Capítulo 2: El cofre de la abuela
Demon caminaba por un largo pasillo, era uno de los pasillos de su casa. Al final había una puerta, la reconoció como la del dormitorio de la abuela Code.
Frente a la puerta, parado y estático, estaba Ángel.
Ángel lo miró directamente y, llevándose una mano a los labios, le indicó que no hablara.
Demon se paró junto a su hermano y vio lo que este miraba.
La pequeña caja de oro macizo, con incrustaciones de zafiros y rubíes, que siempre llevaba consigo su abuela. El pequeño cofre estaba en la mesita de noche y brillaba extrañamente.
Demon también quedó hipnotizado mirándolo.
Su abuela no estaba en el cuarto. El reloj de la mesilla de noche indicaba la hora, 5:59 a.m. De pronto una voz, que parecía salir del cofre, habló.
- Demon, guardián de Ruby; Ángel, guardián de Safir, vengan a mí, tomen sus lugares, vengan por las Dagas, vayan al reino de los olvidados.
Hipnotizados se acercaron al cofre y, justo cuando extendían la mano,... ¡Zac!
Demon despertó de golpe, al mirar hacia la cama de Ángel la vio vacía. Recordó el extraño sueño y se preguntó qué sería Safir y Ruby. Por cierto, ¿dónde estaría Ángel? Se preguntó el gemelo de los ojos rojo fuego al igual que sus cabellos.
Levantándose de la cama, Demon fue en busca de Ángel, su gemelo, de cabellos azules tan oscuros que parecían negros, y ojos azules. Sus pies le llevaron hasta el largo pasillo que daba al cuarto de su abuela Code.
Tal y como en el sueño, vio a Ángel en la puerta y con un gesto su hermano le indicó silencio. Todo era tal y como en su sueño, pensó Demon extrañado, al ver la hora en el reloj.
- Demon, guardián de Ruby; Ángel, guardián de Safir, vengan a mí, tomen sus lugares, vengan por las Dagas, vayan al reino de los olvidados.
Con los ojos como platos por la impresión, Demon siguió a Ángel dentro del cuarto, al llegar al cofre, a penas lo tocaron, este se abrió.
Extrañado, Demon tomó una pequeña daga con incrustaciones de rubí, exactamente del mismo color que sus ojos. Mientras, Ángel tomaba la daga que tenía incrustaciones de zafiro, pero el azul de los zafiros era extraño, era como el de sus ojos.
- Guardianes de Safir y Ruby, las dagas del valor, guardianes mitad magos, mitad humanos, tienen que ir al reino de los olvidados.
Dijo la voz.
- Me volví loco.
Dijo Ángel buscando con la mirada quien hablaba.
- ¿Qué?
Preguntó Demon.
- Tienen que ir al Reino de los Olvidados, ya terminó su tiempo aquí, ahora deben ir a donde realmente pertenecen y unirse a los príncipes Stanislav y Cedric Anevski.
- ¿Quién demonios eres?
Preguntó Ángel y no de muy buenos modos.
- Soy Dereck, hijo de Zeus, vigilante de los caminos dimensionales. Y ustedes tendrán que ir a la Dimensión del Reino de los Olvidados. Tendrán que cumplir su misión y el compromiso convenido hace ochenta años con su abuela la Duquesa Code, vigilante de las Dagas del valor hasta el día en que ustedes estuvieran aptos para tomar el lugar que les fue destinado aún antes de su nacimiento. Ella prometió dar la mano de sus nietos cuando estos tuvieran diecisiete años y estuvieran aptos para cumplir sus funciones de guardianes a los príncipes. El plazo convenido ha acabado y ustedes, Guardianes, tienen que cumplir el pacto.
Continuará...
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