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EL EXTRAÑO SANGUINARIO por juda

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-Qué pasó? -susurró aterrado.

-Lo atacaron -respondió Daniel desde atrás.

-¿Por qué está aquí y no en el hospital? 

-Según él fue atacado por un animal salvaje y si en la comisaría se enteran que estuvo rastreando por el monte a unos hombres violentos que se escaparon de la comisaría en su turno, tendrá problemas.

Retrocedió cuando Nicolás introdujo la aguja y Pablo se quejó con los ojos cerrados fuertemente. Tenía la piel pálida.

-Pero es inspector en jefe, tantos problemas puede llegar a tener?

-Justamente por eso, es el superior. El castigo recaerá sobre él.

-Y Raul?

-Pablo no quiere que se entere.

Nuevo quejido del rubio en medio de un llanto fuerte y Jerónimo retrocedió otro paso, no estaba acostumbrado a ver a sus mayores sufriendo. Ellos siempre habían sido como su modelo a seguir: fuertes, correctos, casi irrompibles, casi inhumanos, casi súper héroes. ¿Dónde había estado viviendo todo ese tiempo que recién se percataba que también podían ser heridos y correr riesgo de muerte?

Pablo largó otro grito y con el brazo sano se tapó el rostro para llorar. Nicolás seguía suturando, la herida era monstruosa y Jerónimo no estaba seguro que fuera lo correcto tratarlo en la casa, había mucha sangre sobre esas sábanas.

***

-Traeré sangre, hay que hacerle una transfusión -susurró Nicolás viendo de reojo a Jerónimo sentado a la mesa con la cabeza entre las manos. -Aunque debería estar internado. Debo canalizar la vena, ponerle suero y antibióticos. ¿Qué tipo de animal lo atacó?

-No sé!!! es lo único que me dijo!!! me asusté cuando llegó así. No hacía otra cosa que repetir que no podía ir al hospital. Estoy asustado.

-Tranquilízate, que Jerónimo no te note alterado. Pablo dormirá, ya regresaré. Tenemos que cambiar el colchón está ensangrentado. ¿Raul sabe?

Daniel negó con la cabeza, los ojos brillantes intentando no llorar.

-Nos va a matar si lo descubre en ese estado y sabe que no lo llamamos. Deberíamos decirle.

-Me dijo que nadie debía enterarse! -volvió a susurrar acercándose aun más a él, temiendo que Jerónimo escuchara -se lo notaba con miedo!

-¿Y qué le diremos a Raul cuando no lo encuentre en la estación de policía y venga hacia aquí? Daniel... debemos decírselo.

Daniel miró inseguro hacia Pablo que ahora estaba acostado sobre el lado del colchón que no tenía sangre y dudó.

-Tienes razón. Él nos ayudará.

Nicolas se fue. 

Daniel realizó la llamada y Raul estuvo ahí en 5 minutos. Le gritó tanto por no haberlo llamado apenas llegó Pablo en ese estado, que Pablo despertó.

El rubio escuchó el griterío: Dany intentaba explicar que no sabía qué hacer, Raul lo increpaba y Jerónimo defendía a Daniel. Quedaron en silencio cuando los ojos de Daniel casi colapsaron mirando hacia el cuarto; cuando los otros dos giraron descubrieron a Pablo, sostenido por las paredes, mirándolos.

Raul corrió hacia él cuando el cuerpo del rubio se deslizó hacia abajo al perder el conocimiento.

***

-Estás convaleciente.

-No, ya no. Estoy bien.

Una fina linea de luz entraba por la puerta de la cripta y ellos dos estaban parados lejos del peligro.

-Donde buscarás? es peligroso.

-NOSOTROS SOMOS PELIGROSOS -gritó Tomás, y Carlos retrocedió un paso. -Está mal herido, es el momento justo para buscarlo. Lo encontraré. Tenemos solo dos putos hospitales en la ciudad, debe estar en uno de ellos. -sentenció dirigiéndose a un costado de un ataúd viejo y roto para sacar un pequeño bolso. 

Adentro poseía varios documentos de identidad y placas falsas, hizo a un lado la que había usado con el logotipo del FBI cuando se presentó ante Jerónimo y en el fondo encontró un pase con su foto y el nombre de un médico.

***

Pablo abrió los ojos y quedó mirando el rostro mojado de Raul.

-No llores.

-Tenemos que ir a un hospital.

Negó con la cabeza.

-Esa herida puede infectarse. ¿Qué tipo de animal te atacó?

Pablo se mantuvo en silencio.

-Hablaré con Nicolás, deben internarte -jadeó mientras sacaba tembloroso el celular y Pablo le puso una mano en el aparato.

-Los seguí. Uno de ellos me atacó. Estoy seguro que me buscarán en los hospitales, saben que estoy mal herido.

-LOS SEGUISTE? -bramó Raul poniéndose de pie -ESTÁS LOCO?? 

Se quedó parado respirando agitado mientras inspeccionaba el rostro demacrado del hombre que amaba y que ahora yacía en esa cama sin saber si pasaría la noche o se le moriría, se le escaparía de su vida.

Frunció el ceño. Ya no hacía ni el intento por limpiarse el rostro mojado continuamente por el llanto silencioso.

-DIME QUE NO ERES TÚ EL QUE LOS ESTÁ MATANDO. PABLO DIME QUE NO ERES TU!!!

El rubio ahora lloraba. Negó con la cabeza.

-No los estoy matando. Sólo necesitaba saber donde se escondían. Ahora ya lo sé. Viven en un cementerio abandonado.

Raul lo miraba sin pestañear, lo conocía, sabía que era un hombre duro, correcto, que odiaba a esos monstruos que se creían con el derecho de tomar vidas para seguir con las suyas. 

Tenía sus dudas, rezaba porque no fuera Pablo pero... le miró la sutura en la herida monstruosa y se tapó el rostro para llorar: ahora sabía que Pablo era el culpable. Que Pablo en busca de liberar a los hombres de los monstruos, había acabado por convertirse en un monstruo asesino también.

***

Mateo se negaba a abandonar su trabajo así que Tomás lo llevó y luego se dirigió al hospital.

No le cabían dudas que el atacante era un policía, tenía que averiguar como hacían para encontrarlos... ¿les pondrían algo en la comida? Recordó que uno de ellos le había tocado la espalda. Aspiró aire asustado: ¿le habrían puesto algún rastreador? Se buscó el celular en los bolsillos para llamar a Carlos y que quemara la ropa que había llevado puesta... pero no lo encontró. 

Seguramente en la lucha lo había perdido. 

Pensó en Jerónimo, se había ido apurado mientras el niño le preguntaba asustado que sucedía. Si el niño intentaba comunicarse con él no podría. Extrañó su tacto. Ahora que se sentía perdido, que el odio y la impotencia lo estaban enloqueciendo, extrañaba su abrazo.

Se fue hacia una zona oscura y estuvo atento a la gente. Un muchacho estaba apoyado en un árbol mientras sonreía tranquilo mirando su celular.

Tomás subió al arbusto que estaba junto a él y desde ahí comenzó a saltar de copa en copa hasta llegar a la indicada. El muchacho elevó el rostro cuando escuchó ruido de ramas y frunció el ceño cuando en la negrura vio dos luces rojas. Volteó para observar bien qué era lo que despedía esa luz y pegó un alarido cuando las luces se convirtieron en ojos y una boca inmensa con dos colmillos amarillos e impotentes se le abalanzaron en medio de un gruñido desgarrador. 

Tiró el celular y huyó desesperado.

El monstruo demoró 2 segundos en bajar, alzar el aparato y regresar a las alturas.

Ningún otro humano presenció el robo.

***

-Carlos!

-Tomás???

-Perdí mi celular, tuve que pedir prestado uno. En la comisaría un policía me tocó el hombro cuando ingresábamos.

-Si. Lo recuerdo.

-¿Y  si me pusieron algo?

-¿Algo como qué?

-Un rastreador, Carlos!!! no creo que nos hayan descubierto por pura suerte. Tienes que quemar mi ropa y deben irse de ahí! Ya saben que nos ocultamos en ese cementerio.

-¿A donde iremos? Isabel todavía está mal.

Tomás miró hacia el hospital, había revisado cada habitación del condenado nosocomio sin encontrar algún hombre que tuviera una herida consistente con el arañazo de la garra de su hermana.

Le faltaba buscar en el otro hospital que estaba en el lado este de la ciudad... pero ésto era más importante.

-Preparen todo, guarden tierra en un frasco para esparcirla en la cama y que ella se cure más rápido. Pasaremos la noche en nuestra casa.

-Vendrás?

-Si. Los buscaré y los llevaremos. Iré en la camioneta, luego buscaré a Mateo.

Cuando Tomás abandonó definitivamente el hospital por el lateral derecho, por el izquierdo llegaba el automóvil de Raul con Pablo, Daniel y Jerónimo junto a él.

Nadie haría daño a Pablo, le pondría vigilancia policial las 24 hs si fuera necesario, pero su hombre no se le moriría en una cama ensangrentada.

-Nicolás, estamos llegando -le dijo por el celular y Nicolás bajó con varias enfermeras para esperarlo. Tenía listo el quirófano y a un cirujano amigo que revisaría la herida e intervendría quirúrgicamente si fuera necesario.


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