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Media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

Llegamos a la parte más caliente del fanfic, el primer lemon entre capitán y subordinado.

Después de esto, la historia se va volver más compleja.

Espero que el capítulo sea de su agrado y lo disfruten!

Los reflejos de Eren se sosegaron en el momento que su cuerpo fue impulsado contra la puerta recientemente cerrada. No esperaba tal rapidez del Capitán para actuar, quien lo encerró con su pierna y pecho, transmitiéndole su temperatura corporal a medida  tanteaba con las manos las caderas del menor. Tan firmes y tersas, toda una incitación a seguir arrinconándolo. El chico dejó ir una exhalación a modo de sorpresa cuando el otro abrió la boca con el objetivo de saborear el inicio de su cuello.

 Estaba perdido, mierda que lo estaba.

 El deseo y la lujuria que sentía hace unos momentos en el bar no podía compararse con el actual veneno; un veneno caliente que corría por las venas de sus muslos, sienes, cuello y abdomen. El musculo empapado en saliva se paseó por su garganta, desde el comienzo de la delgada clavícula, por la morena extensión de piel hasta llegar al mentón, el cual raspó con los dientes. Levi pudo percibir a través su lengua como se erizaban los delgadísimos vellos de ese atezado cuerpo, descubriendo que un punto débil en Eren era la parte inferior de su Nuez de Adán. Fue todo un deleite el escucharlo jadear cuando lamió repetidas veces esa zona al mismo tiempo que afianzaba su agarre en las caderas, friccionando sus figuras, grabando en su memoria auditiva cada leve gemido y gimoteo que el chico otorgaba.

Si la orientación del menor era desastrosa debido al alcohol ingerido hace unas horas, ahora lo era el doble de peor. Y no por los efectos secundarios, sino gracias a los toques obscenos que el mayor daba por su abdomen, por sus piernas ligeramente abiertas dándole lugar a que siguiera tocando, a estimularlo aun más con esas manos tan seguras y masculinas.

Mientras con sus brazos aprisionaba a Levi desde la nuca para que le siguiera besando el cuello, posó la vista en la cama de dos plazas frente a él; el acolchado de un color bordó y las paredes de lo que apostaría un tono crema, ya que por la luminiscencia rojiza de la lámpara no podía distinguir las cosas con claridad.

 Pero su mente sí fue clara cuando se imaginó a si mismo tendido sobre esas sabanas, con las piernas más que abiertas y el Capitán entre ellas, haciéndolo enloquecer de placer. Los labios se le ensancharon en una sonrisa al darse cuenta que esa misma noche se encontraría en esa posición, y vaya uno a saber en cuantas más.

No aguantó la ansiedad y tomó al mayor del cabello para degustar su boca. El sabor agridulce se le mezcló con la saliva aturdiéndolo, agudizándole los nervios bucales, acortándole la respiración cuando el otro arremetió con la lengua alcanzando la garganta. No se contuvo y jadeó, dándole el gusto a su Capitán de verlo extasiado y enfebrecido de calentura. Ambos sabían que gran parte de esas reacciones tan sensitivas eran producto de los tragos; otra gran parte era producto de lo que venían conteniéndose.

En el Cuartel era muy difícil que pudieran superar los besos mojados. Los soldados merodeaban a cada hora en sus puestos de vigilia y control, por lo que tener encuentros sexuales no era una opción muy viable a la luz del día. Y  sin embargo, cuando uno creía que en las noches se podría concretar, los guardias de turno nocturno se encargaban de cagar los planes. Era una mierda en todo sentido; se sentían frustrados.

Es por tal razón que ahora, mientras Levi traga todos los fluidos que se crearon en la boca de ambos, los dos entienden y se hacen conscientes de que esta vez nada los va parar. Que ningún recluta, ni Hangie, ni nadie los va interrumpir, y eso los hace emocionarse.

Las piernas de Eren se enredaron en las caderas del mayor cuando éste lo tomó por los glúteos, levantándolo en el proceso. Afianzó el agarre de sus extremidades y Levi caminó por la habitación con paso rápido, clavando sus dedos esa carne tan fornida y gruesa, provocando el primer espasmo del chico en la noche. Volvió a besarle con saña mientras lo estampaba en la pared contraria a la puerta, momento donde se les escapa un gemido bajo cuando sus miembros chocan y friccionan por el golpe. Un choque electrizante que sensibilizó la piel y la voz del menor.

-Ahh, Capitán.

 Levi esperaba encontrarse con gemidos agudos por parte de Eren; pero cuando éste lo llamó con un tono ronco y poderoso de un deseo malsano, entendió que su apetito por él podía crecer sin problema alguno.

Lo supo cuando ansió escucharle llamarlo así otra vez, con esa voz ambigua y varonil. Rígida por la contenida presión de sus cuerpos, dócil por la exaltación manifestada en sus poros abiertos al calor.

Lo sostuvo contra la pared con sus caderas a medida que pellizcaba el final de la remera del menor para sacársela con cuidado, con el tiempo necesario para disfrutar de su desnudez. Dio con un abdomen bien trabajado, macizo y forrado en delgadísimos vellos castaños. Un pecho fuerte y moreno al igual que el color de su cabellera;  erótico al exponer sus duros pezones, estremecidos por el aliento del Capitán al golpear con ellos.

-Eren – éste volvió la cabeza que estaba recargada en la pared y el mayor movió sus caderas en un vaivén suave contra sus entrepiernas.

 El chico contrajo el rostro en una faceta de gusto y excitación cuando le abrieron las piernas para arremeter con libertad sobre su miembro,  aún cubierto por el pantalón y bóxer negro. Cerró los ojos  y el goce le hizo atisbar centellas brillantes en la oscuridad de sus parpados. Se dejó hacer, ladeando la cabeza a un costado, adquiriendo fuerza en los brazos para evitar caerse al tiempo que sus erecciones se rozaban. Se sorprendió de lo bueno que era Levi en el papel dominante, sintió adrenalina correrle por las venas.

– Quiero que gimas para mí – apretó nuevamente sus nalgas – quiero que gimas mi nombre.

 Eren creyó que era una petición, pero cuando el contrario lo llevó hasta la cama y lo tiró sobre ésta subiéndosele encima, comprendió que Levi no estaba en sus cabales del todo, que eso  era una orden, y que al igual que él, la espera por poder estar solos y en intimidad le fue larga y agonizante.

La camisa y pañuelo  quedaron regados en el suelo cuando Jaeguer coló las manos para quitárselos. Tal como se lo había hecho él, fue lento al desnudarlo. Los dedos tocaron la dermis de su superior desatando el paño y desabotonando la prenda. Recargado en sus codos sobre el acolchado, observo el atractivo pecho pálido, decorado con algunas cicatrices en los costados y con la marca del equipo tridimensional sobre el marcado abdomen y pectoral.

 No dudó ni un segundo en probar esa piel.

 Esparció besos y lamidas por el pecho conquistando reacciones en el mayor. Delineó las marcas de las heridas con las manos mientras lamia los pezones, degustando la rigidez de ambos. Duros y sensibles, tal como su entrepierna que sufrió una oleada de calor cuando Levi jadeó por lo bajo.

 Desde su postura, arrodillado en el colchón con el mocoso bajo suyo ensalivándole la piel, enredó los dedos en la cabellera morena y tiró de ésta en un gesto satisfactorio. El chico era muy bueno con la lengua para su gusto; más tarde iba comprobar en qué otras zonas podía realizar esa magia.

Faltando por retirar los pantalones, Ackerman descendió con besos desde los hombros hasta el vientre bajo. Sintió a la perfección la contracción de los músculos de Eren cuando mordió la pelvis en forma V; tan acentuada y lineal que no pudo evitar dibujarla con la punta de la lengua. Estaba seguro de que la respiración del menor se aceleró, sus oídos no le fallaron en eso (por más que estuviera en pedo). Decidido a no desesperarlo más, tomó entre dientes el cierre para bajarlo mientras desabrochaba el botón de metal. La erección cubierta por el bóxer rozó con su mentón cuando terminó de bajar la bragueta, y entendió la razón de los ahogados jadeos del chico cuando la humedad de la fina tela hizo contacto con su cara, emanando el característico olor de los fluidos corporales.

-Levi, por favor…- el punto de quiebre para el mayor fue ese llamado necesitado, reseco y ansioso. Similar al alarido de un felino en época de celo.

El elástico de la ropa interior de Eren se expandió y descendió por sus muslos, liberando la aprensión de las piernas. Al igual que las otras prendas, ésta quedó arrugada en el piso.

Cuando Ackerman admiró a Eren totalmente desnudo, se recostó sobre su cuerpo a besarlo. Sus dedos palparon los estratos de sudor que perlaba esa musculatura morena. Y mientras succionaba los labios del menor, descubrió que a éste le temblaban las piernas al tocar la ingle, que los tendones se le contraían según la cantidad de veces  repetidas que chupaba su lengua, que los dedos se enterraban en los omóplatos de su espalda para marcar físicamente los espasmos placenteros, que cuando cerraba los ojos con fuerza estaba por derramar más liquido pre seminal  y que cuando lo escuchaba jadear su nombre, perdía una parte de su autocontrol.

Fascinado por las reacciones que conoció en el cuerpo de Eren, se propuso investigar más, y descendió hasta el borde de la cama para quedar a la altura de su entrepierna. Ese miembro palpitaba con fuerza, las venas llenas de sangre caliente lo envolvían y dejaban al descubierto lo duro que se encontraba. Cuando Levi lamió desde la base hasta la punta, el chico echó la cabeza hacia atrás, concentrándose en sentir a pleno la lengua de su superior, húmeda y rasposa como la de un león. Abrió aun más las piernas; sonrió al recordar que hace unos momentos imaginó esa situación, y que ahora gozaba del sexo oral tal como gozaría un amante del chocolate al verter cacao puro en su boca.

-Así… así Levi…Ahh

Las caderas se movieron hacia adelante involuntariamente debido a la succión repentina que Ackerman dio sobre la punta de su miembro. El chico quería arremeter contra su boca, meterle la pija lo más profundo que aguantara su garganta, embestirle el paladar y gemir con fuerza.  Cuando Levi se atragantó con más de la mitad y masajeó los testículos con la lengua, no soportó tanta tentación. Agarró parte de la cabellera azabache obligándolo a descender sobre su miembro, devorando más cantidad, succionando el prepucio, enviándole con esa felación descargas eléctricas que culminaron en las terminaciones nerviosas de todo su cuerpo; en cada vello, en cada recoveco de su mente. El placer enfebrecido inundó los distorsionados sentidos de Eren, llevándolo al borde del orgasmo.

Para el mayor, los fluidos que desbordaban del miembro ajeno tenían sabor amargo y agrio. Lo lógico sería creer que se asqueó por ello, pero en cambio, y contra toda predicción, Levi aplicó más fuerza en sus órganos bucales para succionarle el falo, con el objetivo de sorber más flujos. Fue por eso que mientras lamia, usaba una mano para masturbar la base. Tenía la necesidad de saborear más, de hundirse bajo esa delicia. El liquido se le concentro en la mandíbula y la consistencia se le hizo semejante a la miel, tan jugosa y adictiva como lo era Eren.

-N-no, Levi pará -  la imprevista advertencia del chico le anunció que si seguía succionando con tantas ganas, terminaría eyaculando.

Y para el Capitán la noche recién comenzaba.

Tragó parte de los jugos que tenía en la boca, y subió de su lugar para quedar a la altura de Eren, quien lo miraba al igual que un fanático a su admiración; lleno de sorpresa y pasión. El mayor lo tomó de la quijada, apretando con sus dedos las mejillas.

-Abrí la boca – le ordenó. El menor sabía bien cuándo jugar y cuando obedecerle, y ésta era la ocasión exacta donde las ordenes del Capitán se tenían que cumplir de inmediato.

Cuando la abrió, los labios del mayor deslizaron lo que guardó de líquido pre seminal. Éste cayó sobre la lengua de Eren, bajando hasta su campanilla. Era una cantidad considerable, por que se ahogó y casi lo escupe de no ser por la mano de Levi estrangulando su cuello. Entornó la mirada hacia la de Ackerman, encontrándose con sus pupilas dilatadas y excéntricas, al igual que un depredador al acecho. Éste le habló en lo que reconoció como su tono de voz más sombrío y lujurioso.

-Ni se ocurra escupirlo. Tragalo – dijo a medida que acortaba la distancia entre sus rostros – quiero ver cómo te lo tragas todo.

 Si después de estar tantos meses deseando a Levi Ackerman y por fin conseguía tenerlo enloquecido, le iba cumplir cada fetiche y deseo lascivo que su ser imaginara. Eren siempre  fue devoto en cada orden y pedido que su superior daba, y ésta ocasión no iba ser diferente.

Le dedicó una mirada rabiosa; la mano del Capitán seguía apretando su garganta, y para sorpresa suya, esa presión y fuerza ejercida contra su voluntad le armaban un remolino hueco en el vientre bajo;  la sensación primeriza de la consecuente explosión en su miembro, que destiló mas fluidos por la actitud agresiva de su contrario. El chico quiso gemir como nunca, pero antes tragó su propia esencia ante la vista ferviente de Ackerman, quien sonrió victorioso ante el sonido del líquido pasando por la faringe.

Le gustaba ser sometido, Eren acababa de enterarse que ser sometido le producía el placer suficiente para que le latiera y temblaran los músculos de su entrada. Se vio a sí mismo como un caramelo en proceso de cocción; fundido en una sensación ardiente a punto de quemarse, a fuego lento, con sacudidas involuntarias que le llegaban al cuerpo en explosiones de ardor.

Sonrió y dejó la mandíbula colgando en un gesto de placer cuando Levi lo dio vuelta en la cama, levantándole las caderas y empujando su pecho contra el colchón. La tirada de cabello que le dio Ackerman le obligo a levantar la cara sobre su costado izquierdo.

-¿Qué pasa? ¿Te gusta que te trate bruto? – entonó en la oreja, lamiéndole el lóbulo.

-Sí. Me encanta sentirte así Levi - fue lo único racional que contesto en medio de los gimoteos.

- ¿Te gusta que te ahorque y te doble a mi voluntad?

- ¡Sí, sí!

 

Minutos más tarde, Eren apuntó mentalmente el recordatorio de no dejarse ver del todo sumiso, porque ahora se encontraba tiritando del disfrute espontáneo gracias a eso. Tal como las hojas de los arboles a punto de quebrarse y desprenderse en el otoño, el chico temblaba ante el dedo de Ackerman que entraba y salía de su entrada con vehemencia, tanteando las paredes internas, buscando los lugares especiales de mayor goce. Uno, después dos, y  finalmente tres dedos bañados en saliva y flujos pre seminales embestían la entrada del menor.

Cuando Levi se preguntó a sí mismo si esto lo podría hacer con otro hombre, se auto respondió que no, por el simple hecho de que Jaeguer lo ponía duro como nunca nadie pudo; lo llevaba al delirio de querer comportarse como un animal bravío, de querer morderle esa bronceada espalda hasta clavarle los colmillos y verlo sangrar. Eren era un peligro para su determinación sexual; porque en ese mismo momento estaba  considerando seriamente en meterle su miembro sin lubricación, tal como una alimaña envenenada de gusto.

 El grito ahogado que el chico emitió junto a la contracción total de su cuerpo le hizo entender que había encontrado el punto G. Los dedos del menor se clavaron en la seda bordó y se contrajeron al igual que su esfínter por el placer otorgado. Relajó la espalda curvada y exhaló gimoteos cargados de regocijo; la sonrisa escondida contra el acolchado le demostró a Levi que sus dígitos se habían sentido muy bien dentro.

 Se sintió orgulloso de ello.

-¡Otra vez, tocá ahí otra vez! – la entrada le palpitaba con fuerza.

 Recordemos que Ackerman apenas pudo masturbar su propio miembro, y que el panorama de Eren completamente abierto de piernas y glúteos, al igual que de entregado y cegado por la lujuria no le ayudaban. Ya no quiso esperar más, el chico estaba bien preparado. Cuando se reposó en la espalda del menor para hablarle, volvió a tironearle del cabello.

-Te la voy a meter entera y vas a gritar tan fuete como puedas ¿Me escuchaste? -  declaró mientras bajaba su ropa interior; el falo le resbalaba del sudor y fluido acumulado dentro del bóxer.

-Como usted ordene -  le contestó con el mismo tono en que lo llamó por primera vez. Levi perdió la mitad de su juicio cuando lo escuchó así de nuevo.

Tomó el sobrecito de gel que venía como regalo dentro de la habitación (por parte de la política publicitaria del telo, obviamente) y lo abrió con los dientes por el recorte de línea, inspirando al instante el aroma a frutilla que destilaba el lubricante. Genial, de ahora en más cuando ingiera algo con sabor a frutilla va recordar esta situación. Rió por ello mientras esparcía el líquido en su miembro y la parte restante en la entrada del menor, quien gemía por la sensación viscosa y fría al quemarle la mucosa.

Alineó su falo con el orificio del chico, y pudo jurar en ese momento mientras se deslizaba dentro de Eren, que esas paredes musculares eran las más estrechas y exquisitas en las que se había metido hasta ahora. Tan caliente y apretado con cada centímetro que se adentraba, tan asfixiante como su respiración, tan característico de Eren, tan enloquecedor.

Cuando el interior del chico succionó su miembro, decidió embestirlo de una sola estocada.

-¡Aahh! Levi… más – el pedido del chico era determinante. Ackerman se salió sin sacar la punta para volver a enterrarse con fuerza, y el primer grito de Eren retumbó en las paredes.

-Sos tan vicioso – aduló sobre su oreja.

Con una mano sobre la espalda baja del chico y la otra agarrándolo del cabello, se precipitó en embestidas profundas y lentas, escuchando el obsceno sonido de sus fluidos chocando contra la piel, enardeciéndose del estimulo auditivo que los hacía jadear; más que nada a Levi, porque Eren se encargó de inundar la pieza de gimoteos y gritos leves.

En medio de acto, el grito más potente se dejó oír, y fue cuando el capitán tocó sin querer la próstata del chico con una violenta embestida que lo dejó en blanco, sin poder racionalizar.

-Levi... Más… métemela así otra vez - ya ni siquiera media las palabras. Su voz estaba quebrada de placer, ofuscada al igual que en una neblina.

El movimiento de caderas del mayor se volvió preciso, acelerado e imponente. La mano que sujetaba el pelo de Eren se ajustó con mayor firmeza al igual que las caderas levantadas del chico, resistentes al ímpetu de las embestidas. A Levi lo embelesó la forma en que sus cuerpos encajaban; tan bien y singular, como un complemento de Sol y Luna ajustado al afán de ambos.

Volteó al chico para tenerlo de frente, se enterró con fuerzas en su interior mientras éste curvaba la espalda de improvisto. El iris verdoso de sus ojos se cristalizó tras las lágrimas producidas por el placer, y cuando  el mayor lo besó con pasión, éstas corrieron por sus pestañas y sienes sin vergüenza para perderse al final del rostro.

-Eren… - lo llamó en un jadeo mientras aceleraba el ritmo de su cuerpo - venite conmigo.

El chico no necesito más palabras que esas para derramar con vigor el semen entre sus abdómenes en cuestión de minutos. Su cuerpo entero se tensó y vibró al igual que el gemido ahogado de su garganta. Un hormigueo total que caló desde su vientre hasta expulsarse del meato. Con tanta contracción, a Levi le fue imposible no verter su esencia dentro del menor, quien estrecho los músculos de su ano provocando la eyaculación del mayor. Una riquísima sensación de descarga y satisfacción se dibujó en su cara.

Cayendo rendido sobre Eren, le dio un último beso que fue bien recibido y devuelto. Con sus respiraciones ya reguladas, se acostaron dentro de las colchas.

-¿Te gustó mocoso?

-Obvio que si – la cabeza del menor se encontraba recostada sobre el brazo de Ackerman, por lo cual su respiración daba contra el cuello de éste.

-Mejor entonces - le peinó la cabellera con ese mismo brazo.

Cuando el chico traslado su cabeza hacia el pecho del mayor, éste le dio un sutil beso en la frente, acomodándose a su lado.

-Capitán – el otro contesto con un quejido – mañana es domingo, día de limpieza. Pueden notar que no estamos ¿Qué vamos hacer?

-La jornada arranca al mediodía. Salimos a media mañana de acá, vamos a llegar bien con el tiempo. No te preocupes.

Creyendo que el acto había culminado, Eren se dispuso a dormir, cosa que enseguida impidió el mayor colocándolo bajo suyo.

-Fui bien claro cuando te dije que no ibas a dormir ¿Te acordas? – susurró Levi mientras bajaba su mano derecha por el torso del chico hasta la dormida entrepierna.

Horas más tarde, y a punto de salir del lugar, Jaguer entendió que las palabras del Capitán habían sido verdaderas; no durmió lo suficiente como para soportar el camino al Cuartel de regreso.

Esa misma tarde en medio de la limpieza, acordaron volver una vez más a la Ciudad a visitar la parte trasera del bar.

 

 

 


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