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To the beautiful you por OldBear

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Capítulo 5

Viernes 15

Snape dejó a un lado el examen que estaba corrigiendo, o mejor dicho, que intentaba corregir. Tres veces lo había intentado. Lo corregía, lo revisaba, y se daba cuenta que había cometido errores al calificar, y volvía a hacer lo mismo.

 

Estaba frustrado y enojado a partes iguales.

 

No podía dejar de pensar en Harry, en su risa, en sus hermosos ojos y en la forma tan hermosa en la que acomodaba sus lentes empujándolos por el puente de su nariz…

 

Bufó de frustración cuando se dio cuenta del rumbo que tomaban sus pensamientos, y con ambas manos tomó su cabeza, encerrando mechones de su cabello entre los puños. Eran las diez de la noche. Las diez y quince para ser más exactos. Pensó que tal vez era momento de tomar un descanso, podría levantarse temprano en la mañana y terminar de corregir, pero por ahora su mente estaba bloqueada en Harry. Aun  con su cabeza entre sus manos se preguntó  que estaría haciendo  a esa hora. Lo más posible es que ya estaba en su casa, descansando de un agotador día trabajando como Auror. Se imaginó el momento en que Potter entraría cansado con su uniforme, y Severus tuvo el deseo de saber que se sentiría recibirlo con un beso. No pudo evitar que una sonrisa escapara de sus labios.

 

Cedric si sabe lo que es recibirlo con un beso

 

Ese pensamiento, ese maldito pensamiento dañó en un segundo su momentáneo buen humor. En verdad Cedric si sabría lo que era recibir al Auror con un beso, cenar juntos y dormir con el…

 

En cada uno de los sentidos….

 

De un solo movimiento, Severus tiró los papeles al suelo. La idea de Cedric siendo el afortunado de tocar a Harry, su Harry, le calaba tan profundo que no lo soportaba.

 

No deberías pensar que es tu Harry, después de todo, es “el” Harry de Cedric

 

Se cubrió los ojos con las manos, intentando sacar esa imagen de su mente. Ahora, más que frustrado, estaba enojado, muy enojado. Se encontraba furioso consigo mismo, con el “maldito suertudo de Cedric”, con cada maldita persona que estuviera feliz en aquel momento, y con su maldita suerte. Se frotó la cara fuertemente intentando despejar sus pensamientos. Se levantó bruscamente con una idea en la cabeza. Tal vez también debería enojarse con Harry ¿no era el culpable principal de su estado? No se molestó en organizar el desastre que había hecho, no había tiempo, lo haría después. Salió rápidamente sintiendo la imperiosa necesidad de decirle a Harry que él era el culpable y que estaba muy enojado con él; y no se daba cuenta que era una estúpida forma de volver a verlo, que en verdad era lo único que deseaba.  

……………………………

Harry llego a la casa agotado. La misión había sido bastante complicada. Habían unos niños de por medio, y tuvo que estar más concentrado que nunca para que no salieran lastimados. Afortunadamente la amenaza había sido contenida y los menores puestos en buenas manos. Al entrar a su departamento se dio cuenta que Cedric no había llegado, y suspiró porque tal vez no iba a ir esa noche.

 

Tenía bastante hambre, incluso su estómago estaba rugiendo para que lo notara aún más. Pero él estaba cansado, y no tenía ganas de comer.

 

Se dirigió lentamente a su habitación dejando que el glamure se desvaneciera. No lo necesitaba estando solo. Pensó que una ducha e ir a la cama eran lo único que necesitaba.

 

Mientras se dirigía  al baño no pudo evitar pensar en la canción que había escuchado junto a Severus. Era extraño, pero recordar ese momento le hacía sentir un poco mejor.

 

—When you're all alone, I will reach for you…

 

Comenzó a tararearla varias veces, en verdad era una hermosa canción. Cuando salió de la ducha alcanzó a ponerse unos calzoncillos holgados. Pensó en donde habría podido dejar su pijama cuando un mareo le hizo detenerse por completo. No había sido fuerte, pero estaba aumentando  en intensidad. Se acercó lentamente hacia la cama, y se sentó esperando que cediera pronto. Comenzó a sentirse peor, aun estando sentado sentía que iba a caerse. Tuvo que tumbarse en la cama, de esa forma era más soportable y por suerte para él, el mareo desapareció en poco tiempo. Se arrastró por la cama hasta meterse debajo de las sabanas, estaba sudado, tiritando de frio, y tal vez si dormía, amanecería como nuevo y sin recuerdos del suceso.

 

Quince minutos después aun no podía dormirse, pero por lo menos no había vuelto a tener mareos, solo se sentía muy fatigado. Tirado en la cama, mirando el techo, pensó por un momento que le habría gustado tener a alguien que le diera, por lo menos, un abrazo en aquel momento del mareo, o que acariciara su cabello. Pero rápidamente desechó la idea.

 

Las personas tienen cosas más importantes que estar consolando perdedores.

 

Escuchó un ruido proveniente de fuera de su habitación, parecía que era la puerta de entrada, pero las alarmas no se habían activado, así que lo más probable es que fuera Cedric, él tenía una copia de la llave.

 

Colocó el glamure de su cara en un segundo antes de que su novio entrara en la habitación.

 

Cedric entro en la habitación un minuto después, iluminando el cuarto en el proceso. Ni siquiera lo miró antes de dirigirse al baño. Mientras escuchaba el agua caer Harry pensaba que tal vez había tenido un día pesado.

 

Diggory salió del baño y se dejó caer en la cama con un suspiro.

 

— ¿Mi camisa blanca está aquí? No la encuentro en mi casa.

 

Harry se encogió de hombros. Siempre se preguntaba cuando Cedric consideraría aquel departamento como su casa.

 

—Creo que la vi en el armario.

 

Mantenía su cabeza apoyada en la almohada, mientras miraba a Cedric como quien espera que algo suceda. El otro lo miró de repente y de un solo movimiento tenia a Diggory encima de él, con una sonrisa ladina.

 

—Cedric yo…

—Oh por favor— dijo poniendo los ojos en blanco— no me vengas a decir que te sientes cansado, es tu maldita excusa siempre. Pareces una miserable mujercita.

 

Harry desvió la vista ante la mirada furiosa de su pareja.

 

—Yo… no…

 

—Eso es lo que quiero escuchar

 

Sin esperar respuesta Cedric se apoderó de sus labios. Harry se dio cuenta que estaba bastante demandante. Demasiado tal vez. Por un momento le pareció extraño el olor que desprendía de Diggory, no era su perfume habitual. Era suave, demasiado suave para ser de él. Casi, por muy poco margen, parecía perfume de mujer. Se obligó a no pensar cuando sintió que el otro comenzaba a bajar la sabana. Realmente estaba muy agotado, pero quería que su pareja estuviera feliz. Solo era cuestión de soportar un poco más y quizás disfrutar…

 

— ¡Mierda!

 

Escuchó que Cedric gritaba al separarse de él.

 

—    ¡Maldición! Así no puedo— dijo Cedric mientras se separaba de él bruscamente. — Ponte una camisa o algo, maldita sea, ¿Qué te he dicho de andar así?

 

—Lo siento— respondió Harry al tiempo que cubría su torso con las sabanas.

 

Había visto la cicatriz de su torso.

 

Con el dedo índice y el pulgar Cedric hizo presión en el puente de su nariz.

 

—Iré a buscar algo para comer.

 

— ¿Quieres que te cocine?— pronuncio Harry, aun no se atrevía a moverse  y se aseguraba de que su pecho no pudiera verse.

 

—No, quiero salir. Solo. — acentuó, y se levantó de la cama para recomponer su ropa apenas desabrochada.

 

Harry no dijo nada mientras lo veía salir de la habitación, ni se dio cuenta de cuando las lágrimas comenzaron a caer. Las personas siempre argumentaban que llorar era bueno y “liberaba” el alma. Sin embargo, él se sentía peor cada vez que lo hacía.

 

Se sentía estúpido, ¿cómo se le había olvidado la parte superior del pijama?

 

El silencio de la habitación era solo interrumpido por sus irregulares hipidos. Había llorado por unos veinticinco minutos cuando escucho que tocaban la puerta principal.

 

¿Sera Cedric?

 

En ocasiones olvidaba las llaves, y las puertas estaban hechizadas para que solo él pudiera abrirlas con magia.

 

Salió de entre las sabanas con rapidez, tenía que buscar algo para cubrirse antes de poder abrirle a Diggory. Tomo una camisa gris, de las de su uniforme de Auror, y corrió hacia la puerta, asegurándose de ocultar la evidencia de su llanto ya que a su novio no le gustaba verle llorar.

 

— ¿Olvidaste las llaves?— hizo un silencio inmediato al darse cuenta que era Snape.

 

—Potter— Snape abrió los ojos por la sorpresa. Harry le había abierto la puerta con tan solo una camisa mal abotonada y… ropa interior ¿Podía verse más sexy?

 

— ¿Profesor Snape?— dijo dudoso, el otro lo miraba de forma extraña— ¿Sucede algo?

 

Snape pareció dudar de lo que iba a decir, después de todo no tenía ninguna excusa válida para estar ahí a media noche. ¿Qué iba a decirle? ¿Que no podía concentrase  ni conciliar el sueño por estar pensando en sus ojos verdes? O ¿Qué la idea de que estuviera haciendo “cosas” con Diggory lo estaba volviendo loco? Estaba totalmente perdido.


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