Mateo trabajaba en uno de esos lugares para jóvenes.
Abría todas las noches y vendían tragos de colores y porquerías que los adolescentes comían con ganas.
El niño era el más afectado por las muertes de sus hermanos y Tomás no lo había visto bien. Andaba triste y demacrado. Creía que ni siquiera dormía correctamente así que antes de hacer su rutina de seguimiento, llevó a Carlos a la casa y fue a ver al pequeño.
Se cambió en el auto, luego de la última cita con Jerónimo se había comprado una remera negra con el logo de un grupo de rock y un jean gastado. No sabía muy bien porqué lo había hecho, pero en ese momento veía la ocasión de usarla... aunque prefería que Carlos no se enterara que ahora se vestía como un crío.
Manejó hasta el lugar intentando no pensar en Jerónimo besando a la rubia. Ya lo había visto salir con ella varias veces en la semana y aunque estaba decidido a que aquello no lo afectara porque el humano era solo la vía para encontrar al asesino... sencillamente no podía.
Mateo era uno de los últimos humanos en ser convertidos en vampiro. Como monstruo llevaba apenas 60 años, fue la época en la que se hicieron arreglos secretos con el gobierno: ellos se encargaban de darles alimento y los vampiros dejaban de atacar a la población y de crear más seres como ellos.
Carlos ya había tenido un encuentro con el gobernador y le había advertido que si se enteraban que era el gobierno el que los estaba matando... volverían a la cacería. El hombre le juró que iniciaría una investigación personal para dar con el asesino y le aseguró que no tenían nada que ver con las muertes.
Tomás no le creía, pero no podía decir mucho más: Carlos era el mayor y el líder del clan.
Ingresó al local y se sentó en la barra, observó al niño ir y venir con los tragos de colores. Con esa playera tan grande y esos pantalones negros holgados parecía aun más pequeño de lo que era. Lo habían convertido cuando tenía 17 años y mientras lo veía ir y volver con los ojitos tristes y asustados, le habría dado muchos años menos.
Se animó al verlo, le sonrió a la distancia y a los 5 minutos le acercó un vaso con agua.
-Tomás!!! qué haces aquí? casi no te reconozco con esa ropa!!
-No recordaba a que hora salías. Vine a buscarte.
-No es necesario!! puedo volver a casa solo, vine en mi súper veloz bicicleta -respondió achinando los ojos ante una sonrisa triste y Tomás lo observó.
-A que hora sales?
-Aun me faltan unas tres horas.
-Ok. Vendré a buscarte y volveremos en mi auto.
-No es necesario...
-Vendré a buscarte -insistió, y vio alivio en los ojos del pequeño asustado.
-Ok! Gracias!!! -respondió y Tomás le apretó la mano cuando sintió que la voz del niño quiso romperse.
-Cuando lo atrapemos todo volverá a la normalidad. -le prometió el mayor y el mentón del niño tembló por unos segundos antes de afirmar con el rostro y girar para seguir con su trabajo, si decía una palabra más, seguramente lloraría.
Salió del local y casi choca a Jerónimo. El pelinegro caminaba ligero y ella le iba gritando.
Los siguió.
La fémina le recriminaba lo que había sucedido y exigía que le dijera quien era el tipo del traje pero Jerónimo se mantenía serio y miraba en otra dirección.
-Me usaste para darle celos a alguien más, Jerónimo? -gritó la mujer pegándole con la palma de la mano en la espalda y el pelinegro suspiró aburrido. -Eres un hijo de puta. Me llevas a un lugar de mierda y encima me usas. Ya no permitiré que me toques ni un pelo!!
-Está bien, Sandra. Pero camina más rápido, te acompañaré hasta tu casa, necesito ir a dormir, mañana tengo parcial.
La mujer apuró el paso y cuando doblaron en la esquina, ella seguía recriminándole.
Tomás regresó al local donde trabajaba Mateo e hizo un pedido.
***
Sandra entró furiosa a la casa, lo primero que hizo fue borrar de su agenda al pelinegro y mientras se desvestía y se metía en la ducha twitteo que estaba podrida de los hombres que no tenían ni las bolas ni el caudal económico como para mantener una relación con ella.
Etiquetó a Jerónimo y sonrió.
Estaba por ir a su cama cuando golpearon la puerta. Era tarde... muy tarde.
Se acercó a la mirilla y espió: había un castaño con una gorra de "Insanity", un lugar que vendía comida y bebidas, muy de moda en ese momento.
-Qué quieres? -chilló ella y el muchacho levantó un paquete para que pudiera verlo.
-Estoy haciendo una entrega. Un muchacho hizo un pedido y se lo envía en son de paz. -dijo él -perdón por la hora, soy de Insanity pero nos dijeron que en esta casa estarían esperando el pedido.
Sandra abrió divertida, esperaba que Jerónimo le hubiese enviado una cena que constara de algo más que una mísera hamburguesa: el paquete era grande.
Ella lo agarró y estaba por cerrar la puerta cuando el muchacho puso la mano en el medio.
-Necesito que firme la factura, señorita. Es para constatar que lo recibió.
Ella dejó abierta la puerta y se dirigió a la mesa.
-Permiso señorita, puedo pasar? mi gorra cayó dentro -le dijo el muchacho, ella volteó y en efecto la prenda estaba a unos pasos de distancia. Sonrió complacida, era un muchacho muy educado.
-Pasa! -le respondió... y Tomás ingresó con una sonrisa de costado.
***
Jerónimo dormía inquieto. Soñaba que lo observaban. Soñaba que un monstruo de ojos plateados no dejaba de mirarlo y aunque él corría por medio de un bosque cerrado y oscuro... nunca dejaba de ser observado.
Tomás estaba adherido al techo, como cada noche desde la última cita, inmóvil, mirándolo dormir.
Se mentía que era para vigilar que no saliera con cuchillos, pero en realidad tenía la necesidad inefable de escucharlo respirar.
Salió del dormitorio y fue al techo, sacó el celular y le mandó un mensaje:
"necesitamos hablar"
Jerónimo se sobresaltó cuando escuchó el sonido de notificación, semidormido tomó el aparato y miró: TOMÁS!!! su orgullo no le había dejado escribirle pero ansiaba tanto un mensaje de él!!
Se sentó en la cama pasándose varias veces la mano por la cara para despabilarse.
"Recién ahora quieres hablar? Hace una semana que no nos vemos y justo ahora quieres hablar? Justo ahora que te descubrí? No había necesidad de que me mintieras, era solo sexo"
"tienes derecho a estar molesto conmigo"
"ya lo sé! no soy un histérico que se encabrona por nada"
"te extraño"
Jerónimo elevó el labio inferior en un mohín de tristeza.
"Ese era tu novio?"
Tomás se removió el cabello frustrado y se cambió de rama hacia una más alta.
"Si"
"Por qué no me lo dijiste?"
"Porque había sido solo una cogida. Justamente por eso. Pero no pensé que tendría necesidad de seguir viéndote"
"Hace mucho que estás con él?"
"si"
El sí le dolió en el centro del pecho al pelinegro. Se levantó y caminó por la casa sin saber qué hacer. Por norma no se metía con gente que estuviera comprometida. Ser el tercero siempre era una puta equivocación.
Tomás miró un rato el celular y como no obtuvo más respuesta estaba por guardarlo para irse cuando volvió a vibrar.
"yo también te extraño"
Miró el reloj, aun faltaban dos horas para buscar a Mateo.
"estoy cerca de tu casa"
La respuesta esta vez no tardó.
"ven!"