Ha-neul abrió sus ojos sorprendida e inmediatamente comenzó a sentir como su nerviosismo se hacía más intenso… no sabía cómo reaccionar, ante algo como una confesión… muchas personas se fijaban en ella, pero nadie se animaba jamás a confesarse, sentían que podían perder la amistad o cercanía con Ha-neul… ella era madura, transmitía cierta frialdad por alguna razón, esa apariencia daba, pero en realidad, Ha-neul era todo lo contrario una vez que la conocías bien. Más bien era una persona sencilla y poco consciente de sí misma, también algo tímida y reservada, con un corazón bondadoso.
Sun Hee la miraba fijamente con los ojos llorosos y muy sonrojada. Esperando pacientemente por la respuesta de Ha-neul… rogaba al destino de que Ha-neul no reaccionase de una forma mala, en donde le demostrase desprecio.
Ha-neul no estaba nerviosa porque sintiese algo por Sun Hee… estaba nerviosa por el hecho de la confesión… le pareció algo inevitablemente tierno, y a la vez confuso… ¿se le estaba confesando una mujer? Ha-neul nunca había pensado en chicos… tampoco en chicas, ella sentía que “predeterminadamente” era heterosexual, considerando que a su alrededor la mayoría de seres humanos lo eran… la verdad es que hasta ese momento Ha-neul no se había planteado sobre el amor.
Ha-neul se quedó pegada pensando en qué responder y con una voz torpe comenzó a expresar su pensamiento y respuesta.
Pero antes de que Ha-neul pudiese hablar, fue interrumpida.
—Unnie… no tienes que responder ahora… ¿sabes…? Te noto confundida, y es natural… —Dijo sonriendo falsamente, en el fondo se sentía desesperanzada.
—… —Ha-neul se quedó en silencio sin saber qué decir, pensó y obtuvo una respuesta.
Miró hacia un lado y centró su mirada, dispuesta a hablar finalmente.
—Sun Hee… eres la primera persona que se me confiesa… realmente no sé qué decirte, no sé cómo siquiera actuar si te soy sincera… pero… muchas gracias, gracias por tener el valor de expresarme tus sentimientos. —Agradeció Ha-neul, con aquella sonrisa enorme llena de amabilidad y honestidad. Ha-neul sintió la responsabilidad inevitable de responder al momento. Sun Hee se había esforzado en confesar sus sentimientos. No podía dejarla así. Se armó de valor y dijo esas palabras.
Sun Hee sintió que Ha-neul simplemente le sonreía por cortesía, e incluso lástima. Pero agradeció al cielo que ésta no la discriminase, odiase o simplemente rechazase.
—Gracias a ti, unnie… por ser tan amable con tus palabras. —Sun Hee apretó su puño… quería llorar… al final, el nerviosismo le había ganado.
Ha-neul notó esto y se sintió culpable por ver que los ojos de Sun Hee se tornaban llorosos, y más al notar que esta se esforzaba en ocultar sus intensas emociones.
Ha-neul se le acercó y le dedicó un cálido abrazo, la envolvió en sus brazos con mucha intensidad y le pidió perdón con la voz quebrada… Ha-neul no comprendía mucho el amor, jamás se había enamorado… pero al final, Ha-neul tenía un corazón hecho y conformado principalmente de empatía, no podía soportar ver el cómo los sentimientos de alguien lentamente podían romperse… ella era consciente que los sentimientos de los demás, en especial el amor, eran sentimientos frágiles y vulnerables…
Sun Hee se sintió en paz en los brazos de Ha-neul y sintió cómo su corazón la amaba más y más… era inevitable. Jamás había tenido a alguien abrazándola con un abrazo tan sincero y real.
Ella era tan amable.
Luego del duradero abrazo ambas se miraron y sonrieron, Ha-neul palmoteó suavemente el hombro de Sun Hee, Sun Hee era realmente hermosa a su manera, quizás tenía un aspecto algo infantil, pero en realidad era una chica hecha y derecha que ahora se había confesado a quien amaba, incluso cuando estaba triste parecía especial. Pero lamentablemente ella no había ganado ningún lugar en el corazón de Ha-neul todavía, por eso, en sus adentros se prometió hacerlo… conquistar el corazón de Ha-neul, pues no podía permitirse el perder a una persona tan única y bondadosa… Ha-neul era una persona realmente magnífica, como un príncipe.
Ahora mismo, había dos personas dispuestas a darlo todo por Ha-neul, pero claramente una de esas dos personas, en especial, estaba en extremo dispuesta a darlo todo.
[…]
Pero para la infortuna de Sun Hee, Min-Jee había estado observando.
Min-Jee siempre estaba observando. En ese momento pudo haber explotado, pero… ya había aprendido que las cosas impulsivas a veces no solucionaban nada. Debía de calmarse. Ahora se sentía increíblemente más segura de sí misma. No creía en que Sun Hee pudiese derrotarla en la guerra del amor. La tormenta para después. No podía hacer escenarios desastrosos frente a Ha-neul. Planearía todo primero. Por dentro en una minúscula parte de cierta emocionalidad estable estaba orgullosa de haber seguido a unnie. Gracias a eso descubrió a tiempo que, una sucia rata estaba hurgando en su queso. Debía exterminarla.
[…]
Quería felicitar a unnie por sus increíbles logros… ella era tan perfecta, lo hacía tan bien… siempre tan inteligente, hermosa, grandiosa y perfecta.
Sí, era perfecta. Era perfecta. La más maravillosa, única…
Unnie, a la distancia, se alejaba de su grupo de amigas, las cuales celebraban alegremente… claro que ninguna de esas idiotas me interesaba, solamente unnie… ella lo había hecho muy bien, tenía que felicitarla.
Me parecieron tan misteriosos sus movimientos, ella actuaba de una forma tímida, como si estuviese vigilando constantemente a su alrededor… por si había alguien cerca, ¿qué intentabas ocultar unnie?, ¿a dónde ibas? Definitivamente tenía que seguirla, al futuro amor de mi vida… claro, ahora mismo la amo… pero algún día este precioso amor será mutuo, definitivamente lo será.
La seguí, ella jamás podría haber notado mi presencia, tantos años siguiéndola… imposible.
Vi cómo se encontraba frente a… la asquerosa perra que en ese entonces intentó robarle un beso.
¡¿Por qué demonios se reuniría con esa maldita?! ¿Qué pretende ahora mismo esa zorra bastarda? No podía irme, necesitaba escuchar, ver.
[…]
Vi todo y no pude evitar querer matarla. Mi sudor incrementaba, tenía tanta rabia, tanto que apreté mis dientes hasta que mis muelas comenzaron a sangrar… ¡¿ME IMPORTABA?! ¡¡NO!! No me importaba sangrar, quería matarla.
Matarla, despresarla, triturarla, hacerla picadillo… abrirla de extremo a extremo, golpearla, torturarla… hacerla agonizar de dolor, sí… la única manera de hacerla desaparecer era asesinándola… si no lo hacía esa maldita siempre estaría en mi camino, pero no, debía calmarme, porque si hacia algo todo saldría de la manera mala, no es lo correcto… no… no puedo permitir que unnie me odie… pero… ¡¿cómo se atreve?! ¡me quití mi preciada oportunidad de ser la primera confesión de unnie! Tenía que matarla, tenía que matarla… sí, así yo y unnie estaríamos juntas para siempre…
Incluso unnie la había abrazado…
Pero no… debo calmarme… no es el momento… no… tengo que pensar con la cabeza fría, voy a planear bien las cosas… haré que esta confesión no tenga ningún efecto importante en unnie y así ella se quedará conmigo para siempre y me amará a mí, a mí solamente, porque siempre he estado de una forma u otra para ella… y yo la haré feliz… yo la tomaré y haré todo por ella. Solamente yo tengo que existir en su mundo. Ella sólo debe centrar su atención en mí.
Vi como la hermosa sonrisa de unnie fue dedicada a esa zorra… y me di cuenta de que no podía, no… de nuevo no podía, porque si lo hacía… destrozaría todo lo que hasta ahora había avanzado.
Lo importante es que unnie no la ha correspondido… aún puedo tener el corazón de unnie… todavía… sí… aún, no voy a dejar que me la quites… ella es mía, la quiero para mí, no se la daré a nadie, yo sólo la cuidaré… esta zorra sólo quiere aprovecharse de ella…
Esa perra bastarda no sabe nada de unnie… nada.