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To the beautiful you por OldBear

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Capítulo 14.

 

— ¿Cómo me veo? —aquella sencilla pregunta siempre traía consigo una especie de trampa en esa situación, y Snape lo sabía.

 

Harry lo veía de pie desde el marco de la puerta de la habitación de Severus, esperando una repuesta. Para el pocionista, Harry siempre lucia bien, eso era algo que no necesitaba discutir con nadie, pero en ese tiempo que había convivido con el chico y su recuperación, sabía que el otro estaba más que nervioso por la respuesta.

 

Habían pasado tres años desde que estuvieron en el hospital, días más tarde Harry se enteró de todos los detalles de su rescate, incluyendo los golpes que le dio Severus a Cedric y que el maestro de pociones se había arrojado para salvarlo, eso era demasiado para él. No entendía como Severus se había arriesgado por él, no valía tanto. O por lo menos pensaba que no valía tanto.

 

Aun ante la reticencia de Harry todos quedaron de acuerdo en algo: el chico necesitaba ayuda. Eso era algo innegable, por cuestiones de privacidad, Hermione logró encontrar una psiquiatra que trabajaba entre los muggles, pero que tenía conocimiento del mundo mágico, no necesitaban que Harry fuera objeto de entrevistas y de artículos en algún periódico o revista mágica acerca de su salud mental.

 

La psiquiatra—Mefys, se llamaba, o por lo menos era su diminutivo— era bastante amable y, aunque al principio Harry no quería saber nada de ella, poco a poco fue entendiendo que se sentía un poco mejor cuando estaba con ella. Ella le diagnosticó con trastorno dismorfico corporal, del cual se le había derivado una anorexia para intentar “arreglar sus defectos.”

 

El tratamiento de ambas cosas era largo, bastante, pero Harry encontró bastante apoyo en el camino. Con esos tres años apenas estaba sobrellevando muchas cosas, aunque aún le quedaba mucho camino.

Algo muy importante que había explicado la doctora era que, en la medida de lo posible, no podía vivir solo. No sería lo correcto, no solo tendría sesiones de terapia con ella, también le indicarían un tratamiento farmacológico que, lógicamente, debía cumplir. También estaba el hecho de que necesitaban que alguien se fijara en si consumía sus comidas.

 

Sirius le dijo que fuera a vivir a su casa con Remus, incluso ellos le dijeron que si él no quería dejar su departamento, ellos se irían con él. Molly también ofreció su casa, y Hermione y Ron no se quedaron atrás. Harry lo pensó por casi una semana, realmente no sabía qué hacer, no quería ir a vivir con nadie porque se sentía que sería una carga, pero su familia ya le había dado un ultimátum, si no decidía él mismo, ellos lo harían.

 

Ellos sabían que debían dejar que Harry fuera a su ritmo en la recuperación, pero ciertas cosas debían forzarlas si querían ayudar, y una de ellas era mantenerlo vigilado para que siguiera el tratamiento. La indecisión de Harry duró hasta que Severus, sin saber muy bien porque lo hacía, también le ofreció quedarse con él; y Harry lo aceptó.

 

Nunca habían vuelto a tocar el tema de la declaración de Snape, y el maestro en pociones lo tomaba como un rechazo, pero su amistad había continuado, y él estaba más que dispuesto en apoyar a Harry en su recuperación, así que se tragó sus sentimientos y fue la persona que Potter necesitaba en esos momentos.

 

Como seguiría dando clases, decidieron buscar algo pequeño que contara principalmente con una chimenea y dos habitaciones, para que Snape pudiera ir y volver del colegio, Minerva fue una de las pocas que se enteró de la situación, y sin dudar ayudó a Severus.

 

Aunque la decisión de Harry de pedirle a Snape que viviera con él asombró a muchos, nadie se quejó. Bueno, Sirius quería quejarse acerca de que debía ser él quien cuidara a su ahijado, pero se contuvo en vista de que Remus lo amenazó.

 

El primer año fue quizás el peor, en el cual la negación fue lo que más estuvo presente. Snape tenía que aguantar que Harry de la nada se rehusara a tomar el medicamento, o que explotara diciendo que no necesitaba ir donde ningún doctor. También estaba el hecho de la comida, el primer año fue bastante difícil establecer una rutina diaria de alimentación.

 

El tema de Cedric también fue algo difícil de manejar y que durante unos meses acrecentó los días malos del chico. A Harry se le había explicado que las cosas que vivió con su ahora exnovio no eran sanas de ninguna manera, pero había ciertos días donde se deprimía pensando en que quizás el tejón sí tenía razón y que se había ido por que no era lo suficientemente “hermoso.” La verdad es que después de que Sirius le hechizara con algo que Snape aún no podía creer, Black y Remus amenazaron a Diggory con que si volvía a acercarse a Harry, le iría mucho peor. No hicieron más nada por un simple hecho: no querían que Harry se enterara de que, además de todo lo que había sufrido, Diggory le era infiel desde un principio. Ya  Harry estaba llevando demasiadas cosas por el momento, y no querían cargar un trauma extra que debía suponer el tener más de dos años con alguien que desde un principio te es infiel. Probablemente lo descubriría algún día, pero por el momento ellos entendían que hacían lo mejor. Y Severus estuvo de acuerdo, al igual que Hermione y Ron, aunque no les gustaba para nada ocultarle algo tan serio a su amigo.

 

En ese mismo primer año, la psiquiatra les dijo que estaba la alternativa de internarlo un año en el caso de que no obtuvieran una mejoría, así que Severus le pidió que le detallara todo lo que él podía hacer para evitar llegar a ese punto. No dejaría que Potter fuera internado si podía evitarlo.

 

Nadie podía decir que había sido fácil, pero tampoco esperaban que lo fuera. Con tres años desde entonces, Harry había conseguido ganar algo de peso. Sus hábitos alimenticios no eran completamente sanos, puesto que a veces se rehusaba a comer —cuando decía que había comido demasiado ya—o cuando Severus le encontraba devolviendo la comida. Pero por lo menos ya había comprendido que lo que hacía era dañino para su salud, y eso en sí, era uno de los pasos más grandes que podía dar.

 

Otro hecho importante era que hacia tan solo dos meses que Harry había decidido abandonar el uso del Glamour. No se había sentido completamente listo y la doctora les dijo que algunas cosas debían dejar que él las decidiera mientras avanzaba la terapia. Así que para Severus fue demasiado bueno cuando una noche al regresar de Hogwarts Harry le dijo:

 

— ¿Qué pensarías de mi si dejo de usar el hechizo?

 

Severus no pudo evitar abrazarlo, y Harry correspondió ese abrazo.

 

Desde que habían estado viviendo juntos no hubo acercamientos más allá de amigos. O por lo menos así lo veía Snape. Solían tomar el desayuno y la cena juntos, o por lo menos Harry lo intentaba.

 

Pasaban muchas noches juntos, a veces en completo silencio mientras Snape leía o corregía trabajos y Harry escuchaba música o dormitaba en el mueble junto a Snape, otras veces Harry le contaba las cosas graciosas que habían sucedido en el ministerio, y aunque a Snape no le parecían tan divertidas, siempre se reía de las caras que ponía Harry.

 

Por un momento pensó que en algún punto disminuiría la intensidad de sus sentimientos, pero solo aumentaron al tenerlo tan cerca cada día. Pobre iluso.

 

—Te ves bien Harry—dijo al fin.

 

Harry frunció los labios, seguramente dudando. Siempre dudaba cuando los demás le decían que su aspecto físico estaba bien, y más después de que dejó de utilizar el Glamour. Se estaban arreglando para la fiesta navideña que habría en casa de Molly, desde que vivían juntos, Severus ya no podía librarse de asistir a ninguna fiesta o reunión, sino iba por petición de Harry, lo hacía por obligación de Molly o Remus. Con Sirius las cosas habían llegado a un punto neutro. Nada de maldiciones ni golpes, aunque de vez en cuando se lanzaban frases que no podían ser escuchadas por menores de edad y casi siempre tenían opiniones distintas sobre temas tan triviales como “de qué color pintar una habitación”, pero no se les podía pedir demasiado a ellos dos.

 

Cuando estuvieron listos Harry tomó la mano del maestro de pociones y se aparecieron. Tomar la mano del más alto era algo que Harry había aprendido que le infundía confianza y le ayudaba a relajarse cuando se sentía estresado. Y aunque fuera a una fiesta con la familia que tanto conocía, el ir sin el hechizo puesto le producía una ligera ansiedad. Cuando  se aparecieron en la madriguera Harry no soltó la mano de Severus, y caminaron así hasta la puerta principal.

 

—Severus—dijo Harry llamando la atención del otro—gracias.

 

—No tienes que…

 

—Si tengo. Creo que de no haber sido por ti… no se ni qué creo ya. Tú me has ayudado en tantas cosas, que ni siquiera sé cómo agradecerte. Antes… yo antes pensaba que estaba solo, que no tenía a nadie ¿sabes?

 

—No estás solo Potter.

 

—Lo sé—sonrió—ahora lo sé. Y en parte es gracias a ti. Todo este proceso ha sido duro, para mí, mi familia, y para ti más. Has estado viendo en este difícil proceso la belleza que yo no puedo ver en mí.   

 

Ya estaban en la puerta sin atreverse a tocar, el ruido del interior indicaba que estaban haciendo un desastre entre música y juegos, pero ninguno se atrevió a tocar

 

—Todo lo que he hecho es nada comparado a lo que te mereces Potter

 

—Harry, Severus, dime Harry, ¿cuantas veces tengo que decírtelo?

 

Severus no le contestó, le seguiría diciendo así si eso le hacía molestar. En cambio dijo:

 

—Nada será demasiado para ti, hermoso. Todo lo que haga, siempre será para ti.

 

Harry sonrió y elevándose un poco hasta la altura de Severus, lo besó. Él mayor jamás se esperó eso, pero reaccionó rápido para responder al tiempo que cerraba los ojos.

 

Fue un beso lento y corto, demasiado corto según Severus, quien se quedó esperando más cuando Harry se separó.

 

—Luego—dijo mientras tocaba la puerta—ahora debemos entrar.

 

No pasó ni un segundo antes de que Molly abriera la puerta y los saludara efusivamente para decirles que entraran. Ya todos estaban en la sala armando unos juegos para los niños. Harry se adelantó pero la sorpresa no permitía que Snape se moviera de su sitio.

 

¿Qué había significado ese beso?

 

¿Y ese luego?

 

Decidió que podría esperar hasta más tarde para preguntar, después de todo, luego podría obtener otro beso.

 

Fin

Notas finales:

Gracias a todos los que han llegado hasta el final de esta historia, especialmente a Mefys, a la cual tenia desesperada por que duró demasiado en actualizar. 


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