por qué estaría tenso por eso?

—No lo sé, dime tú.

El cantante le sostuvo la mirada, preso de la calma con que el otro le había respondido. ¿Debería decirle?

Por supuesto que no.

Bufó nuevamente y desvió la mirada hacia la calle. Reconocía algunos de los edificios que estaban cerca de la empresa, y se entretuvo con ellos, obligándose a no pensar en JongWoon. No era justo que el rubio se lo nombrara cada que pudiera.

Bajaron del auto en silencio, y así mismo avanzaron hacia el estudio de grabación. Saludó a algunos colegas, a algunos trainees que pasaban cerca y a uno que otro mánager que conocía y que había reemplazado a SungMin en alguna ocasión.

Caminaba lento, lo sabía por las miradas de reojo que SungMin le daba, pero le agradecía que se mantuviera callado. Respiró profundo antes de entrar y cuando lo hizo su corazón latió más rápido de lo normal, desestabilizándole la respiración.

JongWoon estaba sentado al lado de Henry, mirando la pantalla del ordenador, atento a lo que el otro le decía y cuando escuchó la puerta abrirse se giró en esa dirección y lo miró con una sonrisa corta, pero un brillo emocionado en los ojos. KyuHyun había olvidado cuánto amaba que lo viera de esa forma, que lo hiciera sentir como el único capaz de causarle tal emoción. Carraspeó incómodo cuando se dio cuenta de lo que había pensado y sintió que se sonrojaba, sintiéndose estúpido por haber tenido esa clase de pensamientos. Fue cuando su expresión cambió de ser una serena a una dura, y le regresó la mirada. Sin embargo, eso no fue suficiente para borrarle esa expresión del rostro.

—Amigo mío —habló Henry, poniéndose de pie y haciendo cortas venias—, ya tengo todo listo para ti.

KyuHyun cambió su expresión al ver al productor. Trató de serenarse para poder acabar de una vez con todas con la grabación de la canción. Estaba tomando más tiempo del necesario, y él tendría que ver más tiempo del necesario a JongWoon, algo que no tenía que ser así.

Tras Henry corroborar que todo estuviera en orden, le pidió que ingresara a la cámara de grabación. Era consciente de la mirada de JongWoon, pero también de la de SungMin, y detestaba la de este último menos que la del primero porque el rubio ya desconfiaba de él.

Cuando quieras —habló Henry una vez KyuHyun se puso los audífonos y se paró frente al micrófono.

Cerró los ojos, inhalo por la nariz y exhaló por la boca y se concentró en la letra frente a él.

Faltaba solo el puente. Nada más el puente y la canción estaría finalizada, y él podría irse y no tener que regresar a la empresa hasta nuevo aviso de algún álbum, que no sería hasta dentro de unos meses. Si tenía trabajo, SungMin siempre lo iba a ver en su departamento o lo llevaba a una cafetería, pero no iban a la empresa.

KyuHyun puso lo mejor de sí para no tener que grabar dos veces la pieza, pero tuvo que hacerlo algunas debido a que no estaba en el tono correcto, no pronunciaba bien, o simplemente no le gustaba cómo quedaba.

Cuarenta y cinco minutos después todo había terminado.

Regresó a la cabina de controles en medio de los aplausos de los presentes, y sin quererlo miró hacia JongWoon: el hombre lucía orgulloso.

La respiración se le cortó porque esa siempre había sido la mirada que había esperado ver en él cuando lo tuvo cerca, que se sintiera orgulloso porque sabía controlar su voz, porque sabía lo que hacía, porque cantaba excelente.

Se mordió la lengua, hizo una venia y apresuró a SungMin a irse.

El rubio se despidió de Lau y de Kim, prometiendo que los invitaría un café en alguna próxima ocasión, y salió casi pisándole los talones a KyuHyun, quien estaba huyendo. Llegaron a prisa hacia el estacionamiento, y tras subirse al auto, ninguno dijo nada. Al menos los primeros minutos. SungMin comentó algo que JongWoon no había dejado de mirarlo y KyuHyun cerró los ojos porque no quería saber nada de ese hombre.

Había regresado solo para atormentarlo, para hacerlo tener una guerra en su mente, y acabar con su cordura.

Le parecía infame que el otro llegara y lo tratara como si todavía existiera algo entre ellos; que lo mirara de formas que creyó que ya no le provocarían nada, que se mantuviera cerca.

Era cruel e injusto, pero a JongWoon parecía no importarle.

Se encogió de hombros, queriendo restarle importancia, alegando que a lo mejor lo miraba porque tenía algo en el cabello o porque le gustaba su voz.

—O tal vez le gustas tú.

KyuHyun giró su cabeza tan deprisa que le dolió el cuello. ¿Acaso SungMin se había dado cuenta? JongWoon tuvo que haber sido muy obvio para que el otro dijera algo como aquello.

Asesinaría al pelinegro por ser tan descuidado.

—No lo creo –replicó indiferente, sin despegar a vista de la ventana.

—A mí no me lo parece, KyuHyun.

SungMin miró hacia al frente y no dijo más.

 

***

 

JongWoon había salido a comprar un libro que estaba esperando obtener desde hacía meses. Debido al poco tiempo libre que tenía no había podido conseguirlo, además de sus problemas financieros.

Antes de que ChaeKyung falleciera, lo había dejado a él como dueño de todo lo de ella: sus pertenencias, propiedades, y deudas. Esas últimas tenían a JongWoon en vela.

Los cobradores de ChaeKyung se mantenían cerca, y nunca faltaban en los días de pago. JongWoon a veces sentía que estaba pagando más de lo que realmente debía, pero los hombres aseguraban que le faltaba poco.

Llevaban medio año asegurando lo mismo.

Suspiró pesado una vez más, pensando en que el trabajar como productor le haría tener mejores ingresos. Le quedaría menos tiempo libre, pero saldría más pronto de una deuda que ni siquiera era suya, pero que le había tocado pagar.

La vida era una perra con él.

Ingresó a la librería, la campanilla de la puerta sonando al chocarla. Sonrió al escucharla, sonrió a la chica tras el mostrador y avanzó por los estantes yendo hacia la sección de ficción. Se fijó en las personas a su alrededor tan solo para ver si había alguien conocido y saludarlo, pero no halló a nadie así que continuó con su búsqueda. Pasó por varios estantes, sin encontrar el que buscaba y fue hacia otro pasillo esperando tener mejor suerte. No tenía ganas de ir hacia otra librería o pasar todo el día buscándolo.

Tomó un libro cuya portada le interesó y notó que había alguien más en el pasillo. Lo miró de reojo, pero luego tuvo que fijarse detalladamente en él porque reconocía esa figura; había pasado algunas noches recorriéndola con sus manos y la había pensado durante algunos años. Era KyuHyun, estaba seguro de ello, lo reconocía, aunque estuviera bajo todas esas capas de ropa, el cubrebocas y las gafas ocultando su rostro.

Sonrió coqueto y se acercó, enfocándose en el libro que el menor estaba por tomar.

—Ese es un buen libro —comentó, provocando que el otro lo mirara, y JongWoon detestó no poder ver los ojos ajenos—. Si quieres te lo compro.

El otro hombre dejó el libro en su lugar, le dijo que lo estaba confundiendo con alguien más y dio unos pasos, alejándose.

—Sé que eres tú, KyuHyun. —El otro hombre se detuvo—. No sirve que huyas.

Lo escuchó suspirar y verlo girarse para plantarse frente a él y se quitó las gafas. Sus ojos estaban llenos de furia y casi lo hacen cambiar su expresión a una de decepción.

Verdaderamente le dolía que el otro lo mirara de esa forma, que sus ojos alegres y brillantes no estuvieran más para mirarlo con amor y ternura. Pero no mostraría que le afectaba.

—¿Qué quieres? —habló con la mandíbula apretada el cantante y JongWoon sonrió divertido. No sería el único incómodo ahí.

—Comprarte un libro. —Se encogió de hombros, sin perder la sonrisa.

Pudo escuchar como el otro exhalaba con fuerza, y por dentro rio. Molestar a KyuHyun era más fácil de lo que pensaba, y debía admitir que a pesar de que le dolía que el chico no fuera amble, se estaba divirtiendo.

—No, gracias.

KyuHyun se di la vuelta dispuesto a marcharse, pero JongWoon lo siguió casi pisándole los talones. No quería desaprovechar esa oportunidad que tenía para hablar con él, aunque el otro le hablara con furia. Tal vez podría arreglar las cosas, tal vez tan solo escuchar su voz.

—¿Hasta cuándo estarás molesto conmigo?

—¿Hasta cuándo piensas quedarte? —replicó sin volverse.

JongWoon lo tomó del brazo y lo hizo girar, sin importarle que pudiera llamar la atención de los demás.

—No tuve más opción que irme —replicó con el mismo tono molesto, su cara casi pegada a la del menor y sus ojos también llenos de furia.

No sabía por qué le era tan difícil al menor entenderlo, ponerse en sus zapatos y comprender por qué se había marchado, por qué tuvo que dejarlo; por qué regresó.

El cantante gruñó y se soltó con fuerza del agarre, sus ojos tan intensos, tan oscuros, que el mayor sintió un temblor en su cuerpo y no uno que le gustara. Había algo muy parecido al odio en esos orbes castaños que él amaba todavía, y sintió un dolor en el pecho que le quitó la respiración.

No puede ser...

La respuesta de KyuHyun fue una negativa, una negativa cargada de veneno que corroyó todo el cuerpo del mayor y lo hizo marearse. KyuHyun no podía odiarlo, KyuHyun no podía sentir algo más que no fuera amor por él.

Había actuado mal, pero nunca fue para lastimarlo, nunca para acabar con él o apagarle el brillo en sus ojos.

No puede ser...

Reaccionó cuando vio al menor alejarse y caminó de prisa hacia él, rebasándole y plantándose a su frente, impidiendo que se marchara.

—Debes darme una oportunidad para explicarte bien las cosas, KyuHyun.

Sabía que no debía, pero no pudo evitar decir su nombre en una desesperada petición. Tenía que cambiar la expresión de esos ojos, no podía permitir que el rencor continuara habitando en ellos. El menor debía darle la oportunidad de explicarle todo, con detalles, con puntos y comas, y entonces sería capaz de entenderlo.

Necesitaba que lo entendiera.

KyuHyun respiró profundo, molesto, y lo miró con frialdad.

—No tengo por qué dártela.

Se colocó las gafas, se movió a un lado, y salió de la librería, molesto por no haber conseguido el libro sino una pelea desagradable con JongWoon.

El compositor, en cambio, miró alrededor: lo miraban. Algunos de reojo, otros de manera directa, y se sintió bajo presión. Una ansiedad que no había tenido desde hacía meses lo atacó de nuevo, sintiendo la boca seca y un hormigueo en los dedos.

Eso era una mala señal.

Salió del local ignorando la despedida de la mujer en el mostrador y caminó en dirección contraria por la que había ido KyuHyun. No quería que murmuraran más de ellos, mucho menos si habían reconocido al menor. No había ido con intenciones de perjudicarlo, ni siquiera sabía que se lo encontraría, pero no podía permitirse perder una oportunidad de hablar con él. Aunque las cosas no salieron cómo las esperaba.

Pasó las manos por su cara, bufando. Debió de haber sido más cuidadoso al momento de hablar, de hacer que pudieran charlar, como dos amigos que no se veían desde hacía años, no causando enojo en el otro ni exasperación.

Se sentía culpable, se sentía estúpido, y todo eso junto con el rechazo y el estrés que estaba sintiendo estaban juntándose y haciéndolo tener deseos de algo fuerte, algo que le quemara la garganta y el estómago; algo que lo hiciera perderse por unos momentos.

Se detuvo en medio de la acera, sacudiendo su cabello y halándolo porque la sed era intensa, el deseo enorme y su voluntad pequeña.

No de nuevo, no puede ser...

Y claro que podía ser.

 

***

 

Le dio una calada al cigarro en sus dedos disfrutando del aire de la noche y la vista de la ciudad.

No había podido contra su ansiedad.

Después de salir de la librería fue hacia el primer supermercado que halló abierto y compró algunas botellas de whisky. Se rehúso a beberlas ahí, por más sed que tuviera, pero cuando llegó al departamento y abrió una de ellas, no pudo siquiera llevarla a sus labios.

No podía ser tan cobarde como para beber de nuevo. No podía echar por la borda todos esos años de abstinencia, esos años de lucha en los que ni una gota de alcohol, ni un gramo de droga, estuvo dentro de su cuerpo.

No podía.

Y no lo hizo.

Lanzó el vaso al suelo, y se hizo un ovillo contra una de las paredes, llorando. No había tenido un episodio de ansiedad en mucho tiempo, tanto que pensó que no los tendría de nuevo. Pero ahí estaba, halándose el cabello y repitiéndose que no valía la pena el beber.

Pero la sed continuaba ahí, la sentía arder en su garganta.

Y el deseo de probar otra cosa, algo que lo hiciera olvidar el dolor que sentía en el pecho, la culpa que llenaba su mente, era tan fuerte que temblaba debido a su lucha entre consumir y no.

Lo odiaba.

Se odiaba.

Era tan débil...

Necesitaba algo que lo calmara, algo que mantuviera sus dos partes en equilibrio de nuevo, y que le brindara algo de estabilidad. Corrió hacia la cocina, ignorando las botellas que yacían en la mesada, y tomó la cajetilla que yacía sobre la nevera, junto con el encendedor y encendió uno tan pronto sus trémulas manos se lo permitieron.

Una calada, solo una bastó para que la sed disminuyera hasta ser más soportable, y el deseo de consumir se extinguiera casi por completo.

Sin embargo, las lágrimas no se fueron.

Se sentía miserable, tan cobarde y estúpido, pero sobre todo se sentía derrotado.

Se sentó en el suelo de la cocina, sin dejar de fumar y sin dejar de llorar. De a poco recuperó el sosiego, pero no fue sino hasta la noche cuando se levantó y fue hacia el balcón por un poco de aire.

Y no pensó en nada.

Por unos momentos puso en blanco su mente. Dejó de pensar en sus problemas, en la gente que decepcionaría si sabían de su ataque e impulsos, de sus decisiones pasadas, de las futuras. Puso la mente en blanco porque pensar en todo no estaba ayudando en nada a su estado mental, y menos a su corazón.

Se quedó en blanco por tanto tiempo que cuando vio la hora ya eran las tres de la madrugada.

Se rindió ante el cansancio, y tan pronto su cabeza tocó la almohada se durmió, no sin antes pensar, por milésima vez, si la decisión de irse hacía años atrás había sido la correcta.

 

***

 

Zhoumi lo había llamado diciéndole que tenía una canción que estaba seguro le gustaría. KyuHyun no tenía actividades ese día por lo que fue a verlo, emocionado ante la idea. Muchas de las canciones que el productor le mostraba le encantaban, y solía grabar la maqueta de la misma. No obstante, no siempre lograba quedarse con la canción: a veces se la daban a otro cantante, otras se quedaban guardadas esperando por una oportunidad.

Estaba escribiéndole a SiWon, quedando de verse esa noche para ir al cine, por lo que ingresó al estudio mirando su celular y saludando con un hola, hyung.

—Buenas tardes, Cho KyuHyun ssi.

Se detuvo abruptamente al escuchar esa ronca voz y levantó la mirada, notando los ojos negros de JongWoon sobre él. Le regresó la mirada, pero a diferencia de otras veces, JongWoon no lucía altanero o satisfecho de verlo; lucía triste. La ira que sintió al escucharlo se disipó de él, siendo reemplazada por curiosidad, y se atrevía a decir que preocupación. Desde que lo conoció, nunca lo había visto de esa forma, con esa emoción embargando su rostro.

Un entusiasmado ZhouMi se le acercó, saludándolo, sacándolo de su hipnosis por JongWoon. Miró al alto hombre y le respondió el saludo con una sonrisa y un pequeño asentimiento de cabeza, incapaz de hablar.

—Llegaste en el momento preciso —comentó ZhouMi—, ya hemos terminado de grabar la maqueta.

Esa información lo sorprendió. Hasta donde había entendido de la conversación con el productor, sería él quién grabaría la maqueta. El alto hombre le había dicho que era una balada, que quedaría perfecta con su voz y se adaptaba para su concepto de otoño de su futuro álbum, tal como los otros dos anteriores.

Y esa misma información también lo hizo entrar en pánico. Si ya la habían finalizado, había probabilidades de que fuese JongWoon quién la hubiera grabado, y KyuHyun podía darse por vencido si era así. Esa aura de tristeza alrededor del compositor, su voz grave y perfecta para las baladas, y la canción con letras tristes, eran la perfecta combinación para acabar con él.

Tragó duro, preparándose mentalmente para lo que vendría, fuese lo que fuese.

Él también había despertado melancólico e intentó distraerse, sin éxito. Pensó que estar acompañado de su novio lo ayudaría, pero no lo vería sino hasta la noche. El que Zhoumi lo hubiera llamado y le hubiera hablado de la canción lo había animado, pero ver a JongWoon había mandado ese ánimo por la borda.

Desde su encuentro en la librería no lo había visto de nuevo, y debió admitir que se quedó preocupado al verlo desesperado por hablar con él. Temía que hubiese cometido alguna locura, pero trató de no pensar en ello. Sin embargo, verlo ahí, le decía que estaba bien. Al menos, no lucía del todo perdido.

Y verlo de nuevo, pero tan vulnerable, tocó una vena sensible en él.

JongWoon todavía le importaba.

—¿Tú la grabaste? —preguntó al alto, la esperanza en su voz era muy obvia, algo que no pasó desapercibido para nadie.

Zhoumi rio por lo bajó, y miró a JongWoon con una sonrisa ladina y algo de suficiencia en su expresión.

—Te dije que le gustaba mi voz.

El pelinegro solo sonrió.

El productor confirmó que la había cantado él, pero que JongWoon había ayudado en la parte técnica. KyuHyun no se sorprendió; Henry le estaba enseñando.

El cantante se dijo que eso no le interesaba, JongWoon podía estar aprendiendo chino o a bucear, o a hablar con los animales, y a él podía importarle menos de lo que le interesaba un pepino.

Preguntó por la canción, queriendo poder escucharla, decidirse si la quería o no, y luego poder marcharse. El productor le pidió que tomara asiento en lo que él la reproducía. Al cantante no le quedó más remedio que sentarse al lado del antiguo profesor, aunque este se hizo a un lado dándole su espacio. Se sorprendió, pero hizo lo posible para no darlo a notar. Se acomodó en su lugar, dejó de lado el teléfono y le prestó atención a la canción que sonaba en todo el estudio.

Empezaba con un piano, un claro signo de una balada. Sonrió satisfecho por ello. La suave voz de MiMi se dejó escuchar, dándole un toque melancólico a la canción.

La canción trataba sobre alguien que había regresado a un lugar que había abandonado hacía algún tiempo, notando que todo era diferente, incluso la persona a quién dejó atrás; que creyó que lo que hacía era para mejor, pero notó que no era así. Casi podía sentirse identificado con la letra, pero hubo un verso que caló profundo en él, regando por completo la melancolía en él.

—¿Cuán doloroso debe haber sido para ti pararse allí con los recuerdos?

Las lágrimas llegaron a él, y se odió tanto por querer llorar que parpadeó varias veces, esperando que la picazón en sus ojos se fuera.

Cuando la canción finalizó, solo podía escuchar su propia respiración.

—Hermosa, ¿no lo crees?

KyuHyun miró a ZhouMi y concordó con él. El productor rio entre dientes al ver lo acuoso de sus ojos y comentó sobre ello, mas no lo hizo con mala intención, el cantante lo sabía.

—No me has dicho cómo se llama —comentó KyuHyun, mirando a ZhouMi.

—Oh, es verdad, no te dije su nombre. —El alto se apresuró hacia las hojas en una de las mesas y las tomó, les echó un vistazo y se las dio a KyuHyun—. Empty room. *

El cantante frunció el ceño, sin entender por qué tenía ese nombre, así que lo preguntó.

Zhoumi se encogió de hombros y miró a JongWoon, pidiéndole una explicación con la mirada. KyuHyun parpadeó, asustado y sorprendido, y miró al mayor. No le había pasado por la mente que el antiguo profesor hubiera escrito la canción. Era muy raro que ZhouMi le mostrara una canción que no fuera de su autoría, y eso sólo podía significar que JongWoon estaba llegando lejos.

—Cuando la escribí, vivía en un departamento realmente pequeño, con un concepto de espacio abierto, o eso decía el propietario –rio por lo bajo, sin ánimo—. El lugar parecía una única habitación, y fue ahí donde escribí esta canción. —Se encogió de hombros, mirando al cantante—. Me pareció un buen nombre.

JongWoon continuaba siendo un poco impredecible.

—Es... interesante —comentó, todavía mirando al pelinegro.

Aunque no le gustara, tenía que admitir que era una buena canción y que él no mezclaba lo profesional con lo personal, al menos la mayoría de las veces.

—Pienso que quedaría perfecta con tu voz, Kyunnie —habló Zhoumi, y él lo miró—. Con unos instrumentos más, algún que otro artilugio con tu voz y queda perfecta.

El aludido asintió. Le preguntó a JongWoon si no tenía pensado

 dársela a algún otro artista de la empresa, y cuando le respondió que no, preguntó si él podía tenerla. Pudo ver los ojos de JongWoon brillando un poco, emocionados, y replicó con un asentimiento de cabeza.

KyuHyun le sonrió. Y, aunque a regañadientes, se sintió feliz de ver al otro sonreírle.

Notas finales:

*Kibum: Kim Kibum de Super Junior

 

*Conversación con Yu JaeSeok: Es un programa que acabo de inventar, con el mismo escenario de entrevistas como The Tonight Show with Jimmy Fallon

*Empty room: La versaión coreana de Empty Room fue escrita y compuesta por Kim SeYeon, y arreglada por Kang HwaSeong. La versión china tiene una frase que dice "estoy en esta habitación vacía...", así que supongo que de ahí deriva el nombre.

 

Nos vemos en la siguiente actualización. Gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).