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EL EXTRAÑO SANGUINARIO por juda

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Saltaba de árbol en árbol temblando: el primer mensaje, el que recibió cuando estaba embobado con el cuerpo de Jerónimo y que apartó para que nadie lo molestara... había sido de Isabel pidiéndole ayuda: Sentía ruidos afuera y temía salir de su cripta.

Si le había sucedido algo a su hermana, sería su culpa.

Llegó al viejo cementerio y sin bajar de los árboles miró alrededor en silencio, conteniendo el aire.

Un quejido!

Salto a un árbol que había hacia su derecha a una distancia de 7 metros.

Nada.

Cerró los ojos y se concentró en los sonidos, ralentizó sus propios latidos para que todos sus sentidos fueran redirigidos al exterior.

Un jadeo fuerte y el olor humano hacia el oeste y sur! Subió unos 3 metros más adherido al tronco hasta que logró ver el movimiento de ramas en el monte que circundaba el cementerio abandonado. Saltó de árbol en árbol hasta quedar frente al monte y luego corrió por entre la vegetación siguiendo el sonido de los quejidos. 

Eran quejidos de lucha y uno de ellos pertenecía a la voz de Isabel, les estaba dando batalla!!! 

A quien sea que la estuviera atacando... Isabel le daba pelea y no se rendía!!

Se raspó todos los brazos por entre las plantas espinosas y cuando llegó a un claro la encontró  tirada y a dos hombres vestidos de negro que huían. Lo habían escuchado llegar y los muy hijos de puta escapaban. Gritó idiotizado por el odio y corrió tras ellos, se dirigían a la carretera. Se metió de nuevo en medio de la vegetación pero esta vez fue más sencillo seguirlos, iban dejando un rastro de olor a miedo y adrenalina.

-LOS MATAREEEEE!! -gruñó Tomás, pero a los 10 segundos desde un lateral del monte, una pala le dio de lleno en el pecho. Cayó de espaldas. Por la espesura de las plantas surgió un hombre vestido de negro con un pasamontaña cubriéndole la cara ("el mismo que usan los policías" pensó). El hombre levantó en alto la pala para golpearlo en el rostro y Tomás lo pateó en las rodillas. Cuando el intruso cayó de costado se levantó para tirársele encima pero el segundo hombre apareció por la izquierda y le roció en la cara un líquido que le quemó los ojos.

La bestia bramó enloquecida de dolor. Tenía los colmillos tan largos que sobrepasaban el mentón. La cara se le había desfigurado por el odio, tenía tan poco de humano que su apariencia rozaba lo surrealista. Era un humanoide con rasgos distorsionados que se mezclaban con el de un animal.

Los hombres aprovecharon para huir y Tomás escuchó el ruido del motor de un auto.

Se quedó de rodillas, gimiendo, con las manos en la cara quemada sintiendo como su organismo luchaba por reconstituir la zona afectada.

Estaba usando toda la fuerza que había obtenido tras la cena en la reparación de su cuerpo. Cayó de costado y la respiración se ralentizó hasta casi desaparecer.

***

Al abrir los ojos nuevamente estaba en una cripta y Mateo lo miraba asustado. Intentó sentarse pero no pudo.

-Tranquilo -susurró Mateo -Carlos fue a buscar sangre para que te recuperes.

-Isabel?

-Está muy golpeada y quemada. Tiene un importante corte en la garganta, si no hubieses llegado a tiempo la habrían decapitado. Luchó como una guerrera. Nos contó que uno de ellos está herido.

-Ayúdame. Necesito verla.

-No deberías...

-Niño!!! ayúdame! -ordenó con los ojos casi rojos, el rostro estaba prácticamente curado de las quemaduras.

Mateo lo levantó y pasó un brazo por sus hombros para llevarlo a la siguiente cripta. 

Ella reposaba sobre la tierra de una tumba. Sus congéneres habían cavado dentro de la cripta hasta dar con la tierra sanadora y la mujer estaba tumbada de costado y casi no respiraba, todo su organismo luchaba por la reparación celular. El corte del cuello era grotesco, unos centímetros más y la habrían decapitado. 

Cuando apenas sus músculos se movían en un pequeño acto de inhalación y exhalación podía ver el hueso de la traquea. Estaba profundamente quemada.

-Qué sangre fue a buscar Carlos? -preguntó en un susurro.

-Sangre animal.

-Ella no se recuperará con sangre animal, llámalo, en el lado oeste del cementerio hay unas pocas chozas de indigentes. Tiene que traer a un humano o ella no sobrevivirá -siseó, y Mateo lo miró aterrado.

-Pero y el trato con los humanos?

-Mateo... Isabel se nos morirá. -sentenció y el niño lo dejó apoyado en una mesa de mármol antigua cubierta de arañas para poder correr en busca del mayor.

La mujer se quejó angustiada cuando lo escuchó acercarse, sin poder abrir los ojos.

-Soy yo, tranquilízate -le susurró y ella intentó sonreír.

-No lo lograron -gimió con voz grave, se producían burbujas de sangre en la herida cuando hablaba.

-Lo sé. Ya traerán alimento sanador, aguanta.

-Estoy bien.

-Descansa, Isabel!

-Uno de ellos está herido en el hombro, le clavé las uñas -volvió a hablar cansada, intentando sonreír, moviendo levemente los dedos de la mano. Tomás los observó, a dos les faltaban las uñas largas. Le acarició la mano y estuvieron compartiendo energía hasta que Carlos apareció unos 15 minutos después con un bebé en brazos.

***

Tomás había recibido una llamada que al parecer era urgente y huyó.

Huyó sin decirle nada, sin darle alguna explicación. Lo vio palidecer y salir corriendo mientras se vestía.

Era lunes a la mañana y había intentado llamarlo varias veces pero el celular daba como si estuviese apagado. Maldecía haberse dejado convencer. No tenía que haber recaído. Tomás era un completo extraño que llegaba y lo cogía sin ofrecerle nada más que sexo y él quería algo más. Se sintió frustrado.

Desayunó sentado en su ventana, con la esperanza de verlo aparecer o que al menos prendiera el celular y le contestara a todos los mensajes que le había dejado.

Cerca de las 11 de la mañana apareció el auto de Nicolás y bajó en la casa de Pablo. Desde donde estaba sentado podía verlo.

Nicolás intentó entrar, no pudo y tocó el timbre.

Atendió Daniel.

Jerónimo frunció el ceño: Nico había ingresado apurado con su maletín de primeros auxilios. ¿Qué estaba sucediendo?

Miró la hora y advirtió que Daniel no se había llegado en toda la mañana. Por estar pensando en el idiota de Tomás había obviado ese detalle.

Se cruzó trotando, llegó hasta la casa de su mayor, quiso entrar y se dio con que nuevamente la puerta estaba con llave. Golpeó. Golpeó una vez y dos también. Pero nadie atendía.

Se asustó un poco. ¿Por qué estaba Daniel en la casa de Pablo?

Vivían en una ciudad pequeña y relativamente tranquila, nunca se había preocupado porque Pablo o Raul fueran policías y estuvieran de noche exponiendo sus vidas.

Se arrepentía. 

Tal vez era como Dany decía y él se dedicaba a vivir la vida como si todo girara en torno a él. ¿Cómo no pensó en la seguridad de sus mayores? Rodeó la casa y golpeó la ventana de la habitación de su amigo mayor. Escuchaba a Daniel y Nicolás hablar y a Pablo quejarse.

-DANY!!! -gritó y los escuchó bajar las voces.

-Jerónimo ya iré a darte el almuerzo, regresa a tu casa -respondió Daniel sin abrir la ventana y Jerónimo se asustó aun más.

-Vi entrar a Nico... ¿qué pasa? ¿Pablo está bien? abre la ventana, quiero verlo.

Murmullos.

Parecía que no estaban seguros de hacerlo entrar y supo con total seguridad de que a Pablo le había pasado algo grave!! Retrocedió mirando la parte trasera de la casa, la otra habitación tenía también la ventana cerrada pero por ahí entraría les gustara o no. 

No quería hacer mucho ruido con las persianas de la habitación de Pablo porque no sabía que tan mal estaba.

Corrió hacia la otra ventana, tomó una pala que había tirada en ese sector y usándolo como palanca logró romper la perilla que la trababa y pudo ingresar. En el corredor se topó con Daniel que llegaba corriendo, evitó su cuerpo tirándose hacia la derecha y cuando Dany se inclinó hacia ese lado, se fue por la izquierda.

No pudo ingresar al cuarto. Quedó sin aire en el marco de la puerta, la escena lo dejó helado: Pablo estaba tirado en la cama manchada con sangre, tenía el pecho descubierto y unas líneas paralelas gruesas y profundas como el arañazo de un animal grande le cruzaba desde el hombro hasta cerca del codo.

Nicolas estaba sobre él... suturando.


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