La morgue quedaba en el cuarto piso del hospital, un cristal se hizo añicos y un hombre lo atravesó.
Cayó en mitad del corredor espantando a dos enfermeras.
Las mujeres quisieron huir aterrorizadas por el semblante del extraño de ojos rojos pero Tomás fue más ligero, se abalanzó sobre una de ellos, la tiró y se puso encima.
-Dónde está el dr. Nicolás, el que hizo la autopsia a la nueva víctima -bramó con una voz grave e inhumana.
La muchacha chillaba llorando a los gritos y la otra que había quedado estática al fina del corredor, le gritó
-No le hagas daño, por favor.
-Dónde está el dr. Nicolás! -volvió a gruñir y las dos señalaron el pasillo.
-Al final, doblas a la derecha, ahí encontrarás una puerta amplia de metal con código, ingresa el 130613 -gimió la que estaba lejos y Tomás se levantó raudo para ir directamente a ese lugar.
Encontró la puerta, ingresó el número y se activó un sonido que le anunciaba que podía entrar.
Hizo cinco pasos a un ambiente iluminado, estaba frío.
Dentro estaba muy frío.
En el centro del recinto, sobre una mesa de metal descansaba un cuerpo cubierto con una manta blanca.
Lo destapó despacio.
Mateo dormía.
Su rostro no mostraba miedo ni angustia, solo paz.
Deslizó un poco más la manta y vio el cuello cosido.
No. Mateo no dormía. Tomás se llevó una mano a la cara y aspiró fuerte, entrecortado, ahogado por el llanto... Mateo estaba muerto.
Una puerta se abrió en un lateral y escuchó un paso y luego una voz.
-Disculpe, quien es usted y cómo entró aquí?
Tomás giró, hipó desgarrado por el dolor, se limpió los ojos y lo observó... era Nicolás y llegaba con una bandeja llena de bisturíes. Los miró detenidamente... ¿ese era el hombre que andaba con el tatuado? Ese hombre sabía manipular objetos punzocortantes!
Abrió grande la boca cuando los colmillos le perforaron las encías haciendo su acto de presentación y los ojos refulgieron en un rojo sangre.
Nicolás tiró la bandeja y gritó cuando el monstruo se le abalanzó.
***
Los periodistas apostados en la entrada del hospital esperando nuevas noticias se agolparon en el portón cuando vieron a enfermeras y médicos salir corriendo. Muchos ayudaban a enfermos y gente que estaba internada. Todos huían llenos de pánico.
Los periodistas les cortaron el paso, los llenaron de micrófonos y cámaras intentando saber qué sucedía.
-DANIEL!!! -gritó Jerónimo que aun seguía sentado en el sofá intentando contactarse con Tomás.
-Qué? -respondió el mayor desde la cocina mientras preparaba un té para ambos.
-Algo pasa en el hospital!!!
Y Daniel apareció despacio, con miedo, y miró el televisor.
"Qué sucede, señora? por qué abandonan el hospital?" chilló una periodista parando por el brazo a un par de enfermeras que intentaban huir.
"Hay un tipo adentro, entró atravesando el vidrio de una ventana del cuarto piso. Es un loco, no sé como subió."
"es un monstruo" gritó la otra.
"está adentro?" volvió a cuestionar la periodista sin dejarlas escapar, la cámara hizo un acercamiento a los ventanales de los pisos superiores.
"Sí, está adentro y tiene como rehén el doctor Nicolás!"
Jerónimo se paró, aterrado.
La mano de Daniel tembló cuando su celular comenzó a sonar.
***
-Dany!
-Fran qué pasó?
-Recibí una llamada de Nicolás. Está en la morgue, lo tiene retenido uno de los monstruos. Cuando me habló se notaba que estaba siendo coaccionado por la bestia. Quiere que estemos ahí Raul, Pablo y yo.
-Qué? Cómo sabe de nosotros?
-No sé, voy en el auto con los chicos.
-QUÉ? FRANCISCO, NO! DÓNDE ESTÁS? YO IRÉ CONTIGO!
-No Dany. Nos quiere solo a los 4. Estamos llegando.
Daniel escuchó la voz de Raul pidiéndole que se apurara, Fran aspiró aire con fuerza, el suspiro tembló en el micrófono del celular, parecía a punto de llorar.
-Estoy por entrar Dany...
-NO, FRAN! NO! ESPERAME...
-Dany! me tengo que ir, por favor, déjame hablar. Te llamé porque necesito que sepas que te amo. Adiós.
y colgó.
Eso había sido una despedida.
Francisco no creía que podría salir vivo de allí!
Dany tiró el celular agarrándose del cabello.
-Me tengo que ir -jadeó sin mirar a su niño y Jerónimo corrió, se puso al frente y lo detuvo.
-QUÉ PASA, DANY? POR FAVOR! SON MIS AMIGOS TAMBIÉN! QUÉ PASA?
-Uno de esos monstruos está ahí. Tomó a Nicolás y pide que estén sus amigos. Sabe sobre ellos. Yo también estoy metido en esto, sólo que la bestia no debe saberlo. Yo también merezco estar ahí!
-No entiendo! -lloró Jerónimo.
-Francisco firmaba la sentencia de los presos para ser comidos por las bestias, Pablo y Raul los conducían a la habitación donde morirían en manos de esas mierdas, Nicolás los revisaba y les daba tranquilizantes para que la muerte fuera lo menos dolorosa posible. Siempre aumentaba la dosis con la esperanza que los hombres quedaran dormidos y no sintieran nada. Nicolás era el único que se preocupó por los humanos... eran hombres condenados a muerte pero siempre los trató como eso... como "personas". Yo era el que vaciaba las cápsulas con tranquilizantes y la suplantaba con un pequeño microchip rastreador. Esos hombres iban lúcidos hacia su final.
-Tu?
-Yo tengo entrada al hospital. Dada mi amistad con los chicos, el gobierno me eligió para que fuera el cocinero oficial, yo les preparaba su última cena a los presos condenados a muerte. Yo también estoy metido en ésto... solo que esa bestia no lo sabe. No puedo dejar que mate a mi Francisco. Francisco es inocente! -jadeó tomando a Jerónimo del brazo y conduciéndolo con violencia a su cuarto.
-Qué harás Daniel?
-Francisco es inocente, él no mató a nadie. Mi Francisco es inocente.
Lo empujó con fuerza y Jerónimo cayó en medio de la habitación. Daniel cerró la puerta, le puso llave y salió llorando de la casa.
***
Nicolas estaba sentado y atado en una silla de la morgue, tenía el torso descubierto.
Tomás se paseaba de un lado al otro tomándose de la cabeza... el médico no era el tatuado pero eso no significaba que no hubiese sido el acompañante. Les sacaría la información a la fuerza.
"dónde estás? te vine a buscar. debemos irnos." la voz le llegó de pronto. Tomás se llevó la mano a la frente y casi pierde el equilibrio con un mareo. Carlos estaba usando la telepatía y eso lo desconcentraba. No respondió y se concentró en cerrar la mente.
***
Raul corrió hacia el lugar donde estaba internado Pablo y cuando entró lo encontró preparado.
-Los estaba esperando -susurró pálido, aun débil. Raul se acercó, le besó la frente y sosteniéndolo por la cintura lo ayudó a andar.
Los tres tomaron el ascensor, bajaron en el cuarto piso y se dirigieron a la morgue.
Eran conscientes que tal vez fuera la última noche de sus vidas.
***
Jerónimo saltó la ventana, tomó su bicicleta y pedaleó con velocidad hasta el hospital.
Hizo todas las cortadas posibles y cuando llegó, vio a Daniel estacionando en el lateral derecho del nosocomio. La entrada estaba llena de reporteros y curiosos.
Tiró su bicicleta a un lado y lo siguió en silencio a unos quince pasos de distancia.
Daniel se fue directo hacia la parte trasera del edificio, sacó una llave e ingresó por el sector de carga y descarga de enseres.
Jerónimo cruzó los dedos para que su mayor no hubiese cerrado con llave y tiró todo el aire que retenía cuando el picaporte cedió y la puerta se abrió.