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EL EXTRAÑO SANGUINARIO por juda

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Las siguientes noches se dedicó a merodear por el lugar.

Era tal como Jerónimo le había dicho, sus amigos se comportaban como sus protectores. Entraban y salían de su casa hasta cuando el pelinegro no se encontraba dentro. Le llevaban comida, se fijaban si tenía abrigo cuando el día era demasiado frío.

El rubio vivía solo, pero un pálido casi siempre andaba rondando la casa, recién la tercera noche de andar por los techos, supo que era Raul... el otro policía.

En una ocasión apareció un flaco que siempre sonreía, bajó del auto con un maletín y revisó al pelinegro. Era el médico: Nicolás. 

Por último, la cuarta noche, llegó un hombre alto de tez bronceada a la casa del cocinero. Tomás no podía entrar a las casas, pero sí podía adherirse a las paredes y escuchar lo que decían por todas las ventanas. El cocinero y el de tez bronceada tenían algo. Sintió besos y gemidos, luego la charla post coital lo sacó de las dudas, Daniel le preguntó por los casos en el juzgado. El último amigo de Jerónimo: el juez Francisco.

La quinta noche no pudo ir para hacer su recorrido por las casas de Jerónimo y sus amigos porque Carlos le pidió que descansara. Que la seguridad del grupo recaía sobre los cinco que quedaban y no solo sobre su espalda. Pero Tomás se negaba a mandar a alguno de sus otros hermanos para averiguar, estaba convencido que entre esos hombres estaba el asesino y si descubrían a uno más de sus hermanos y lo mataban... no se lo perdonaría.

Necesitaba encontrar quien era el asesino y como los habían descubierto!!!

Tenía una teoría y la comprobaría en unos cuantos días, faltaba muy poco para la noche de la comida en la comisaría. Estaba convencido que ahí los habían marcado de alguna forma para luego seguirlos y descubrir quienes eran dentro de la sociedad.

Aunque por la forma en que Pablo lo había mirado esa noche sin alterarse le daba la pauta que los iban descubriendo uno por vez, es decir que ellos no sabían que él era un vampiro. Al menos no aun.

Le prometió a Carlos descansar y un viernes a la noche salieron a pasear. Se sentaron en un bar y aunque pidieron un café para ambos, ninguno de los dos lo tomó. El cometido era distenderse, mirar la noche, disfrutarla, observar a los humanos en sus mundos de ignorancia.

***

Jerónimo había invitado tres noches casi seguidas a Sandra.

Aun estaba ofendido porque cierto castaño se había negado a ser cogido por él. 

"Imbécil. Frígido."

Eso le pasaba por meterse con hombres con alma de viejo. Tomás no sabía de lo que se perdía, por eso se había negado. 

Debería estar estudiando como demente, se le venían encima los parciales, pero no podía sacárselo de la cabeza. Habían tenido una cogida monumental y creyó que hubo algún tipo de conexión. Pero conexión las pelotas!! Por eso estaba de nuevo con Sandra al lado. Al menos la desesperación de ella por tenerlo entre sus piernas le hacía olvidar que lo habían despreciado.

-Tomamos batido y comemos donas? -preguntó ella colgándose de su cuello, Jerónimo la tomó por la cintura para que no cayeran los dos, la besó y la puso a su lado para seguir caminando.

-Sandra, necesito que paguemos entre los dos. Tenme piedad, soy un pobre alumno que come gracias a que tiene un par de amigos que se acuerdan de su pobre alma desnutrida.

-De desnutrido no tienes nada. Tu madre te envía dinero!

-Pero para la universidad!

-Y para alimentarte también!

-Justamente! para alimentarme! y lo estoy gastando contigo.

Ella se paró y levantó una ceja.

-Qué quieres decir? que no lo valgo?

-No te enojes. No quiero ofenderte. Vales cada centavo... pero tenme piedad.

-Está bien, pagaremos entre los dos! -se quejó la mujer mientras lo obligaba a cruzar la calle.

El lugar quedaba en la esquina, pero a mitad de cuadra pasaron por un bar y Jerónimo, aburrido, miró hacia dentro. La muchacha le contaba vaya a saber qué cosa y él estaba un poco cansado de tanta chachara sobre sus amigas.

Se detuvo con los ojos inmensos.

Ella siguió caminando un metro más hasta que se dio cuenta de que iba sola y cuando se percató de su ausencia, regresó.

-Qué pasa? -preguntó mirando hacia dentro.

-¿No preferirías tomar un café en lugar de un batido? -cuestionó el pelinegro tomándola de la mano y haciéndola entrar.

Sandra renegaba, a ella le gustaban los lugares de moda, con gente joven y bonita donde poder lucir su rostro, su cuerpo y sus acompañantes. Ese bar parecía cosa de viejos, es más... qué clase de música tenían puesta???? eso era jazz??? puajjjj que puto asco!!!

-Jerónimo que mierda es esto? -preguntó cuando él la hizo sentar y ella observó a su alrededor con la nariz arrugada.

-Dos cafés por favor -pidió Jerónimo cuando el mesero de camisa blanca y corbata se acercó.

-No, no, no! tiene batidos?

El hombre asintió y le dio la carta para nombrarle todos los sabores que tenían.

Eran sofisticados y había algunos que no daban más de tan sanos. Ella no quería nada sano.

Eligió el que menos nombre raro tenía y observó a Jerónimo que estaba sentado, con las piernas y brazos cruzados, duro como piedra y la mandíbula a punto de estallar de tan apretada que la tenía. Miraba sin disimulo hacia la mesa que tenían en frente. Ella desvió los ojos hacia ese lugar: era solo una pareja de hombres adultos, vestidos como todos los viejos del lugar, de traje y corbata. Conversaban tranquilos. Uno de cabello oscuro les daba la espalda pero el castaño de sonrisa amplia estaba de frente a ellos, aunque tan concentrado en la charla que tenía con su acompañante que no se había percatado de la presencia de Jerónimo.

-Quienes son? -preguntó en voz baja.

-Un tipo que me debe dinero -contestó Jerónimo sin sacar los ojos de encima.

El hombre de cabello oscuro puso la mano en la mesa, la extendió y el castaño de sonrisa amplia la tomó y la besó. Parecían esas parejas de viejos que estaban casados de toda la vida.

Ese no era un ligue de Tomás... eso parecía más bien un novio!!!

-Cuanto te debe y de qué? -volvió a preguntar ella en apenas un susurro.

Jerónimo ahora se movía intentado llamar la atención del castaño, tosía, carraspeaba... pero nada, el imbécil que se había negado a que lo cogiera seguía embobado en el otro imbécil vestido como él.

Jerónimo miró el celular de ella sobre la mesa, lo alzó y le preguntó.

-Son de los irrompibles?

-Qué?

-Si son de los irrompibles.

Y a ella se le iluminaron los ojitos.

-Si, mi papi me lo regaló este mes, mira, te mostraré...

Pero Jerónimo no la dejó terminar... lo arrojó al piso con tanta fuerza que el ruido hizo eco en el lugar.

-OH! LO SIENTO! -gritó el pelinegro levantándolo y cuando volvió a mirar hacia la mesa: el hombre de cabello negro miraba la escena sonriente y el castaño lo observaba con los ojos inmensos.

BINGO!

Se sentó con una sonrisa de costado, sin sacarle los ojos de encima. 

Tanteó a su lado metiéndole el dedo en el ojo a Sandra y cuando encontró su cuello la atrajo hacia él sin importarle que ella gritaba con el ojo cerrado y la besó con furia, metiendo la lengua de manera grosera mientras de costado observaba la reacción del castaño.

Tomás elevó las cejas, sacó su billetera, puso dinero sobre la mesa y se levantó. El hombre de cabello negro seguía conversando y Tomás le sonrió a su hombre cuando aparentemente le contaba algo gracioso. Salieron los dos caminando juntos, al llegar a la vereda Carlos lo abrazó por la cintura y desaparecieron de su rango de visión.

Sandra aun tenía un ojo cerrado y Jerónimo la lengua afuera, solo la punta metida entre los labios de ella.

QUE MIERDA HABÍA SIDO ESO?

Es decir que ese hijo de puta no solo había despreciado su polla sino que también le había mentido??? 

Pensó que Tomás era un acosador que estaba obnubilado por su belleza pero de eso nada... ese infeliz, imbécil, frígido de mierda había jugado con él!

El mesero trajo su café y cuando hizo el primer trago casi se le cae la faringe de tan asqueroso que estaba.


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