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Cacería por Seiken

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Hypnos quiso decirle en ese momento que si no lo tenía claro en ese momento, que podía largarse, no necesitaba que lo defendieran, no necesitaba un sueño imposible, seguir esperando por este alfa que le veía como arrepentido, sintiendo como los brazos de su madre lo dejaban ir, como ella desaparecía en las mismas sombras, aprovechando la oscuridad de la noche. 

 

-Porque no he sido justo contigo ni una sola vez y no creo que yo merezca tu perdón, mucho menos tu afecto, ni siquiera se que decir en este momento, yo, un hombre de doscientos años, no he sido más que un alfa estúpido toda mi vida. 

 

Hypnos escuchó cada una de aquellas palabras, era cierto, había sido un mortal bastante fácil de engañar, pero al mismo tiempo era un guerrero justo, les había encontrado un lugar donde ocultarse usando las reglas de la propia diosa de la sabiduría a su favor. 

 

-No se como puedes verme sin sentir desprecio por mi… 

 

Hakurei poco a poco iba comprendiendo sus errores, su falso amor por Radamanthys, su obsesión basada en su color de cabello, en su color de ojos, apenas era un humano, si existieron otras vidas y en esas él fue un mejor compañero no podía recordarlo, solo sabía, que no había nada que pudiera hacer para ganarse el perdón del dios del sueño. 

 

-No puedo despreciarte, aunque si me preguntaba porque nunca me aceptaste en esta vida, cuando en las otras no dejabas de seguirme… 

 

Tal vez el dios que había tratado de besarlo, en cuyos brazos había despertado tuvo que ver, usando las sombras, usando su infinito cosmos para separarlo de su alfa, que, aunque uso la apariencia de Radamanthys para compartir su lecho, en algún momento, se dio cuenta de quien era, para olvidarlo poco después. 

 

-Hemos estado juntos durante demasiadas vidas, hasta el momento tengo cinco hijos, cada uno de ellos nacidos del mismo padre, aunque en diferentes vidas. 

 

Hakurei no comprendía bien lo que estaba pasando en ese momento, solo vio que Hypnos usando su cosmos convocaba un centenar de esferos luminosas en donde se podían ver imágenes de su pasado, de varios pasados. 

 

-De alguna forma, yo siempre te pierdo, alguien te arrebata de mi lado, pero yo mantengo en mi poder tus memorias, que serian tuyas, si asi lo aceptas, tal vez así, comprendas mi amor por ti. 

 

Hypnos amaba a ese alfa, como nadie jamas amaran a otro ser, quien le veía perplejo, asintiendo, deseaba recordar, deseaba comprender, deseaba entender el afecto que podía ver en la mirada del dios del sueño. 

 

-No tienes más que tocar esas esferas y regresaran a ti, tus recuerdos, en ese momento recordarás porque te amo. 

 

Hakurei había compartido varias vidas a su lado, Hypnos las recordaba cada una de ellas, en varias tuvo a sus pequeños, el primero en nacer era Oneiros, despues le siguio Phantasos, le siguieron Phobetor, que siempre estaba oculto, Morpheus e Ikelus y ahora, en ese momento, esperaba mellizos, que tienen la sangre lemuriana de su alfa. 

 

-No creo que te merezca… 

 

Susurro antes de tocar la primera, cuyo cosmos estalló en cientos de luces que lo cegaron momentáneamente, al mismo tiempo que las demás, como si se tratase de un efecto dominó, estallaron una por una, invadiendo su mente con esos recuerdos, liberandolo de los resquicios del cosmos de Erebus, que trato de apartarlo del dios del sueño. 

 

-Yo se que si lo haces… 

 

*****

 

-¿Quienes son ustedes? 

 

Sasha sin duda alguna era una muchacha amable, algo delicada y un poco tímida, pensó Kardia con diversión, pensando que le hubiera gustado que ella fuera su diosa, asi sabrian que estaban seguros los omegas en el santuario, ahora ciudadela de Ares. 

 

-A mi no me importa, yo solo quiero saber donde esta Tenma, a donde lo llevaron. 

 

Alone nunca pudo perdonar a Sisyphus, que se llevó a su compañero, al buen Tenma, sin dar una mirada atrás, sin importarle sus sentimientos o sus lágrimas, a quien despreciaba y no temía demostrarlo. 

 

-Está en la ciudadela de Ares, a donde necesitamos que nos acompañen. 

 

Los dos jóvenes al ver a Thanatos, de alguna forma lo reconocieron inmediatamente, era el hermano mayor de los mellizos que se encargaron de cuidar esa capilla, ese orfanato del cual solo quedaban dos de sus residentes, custodiados por Youma. 

 

-¡Lethus! 

 

Thanatos acarició las cabezas de los muchachos que cuidaban, solo porque uno de ellos era el recipiente de Hades, pero, su señor no quiso usarlo, no deseaba tomar la vida de un alma inocente en esa guerra, aún así, los protegieron y cuando Partita pereció, le encargaron a Youma cuidar de ellos, a cambio de su libertad. 

 

-Mi nombre es Thanatos, soy el dios de la muerte no violenta, supongo que Youma ya les ha dicho de mi, o del dios Hades. 

 

Ellos intercambiaron una mirada curiosa, para después negarlo, Youma no les dijo nada, solo que unos amigos lo mandaron a cuidar de ellos, no querían que nadie les hiciera daño, por lo cual, con una sonrisa, el espectro de la chistera se encogió de hombros, no le habían dicho que debía explicarles todo lo necesario, solo que los mantuviera seguros, y eso hizo. 

 

-Solo nos dijo que estábamos en peligro, nada más. 

 

Alone respondió, apartándose, viendo al soldado de cabellera corta, que les veía sorprendido, como si no comprendiera que Thanatos podía ser cariñoso, o una buena persona, ademas, podia ver el aura que Thanatos tenía cubriendo el cuerpo de ese sujeto de cabellera azul. 

 

-¿Eres el omega de Thanatos? 

 

No sabia porque deseaba saberlo, tal vez, porque ellos eran unas buenas personas, porque siempre los cuidaban y de estar ellos presentes, no se habrían llevado a Tenma de ese sitio, sin embargo, por la sonrisa de Thanatos y la sorpresa de ese sujeto de cabello azul, supuso que estaba en lo correcto. 

 

-Si, lo eres… tienen un aura parecida. 

 

Kardia sonrió divertido al ver como las mejillas de Manigoldo se pintaban de rojo, al mismo tiempo que Albafica carraspeaba un poco, era el momento de regresar, ya que tenían a esos niños a salvo, debían llevarlos al santuario, eso era lo mejor, además, deseaba regresar con Minos. 

 

-Debemos irnos ya, no hay tiempo que perder. 

 

Youma deseaba acompañarlos, le habían hecho promesas, le habían dicho que podía vengar a su esposa, por el despreciable crimen que Athena había cometido con ella, cuando supo que había quedado embarazada de un espectro, de él, para ser precisos. 

 

-Yo tambien voy, van a necesitar refuerzos. 

 

Pronunció acomodando su chistera, observando como más de esos despreciables cazadores y sus lobos seguían rodeandolos, así como, dos dioses estaban guiandolos, uno de ellos era Hermes, el otro era la misma Athena, quienes les habían tendido una trampa, por supuesto, sabían que acudirían con ellos. 

 

-Porque nos tienen rodeados y probablemente nos maten, violen a tu omega y secuestren al arquero. 

 

Youma actuaba como si todo le pareciera divertido, aunque no lo era, no era nada divertido que hubieran asesinado a su esposa por quedar embarazada, que se llevaran a su hijo, solo porque esperaban que fuera un alfa, que le robaran a su familia, lo único que deseaba en ese mundo, así que, si era necesario, pintaría esos campos de un bonito color rojo, pero esa diosa, esa mujer, pagaría por sus crímenes de la misma forma en que le hacía pagar a los demás los suyos. 

 

-Athena y Hermes nos han encontrado. 

 

A su lado estaba otro dios, uno muy extraño, algunos dirían feo, al menos la mitad de su cuerpo lo era, la otra parte podría decirse que era apuesta, de una forma clásica, porque se trataba de un hombre musculoso, con una barba, como las que tenían algunas de las estatuas de la antigua Grecia. 

 

-Estoy seguro de que los siguieron aquí.

 

*****

 

Pan jamás había participado en una cacería, en ocasiones tocaba música para los dioses, pero, nunca tuvo que acudir a una de esas barbaries, no como en ese momento, en el que se suponia debia tocar alguna pieza que borrara los pensamientos coherentes de los alfas de esa misión. 

 

Se decían historias acerca de él, todas ella eran desagradables, lo acusaban de violar ninfas porque no pensaban que una criatura hermosa, como una ninfa, podía desear estar a su lado, supuso. 

 

Recordandose que Dionisio era su único amigo, que debía cumplir con su promesa y ayudarle a capturar a ese omega que se le había escapado, ese omega que no significaba nada para el, que solo utilizaría para su placer. 

 

Al que liberaría una vez que se hubiera cansado de el, roto, quebrado, malherido, con su pisque perdida en los abismos de la locura, como había sucedido con muchos otros omegas en las manos de los dioses, con algunos de los amantes de Dionisio. 

 

Que era su amigo, pero tambien reia cuando hablaban de su fealdad, de su nacimiento y de su extraña apariencia, tal vez una maldición de los mismos dioses que lo usaban, como dijera Eris. 

 

La diosa de la discordia, que mentía en muchas ocasiones, pero como todas las buenas mentiras, estas siempre estaban sazonadas de una pizca de verdad, así que, no dejaba de pensar en sus palabras, en cómo sería engañado por quienes pensaba eran sus aliados. 

 

En las propias palabras de Erebus y no le preocupaba que no le entregaran a Hypnos, pero si se ponía a pensar, si acaso eran ciertas sus palabras, aquellas que hablaban del amor que Artemisa le tenía a su hermano. 

 

Haciéndole dudar si debía obedecer, ayudarles, o no hacerlo, porque ese omega en esa capilla nunca le habia hecho nada, no merecia perecer en las manos de los cazadores y por primera vez, se preguntaba si el castigo era justo, si el haber iniciado una guerra santa merecía que persiguieran a sus omegas, si los soldados de la diosa Athena, al traicionarla, debían pagarlo con su sangre. 

 

Al mismo tiempo, se preguntaba, dónde estaban los omegas, porque nadie sabia que habia pasado con ellos, a donde estaban sus almas, así que, no sabia que hacer, no sabía que debía realizar, si debía seguir los designios de sus aliados o no, perdiendo el poco respeto que le tenían, su lugar a su lado, como Hefesto lo hizo cuando utilizó su treta con la red, encerrando a su fiel esposa y al dios de la guerra. 

 

-¿Porque no empiezas a tocar un poco de música? 

 

Era Hermes, que no dejaba de observar la entrada de la capilla, donde podía ver las siluetas de sus víctimas, pensando en ese omega lleno de vida, aquel elegido por el dios de la muerte no violenta. 

 

-Yo planeo divertirme mucho con ese pequeño cangrejo. 

 

Eso lo pronuncio en voz alta, casi gritandolo, para que ese cangrejo lo escuchara, quería que se asustara, que Thanatos enfureciera, pero lo que no supuso que pasaría sería que el mismo omega lo atacara, furioso. 

 

*****

 

Manigoldo comenzaba a perder la paciencia, siempre había sido un soldado demasiado violento y sabía que solo los dioses presentes eran un problema, su diosa y Hermes, su diosa que guardaba silencio, como si no le importara en lo absoluto la seguridad de sus soldados, y sabia que asi era. 

 

-¡Ya estoy cansado de este juego! 

 

Incendiando al dios que decía que se divertiría con él, escuchando el aleteo de Thanatos, como lo seguía, para atacar a Hermes, ignorando de momento a la diosa de la sabiduría, que sonrió al ver al arquero, como la apuntaba con una de sus flechas, así como Albafica sostenía una de sus rosas. 

 

-¡No vamos a caer víctimas de unos dioses tan pateticos! 

 

Hermes quiso atacar a Manigoldo, esperando el momento en el cual Pan hiciera su trabajo, enloqueciera a los alfas, o los debilitara con su música, pero, no tocaba ninguna clase de nota, no obedecía sus órdenes. 

 

-¡Toca de una buena vez maldito animal! 

 

Pan como cada uno de los músicos que usaban su cosmos para dañar a sus enemigos, podía elegir a quien dañaba, así que al ser insultado por Hermes, en vez de atacar al grupo que trataria de defenderse, dirigió sus notas hacia sus propios aliados. 

 

Recordando también, una carta que había recibido no mucho tiempo atrás, escrita por Hefesto, que le decia que tenia un lugar para el, de un dios despreciado a otro, si les ayudaba, no tendrían que obedecer más a los dioses del Olimpo, ya no tendría que recibir insultos. 

 

-¿Que estas haciendo? 

 

Pan sabía que podían atacarlo en ese instante, pero suponía que no perdía nada tocando para sus aliados, brindandoles un poco del dolor que le habían causado a los demás, pagandoles con un poco de dolor sus burlas, sus risas, escuchando al dios que siempre había sido amable con él, a pesar de haber tenido sexo con su esposa. 

 

-¡No lo ves! ¡Acaba de traicionarlos! 

 

Le respondió Thanatos, atacando al dios que deseaba lastimar a su omega, al cangrejo que empezó a matar a cada uno de los cazadores que no hacían más que retorcerse del dolor, tapando sus oídos, gimiendo cuando las llamas los envolvían, quemandolos hasta reducirlos en cenizas. 

 

*****

 

-Siempre creí que tu me eras fiel Sisyphus… 

 

Sisyphus nunca le había sido fiel y estaba arrepentido por llevarle a Tenma, comprendiendo que había sido un acto despreciable, que pudo matar a ese pequeño inocente, todo por la promesa de ser libre. 

 

-Jamás te he sido fiel Athena… 

 

La verdad era que ella le causaba náuseas, le daba asco, le provocaba el peor de los desprecios, pues, era una criatura detestable que mataría a los omegas, solo porque los culpaba de los actos de los alfas. 

 

-Es más, me repugnas. 

 

Sisyphus disparo por fin, sin remordimientos, esperando que esa flecha diera en el corazón de la diosa de la sabiduría, que esquivó su proyectil con la misma rapidez con la que lo haría cualquier dios, golpeando el estómago del arquero, después su rostro, casi derribandolo. 

 

-Tu no sientes eso mi arquero, solo es aquel omega que te ha puesto en mi contra. 

 

Ese omega apenas había hablado con él, pero le había hecho comprender lo ruines de sus actos, lo despreciables que habían sido, al tratar de entregar a un muchacho, a un pequeño, en las manos de un demonio como lo era ella. 

 

-Nadie nos ha puesto en su contra, solamente la vemos como es en realidad. 

 

Esas fueron las palabras de Albafica, quien le odiaba más que Sisyphus, porque ella había sido quien había causado la muerte de su padre, de Lugonis, el sufrimiento de todos los santos de Piscis, pero en especial, el suyo, al saberse venenoso, al saber que no podría compartir su lecho con Minos, con el omega que había encontrado en las lejanas tierras de Noruega. 

 

-Un monstruo, un ser sin sentimientos y ahora, sin corazón. 

 

Albafica había usado la furia de su diosa para encajar una de sus rosas en su pecho, esperando matarla con ella, observando la mirada de horror de la diosa que antes servían, para después, ser modificada por una de burla, tomando su mejor arma, destruyendola entre sus manos, como si no fuera más que una rosa común. 

 

-Eres un alfa, no puedes matarme. 

 

Pero, un omega, esa era otra historia, según le habían dicho las pitonisas del oráculo, quienes pudieron ver que un omega la mataría, arrebatándole el corazón, pero si destruía a cada uno de los omegas de ese mundo, ella sería inmortal, porque ningún alfa o beta podría dañarla. 

 

-Nadie puede matarme. 

 

Sasha y Alone estaban asustados, tratando de protegerse de sus enemigos, siendo protegidos por Youma, que los había mantenido a salvo, solo por la promesa de vengar el cruel asesinato de su esposa, de la criatura más dulce de esa tierra. 

 

-¡No estés tan segura! 

 

Gritaron de pronto, volteando, para ver a tres soldados que los habían seguido, eran los refuerzos, por si las cosas se salían del control, uno de ellos era Krest, el otro Zaphiri, el último la Medusa, cuya mirada petrifico a una docena de cazadores, con una expresión sádica. 

 

-Aunque, que habría de divertido en matarte tan pronto, bruja maldita. 

 

Ares suponía que la obsesión de su hermana por su arquero le haría acudir a donde se encontraba, el dejarlo ir se trataba de una treta, una cruel carnada, que funcionó, sin embargo, sabía que Athena era poderosa, era una guerrera magnifica cuando se lo proponia y tambien sabia que llevarian varios soldados con ellos, necesitaban un plan b, para cuando el plan a no funcionara del todo. 

 

-¡Tu! 

 

Si, era ella, dispuesta a vengarse, a usar la maldición que Athena uso con ella para matarla, librarse de su odiosa existencia de una buena vez por todas. 

 

-Si, mi señora, yo… 

 

Y con un grito de furia, sus ojos brillaron de amarillo, tratando de petrificar a la diosa de la sabiduría, condenarla a una vida eterna como una estatua, a la que cortaría en pedazos, pieza por pieza, hasta que no quedaran más que diminutos restos de quien le causó tanto dolor. 

 

-Su fiel soldado, a quien usted abandonó. 

 

*****

 

-¿Qué le ocurre? 

 

Hades fue el primero en preguntar, viendo como Hefesto lo cargaba en brazos, como Ares los seguía muy de cerca, evitando que otros alfas pensaran siquiera en acercarse, todos menos uno, un alfa sumamente hermoso, con una expresión que hablaba de deseo, de añoranza, de amor, pero también estaba bañada de algo oscuro, algo inquietante. 

 

-Es su celo, dio inicio de pronto… 

 

Hades no supo qué decirles, porque Radamanthys nunca había sufrido un solo celo, era casi como si fuera estéril, pero en ese momento, su cuerpo estaba ardiendo, sufría, sudaba, algo extraño, completamente desconcertante le sucedía. 

 

-Los alfa no pueden pasar… 

 

Ares se detuvo, evitando que Adonis los siguiera, pero el mismo dios Hades estaba seguro de que los seguía con la mirada y poco faltaba para que tuvieran que usar la fuerza física para evitar que ingresara con ellos. 

 

-Radamanthys nunca había tenido un celo… 

 

Y en ese momento, cuando los estaban cazando, parecía que su celo había dado inicio con la fuerza de todos los anteriores juntos, reaccionando a algo, o alguien, como nunca había pasado. 

 

-Jamás… 

 

*****

 

Hola, espero que les guste el capitulo, como a mi me encantan sus comentarios, sus lecturas y sus estrellas, como lo saben, estoy pendiente de ellos. Ahora, las cosas se ponen un poco interesantes, la Medusa quiere vengarse de Athena, mientras que Pan ha decidido darle la espalda a sus aliados y Radamanthys tiene el primer celo de su vida, de toda su existencia y Adonis no parece querer dejar atrás al espectro rubio, por último Hakurei obtendrá algunos recuerdos de sus vidas pasadas. Nos vemos pronto. SeikenNJ. 


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