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Let's play with fire! (Boku no hero) por Fullbuster

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¡Un poco más! ¡Un poco más! Era lo único que podía pensar. La pequeña canica estaba frente a él, frente a sus ojos. Estiró el brazo todo lo posible. ¡Tenía que alcanzarla! Allí estaba su amigo, su compañero de academia, era importante recuperarla. No habían llegado tan lejos para perder ahora.


Sus dedos ya rozaban la canica y entonces, una mano la agarró con fuerza arrebatándole toda posibilidad de obtenerla. Sus ojos se abrieron preso del terror a fallar. No podía permitirlo, no podía dejar que secuestrasen a su compañero. Esa maldita singularidad lo había metido en esa canica. ¡Tenía que hacerse con ella!


- Todoroki Shoto – escuchó el susurro de su nombre completo cerca de su oído - ¿Tanto deseas recuperar a tu compañero?


- ¡Devuélvemelo! – gritó Shoto cerca de aquella puerta llena de tinieblas por donde los enemigos se marchaban.


- ¡Hecho!


¿Qué era ese hecho? ¿Por qué ese siniestro adolescente frente a él con grapas en su rostro sonreía de esa forma? Cuando sintió la mano de Dabi agarrando con fuerza su muñeca, se asustó. Estaba tirando de él hacia el portal y no podía estabilizarse. Tuvo tal apego por recuperar la canica, que saltó hacia ella, dejándose llevar por un impulso que ahora ese villano utilizaba a su favor para atraerle hacia él e introducirle en la puerta.


Frunció el ceño y activó su habilidad de hielo para congelar la mano del individuo y poder librarse. Podía conseguirlo, tenía unas décimas de segundo y si podía congelarle, se soltaría y alejaría del portal.


Chasqueó los labios presa de la furia. No podía dejarse arrastrar allí dentro y no estaba seguro si ese villano trataría eso como un trato, no podía estar seguro que devolviera a su compañero y se lo llevase a él. ¡Tampoco era su plan sucumbir allí y que le secuestrasen!


El hielo empezó a aparecer, cubriendo su brazo y subiendo por los dedos de Dabi, sin embargo, ¡desapareció! Su hielo se evaporó al ser envuelto en un extraño fuego azul.


Con terror, vio su mano desaparecer en las tinieblas y al mismo instante, la canica que el hombre había sujetado con una perversa sonrisa, cayó al suelo, rebotando varias veces ante sus ojos antes de llegar a sus compañeros.


- ¡TODOROKI! – escuchó que gritaba Midoriya en el mismo instante en que la oscuridad le cubrió por completo.


- ¡Juguemos con fuego! – rió Dabi.


Aquella fue la última frase que Todoroki escuchó de ese villano llamado Dabi. Su macabra sonrisa se grabó a fuego en su mente y en sus recuerdos. ¡Fuego contra fuego! Es lo que pensó en ese instante incapaz de poder usar su habilidad de hielo, precisamente la que mejor sabía manejar. ¿Cómo escaparía de ahí?


¡No le quedaba más remedio, activaría el fuego de su lado izquierdo!


Midoriya, que finalmente llegaba hasta su compañero tras haber recuperado la canica donde estaba Bakugo, alzó la mano para sujetar lo poco que quedaba del brazo en llamas de su compañero antes de que se perdiese en la puerta, pero fue detenido por otro de sus compañeros.


- ¡TODOROKI! – seguía gritando - ¡SOLTADME, ESTÁ AHÍ MISMO!


- No puedes agarrarle, te quemarás.


- ¡TODOROKI, APÁGALO! ¡AÚN PUEDO SACARTE! – Gritó cargado de impotencia y lágrimas, pero su compañero, inmerso en esa oscuridad, no parecía poder escuchar sus palabras. El fuego continuó en su mano hasta desaparecer - ¡NOOOOOOO!


Sus piernas se derrumbaron en mitad de aquel claro, llorando desconsoladamente. Querían salvar a Bakugo y, en su lugar, habían conseguido que secuestrasen a Todoroki. ¡Frente a sus ojos! Pudo alcanzarle y al final, todo fue en vano. ¿Qué más daba quemarse los brazos si podía traerlo de vuelta?


***


- ¿Se te ha ido la olla o qué? – preguntó ofuscado Tomura, el líder de la Liga de Villanos.


Con ese grito, Shoto consiguió finalmente abrir los párpados con pesadez. Se sentía débil, demasiado incluso para poder mover un solo dedo de la mano.


- ¿Qué no entendiste del plan, Dabi? Ya teníamos a Bakugo y lo has dejado escapar. Se lo devolviste por ese chico.


- Ese chico es mucho más interesante – sonreía con prepotencia.


El ambiente estaba muy tenso, pero Todoroki mantuvo el silencio y trató de hacerse una idea de lo que estaba ocurriendo. Necesitaría idear un plan de escape, pero... ¿Por qué no podía moverse? Por más que trataba de activar su hielo o el fuego, nada salía.


Sus ojos se desviaron hacia su brazo. Sentado en esa silla, con ambos brazos sobre sus piernas, era fácil ver lo que ocurría. ¡Succionaban su sangre! A su lado una bolsa de plástico la estaba recogiendo, por eso sentía sus fuerzas flaquear.


- Realmente tu punto de mira es estrecho – seguía sonriendo Dabi – mira bien a ese chico. ¿No sabes quién es?


Todos se fijaron en él. Mitad cabello rojizo, mitad blanco, pero no fue lo que les llamó la atención, sino la intensa mirada que recibieron del menor cuando levantó ligeramente la cabeza. ¡Les desafiaba con la mirada! Era un chico que claramente no iba a rendirse allí.


- Es...


- Sí. Es el hijo de Endeavour. El pequeño – susurró Dabi – Stain quería destruir a todos los héroes que no tenían una firme vocación ni ideal. ¿Por qué no empezar por el número dos? Teniendo a ese chico en nuestro poder, vendrá a buscarle.


- Uhhhh, hueles a sangre. ¡Eres totalmente mi tipo!


La voz infantil de Himiko Toga y cómo acercaba su rostro al de Todoroki, hizo que éste tratase de alejarla con todas las fuerzas que podía reunir. Pese a la repulsión que sentía de estar allí, atado a la silla mientras le drenaban sangre, además debía aguantar sus impertinencias. Aun así, cerró los párpados con suavidad y ladeó la cabeza manteniendo el mayor de los silencios con toda la dignidad que pudo sacar.


Dabi sonrió al ver su actuación. No era un chico que se lanzase a lo loco, sino alguien inteligente que trataba de encontrar la mejor ruta de escape de su situación actual. ¡Estaba pensando! Y su orgullo llevando el apellido Todoroki no le permitiría que quedase en ridículo. Él siempre preferiría mantener el silencio a decir cosas sin sentido alguno.


- Será mejor que ideemos un plan de ataque y uno bueno. El número dos vendrá a por su chico.


La sonrisa macabra de Dabi le puso los pelos de punta, sin embargo, por orgullo, permaneció impasible frente a él, retándole con la mirada. Todos empezaron a abandonar la sala, a excepción de Himiko, que permanecía a su lado viendo las gotas de sangre pasar a través del tubo hacia la bolsa. Su sonrisa era escalofriante, pero no lo fue más que cuando Dabi agarró su rostro para obligarle a mirarle.


- Tienes unos ojos preciosos – sonrió como sólo Dabi hacía, de esa forma arrogante como si tuviera todo bajo control - No te muevas demasiado. Nos vemos en breve.


Todoroki giró la cara con brusquedad, lo que causó gracia a su enemigo. ¡El orgullo del apellido Todoroki! Era lo que Dabi pensaba. Aquel gesto le mareó. La pérdida de sangre le estaba afectando a todos los niveles. Ni siquiera podía pensar en algo, sólo sentía náuseas del olor de la sangre y la extrema debilidad de su cuerpo hasta que al cabo de unos minutos, ya no fue capaz ni de sostener su cabeza, dejando que ésta cayese hacia su pecho y el cabello cubriera sus ojos.


¡Una voz! Lejana, demasiado lejana para entender lo que decía. Parecía estar gritando y encolerizado. Abrió los párpados ligeramente, pero sólo distinguió una borrosa silueta frente a él antes de sentir el impulso y cómo cargaban con su cuerpo. ¡No podía moverse! Si había una oportunidad de huir... era ahora, por fin desatado, pero su cuerpo no respondía.


- ¡DABI! – fue el grito que escuchó a su espalda.


¿Podía ser ese ser arrogante el que estuviera cargándole? ¿Adónde le llevaba? ¿Por qué? No entendía nada. Sus ojos sólo alcanzaban a ver parte de una chaqueta azul de cuello alto y un cabello negro revuelto. Finalmente, cansado de luchar contra su propio agotamiento, se dejó ir, desmayándose definitivamente.


***


¿Es que querían matarle? Una hora de reunión para ver qué hacían con el plan y al regresar, ese chico estaba inconsciente en la silla por la pérdida de sangre. Himiko no tenía límite. Esa idea había sido suya, pero sólo quería debilitarle para impedir que les atacase a todos y ahora, estaba demasiado débil. ¿Qué hubiera ocurrido si no hubiera aparecido y quitado la jeringuilla de su brazo que succionaba su sangre?


Tirado en un viejo colchón en el suelo, Dabi miraba a ese chico dormir, o más bien... desmayado. ¡Muerto ese chico no serviría de nada! Así era como él lo veía. Endeavour no vendría a recuperar un cadáver.


- Serán insensatos – sonrió con incredulidad.


Allí todos iban a la suya, sin pararse dos segundos a idear un plan lógico y coherente. Él no podía funcionar sin planes, necesitaba siempre tener todo bajo control. ¿Había sido un riesgo devolverles al escandaloso de Bokuto y atrapar a Todoroki? ¡! Claro que sí, pero les ponía en bandeja de plata al segundo héroe y muerto él, empezarían a tenerles en cuenta de verdad.


Sin embargo, había algo que nunca dijo y no pensaba decir. ¡Una venganza personal! Era fiel a la ideología de Stain pero, puestos a asesinar a tipos que cobraban por salvar y ayudar a gente, ¿por qué no empezar por el que más detestaba? Juntaría la ideología de Stain con su venganza. Hasta el momento, él jamás se dejó llevar por venganzas, pero hoy, en ese ataque, cuando frente a él aparecieron esos intimidantes ojos que rebosaban seguridad, esos ojos propios de los Todoroki, supo que no tendría una oportunidad mejor para librarse de Endevour. Ahora debía venderles al resto la burra de que era lo mejor que podían hacer.


No fue hasta casi dos horas más tarde que Shoto consiguió abrir de nuevo los ojos. Intentó mover su mano derecha y por raro que fuera, pudo sentir los dedos sin la pesadez de horas antes. No identificaba el lugar, así que supuso que no se lo había imaginado, alguien lo había llevado a otro lugar. A su derecha, una figura oscura se arrinconaba en una de las esquinas. ¡No podía dejar de mirarle! No porque fuera algo entretenido, atractivo o particular, sino porque quería identificar algún punto débil.


Paseó la vista por la sala. No era grande y parecía una habitación. Movió sus dedos sintiendo el futón bajo él. Era acolchado y suave, sin embargo, no había nada más en el resto de la habitación. Suspiró. Su única opción sería pillar a ese hombre desprevenido y hacer un ataque rápido para derrotarle antes de que pudiera darse cuenta.


Elevó su brazo. La manga de la chaqueta azul llegaba hasta la mitad de su brazo. ¡Lo normal! Sin embargo, su brazo temblaba y podía ver un chorro de sangre seca donde le habían inyectado la aguja.


- Descansa un rato más y come algo. Has perdido mucha sangre.


La voz proveniente de la esquina captó su atención, pero se fijó en el cuenco de arroz cerca de él y cómo éste lo empujaba por el suelo hasta que llegó a su lado. ¡No pensaba comer! Sabía que era necesario para recuperar la sangre perdida cuanto antes, pero... ¿Y si estaba envenenada?


- Piensas demasiado, eres un gran problema.


¡Cauteloso! Al principio le pareció un villano crudo y violento, pero ahora mismo, tras haber estado observándole un rato, se daba cuenta de que no era sólo eso, era estoico y distante, seguro de sí mismo y muy centrado. Sería difícil pasar a través de él, incluso con todas sus fuerzas y por si eso no fuera suficiente, controlaba un intenso fuego que derretiría su hielo.


"Juguemos con fuego".


Aquella fue la frase que utilizó y que Todoroki tenía en la cabeza. Era exactamente eso, una batalla de fuego. Su padre... él mismo y ese extraño villano con fuego azul.


- No está envenenado – susurró Todoroki, viendo la sonrisa burlona de Dabi.


- ¿De qué me serviría tu cadáver? Sólo estás vivo porque te necesito hasta que tu querido papá aparezca por aquí.


- ¡No vuelvas a decir eso! – gruñó con enfado Todoroki.


¡Odiaba a su padre! Decir algo tan grotesco y burlón como "tu querido papá" era sumamente detestable. Le hacía tener arcadas sólo con pensar en cómo su familia le había tratado. Bastante tenía que cargar ya cada vez que se referían a él como "El hijo de Endevour"


- Ohhhh – sonrió - ¿Problemas con papá?


- Deja de decir esa palabra – se enfadó aún más, frunciendo el ceño.


Por fin obtenía algo de información del rehén. Por la forma en que fruncía el ceño y cómo apretaba el puño pese a la debilidad que debía sentir, se daba cuenta de que la relación familiar no era en absoluto buena. El impasible Todoroki Shoto podía mostrar algún sentimiento si sabías dónde presionarle. Eso hizo que Dabi sonriera.


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