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Media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

¿Como están bellezas? Les vengo a compartir el final de esta historia.

 Quiero agradecerles por seguirla desde su comienzo. Para mi sus mensajes fueron una motivación total a seguir y darle un cierre a esta etapa.

Estoy muy feliz de haber llegado hasta acá y de poder darle este final.

 Espero de corazón que les guste.

Otra cosa: la secuela de este fic se va llamar "MÁS DE MEDIA HORA", en un contexto de reencarnación y en el ámbito de la CIA.

 

¡Sin mas que decir, disfruten!

Si decimos la guerra había culminado, estaríamos mintiendo. Más que culminar, fue un genocidio en toda expresión. Pueblos contra pueblos, disputas por la soberanía de las naciones, falta de recursos y (lo más significativo) la liberación de Paradis hacia el mundo. Un mundo completamente nuevo en el cual quedaba con vida la mitad de su población originaria.

 

¿A qué nos referimos con eso? A Eren Jaeguer.

 

Cumplió su palabra y se vengó de todo aquel que apoyara al pueblo de Marley; y como ocurrió en tiempos anteriores, cayeron muertas personas inocentes.

 

Así era la guerra; un desbalance total entre los inocentes y los verdaderos culpables. Esas cuestiones habían quedado guardadas en el fondo de la consciente de Eren; consciencia que se perdió en medio de las transformaciones y en medio de la sangre que se desparramó por el campo de batalla.

 

Así como se perdieron vidas, se perdieron motivaciones y hasta honores. Acá es donde entra en juego la dignidad de Levi Ackerman.

 

El capitán perdió un ojo y dos falanges intentando retener  a Zeke. Eso no fue lo único que perdió, también se le desvanecieron las motivaciones y la poca vitalidad que tenía mientras descansaba en una carreta de madera con el fin de recuperarse. Dedujo por si mismo que la guerra también le había dejado una notable cicatriz en la cara mientras Hangie lo cocía, limpiaba y cuidaba.

 

No supo cuántas veces perdió y recuperó la consciencia estando en ese estado tan peligroso. Muchas veces creyó estar ya muerto o delirando, porque cada vez que recuperaba la consciencia, se encontraba con personas que creía muertas o al menos en el bando enemigo.

 

Así su cabeza divagó en lo que Levi apostaría como 2 meses.

 

Para cuando pudo mantenerse sentado en la fría madera y no escuchó disparos y gritos a lo lejos, supo que estaban en una indefinible calma. Divisó un fuego pequeño con algunos de sus reclutas sentados alrededor. Le dolía absolutamente todo; desde la falta de sus miembros y media vista hasta la espalda y los pulmones. .. Era cierto, Hangie le había comentado que lo sacó de un lago con barro. Dedujo que era por eso que sentía la opresión doliente en su pecho a la hora de respirar.

 

Le esperaba una larga recuperación; eso ya lo sabía.Cuando quiso acercarse al fuego a tomar calor, sus piernas casi le fallan, y fue acudido al instante por Jean y Connie. Le agradeció a los reclutas por la ayuda, tomó asiento en un tronco húmedo y en segundos Zoe le tapó los hombros con una manta desgarrada para después ofrecerle una taza de té.

Para Ackermann era claro que estaban en un momento de paz, de no ser así ni siquiera tendrían a disposición los utensilios necesarios para saciar el hambre; como la tetera de metal o la bolsa de pan guardada a un costado de la carreta.

 

Se sintió diferente a las primeras veces que se despertó, ya que ahora no buscaba con desesperación la venganza hacia Zeke, sino la pronta recuperación de su cuerpo.

 

Y como el silencio que albergaba entre él y sus compañeros fue demasiado notable, hizo la pregunta que cortó con aquello:

 

-¿Qué pasó hasta ahora?... ¿De qué me tengo que enterar? – interrogó a los camaradas de la 104º y a su comandante.

 

Algunos agacharon la cabeza, otros intentaron ordenar mentalmente las palabras, pero la primera en hablar fue Hangie.

 

-Por el momento ya no estamos en guerra. Igualmente seguimos avanzando hacia los cuarteles oficiales de forma sigilosa en caso de que haya algún soldado de Marley dando vueltas cerca – informó la mujer.-

 

Levi asintió y continuó.

 

-¿ustedes no tienen nada para informarme? – le dijo a los reclutas, dirigiéndose la mirada.

 

-Capitán…  - comenzó Jean – pasaron muchas cosas…

 

-¿Cuantos quedamos de la fuerza armada?

 

-Solo nosotros, capitán – informó Armin, quien hasta ahora se mantenía en pleno silencio.

 

-No me refiero a la Legión, hablo de-

 

-Levi, solo quedamos nosotros en lo que respecta a las tropa Estacionaria, Militar y de Exploración – cortó Zoe.

 

Un frío tajante le entumeció la mano con la que sostenía la taza, y no vomitó de no ser porque su cuerpo ya ni siquiera respondía a las señales nerviosas con efectividad.

 

-… ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? – preguntó con desconfianza.

 

-Dos meses y medio, Capitán – afirmó Armin.

 

Otra vez el puto silencio que tanto odiaba Ackerman se acentuó en la ronda frente a las llamas; y no quiso esperar más por saber.

 

-¿Qué pasó con Eren? – preguntó observando la danza amorfa del fuego, y se preparó psicológicamente para la respuesta que esperaba.

 

-Está muerto– habló por primera vez Mikasa en un tono más que pesado – llevó con él a los titanes colosales, y atacó a las naciones extranjeras aliadas de Marley.

 

Esta vez la bilis le subió con fuerza; y con la poca resistencia que tenía en las piernas se paró de su lugar para irse a un árbol lejano. Cuando Hangie quiso ayudarlo, fue repudiada al instante por Levi, especificando que podía solo.

 

Comenzó a vomitar con asco; dejó salir desde sus ahogados sentimientos por la noticia de Eren muerto hasta las algas y el barro que tragó estando desmayado en el río. Se agarró fuerte del tronco mientras sentía resbalar unas gruesas lágrimas. No supo si fue por el ardor del vómito o por el dolor de saber que Eren había fallecido.

 

Escuchó el pasto crujir tras los pasos de alguien, y cuando Mikasa llegó hasta él para sostenerlo por la espalda curvada, quiso alejarla.

 

-Andate Ackerman, puedo sol- la oración fue interrumpida por las nuevas arcadas que le llegaron. Dobló aún más sus rodillas y siguió vomitando.

 

-¿Sabes algo, enano? Cuando supe que Eren había muerto, tuve la misma reacción que vos. Vomité durante horas sin poder parar – le confesó mientras lo sostenía por la espalda, ayudándolo a no caerse.

 

Levi quiso reprenderla por dirigirse así a su persona, pero cuando los recuerdos de haber estado con Eren atacaron de nueva cuenta en su cabeza, exhaló un gemido de dolor y siguió vomitando en lo que apostaría que fue más de una hora.

 

La escarcha lo cubrió mientras liberaba la toxicidad de su cuerpo; la brisa aleteó a los pinos que conformaban aquel bosque y hasta pudo escuchar la sinfonía del viento estrellándose a lo lejos en el mar.

 

Durante ese tiempo, Mikasa no se separó; y por primera vez ambos compartían algo más que una lucha: compartían el dolor de la pérdida de Eren.

 

...Un año y medio después…

 

La reconstrucción de las polis devastadas se llevó a cabo con eficiencia y voluntad pura por parte los ciudadanos. No solo hablamos de Paradis, estamos refiriéndonos a los países  de los demás continentes. Se recompuso un orden no conservador y se expandieron las fronteras en busca de paz y tratados de amistad.

 

Quién diría que Jaeguer lograría la paz a través de la guerra, ¿No?

 

Se erradicó de los documentos y de la historia misma el acontecimiento de los titanes, argumentando que la humanidad no debía bajo ninguna circunstancia pasar por aquel infierno otra vez. Así, decidieron que la historia se contaría como leyenda y que su salvador; Eren Jaeguer, sería un ícono de voluntad y valentía inigualable.

 

Las sociedades prefirieron adoptar ese modo de vida para compensar los siglos de libertad que les robaron a los ciudadanos de Paradis. De esta forma, le abrieron las puertas a todo erdiano que quisiera arrancar su vida de 0, formando parte del nuevo mundo que la guerra había dejado para ellos.

 

Los barcos extranjeros arribaban con frecuencia en Paradis buscando transportar a los habitantes que tenían sueños y metas fuera de la Isla para cumplir. Y de esa manera, más del 80 % de la población se distribuyó en países lejanos.

 

Entre aquellas personas se encontraban todos los reclutas de la camada 104º, Hangie, etc. Cada uno buscaba un nuevo motivo para vivir.

 

Recordemos que, hacía relativamente poco tiempo, la razón que motivaba a los soldados a luchar era la libertad. De una forma u otra, la habían obtenido. Y es acá donde el camino para con la vida se vuelve difuso.

 

Mucho más difícil fue para Levi, quien decidió quedarse en la Isla; en la casa que alguna vez fue refugio secreto de Eren y suyo.  Recogió del Cuartel todas sus pertenencias (ropaje, documentos, la caja de tés, etc) y se instaló en el hogar. Guardó debajo de la cama el uniforme y el arnés de la Legión para recordar siempre de dónde venía, y se dispuso a vivir como una persona común; recolectando los frutos de su desayuno y almuerzo, ejercitándose para recomponer del todo su cuerpo e indagando en el pasado todas las noches al leer las cartas que Eren le envió estando en Marley.

 

Aunque no quiso, en más de una ocasión se le escaparon dos o tres lágrimas. Y quedando con esa sensación de vacío y angustia en el pecho, se acostaba a dormir.

 

Así fue hasta que un jueves a la mañana llegaron sus antiguos subordinados a visitarlo.

 

Era media mañana, y unos golpes a la puerta le hicieron bajar la intensidad del fuego que calentaba la pava para abrir la puerta. Llegando a ésta, escuchó del otro lado varios murmullos, lo cual indicaba que eran más de dos personas. Se acomodó el parche de su ojo, y cuando abrió con desconfianza, la presencia de Hangie junto a los reclutas se hizo presente.

 

-¿Qué hacen acá? – preguntó de forma asquerosa.

 

-¡Buen día para vos también enano! – bramó con alegría Zoe – vinimos a visitarte, así que calentá el agua para desayunar con nosotros.

 

Enseguida entraron al lugar saludando al Capitán con afecto y confianza. Tomaron asiento en la mesa rectangular de madera mientras Levi le ofreció a cada uno una taza con té saborizado.

 

A decir verdad, hacía más de un mes que Levi no mantenía contacto con nadie; y recibir una visita como la de ellos no le fue desagradable.

 

Jean, Connie, Mikasa, Armin , Hangie, todos tenían una meta y un qué hacer fuera de la isla, y la visita al capitán se basaba en hacérselo saber y compartir la noticia de que se irían al día siguiente en el barco de las 09:00 hs.

 

Con empatía y algo de felicidad, Levi los acompañó en el sentimiento. Los felicitó por encontrar su lugar en el mundo expandido y desayunaron en un ambiente más que cómodo.

 

-¿No le gustaría venir con nosotros capitán? – preguntó Armin.

 

- No chicos, yo no tengo nada que hacer allá afuera – contestó dubitativo – mi lugar siempre fue en la Legión de Reconocimiento. En tierras extranjeras no tengo nada. Además, en mi condición física no hay mucho que pueda hacer – culminó.

 

-Nos hubiera gustado mucho que vinieras con nosotros – comentó Zoe.

 

-Los voy a visitar en cuanto pueda–

 

-Todavía hay lugar en el  barco, Capitán – aportó Jean – si cambia de idea, puede venir mañana.

 

Levi dejó mostrar una sonrisa atravesada por la cicatriz de su última batalla.

 

-Gracias chicos-

 

El desayuno transcurrió sin problemas, y para cuando los visitantes se dispusieron a irse, Mikasa le pidió hablar en privado mientras los demás se marchaban.

 

Estando solos, la chica extrajo de su tapado una sobre color crema el cual le dio en mano al mayor. Éste obviamente no comprendió y pidió una explicación.

 

-La comandante nos mandó a limpiar nuestro rastro de los Cuarteles, y encontré ese sobre en el cajón de su escritorio, Capitán – expuso Mikasa - … lleva la firma de Eren, supongo que es una de las cartas que enviaba para usted. Por eso se la traje-

 

A Levi le hormigueo el pecho y las manos cuando tomó la carta para guardarla en su bolsillo, y le agradeció a la chica por aquel gesto al igual que un buen viaje tanto para ella como para sus compañeros.

 

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22: 26 PM

 

No quiso; Levi realmente no quiso abrir la carta por más que lo deseara. Sin embargo, las ansias le ganaron, y aunque planeó guardar aquel sobre junto a los demás para poder olvidar a su mocoso, terminó cediendo a sus propias necesidades y lo abrió, encontrándose con la caligrafía bien distintiva de Eren.

 

Se sentó en la cama de dos plazas, esa en la que alguna vez durmieron  juntos, y un recuerdo golpeó con fuerza en su presente:

 

“-Levi -  primera vez que el menor lo llama por su nombre desde que volvió - en tu cuarto, en el cajón de tu escritorio, dejé una carta. Probablemente la última...cuando puedas, leela.”

 

Ahí recordó las palabras del menor antes de que se fuera de la celda.

 

No esperó más y leyó el contenido, dando con lo siguiente:

 

Capitán:

Sé que esto no es lo que esperaba ni usted ni yo. También sé que me equivoqué en muchas cosas, y una de ellas es no haber confiado en usted lo suficiente como para buscar juntos una solución a esta guerra.

No se preocupe, no me estoy arrepintiendo. Solo expreso el pesar que llevo encima al no poder compartir el poco tiempo que me queda de vida junto a mi familia… pero decido hacer este sacrificio para dejarle tanto a usted como a mis amigos un mundo menos cruel y más justo.

No sé si lo voy a lograr; pero en el caso de que obtengamos la libertad, tengo una petición para hacerle:

Recorra, viva y descubra el mundo por mí.

Yo no voy a estar presente para acompañarlo, pero hágame ese favor y explore tanto los océanos como los desiertos en busca de nuevos horizontes.

Sé que no estoy en condiciones de pedirle nada, pero me tomo el atrevimiento de hacerlo.

Sepa que de verdad lo amo; que nunca experimenté con nadie lo que con usted, y que siempre lo considere parte de mi familia.

Algún día nos vamos a volver a ver; mientras tanto, no me espere.

Viva a pleno y disfrute de las maravillas del mundo.

Con cariño.

Su mocoso; Eren Jaeguer. “

 

Si Eren tenía alguna daga para ensartar en el pecho de Levi, definitivamente fue esa carta.

 

Esta vez el mayor no se puso colérico ni enfurecido; solo dejó ir un suspiro cargado de emociones. Se quitó el parche y levantó la cabeza intentando que las lágrimas no escaparan de sus ojos.

 

Todo, extrañaba absolutamente todo de Eren. Desde sus peleas hasta los momentos semi románticos que tenían. Lo quiso como a nadie, y bien puede notarse eso a la hora de descubrirlo llorando. Ni por Farlan, Isabel o Erwin sintió tanta angustia como la de ahora recordando a Jaeguer.

 

Aventó su cuerpo boca arriba en la cama admirando el techo y dejando que la última lágrima se perdiera en el acolchado. Ubicó frente a su cara la carta que aún tenía en la mano, y sonrió.

 

-¿Explorar el mundo entonces, Eren? - preguntó a la soledad de su habitación.

Minutos más tarde, decidió irse a dormir temprano

 

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08:47 AM

 

-¿Te falta algo, Armin? - preguntó Mikasa al verlo hurguetear en sus bolsillos.

 

-Nono, ya está. No encontraba el documento de identificación - contestó el rubio con una sonrisa.

 

El barco arribó al puerto de Paradis bien temprano. Los camaradas de la 104 ya se encontraban listos y preparados en la fila para abordar en cuanto se abrieran las compuertas y sonara la gran bocina.

 

Los atuendos formales al igual que casuales eran muy notorios entre los tripulantes del barco, y es así que se camuflan con frecuencia entre la multitud.

 

Sin embargo; Armin es mucho más astuto y detallista que los demás, y es por tal razón que pudo divisar a lo lejos una silueta conocida.

 

-Comandante… - llamó Arlet a Zoe para que se diera vuelta y lo escuchara.

 

-¿Qué? -preguntó ella.

 

Armin no le contesto, directamente señaló con la barbilla hacia una persona en la multitud, y Hangie lo reconoció enseguida.

 

-¿Es Levi? - preguntó incrédula.

 

Vestido de traje y camisa, el Capitán hizo de su presencia entre la muchedumbre del lugar.

 

En una de sus manos llevaba una pequeña maleta color chocolate, lo cual indicaba que no estaba de espectador, sino que abordaría el barco.

 

-¡Enano!- gritó Zoe efusiva acercándose a abrazarlo.

 

Ackerman escuchó a la perfección su llamado, pero para cuando quiso atender  ya tenía a la mujer encima abrazándolo con cariño y fuerza.

 

-Calmate loca de mierda - le dijo en un tono burlesco.

 

Enseguida los reclutas se acercaron a presenciar la escena, y bien podríamos afirmar que Jean y Connie se sintieron contentos de ver al Capitán listo y predispuesto a marcharse de la Isla.

 

Luego de 20 minutos, subieron al barco en un paso seguro y firme, tal como lo hicieron el día que decidieron entrar a la Legión.

 

Y así, estando Levi apoyado sobre el barandal divisando cómo se perdía la Isla Paradis a lo lejos, Mikasa se acercó a preguntar.

 

-¿La carta de ayer tuvo algo que ver en esto? -

 

La respuesta tardó, pero llegó.

 

-Sí...el muy estúpido logró hacerme cambiar de opinión incluso muerto - respondió seguro.

 

Mikasa le sonrió para luego irse.

 

Y mientras el amanecer cubría con su resplandor al mar en un reflejo destellante de esperanza; Levi pudo visualizar entre el movimiento del agua los faroles turquesas de su mocoso.

 

No ahora; no en esta vida; pero algún día le agradecería a Eren por la fuerza que le otorgó para seguir luchando.

 

Fin.

*

*

*

Notas finales:

Acá el final para ustedes. Espero lo hayan disfrutado.

 Nos volvemos encontrar en el primer capitulo de la secuela de este fanfic.

 Gracias por apoyar esta historia.

 Besos y fuerza!!


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