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EL EXTRAÑO SANGUINARIO por juda

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-JEROOOOOO! -gritó Dany y Jerónimo tomó una sábana, se envolvió en ella mientras se bajaba del cuerpo de Tomás y salió corriendo.

Encontró a Daniel dirigiéndose a paso seguro hacia su cuarto.

El pelinegro se apuró y lo detuvo poniéndole una mano en el pecho.

-WOW WOW WOW! A donde se supone que vas?

-Iba a llamarte! -respondió mirándolo con una ceja levantada.

-¿Por qué no golpeas antes de entrar a mi casa?

Dany lo miró entero elevando aun más la ceja.

-¿Y por qué haría tal cosa? Soy tu mayor y vine a alimentarte! Los chicos creen que tus desmayos son porque yo no te alimento y no voy a permitir que crean eso así que prepárate para verme aquí a cada rato; y si no quieres comer, traje un embudo, no te librarás de mi y nadie más volverá a decir que Daniel Ramirez no alimenta a su menor y ¿por qué estás desnudo?

Daniel tenía la costumbre de hablar casi sin respirar cuando estaba molesto pero mientras daba la perorata se dio cuenta del estado del muchacho.

-Jerónimo que estuviste haciendo en ese cuarto? estás con alguien? dime que a este o esta lo conocemos y no te trajiste algún vagabundo extraño de las calles! Pablo nos dijo que hay un loco suelto que está atacando casi todos los meses. Si el próximo en la lista del loco eres tu, los chicos se las arreglarán para echarme la culpa de todo.

Jerónimo le tapó la boca con la mano y se lo llevó arrastrando al salón.

-Daniel, soy mayor, no pueden tratarme como si tuviera 5 años. Ni tu, ni los otros chicos. Gracias por la comida, la guardaré para mañana.

-No Jerónimo!! la comerás ahora!

-Dany estoy por salir a cenar!

Daniel lo observó a la cara y luego a la sábana que tenía encima.

-No creo que estés por salir a comer. Estabas por coger... o ya terminaste?

Jerónimo suspiró rendido, se tocó la frente con la palma de la mano.

-Ya terminé.

-Ok. es él o ella?

-Él.

-Bien, hice mucha comida, dale una sábana al vagabundo y que venga a cenar. Si quieren me pongo yo también un trapo y jugamos a los emperadores romanos pero tu cenarás y yo miraré que te tragues todo lo que hice.

-Daniel!

-No Jerónimo!

-Si me haces pasar vergüenza cambiaré la cerradura de mi casa y ya no podrás entrar nunca más. -amenazó el pelinegro con semblante serio y Daniel dudó.

Se rindió.

El mayor suspiró frustrado y se sentó en un banco mientras jugaba con la tapa de la olla.

-Tienes que entendernos, Jerónimo! te cuidamos desde que eras un crío. Pablo y Raul están asustados por lo que ven en la comisaría y Nico quiere hacerte más estudios médicos. Fran esta mañana rompió su martillito de juez en el juzgado de tan nervioso que anda. Todos estamos pasando por un momento tenso.

-Pero yo no tengo la culpa -respondió Jerónimo en voz baja. Los entendía y los respetaba... pero necesitaba vivir su vida.

-Comerás?

-Comeré.

-Cambiarás la cerradura?

-No. Pero te pediré que golpees antes de entrar.

-Me pides mucho!

-Ok, al menos grita antes de entrar a mi cuarto para no pillarme con el culo al aire.

Daniel lo imaginó y se estremeció de asco ante la imagen mental.

-Ok. Gritaré antes de entrar a tu cuarto.

Dany se levantó cansado y Jerónimo se acercó presuroso y lo abrazó.

-Gracias Dany.

-Ok niño. Ve a vestirte -balbuceó el mayor. 

Era hora de soltar a ese niño, lo estaban martirizando. Salió seguido por Jerónimo hasta el salón. Se despidieron. 

Ninguno de los dos vio al hombre desnudo agazapado en el techo del cuarto contiguo, espiando... los amigos de Jerónimo aparentemente eran dos policías, un juez, un médico... era gente que podía saber de su existencia. Debería averiguar qué tanto sabía Jerónimo del tema vampiros y cual de sus amigos tenía un tatuaje en el torso.

***

Tomás se miró en el espejo con el ceño fruncido. Jerónimo le había puesto un jean gastado con la tela rasgada en varios sitios: rodillas, muslo y el glúteo izquierdo. Giró y se miró el bóxer negro apareciendo por la abertura. Luego retornó la mirada hacia la remera. También estaba rota. Uno de los agujeros le dejaba un pezón al aire. No entendía como los humanos no pasaban frío mostrando tanta piel. Para coronar el atuendo, Jerónimo le puso un abrigo de cuero negro.

Parecía un gangster venido a menos.

-Saldré así a la calle? -le preguntó para cerciorarse que ese mamarracho no fuera una broma.

-No te gusta? te ves sexy!!!

-Y nos dejarán entrar vestidos así al restaurante?

-Restaurante? No sé donde tenías pensado llevarme. Pero yo te guiaré. Tengo antojo de hamburguesa con papas!

Subieron al auto y Jerónimo se sentó en el lugar del copiloto de costado, lo fue guiando mientras le tocaba el rostro, le acariciaba el brazo, el cuello. 

Tener una relación de 200 años con una pareja a veces enfriaba las cosas, hacía mucho que Tomás no estaba con alguien tan cariñoso y no le molestaba. Con Carlos ya no se prodigaban tanta ternura. Los besos fogosos y los encuentros íntimos aguerridos habían ido disminuyendo con los años. Hacía casi 100 que se comportaban como una pareja de abuelos... pero aun así lo amaba.

-¿Por qué siempre estás tan frío? -le preguntó con una sonrisa, acercándose a lamerle el lóbulo de la oreja.

-Porque soy un monstruo de sangre fría -bromeó mientras sentía un hormigueo en toda la columna vertebral ante el aliento caliente de Jerónimo.

Los vampiros tenían el cuerpo con una temperatura muy baja, pero también tenían el instinto de reflexión como arma de defensa. De esa manera cuando estaban en contacto con un humano, podían rápidamente adquirir su calor corporal y mimetizarse con el entorno.

-Tus amigos te cuidan mucho. -le dijo sonriente.

Desde que Jerónimo había ingresado nuevamente a la habitación, el crío intentó a toda costa evitar hablar sobre el intruso que casi se mete en el cuarto y los encuentra en bolas.

-Son tus amigos o hermanos?

-Mis amigos -dijo sonriente. Recordando el semblante de cansancio de Daniel.

-Tienes muchos amigos?

-Mis más cercanos los conoces, acosador! -contestó en medio de una risita aguda -Me dijiste que un amigo tuyo es amigo de Raul. Raul es uno de mis amigos mayores. Otro es Dany, tu lo viste en la fiesta y le mentiste que habías llegado conmigo!

-Oh! si! Raul -respondió asintiendo con la cabeza. No sabía nada sobre Raul. Conversando con vecinos de Jerónimo había logrado averiguar esos nombres pero nada más -El hombre de la espalda ancha es Daniel? Lo que pasa es que estaba desesperado por entrar -contestó mirándolo por un segundo con una sonrisa amplia.

-Mis amigos más cercanos son Daniel, Raul, Pablo, Nicolás y Francisco. Los amo pero también me atormentan. Mis padres me enviaron muy joven a esta ciudad para que estudiara y ellos se autoproclamaron mis cuidadores. Los quiero mucho, los entiendo también... pero a veces me estresan.

-Son estudiantes como tu?

-No!!! Son mayores que tu! Pablo y Raul son inspectores en el departamento de policía, Nico es médico, Fran juez y Dany es cocinero. Así que tengo quien me defienda, quien me cure y quien me alimente -respondió con una carcajada.

Tomás no respondió, siguió conduciendo. Si. Los amigos de Jerónimo eran peligrosos.

Lo miró de reojo.

El niño ahora le comentaba sobre su adolescencia en la escuela y cómo los conoció.

Tenía que saber donde vivía cada uno y lograr encontrar al hombre tatuado.


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