Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cacería por Seiken

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ares nunca en toda su vida, al menos la nueva vida después de conocer a Hefesto, que había sido una buena influencia en él, se había sentido tan avergonzado, por ninguno de sus hijos, a quienes había enseñado a respetar a los omegas. 

 

No podían dañarlos, no podían tomar lo que desearan solo porque se trataban de sus hijos y pobre de ellos si se atrevían a deshonrarlos, porque, aunque no había pasado aún, los haría pagar por ello.

 

Sin embargo, aqui estaba el, en el templo del gemelo que nacio primero, Saga, un bun chico, un omega bastante poderoso, tan fuerte como lo fuera Aspros, un dios en todo su derecho, tan hermoso como el, tan inteligente como Hefesto, quien se encontraba vistiendo el ropaje de patriarca que era de color azul, su hermano gustaba mas del blanco. 

 

-¿Dónde está? ¿Dónde está ese omega que secuestraron? 

 

Pregunto furioso, después de escuchar la furia de los espectros del Indramundo que habían dejado muy claro que romperían la paz, si no daban con Radamanthys en las próximas dos lunas. 

 

Porque sabían que su hijo menor, el segundo en nacer, que era un alfa había estado mirandolo demasiado y que en más de una ocasión quiso hablarle, recibiendo el desdén de Radamanthys, que curiosamente desapareció, cuando los gemelos se fueron, sin dar explicaciones.

 

-No se de que me estas hablando… 

 

Saga estaba sonrojado y Ares por un momento pensó que se trataba de su celo, tal vez por eso sus dos hijos se habían marchado, pero conocía al menor, ese necio no se detenía hasta cumplir cada uno de sus caprichos, así que bien pudo secuestrar al omega que decían desapareció sin dejar rastro. 

 

-El segundo juez de las almas. 

 

Saga era sin duda el más sensato de los dos, pero también el más fácil de leer y al ver la expresión que tenía al decirle ese nombre, al señalar, supo que estaba en lo cierto, algo habían tenido que ver con ese aparente secuestro.

 

-Y que Hefesto los ayude si le han hecho daño. 

 

Hefesto que había seguido todo ese tiempo a su esposo ya había tenido suficiente, sus hijos eran buenos chicos, no lastimaría a nadie, no eran unos salvajes, además, Kanon era hermoso, bien pudo seducir al juez de las almas, que se comportaba distante, pero el tambien fue asi con su actual esposo.

 

-Debe haber una explicación, ellos no lastimarian a un omega. 

 

Pero Ares sabía que ese muchacho tenía que estar por allí, en ese momento tendría unos dieciocho años, su hijo unos veintitrés, era un alfa y debía encontrar al omega perdido, a menos que quisieran que la paz se rompiera, debido al libido acelerado de un alfa, que aunque era su hijo, lo quería mucho, seguía siendo alfa, no como su lindo Saga que era un omega que nunca le causaba problemas.

 

-¿Dónde está el idiota de tu hermano? 

 

Era su hijo, lo queria tanto como a Saga, pero era un alfa y se le parecia tanto que lo sacaba de quisio, pero no al Ares paciente y controlado, sino al pobre idiota que se acosto con Afrodita, como si no hubiera mejores peces en el mar, o un lindo pez de nombre Hefesto que estaba comenzando a molestarse con esa actitud.

 

-Juro que le castigaré si le ha hecho daño. 

 

Saga respiro de una forma en la cual siempre significaba que sabía exactamente porque estaba enojado, y no era que él nunca hiciera nada reprochable, en ocasiones pensaba que era demasiado cruel con el arquero, pero, Kanon era el que había cometido un acto imperdonable, si le había hecho daño a ese omega en particular, al que todos le fallaron.

 

-Y a ti con el por ayudarle

 

Esta vez ya había sido demasiado, pensó Hefesto, que amaba a sus dos hijos, pero sabía que habían realizado en parte los actos de los cuales eran acusados, pero no sabían que de todo lo dicho era cierto, porque bien pudo ser secuestrado, bien pudo haber huido. 

 

-Ninguno de mis hijos lastimaria a nadie que no se lo merezca, mucho menos a un omega. 

 

Ares había visto como Kanon se había presentado ante ese omega, diciéndole que él se llamaba Kanon, era el segundo hijo del dios Ares y que estaba encantado de conocer a su futuro omega, logrando que ese soldado lo golpeara por su atrevimiento. 

 

-Se que son buenos chicos, pero, Kanon sigue siendo un alfa. 

 

Pero no había entendido el mensaje y en vez de eso, cada vez que le veía trataba de seducirlo, de las formas más extrañas que había visto, logrando que el omega le viera como si estuviera loco, por lo cual, pensaba, que Kanon si había perdido un poco la cabeza y quería evitar que lo arruinara, no deseaba que su hijo sufriera de más.

 

-Tu también eres un alfa. 

 

Si, el era un alfa y había realizado actos detestables, como seducir a la esposa de su esposo para poder tenerlo para él, como no escucharlo cuando quiso estar solo durante su primer celo, como pensar en todas esas formas de quitarle la ropa cuando estaba en esas redes incómodas, lo que le recordaba, que deseaba repetir esa fantasia de nuevo, esa misma noche de ser posible.

 

-Y cual es tu punto… 

 

Kanon era mucho más joven, mucho mas impetuoso y no quería que ahuyentara al juez de las almas, que sin duda alguna, era un soldado valioso, leal y bastante atractivo, a pesar de tener esas cejas unidas.

 

-Ellos actuaron como embajadores de la Atlántida y de mi ciudadela y un omega desapareció. 

 

Quiso explicarle a Hefesto, como si no conociera lo que había pasado en ese momento, quien a su vez, bufo molesto, cruzando sus brazos delante de su pecho, colocandose entre el y Saga, quien cada momento que pasaba estaba un poco más nervioso, como sus padres, podían darse cuenta de eso, los demás creerían que no tenia sentimientos.

 

-El omega que miraba mucho tú hermano… 

 

Saga respiro hondo, una mala señal para los dos padres, porque Hefesto volteo a verle algo decepcionado, esperando que no fuera cierto lo que habían dicho de sus gemelos, no quería que sus hijos actuaran como lo hicieron los cazadores alguna vez. 

 

-¿Y porque piensas que Kanon tiene algo que ver? 

 

Esa era la pregunta definitiva que demostraba su culpabilidad, Ares estaba seguro de eso, por lo cual ingresó en ese cuarto, notando por primera vez que Saga estaba descalzo, como si no llevara nada debajo de su ropa.

 

-Tu siempre cuidas a Kanon, él debe estar aquí, escondido con ese chico. 

 

Pronunció, notando un extraño bulto detrás de unas de las cortinas, acercándose a este, para detenerse cuando Saga lo sostuvo del brazo, algo asustado de su reacción, aparentemente.

 

-Padre, por favor, yo solo estaba… 

 

Respiro hondo y lo supo, había un alfa en ese sitio, por lo cual, suponía que Saga no tenía nada que ver con ese secuestro, aunque si pensaba saber quien era el compañero de cama de su gemelo mayor y omega.

 

-¿Quién está contigo? 

 

Pregunto, esperando que no le mintieran más, era su hijo pero tenía todo el derecho de elegir a sus amantes, o en este caso, el alfa que deseaba en su alcoba.

 

-Sal de allí ahora mismo… 

 

Saga estaba demasiado preocupado por Kanon, asi que pensaba que no era momento de decirle a su padre que había decidido hacer suyo a Aioros, no sabía como podría tomarlo, porque obviamente se encontraba demasiado enojado en ese instante.

 

-Mi señor Ares… mi señor Hefesto… 

 

Aioros estaba desnudo, así que apenas podía cubrirse con su camisa, demasiado sonrojado para poder ver a sus señores, pensando que sería castigado por su osadía, pero eso no paso, en vez de eso, Ares sonrió, ese muchacho era una buena influencia, Hefesto le prestó una sábana, para darle un poco de decoro.

 

-Aioros… 

 

De haber sido Defteros, supuso Hefesto, al ser su primer omega, Ares habría estado muy enojado, pensando lo peor, pero en ese momento, solo miró al arquero unos instantes, para observar de nuevo a su hijo, que estaba demasiado abochornado, así como desnudo debajo de su túnica.

 

-Ares, lo mejor es irnos y dejarlos a solas. 

 

Hefesto siempre trataba de ser el mediador, pero esta vez, su esposo ni siquiera lo escuchaba, seguro de que debía evitar que su hijo cometiera una locura, creyendo que podía ser igual a como fue en el pasado.

 

-¿Dónde ocultas a tu hermano? 

 

Pregunto esta vez un poco más tranquilo, no quería avergonzar mucho mas al pobre Aioros, pero sabía que Saga le ayudaba a esconderse, porque no podía sentir su cosmos en ninguna parte.

 

-Promete que no vas a enojarte. 

 

Eso hizo sonreír a Ares, suspirar a Hefesto, porque era obvio que su padre ya estaba lo suficiente enojado como para pedirle eso, por lo cual, solo espero que les dijeran que habían hecho con Radamanthys.

 

-Ya estoy enojado. 

 

No era una amenaza, solo era la realidad, estaba molesto porque pensaba que podían engañarlo, a él, al dios de la guerra y la sabiduría, así como un montón de títulos más.

 

-El juez si está con nosotros, pero no es lo que tú piensas… 

 

No era tan difícil pronunciar lo que ambos sabían, ese omega estaba en ese templo, con Kanon y Saga, como era su costumbre lo estaba protegiendo, asi que solo esperaba escuchar lo que tenía que decirle.

 

-No lo secuestraron, deshonrandome a mi, a ustedes, a su omega… 

 

Saga negó eso, porque no fue un secuestro, Radamanthys, como se llamaba el omega, no había sido lastimado por Kanon, quien sí había sido muy insistente, pero su hermano era hermoso, era astuto, supo convencer al juez de marcharse del Inframundo.

 

-Kanon está en el segundo templo de géminis con el juez que mencionas, pero no es lo que piensas. 

 

Saga abrió la puerta que daba a esa área del templo de géminis, esperando que su padre no perdiera por completo la cabeza y que ellos no estuvieran como lo estuvieron él y Airos, dedicándose a sus placeres. 

 

-Eso lo juzgaré yo mismo. 

 

*****

 

Ares ingreso a ese templo, deteniéndose inmediatamente al ver la escena enfrente suyo, su hijo vistiendo su ropa de entrenamiento le daba uvas al juez de las almas en la boca, quien vestía parte de su uniforme, apenas la túnica, con su cabeza recostada en los muslos de su hijo, con una apariencia bastante cómoda.

 

-¿Otra uva mi dulce juez? 

 

Radamanthys negó eso, acercándose a Kanon, escuchando el carraspeo de Ares, quien apenas podía creer lo que veía, sin embargo, su hijo, siendo un hijo suyo, abrazó con fuerza al juez, que como su hijo, estaba desnudo debajo de la túnica.



-Padre, qué haces en este templo, pense que estarias en compañía de nuestro omega, en el Inframundo. 

 

Radamanthys estaba sonrojado, pero su hijo no, quien solo sonreía con esa sonrisa de felino que les decía que se había salido con la suya, porque era más listo que los demás, o así se sentía su segundo hijo.

 

-Lo estaba, pero misteriosamente desapareciste con ese juez de las almas… ese chico… ese omega… 

 

Kanon se rio al escuchar esas palabras, se fueron tan rápido que seguramente pensaron que se había robado al juez en sus brazos, pero eso no era asi, ademas, después de seducirlo sin descanso, había aceptado darle una oportunidad, una cosa llevó a la otra y en menos tiempo de lo esperado, ya habían hecho el amor, asi como ese hermoso omega, con esas hermosas había recibido su mordida.

 

-Se llama Radamanthys y es mi omega.

 

Les informo Kanon, demasiado orgulloso de sí mismo, sin dejar ir al juez de las almas, a quien de vez en cuando besaba en el hombro, aunque su cuerpo estaba cubierto con su túnica.

 

-¿Te secuestro? ¿Te ha hecho daño? 

 

No le preguntaría a Kanon, se lo preguntaba a Radamanthys, quien estaba demasiado sorprendido por esas palabras, por supuesto que no le habían hecho daño, Kanon era un alfa muy atractivo, así como considerado y persistente, después de su asedio, decidió darle una oportunidad, que había terminado con ellos en una cama y él con una mordida.

 

-¿Kanon? 

 

Seguramente sus aliados habían sobreactuado y por eso sus padres pensaban que lo había secuestrado, pero eso no iba a pasar, sabía que tan despreciable era actuar en contra de la voluntad de cualquiera, especialmente una criatura tan hermosa como Radamanthys.

 

-¡No! ¡El no me hizo nada! 

 

Ares asintió, avergonzado por pensar que su hijo podría lastimar a un omega, especialmente ese omega, después de todo lo había buscado desde hacía varios siglos y pareciera que por fin lo tenía en sus brazos.

 

-El quiere estar conmigo, descansando de sus obligaciones. 

 

Les informo Kanon, besando el dorso de la mano de su omega, quien asintió, deseaba paz, quería un poco de tranquilidad y sus aliados lo agobiaban, lo trataban como si de un momento a otro fuera a matarse o algo asi, por lo cual, al ver la oportunidad de salir de ese sitio, la aceptó, sin más.

 

-Eso es cierto, él me ofreció un poco de paz y yo lo acepte… ellos… mis aliados tienden a ser demasiado sobreprotectores conmigo. 

 

Susurro algo avergonzado, porque había escapado y porque no les dijo nada, dejando que se preocuparan, que pensaran cosas horribles del alfa a su lado, que no había dejado de mimarlo desde que llegara a ese sitio.

 

-No quise decirles porque seguramente no me dejarían marchar sin la protección adecuada. 

 

Y él quería estar solo, con ese lindo alfa, que no dejaba de besar el dorso de su mano, o sus hombros, sin pudor alguno, esperando que sus padres, por fin, los dejaran solos.

 

-Dejame ver si entiendo… 

 

Ares rascó su cabeza algo molesto, pensando que se había dejado llevar por el enojo de esos espectros y que Hefesto siempre tenía razón, debía averiguar qué estaba pasando antes de que saltara a extrañas conclusiones.

 

-¿Huiste con Kanon? 

 

Era una pregunta directa, que solo tendría una respuesta, la que fue afirmativa, por parte de ambos.

 

-Si… 

 

Por lo cual, Ares solo debía dejarlos tranquilos y explicarles que Radamanthys había escapado porque Kanon, su hijo menor le sedujo, lo había mordido y estaban bajo su protección, porque no debían separar a nadie que quisiera estar junto a su ser amado, a menos que fuera una odiosa criatura como Afrodita, entonces, debían quemarla con fuego.

 

-Bueno, les diré que estás a salvo. 

 

Antes de que Radamanthys pudiera agradecerselo, Kanon tiro de él para besarle de nuevo, llevando sus manos a su túnica, para empezar a quitarsela, sin prestarles la mas minima atencion. 

 

-Disculpen la intromisión. 

 

Pronunció cerrando la puerta, observando a Hefesto con una expresión de orgullo, Saga había capturado al arquero, un soldado leal, poderoso y Kanon al Wyvern, un soldado leal, poderoso, cada uno de sus hijos tenía al tesoro del otro ejército. 

 

-La alianza durará mucho más de lo que pensaba… 

 

Susurro emocionado, pensando entonces, que si sus dos hijos daban herederos, estos serían magníficos. 

 

-Te imaginas los nietos que tendremos, fuertes e inteligentes, esos dos son unos demonios, y los nuestros son astutos… estoy tan orgulloso de ellos. 

 

Ya habia hablado demasiado y Hefesto se lo hizo saber, apoderandose de sus labios, desviando la conversacion e ignorando la verguenza que habian pasado por culpa de su esposo. 

 

-Justo como nuestros Kanon y Saga, no te parece… 

 

Fin. 

 

*****

 

Hola, con esto termina Cacería, muchas gracias por sus comentarios, por sus lecturas y por sus estrellas, me mantuvieron cuerda durante esta pandemia, pero pronto, iniciaría otra loca historia, esta vez con una temática de terror, mezclando a santos de las dos líneas de tiempo. Muchas gracias SeikenNJ. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).