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Media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

Actualizando el noveno capítulo para ustedes!

En esta ocasión se festeja tanto la Navidad como el cumpleaños del Capitán, pero acmbie algunas cosas:

Como ya saben, la Navidad es el nacimiento del niño Jesus, asi que no tiene mucha lógica el adquirir a la Navidad por lo que es realmente en la historia ( porque no encaja para nada). Así que me tomé el atrevimiento de cambiar la historia; y en este capítulo, la Navidad es el dia del nacimiento de Ymir Fritz.

Quienes vengan leyendo con aterioridad este fanfic no van a necesitar aclaraciones de las expresiones.

Asi que sin más, disfrutenlo!

21:35 PM
Tres días; tres largos días duró la expedición en las zonas costeras. Entre recopilación de nuevas muestras de agua, flora y sedimentaciones (ostras, caracoles, etc.) la legión permaneció cerca de la orilla del mar, durmiendo en carpas y comiendo lo justo para preservar las raciones. El clima se apiadó de ellos y no hubo ni lluvias ni vientos gélidos. 
Ya terminada la investigación de las nuevas áreas descubiertas, emprendieron la vuelta al Cuartel, arribando al lugar de noche y con el hambre suficiente para cocinar una olla popular. Los encargados de la cocina pusieron manos a la obra, y en menos de dos horas ya tenían preparado el guiso de fideos que reconfortó el hambre de los reclutas.
El comedor desprendía un ambiente familiar y hogareño.
Los ayudantes de la cocina juntaron los platos una vez terminada la cena para lavarlos. Entre éstos se encontraba Eren, secando el último plato para guardarlo en el mueble de madera. Ni bien terminó con sus tareas, calentó la tetera con agua y sirvió dos tazas de té clásico y se enfiló a una habitación que no era la suya.
Tocó la puerta, entró tras la permisiva del Capitán y tomó asiento frente al escritorio donde el mayor leía y redactaba informes. Eran demasiados papeles, tanto que se formó una pila de ellos en el costado izquierdo, impidiendo el descanso de los ojos de Levi. 
Dejó de lado los informes por un rato para degustar el té con su… ¿amante, pareja? Daba lo mismo, no le era necesario catalogar ni ponerle nombre a la relación que llevaba con Eren; al final los dos se hacían sentir bien mutuamente (tanto en el ámbito físico como psicológico). Conversaron sobre la expedición en el mar, sobre lo cansados que estaban y lo contentos que se encontraban de poder dormir al fin en una cama y no en las carpas.
Pasadas dos horas y terminado el té, Levi volvió fijar su atención en los informes que dejó acumular y que ahora debía completar a último momento para entregar pasado mañana. Las ojeras se le notaron bajo las pestañas, y el menor se levantó del asiento a consentirlo. Se paró tras el respaldo del capitán y comenzó a masajearle el cuello.
-¿Así estas mejor? – El mocoso sabía que sí, pero le gustaba escucharlo. Aplicó presión con sus dedos en los nudos de la espalda y Levi suspiró.
-La verdad que sí – tronó el cuello y relajó los hombros – dormí demasiado mal en la costa. Quiero terminar con estos papeles de mierda y acostarme.
-¿Es necesario que los termines hoy? Podes dejar algunos para mañana y yo te ayudo a terminarlos – Eren ya hasta había acercado una silla para sentarse a continuar con el masaje. Cuando encontró un nuevo nudo en la nuca, acentuó los movimientos circulares de sus yemas sobre esa porción de piel – Es tarde para que sigas leyendo, te vas arruinar la vista.
-¿Desde cuándo me decís vos qué hacer o no con tanta confianza? 
-Me tomo el atrevimiento de cuidarte un poco ya que vos no lo haces – confesó para reemplazar sus dedos por sus labios; besándole la nuca y acariciándole el pelo.  
Entre mimos y caricias sobre la espalda del capitán, Eren le desató el pañuelo blanco y abrió los primeros dos botones de la camisa. Las manos jugaron con la piel erizada de su superior y le regaló un beso mojado cerca de la oreja.
-Eren no. No puedo, tengo que terminar los informes – esa advertencia era más para sí mismo que para el otro. Se estaba dejando llevar por las caricias que el mocoso tras suyo daba y eso solo podía tener un final: los dos en la cama.
-Terminalos mañana – bajó las manos por los pectorales y mordió el cartílago de Levi – Hace más de una semana que no me acerco a tu cuerpo, y creo que vos tampoco aguantas – metió la lengua dentro de la oreja al tiempo que lo llenaba con el calor de su aliento.
Si Ackerman se pusiera a rememorar los momentos íntimos que experimentó con el chico, no encontraría la ocasión exacta donde le permitió ser tan mandado y confianzudo. Diría que se forjó con el tiempo, y que sin notarlo le abrió camino para que se ganara una pequeña parte de su corazón y familiaridad. Tanto es así, que no se inmutó cuando los besos bajaron por su cuello, ni tampoco cuando Eren decidió tomarlo de la quijada y re direccionar su rostro hacia arriba, comenzando a esparcir lamidas y más besos por esa amplitud de piel.
Como bien dijo Jaeguer, él tampoco soportaba tenerlo cerca y no tomar control sobre el cuerpo ajeno, y el repentino chupón que el menor dio le voló la cabeza. 
-Subite arriba – le ordenó luego de palmear su propio muslo. El chico le cumplió el capricho, y tardó dos zancadas de la silla a montar las piernas de su Capitán
Retomó su tarea, y embadurno el cuello de Levi con saliva y besos. Jugó con los nervios ubicados bajo la mandíbula, mordiendo y succionando. Fue en ese momento que el Capitán echó completamente la cabeza hacia atrás, y cuando cerró los ojos para disfrutar de la lengua de Eren  frunció el ceño al darse cuenta que el menor (siendo años más joven) era demasiado bueno en lo que hacía. Sabía exactamente donde tocar, cómo y cuándo; cosa que con anteriores amantes nunca vivió. Sonrió con los parpados cerrados mientras el contrario le dejaba el quinto chupón de la noche, hasta que percibió una efímera risa.
-¿De qué te reis? ¿Te hago cosquillas?
-No, solo disfruto de lo bueno que sos con la lengua.
Oración más que oportuna  para Jaeguer abra camino a la lujuria.
-¿Querés disfrutarlo en otro lugar? – bajó su mano acariciando el bulto de su superior. 
Para cuando Levi quiso contestar que sí y abrirse el pantalón, unos toques a la puerta le interrumpen el momento.
 Maldijo a quien mierda le haya embrujado la oficina, porque nunca lograba posesionar a Eren en ésta.
-¡¿Quién es?!
-Capitán, soy Armin. Vine con Jean a mostrarle unos papeles.
Apenas escuchó la voz de su mejor amigo tras la puerta,  el menor se bajó en segundos de las piernas de Ackerman. Se acomodó la ropa y disfrazó su vergüenza tras una faceta ocasional, y Levi dio permiso de entrar.
-Disculpe la hora Capitán, pero queríamos mostrarle un… -  cuando Kirstein divisó al chico parado al lado suyo, se sintió incomodo – uy, perdonen. Si interrumpimos nos vamos, puede esperar.
-No interrumpen nada. Díganme lo que tienen.
Ante la afirmativa de continuar, expusieron una serie de papeles viejos y arrugados sobre el escritorio. 
-¿Qué mierda es eso? -  le habían llenado de polvo el escritorio, y casi que tira a la basura esos planos.
-Son documentos que se rescataron del sótano de Eren, pero que no se tomaron en cuenta porque carecen de información útil para la Legión. Pero al leerlos, dimos con una celebración que se festeja anualmente el 25 de Diciembre – Jean señaló las escrituras de tal redacción – al parecer es con el motivo de celebrar a la Diosa llamada Ymir. Se llama Navidad.
-Tenes razón – intervino Jaeguer, quien recibió la atención de los tres presentes – según las memorias que obtuve, se festeja el nacimiento de la Diosa Ymir, la primera de los Fritz.
-Sigo sin entender para qué me muestran esto – el motivo no era claro para Ackerman
-Queremos pedirle permiso para que la Legión celebre la Navidad. Sería un momento agradable y no causaríamos inconvenientes – dictaminó Armin.
¿Celebrar eso llamado Navidad? ¿Era en serio?  La idea sinceramente no le gustaba. Sería un quilombo y una excusa para armar una fiesta… pero si lo pensaba mejor, no era una idea tan mala. Los reclutas se sentían a gusto dentro del Cuartel y hasta eran familia aquellos que llevaban más tiempo dentro de la Legión. 
-Pídanle permiso a Hangie, de mi parte ya tienen el sí. Eso sí, me limpian todo el puto Cuartel después del festejo y en donde encuentre algo roto, se olvidan de volver a celebrar cualquier otra fecha.
Los tres quedaron asombrados ante el permiso concedido, y el primero en reaccionar fue Jean.
-¡Muchas gracias Capitán! Va salir todo bien, se lo prometemos.
-Ya nos retiramos, gracias por permitirnos celebrar esto. Disculpen la interrupción- finalizó Armin al cerrar la puerta y desaparecer junto al cara de caballo, llevándose de nuevo los papeles.
Cuando Levi le pasó un trapo húmedo al escritorio, Eren se rió y lo ayudo levantando los documentos y las tazas vacías para que limpiara con libertad. Se burló de la manía de la higienizar que tenia y el mayor y éste le asestó un correctivo en la nuca antes de sacarse el equipo tridimensional frente al menor. Y sin motivo exacto, Jaeguer recordó que la celebración de Navidad se iba llevar a cabo el 25 de Diciembre… la misa fecha que…
-Tu cumpleaños es en una semana ¿Qué queres de regalo? – le preguntó de improvisto.
-Que nadie me rompa las pelotas. Eso quiero – contesta al tiempo que termina de desabrochar la correa marrón de su pecho.  Pero cuando divisó los ojos consternados del menor, entendió que sus palabras fueron malinterpretadas – No seas estúpido, no lo dije por vos. 
Se acercó a besarle los labios, y el menor correspondió con demasiada ternura para su gusto aquel contacto.  Pasó sus brazos detrás del cuello de Ackerman y éste lo abrazo por la cintura. Después de saborearle la boca todo el tiempo que antes no pudo, le devolvió a la compostura.
-No quiero regalos. Con que estés acá es suficiente – le acomodó unos mechos de pelo detrás de la oreja – aparte van hacer una fiesta, así que voy a estar supervisando que no hagan cagadas. Ahora andate a dormir, estoy cansado.
Un último beso y Eren se dispone a irse, no sin antes tirarle una bomba desde la puerta entreabierta:
-Puede que yo te haga la fiestita personal ese día a la noche.
-¡Pendejo de mier- 
Jaeguer no llegó a escuchar el final de la oración; ya había cerrado la puerta.
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08: 05 AM
La semana transcurrió rápidamente entre entrenamientos, limpieza y confección de documentos. En esos días los reclutas organizaron de forma eficaz los preparativo para la llamada “Navidad”. El alcohol ya estaba listo y guardado junto a las reservas, la ensalada de frutas fue hecha por Sasha y Connie la noche anterior y la decoración la realizaron durante la noche para no tener inconvenientes el día de hoy. Se esmeraron en tener los preparativos listos, cocinaron la comida suficiente para el banquete y prepararon al amanecer del 25 un balde lleno de agua y jabón…
La pregunta es… ¿Para qué carajo un balde con agua y jabón? Y la respuesta es simple: Eren Jaeguer.
El chico conversó con sus amigos sobre la Navidad, y les contó sobre el cumpleaños del capitán, el cual era el mismo día. Con Mucha imaginación y queriendo hacer sentir “bien”  al mayor, prepararon para él también una sorpresa, e inclusive Mikasa estuvo más que dispuesta ayudar sabiendo de lo que se trataba.
Cuando Ackerman se despertó a la mañana y se dirigió al comedor a desayunar con la tropa, se quedó estupefacto al ver el comedor vacio.
-¿A dónde mierda se fuer- Una sacudida por atrás los hizo tambalear, y no llego a pensar con claridad cuando varias manos lo inmovilizaron de manos y pies… los putos mocosos lo estaban derribando - ¡¿Qué carajo hacen pendejos de mierda!?
Ya siendo muy tarde, se encontró atado de manos y pies (literalmente). Y mientras escuchaba las risas y carcajadas de los reclutas, su ira aumentó a niveles peligrosos.  Entre los rostros que llegó a reconocer a todos los de la 104º, todos riéndose y zarandeándolo con fuerza.  Cuando sintió que era elevado en el aire al ser sostenido por Eren, Jean y Connie, supo que nada iba salir bien.
Se retorció, los puteó en todos los sentidos y se le erizaron los vellos de la nuca cuando enfilaron en dirección al campo de entrenamiento. Y desde lejos, escuchó la voz que faltaba hacer eco en la mañana:
-¡Ya está todo listo chicos! Tráiganlo – La risa de Hangie le sonaba a un cerdo bebé.
-¡Eren bajame!  - éste lo ignoró y siguieron caminando con el capitán a cuestas- ¡La puta madre pendejos del orto! 
Cuando lo tiraron al suelo de tierra del campo, sintió más ira que antes. Veneno puro que desprendían sus poros con el sol de la mañana alumbrando su cara. Y en lo que reconoció como uno de sus momentos más vulnerables, vio un balde lleno de agua y espuma ser levantado por los reclutas y dirigido hacia él.
-No, no, no, no, ni se les ocurra por que los mat- 
El agua helada repleta de espuma blanca lo cubrió por completo. Mojándole desde las medias hasta los calzones. Era definitivo. Iba fusilar a cada miembro de la 104º. Y como si bañarlo en agua fría no fuese suficiente, con el mismo barro que se creó bajo su cuerpo los soldados tomaron una cantidad y cumplieron la peor pesadilla de Levi: tocar el barro.
Le llenaron la cara, las orejas, el cuello, los brazos, casi toda su contextura superior de barro y agua sucia. Y de lejos, pudo escuchar como en medio de las carcajadas los mocosos le decían:
-¡Feliz cumpleaños Capitán!
-¡Capitán le regalamos un baño de espuma por su cumpleaños!
-¡Disfrute de su regalo Capitán!
La embarrada más fuerte se la dio Eren, llenando su mano de lodo y arrojándoselo a sobre la cara de lleno, nublando la visión de Ackerman por unos segundos. Una vez finalizada la sesión de barro, le desataron las manos, pero no con el fin de liberarlo; sino de ponerlo contra el suelo en posición de tabla, y ahí entendió lo que pasaría: haría flexiones de brazos.
Se intentó parar, pero los pies seguían atados duramente, por ende su único soporte fueron los trabajados músculos de sus brazos. Cuando sintió un peso sobre su espalda, giro el rostro encontrándose con Eren, quien se había sentado arriba suyo de costado.
-¡Bajate de encima pedazo de pelotudo!
-Jajajajaja no se enoje Capitán. Le estamos dando el Feliz cumpleaños – Jaeguer no paró de reír en ningún momento.
Levi estuvo seguro de que le dio más de ocho puteadas en menos de cinco segundos.
-Dale enano, son 33 flexiones las que tenes que hacer. Corresponde a tu edad; todos nosotros vamos a contarlas. Vos, Eren, quedate encima de él para que no se levante – dictaminó Hangie.
Y sin más alternativa que obedecer por primera vez en su vida. Comenzó a realizar las flexiones mientras los mocosos de mierda contaban.
-Uno… dos… tres… cuatro… 
Y así, cuando llegó a la número 33, los reclutas saltaron encima darle la falsa paliza que uno recibía cuando cumplía años.
-Más vale que corran en cuanto me desaten porque los voy a matar a todos- informó cuando Mikasa se agachó a desajustar los nudos de las cuerdas en los pies.
-No mienta Capitán, no puede hacerlo. Ya se encariñó mucho con nosotros – le contraatacó Eren cuando se le bajó de la espalda
Y en eso no pudo engañarse a sí mismo internamente; el sentimiento de familia y diversión le había hecho picar el tórax, y eso solo significaba una cosa. Su corazón latía con demasiada fuerza por el sentimiento.
Sonrió un poco cuando lo desataron, e incumpliendo a su palabra de castigarlos por haberlo embarrado, mojado y atado contra su voluntad, le ofreció a su escuadrón las palabras más afectuosas que él podía regalar:
-Gracias chicos.
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23: 36 PM
Como era de esperarse, se bañó apenas lo soltaron los mocosos y volvió al comedor  para encontrarse con una torta mediana y las velas del numero 33. 
Se le hundió el acorazado al ver eso.
Sopló las velas y así dio comienzo al festejo tanto de su cumpleaños como de la Navidad.
La celebración duró desde la mañana hasta la noche al incorporar bebidas alcohólicas, música, comida exquisita y unos bailes raros que Levi no supo cómo catalogar. 
Y mientras tomaba sidra junto a Hangie en una de las mesas del comedor, se le hizo difícil escuchar las palabras de su amiga debido al fuerte volumen de la música. El aparato que recogieron del sótano del padre de Eren y que reproducía música tenía una potencia avasallante, tanto que el sonido retumbaba en las paredes de ladrillo y en el techo de concreto.
Entre la música y las palabras de Zoe, sintió una mano posarse en su hombro, dando con Eren
-Disculpe Comandante ¿Puedo robarle al Capitán por un rato?
-Llevatelo Eren. Es tuyo el resto de la noche – la ebriedad de Hangie estaba en un primer nivel, pero era notable.
-¿A dónde queres ir? – Levi vio la sonrisa traviesa del menor y advirtió un plan macabro.
-A su habitación Capitán ¿A dónde más?
Asintiendo y levantándose de su lugar, Capitán y subordinado se encaminaron por los pasillos dejando atrás a la tropa que seguía de fiesta, y cuando arribaron al recinto, Eren sacó debajo del escritorio una caja de madera que había escondido hacia algunas horas en el lugar
-¿Qué es esa caja?
-Tu regalo de cumpleaños.
La tomó con asombro entre sus manos, y cuando la avió dio con más de 100 saquitos de te saborizados. Leyó las etiquetas y reconoció dos cosas: que la línea productora de ese té era la mejor de todas dentro de las murallas, y que era un surtido de varios sabores... encontró frutos tropicales, manzana, frutilla, frutos del bosque, boldo, menta, chocolate, y así continua la lista.
Era un regalo muy formidable, y no supo si abofetear al menor por haber gastado vaya uno saber cuánto dinero en aquella edición exclusiva, o si abrazarlo con fuerza hasta quitarle el aliento.
Optó por la segunda opción.
Eren lo estrechó contra sí y se sintió chiquito dentro de aquellos brazos seguros, tan seguros como lo que sentía él por el mayor.
-Gracias mocoso.
-Todavía no me agradezcas. Falta el segundo regalo.
Levi le iba criticar que ya era demasiado, pero cuando fue guiado hacia la cama y tirado con brusquedad sobre ésta, entendió que se trataba de otra cosa.
Desde su lugar admiró la paciencia con la que Eren se movía por la habitación, sacando cosas del ropero (vaya uno a saber cuándo se le permitió tocar las cosas del capitán) y ubicándolas en la mesa de luz cercana al lecho. Entre los objetos diviso unas esposas con la correspondiente llave y un pañuelo blanco. Como si eso no fuera ya suficiente, el menor trajo del comedor una pequeña fuerte de vidrio con cubos hielo dentro.
-¿Me vas a decir cuál es mi segundo regalo?
-No es la gran cosa – contesto al tiempo que se sacaba con lentitud la campera de la Legión. Una sonrisa muy difícil de esconder se le dibujo en el rostro – voy a jugar un poco con tu cuerpo.
-¿Y si alguien viene?
-Ya cerré la puerta con traba.
Cuando el menor se le subió encima, el impuso de darlo vuelta y dejarlo abajo lo atacó. Sin embargo, la armonía con la que Jaeguer tomó el pañuelo y lo paso por encima de sus ojos, bloqueándole la vista, fue suficiente para dejarlo en un estado manso. 
Si el chico quería jugar y estar arriba, se lo iba permitir con gusto.
Cuando el nudo se ajustó tras su cabeza, sonrió. El sonido metálico de las esposas resonó en su mente, y ahora se vio imposibilitado de mover los brazos; estos fueron a parar al respaldo de la cama, quedando esposado en un dos por tres.
“Espectacular” fue el pensamiento de Eren al ver a su capitán restringido de sus ojos y manos. “Manos a la obra” se dijo.
Estando arriba de su superior y con las piernas a los costados, recostó el cuerpo hasta llegar a la oreja del mayor, lamiendo y mordiendo la extensión.  Le regalo suspiros calientes mientras bajaba una mano a la erección prematura de Ackerman.
-No tenes idea de lo hermoso que te ves así.
-Cállate Eren.
-Si me lo pedís así…
No supo a que se refería hasta que escuchó el cierre y el botón de su pantalón ser abiertos. Se quedo atentó a los movimientos, sintió frio al ser despojado de sus pantalones y bóxer. Eso  le aumento el libido, las ganas de ser tocado, de que las manos ajenas recorran alguna parte de su anatomía inmovilizada, y fue ahí cuando unos dedos tomaron su pierna izquierda alzándola para reposar en lo que imaginaria como el hombro de Eren. Algo helado se paseo desde su tobillo, cruzando los vellos de la piel para culminar en el muslo interno; y eso era un hielo.
La lengua del menor trazó el mismo camino, saboreando el  hielo derretido y la piel mojada. Eren supo que estaba haciendo las cosas bien cuando el miembro de su superior se elevó aún más, coloreándose de un tono rojizo.
Se acercó a echar leña al fuego:
-Aunque me lo niegues, yo sé que te gusta cuando te toco – paseo su mano por el muslo abierto –cuando bajo a chupártela – tomo entre sus dedos la cabeza del miembro ajeno, el cual destilaba un poco de fluidos – y que cuando me la meto hasta el fondo de mi garganta, te retorces del gusto. 
Lo peor de esa situación para Levi, es que el menor no estaba equivocado. El chico le hacía felaciones de la gran puta, y se sentía tan genial como un adicto al ingerir la droga más vigorosa.
Eren notó las contracciones de su cuerpo, y no podía negarse a si mismo lo mucho que deseaba bajar a practicarle sexo oral; así que con lentitud y sensualidad, beso y lamio desde el cuello de sus superior, mordiendo el pecho y las costillas, masajeando con la lengua los pezones y recorriendo la piel hasta desembocar en el valle de las caderas, tan rigurosas y eróticas.
Un último recorrido por el tramo de aquel cuerpo masculino y recio lo lleva al miembro palpitante y corpulento, recortado en el vello púbico y rojizo como su propia entrada cuando era penetrado. No espero tanto, y tomo un hielo para metérselo en la boca y degustar el falo de su capitán.
-Eren… carajo, Eren…
No eran lamentos, eran llamados lujuriosos.  Ser privado de la vista le agudizó la sensibilidad, y la boca del menor regalaba maravillas entre los lengüetazos que daba y el frio hielo derritiéndose en el tronco.
Podía escuchar a lo lejos la música retumbar en su propia habitación, pero los jadeos que se le escapaban eran mucho más  ensordecedores. Nunca en su puta vida había jadeado como lo hacía ahora, y todo producto de la increíble boca de un chico… de un hombre ya en su totalidad.
El primer empuje para que siguiera lo incentivo a Eren seguir estimulando el meato. El segundo empuje lo tomó como provocación, y succionó la cabeza en un intento de derribar sus defensas. 
Sudor sobre la pelvis y un ligero temblor, eso era para él la señal de la cercana explosión. Animado por ello, se propuso llevarlo hasta su propio límite. Hundió esa circunferencia hasta la campanilla en un solo meneo de la cabeza, y lo obligó a soportar la presión de esas paredes musculares; demasiado estrechas y exquisitas para formar parte de una garganta. Tan caliente fogoso con cada succión, tan impulsivo y frenético como solía ser Eren.
Las embestidas hacia ese orificio no tardaron en hacerse presentes, y Levi tuvo que coronar al menor como un dios en el arte del sexo oral. Jaeguer mantuvo la postura cada vez volvía a hundirse dentro de su boca, contuvo la respiración y replegó las desprevenidas arcadas que ascendían. 
-Oh… Eren… ya no, puedo-
La acelerada respiración fue el aviso indirecto de que se preparara. Sostuvo ese miembro en un agarre severo y le permitió regar con su esencia su propio paladar.
Uno… dos… tres… Seis bombeos contó en total mientras terminaba de recibir en la boca el espeso esperma. Una cantidad considerable. El mayor acababa de tener un orgasmo potente, y lo expuso en su sonrisa satisfactoria.
Cuando terminó de tragar lo que tenía, le sacó las esposas y el pañuelo al mayor, dejándolo libre. Levi lo besó, invadiendo con su lengua la cavidad bucal del menor para recostarlo bajo el colchón.
-Bancatela porque ahora me toca a mí –  informó el mayor mientras le quitaba la remera
Era lo justo. El turno de Levi de reclamar su cuerpo iba ocurrir con o sin regalo
04:25 AM
Casi tres horas más tarde, cuando Capitán y subordinado quedaron agotados de tener relaciones sexuales tantas veces, cubrieron sus cuerpos con la manta y se acostaron en la cama individual del mayor. 
Quedando de frente y con la respiración regulada, Eren observó las facciones del mayor, dándose cuenta que le gustaban las ojeras, los finos labios, las delgadas cejas, las pequeñas arrugas de la frente, los pómulos atenuados, las mejillas chicas y hasta las primerizas canas que resaltaban en el oscuro cabello. Todo aquello lo hacía bello en su propia plenitud, y no entendió como nunca notó eso antes; y mientras le acariciaba la cara con amor, el mayor abrió los ojos.
-¿Estás bien?
“Qué pregunta” se dijo el menor para sí mismo… ¿Cómo iba explicarle que le ardía la mente y el corazón hace un buen tiempo de puro afecto y sentimientos?
-Si… pasa que… te quiero Levi. Demasiado.
Ackerman sintió la sensación de una daga en medio del pecho, y el bombeo de la sangre se le aceleró al punto de enrojecerle la cara. 
Su corazón no estaba acostumbrado a latir tan fuerte por alguien.
-Yo también te quiero estúpido
Fue lo último que se dijeron antes de dormir.
Notas finales:

Ojala les haya gustado. Besos y fuerza!


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