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Ese veneno irresistible (Extraterrestres) #2 por Chulixxx

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Fue bueno decir que él evitaría todas las reuniones sociales, pero había una que Ryeo no podía evitar: la ceremonia de matrimonio de su hermana. Gynesh lo mataría si lo hiciera, y sus madres nunca lo perdonarían.

Así fue como se encontró vestido con los colores azul y blanco de su casa, con el pelo recogido en un intrincado peinado que llamó la atención sobre su mandíbula y sus labios. Se veía bien. Él sabía eso.

Gynesh se veía totalmente radiante.

Ryeo sonrió un poco, observando con nostalgia cómo el séquito de su hermana se preocupaba por el cabello de Gynesh.

-Señoras, ella se ve perfecta tal como es.

Dijo él, entrando en la habitación.

Las mujeres se inclinaron graciosamente ante él con un coro de "Su Alteza".

Gynesh le sonrió, sus ojos verdes muy llamativos en contraste con su pelo violeta oscuro.

-Pueden seguir adelante - les dijo a sus damas de honor y caminó hacia Ryeo. Ella le palmeó la mejilla con una sonrisa. - Estos pómulos son injustos para el resto de nosotros simples mortales. Se supone que no debes eclipsar a la novia, ¿sabes?

Ryeo logró no inmutarse ante el toque, su control había mejorado mucho, y sonrió torcidamente a su hermana.

-Aduladora. Nadie te está eclipsando hoy. ¿Lista?

Gynesh hizo una mueca.

-Un poco nerviosa, pero sí.

-¿Por qué hay que estar nerviosa? - Dijo Ryeo, colocando su mano en su brazo y llevándola fuera de la habitación, dirigiéndose hacia el High Hall donde se llevaría a cabo la ceremonia. - Pensé que te llevabas bien con tu compañero.

-Sí, pero él es el Rey del Octavo Gran Clan. Tendré responsabilidades mucho más grandes como la reina consorte que las que he tenido como mera princesa.

-Has sido entrenada para el papel desde el nacimiento. Serás una reina consorte maravillosa -Ryeo se echó a reír. - Y tendré que inclinarme ante ti.

Gynesh arrugó la nariz.

-Ugh. No quiero que mi hermanito se incline ante mí - Ella le dio un golpe juguetonamente. - Pero no será tan extraño como cuando tendré que inclinarme ante ti cuando te conviertas en el Rey-Consorte del Segundo Gran Clan.

La sonrisa de Ryeo se tensó. Miró al frente, evitando los ojos de su hermana.

Gynesh suspiró.

-¿Sigues peleando con SiWon?

Ryeo pegó en una amplia sonrisa.

-No hablemos de mí hoy. Este es tu día.

Independientemente de lo que pensara sobre la vinculación trató de no forzar su opinión sobre otras personas. Sabía que la mayoría de las demás personas estaban perfectamente felices con sus vínculos y que la ceremonia de unión era uno de los días más importantes de sus vidas.

A su hermana le gustaba su compañero y estaba emocionada de casarse con él. Él podría estar feliz por ella, incluso si su matrimonio significaba que ella dejaría su hogar.

Ryeo casi deseaba haberse casado con su estatus social; entonces su esposo o esposa se habrían mudado en lugar de viceversa. Pero ella se estaba casando con un rey, incluso si él era un rey de un clan más pequeño que el de ellos.

Gynesh dejó escapar una risita.

-¿Mi día? Has estado recluido durante casi un mes. El chisme está corriendo desenfrenado. Te estás engañando, hermano, si crees que todos los ojos no estarán sobre ti.

Ryeo hizo una mueca.

-Heechul debería haberte entregado, entonces.

-Sabes que eso no sería apropiado.

Dijo Gynesh, su sonrisa se desvaneció.

Ryeo suspiró.

-A veces realmente odio todas nuestras estúpidas y asfixiantes reglas y costumbres.

Ni siquiera estaba seguro de dónde provenía la costumbre de los viudos de no poder entregar a sus hermanos. Quizás había sido considerada mala suerte. Tal vez tuviera algo que ver con el brazalete de luto negro que Heechul usaba como viudo.

De cualquier manera, fue estúpido. Si el compañero de unión de Heechul no hubiera muerto, habría sido que Heechul hubiera entregado a Gynesh, no Ryeo. También fue realmente estúpido que sus madres tampoco pudieran entregar a Gynesh: la tradición dictaba que tenía que ser un pariente masculino, que era una discriminación descarada que no tenía derecho a existir en el mundo moderno. Pero a nadie le importaba, porque era tradición.

Joder la tradición, en serio. Trató de no pensar en cómo haría sentir a Heechul ver a su hermano menor tomar el lugar que le correspondía al lado de Gynesh durante la ceremonia; ya se sentía lo suficientemente nervioso sin agregar culpa a la mezcla.

Sería la primera vez en un mes que su autocontrol se probaría seriamente.

También sería la primera vez que vería a SiWon desde... Ryeo apartó el pensamiento.

Fue irrelevante.

-Estás temblando, hermano.

Dijo Gynesh cuando llegaron a las puertas dobles que conducían a la Sala Alta del palacio. Ryeo podía sentir a la multitud detrás de las puertas sin siquiera enfocarse.

Reforzando sus escudos mentales, Ryeo se encogió de hombros.

-No entrego a mi hermana todos los días. A un hombre se le permite estar un poco nervioso en tal ocasión.

Gynesh no parecía del todo convencida, pero, afortunadamente, no dijo nada.

-¿Lista?

Dijo él.

Gynesh se lamió los labios y se pasó una mano por el vestido azul y blanco que hacía juego con su atuendo.

-No lo sé.

-Lo haces - dijo tomando su mano y besando sus nudillos enguantados. - Estás lista.

Ella le sonrió, enderezando sus hombros.

-Lo estoy.

Ryeo asintió a los lacayos.

Se inclinaron y abrieron las pesadas puertas dobles.


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