Min-Jee había salido del salón totalmente enojada. Todas a su paso se alejaban de ella dejándole el camino libre, parecía una bala. Todas la miraban con extrañeza, otras se burlaban y la señalaban. Parecía hacerse cada día más popular pero no precisamente por algo bueno. Entonces se topó con quien tanto quería. Chocó con el pecho de Ha-neul quien iba pasando con sus amigas conversando.
“¿Min-Jee?”
Min-Jee levantó la mirada y a su pequeña nariz llegó el hermoso olor frutal que desprendía Ha-neul no pudo evitar sentirse embriagada y apaciguada por la presencia de la persona que amaba más en el mundo entero.
—Ah. Min-Jee —Señaló Sook alegre y amistosamente, la amiga de Ha-neul. Min-Jee rápidamente giró sus ojos a ella y la felicidad se le desvaneció. No soportaba ver a Ha-neul con otras personas… pero sabía que eso no se lo podía prohibir o arriesgaba incluso perderla. No podía dejar ver mucho de lo que pensaba o sentía ahora que sabía que su unnie Ha-neul no aceptaba muchas de las cosas que ella en su retorcida cabeza sí.
—¿Te sucede algo Min-Jee? Estás roja —Indicó Ha-neul con preocupación acercándose a ella. —Ven, te llevaré a la enfermería —Ordenó. Min-Jee simplemente le hizo caso.
—Ve tranquila Ha-neul. Te esperamos en el salón. —Comentó su amiga marchándose con las demás. Les parecía algo extraña la cercanía de esas dos, pero decidieron no pensar mucho en ello. Ha-neul era una chica amable y con facilidad hacía amigos.
Ha-neul y Min-Jee llegaron a la enfermería y en el trayecto no se hablaron ni una palabra. Parecían cómplices de un silencio que decía mucho. Las miradas sobre la pareja extraña eran inevitables. Polos opuestos. “La marginada” con “la hermosa superior amable y casi perfecta”, ¿cómo eso era posible? Nadie de la Academia podía creer que esa marginada fuese tan cercana a alguien tan especial. Pero eso les hizo creer con mayor razón en la amabilidad de Ha-neul.
Se encontraron delante de la puerta de enfermería y Ha-neul la abrió con cuidado.
—Con permiso… —Dijo mientras se asomaba a ver. No había nadie. Pero había un pequeño cartel sobre la mesa del escritorio de la enfermera que decía “No estoy en la enfermería en estos momentos, pero volveré a las 3:30 PM, cualquier emergencia comunicar a la asistente de enfermería de su salón”. —No está la enfermera… —Susurró Ha-neul y tomó de la mano a Min-Jee adentrándola a la sala. Se giró y cerró la puerta con llave. Se había sorprendido a sí misma, ¿qué diablos estaba haciendo? ¿y si alguien necesitaba entrar? Entonces giró su rostro a Min-Jee quien la miraba fijamente, parecía tener dos corazones en sus ojos, fundida de amor.
Sintió una punzada en su corazón.
—Estoy bien… Ha-neul unnie… —Explicó mientras se acercaba y le daba un tierno abrazo. El corazón de Ha-neul parecía derretirse de ternura, se lo correspondió. “Sería perfecto si fueras normal Min-Jee” … pensó para sí misma.
—P…pensé que tenías fiebre —Aclaró—Pero… sí… estás bien…. —Dijo en un destello frágil de voz, parecían sus ojos envolverse en los de Min-Jee quien la observaba con devoción… casi iba a caer rendida a ella, pero entonces —Espera. —Interrumpió—Necesitamos hablar —. Min-Jee levantó la vista y sintió una punzada en lo profundo de su corazón, como si supiese lo que se le venía—Sé de lo que eres capaz Min-Jee… y quiero que entiendas que no aceptaré cosas como las que hiciste a Sun Hee—Aclaró con voz seria—Sabes que eso no está bien, no puedes lastimar a alguien y … ¿quieres arriesgarte a terminar encerrada en una celda? —Preguntó con determinación.
Por supuesto que eso no era lo principal en la mente de Ha-neul pero sí necesitaba buscar razones que pudiesen persuadir a Min-Jee, pero… no se esperaba que Min-Jee fuese más hábil de lo que ella pensaba a tal punto de ya entender por qué le estaba diciendo todas esas cosas.
—Sí—Dijo Min-Jee a secas—Estoy dispuesta a todo y a mucho más por ti.
Ha-neul quedó boquiabierta sin saber qué decir y por dentro sintió una ira descomunal y extraña que no podía ni ella misma entender y que nunca en toda su vida había sentido de forma tan increíblemente potente… aquella chica con la que había intimado y a quien había encontrado tierna y a quien había victimizado le generaba una repulsión insoportable e incontrolable sumado a otros sentimientos complejos pero negativos que ni lograba descifrar. Ante sus ojos se encontraba con una persona egoísta y siniestra a la que había subestimado y con quien había cometido el peor error; acercarse. A su mente de pronto llegaron sentimientos de culpa, la imagen de Sun Hee lastimada, la imagen de ella siendo secuestrada y siendo privada de sus más básicos derechos… una persona a la que no podía soportar. Ni siquiera pudo controlar las palabras de su boca cuando entonces dijo con total determinación y desprecio:
“Terminamos.”
Ha-neul había terminado algo que nunca había comenzado y estaba iniciando algo entonces que nunca debió comenzar.