Se sintió lo suficientemente extraño como para estar de acuerdo con SiWon en algo. No necesitaba que SiWon lo provocara.
-Te hice una pregunta - dijo con frialdad. - Si no pretendes presionar para que se derogue la ley, ¿Cómo podría ayudar a SungMin?
-El Consejo estaría más abierto a una pequeña enmienda a la ley - dijo SiWon. - Una cláusula condicional que permitiría a las personas que han alcanzado la mayoría de edad solicitar la disolución del vínculo.
El corazón de Ryeo dio un vuelco.
-¿Alguien mayor de edad? ¿Por qué lo aceptaría el Consejo?
Habría caos.
La cara de SiWon permaneció impasible.
-La aprobación de una ley de este tipo no significaría que cualquier persona obtendría la aprobación del Consejo y del Alto Hronthar. Estoy seguro de que estaría muy regulado - su voz se volvió un tanto sardónica. - No espero que la mayoría de las solicitudes sean aprobadas.
Correcto. Por supuesto. La introducción de una cláusula condicional solo garantizaría que las personas en el poder permanecieran en el poder.
Ryeo negó con la cabeza, su mente tambaleándose.
-Pero SungMin no tiene veinticinco años. No puede solicitar la disolución del vínculo por otro año más - frunció el ceño, mirando a SiWon con severidad. - A menos que pienses que SungMin puede esperar tanto tiempo sin que su salud se deteriore...
Se calló, dándose cuenta de lo que SiWon probablemente había querido decir. Pero todavía no tenía sentido.
- Rosé nunca pediría romper su vínculo con SungMin.
La mirada pesada de SiWon en él era inmóvil.
-Ella ya aceptó hacerlo.
Las cejas de Ryeo se fruncieron, aumentando su desconcierto.
-¿Lo hizo? ¿Por qué demonios lo haría ella? Su familia es un grupo de escaladores sociales.
-Precisamente.
Dijo SiWon.
La respiración de Ryeo quedó atrapada en su garganta. Miró a SiWon sin comprender.
-Te refieres…
-Sí - dijo SiWon, su voz sin inflexión. - Puede que no consideres la posición de ser mi Consorte un honor, pero, por suerte para SungMin, Rosé no comparte tu opinión.
Ryeo abrió la boca, pero no salió nada. Se encontró a sí mismo parpadeando, incapaz de comprenderlo. Probablemente se veía estúpido.
Se sentía estúpido, porque mientras las palabras estaban registradas, su mente permanecía en blanco, incapaz de imaginar a SiWon casándose con Roseanne, incapaz de creer que finalmente estaría completamente, absolutamente, totalmente libre de SiWon.
Para siempre.
-Ella no puede en serio... - susurró, apenas moviendo sus labios. - Ella no puede...
-¿Querer casarse conmigo? - Dijo SiWon con un tono desagradable en su voz. - Ella lo hace. Está más que emocionada.
Ryeo lo fulminó con la mirada, saltando a sus pies.
-Entonces ella es una idiota - dijo en voz baja. - ¿Eso es todo? Entonces discúlpame, me voy a celebrar. Este es el mejor día de mi vida.
La cara de SiWon era absolutamente inexpresiva.
-Pasarán meses antes de que se apruebe la ley. Pero no dejes que eso te detenga.
Ryeo le sonrió dulcemente.
-No lo hará. Por cierto, pasa mis condolencias a Rosé. Y mucha suerte para ella. La necesitará.
Ni un solo músculo se movió en la cara de SiWon. Él no dijo nada, así que Ryeo giró sobre sus talones y salió de la habitación.
Tan pronto como estuvo afuera, su sonrisa cayó.
Ryeo intentó traerla de vuelta, pero todo lo que logró fue un rizo incierto en sus labios que no se sentía para nada como una sonrisa. Él no sabía por qué. Este fue el día más feliz de su vida. Había soñado con liberarse de SiWon durante una década; por supuesto que estaba feliz. Estaba extático. Emocionado. Todo estaba bien.
Todo estaba genial.
Entonces, ¿Qué fue esta extraña sensación anudando su estómago en una bola dura?