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R E D por Shima_Suzuki

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Kouyou se levantó de la cama asustado, estaba sudando en frio y el corazón le bombeaba demasiado rápido, miro a su alrededor, estaba en su cuarto, Akira no estaba a su lado, pero podía escuchar movimiento en la cocina, asi que se levantó y camino por el pasillo hasta llegar.

—Buenos días cielo ¿Cómo te sientes? —pregunto el rubio dejando que el almuerzo se calentara, se acercó para medir su temperatura.

— ¿Qué me paso?

—Te desmayaste bebé…

— ¿Por qué estamos en Tokyo?

—Porque aquí vivimos amor…

— No estábamos en Kanagawa?

—Creo que deberías recostarte de nuevo mi amor, te llevare el almuerzo a la cama—dijo preocupado y encaminándolo al cuarto de nuevo.

— ¿Qué está pasando Aki? N-No recuerdo nada…—se sentía demasiado nervioso y no sabía por qué, Akira lo recostó de nuevo en la cama.

— ¿Nada? —lo miro triste.

—Yo… solo…—cubrió sus ojos, l estaba punzando la cabeza, le dolía horrible— ¿tienes algo para la migraña.

—Primero tienes que comer algo bebé—dejo un beso en su mejilla, cerro las cortinas y salió de la habitación para ir por la comida y colocarla en la mesita de madera que tenían para la cama.

Dejo la comida frente a él y fue al baño a buscar las pastillas, regreso y se sentó a su lado.

— ¿De verdad no recuerdas nada bebé?

—Solo recuerdo que estábamos en Kanagawa, yo estaba con mi mamá y tu trabajando, después de eso todo es confuso…

— ¿Solo eso?

— ¿Hay algo más que debería recordar? —lo miro con duda, la expresión de Akira estaba demostrando muchas cosas, tristeza, decepción, pero había una pisca de alivio también ¿Qué había olvidado?

—No amor—dejo un beso en su frente y se levantó para salir del cuarto—termina de comer, le diré a tu madre que estas bien.

—Aki…

— ¿Dime?

— ¿Olvide algo importante verdad?

—No te preocupes, te lo recordare después, ahora come y descansa un poco, te amo—sonrió y salió del cuarto rumbo a la sala.

—Y yo…—suspiro y mejor se centró en comer.

¿Qué había olvidado para que Akira pusiera una cara tan triste?

Se esforzó en recordar, pero cada que lo hacía, la cabeza le punzaba demasiado feo, asi que desistió por ahora.

Comió en silencio escuchando como su novio hablaba con su madre, asegurándole que estaba bien, aun confundido y con dolor de cabeza, pero estaba despierto y con movimiento funcional en todo su cuerpo, su madre fue medico en sus buenos tiempos asi que entendía por qué tanta información.

Termino de comer pronto, Akira regreso luego de una larga platica con su suegra para llevarse lo que Kouyou había ocupado, lavo todo y se recostó a su lado.

— ¿Cómo te sientes bebé?

—Mejor—se acercó para acurrucarse en su pecho.

Akira sonrió y lo abrazo, comenzando a acariciar su cabello.

— ¿Cuándo te pintaste el cabello de café otra vez? Lo tenías negro hace unas semanas.

—Cuando te fuiste a tu sexto viaje, estaba aburrido asi que me deslavé el negro y me lo teñí castaño otra vez ¿no lo habías notado?

—Si, pero no suelo preguntarte esas cosas, pero justo ahora no hay mucho de qué hablar.

—Lo siento si olvide algo importante… ni siquiera recuerdo en qué momento regresamos a Tokyo

El rubio lo apretó más contra su cuerpo.

—No te disculpes, es conveniente que lo hayas olvidado, asi te puedo dar la sorpresa de nuevo y esta vez como debió ser—dejo un beso en su frente.

— ¿No estas molesto?

—Claro que no bebé, nunca me enojo contigo. Te conozco desde hace 14 años, llevamos 6 juntos oficialmente ¿alguna vez te he regañado? —lo miro haciendo un ligero puchero.

—No—sonrió y beso sus labios—Te amo…

—Y yo a ti bebé, mucho—dejo un beso en su frente—Duerme un poco más.

— ¿Te quedaras conmigo?

—Siempre.

~*~

— ¿Esta es parte de la sorpresa que querías darme? —pregunto el castaño al ver los boletos de avión y las maletas listas, habían pasado un par de semanas en las que Akira no dejo la casa, al parecer ya le habían permitido trabajar desde su hogar, no cupo en su emoción, pero al parecer era algo que ya le había dicho pues Akira aún se notaba triste con cada cosa que le decía.

—Algo asi, es parte—sonrió y termino de guardar los pasaportes de ambos en su mariconera.

— ¿Qué planeas Suzuki? —lo miro curioso.

—Ya lo veras—dejo un beso en su nariz y tomo las maletas—ayudame a bajar esto que se nos hará tarde.

—Si…—tomo las maletas que faltaban, Akira se había encargado de todo y él no se enteró apenas ahora, asi que apenas salieron cerraron bien y fueron al taxi que ya lo estaba esperando.

Guardaron el equipaje y se relajaron en los asientos, aún era bastante temprano pero bueno, su vuelo salía a esa hora para llegar con buen tiempo al lugar al que iban.

— ¿No vas a decirme nada?

—Nop—sonrió y se apoyó en su hombro—solo espera y sabrás, estoy algo cansado asi que dormiré un poco ¿me despiertas cuando lleguemos.

—Si, tu duérmete—sonrió y dejo un beso en su cabeza.

Paso todo el camino en silencio mirando por la ventana, aún estaba obscuro asi que se concentró en la mano de su novio, fue jugando con sus dedos todo el camino, Akira soltaba suspiros mientras dormía y restregaba un poquito su rostro contra Kouyou, el castaño sonrió y dejo un beso en su cabeza de nuevo, lo amaba demasiado.

Para cuando vio que ya estaban cerca del aeropuerto lo despertó con suave movimiento, el rubio se sentó correctamente tratando de quitarse el sueño de encima. Pagaron al taxista, se bajaron y tomaron su equipaje, caminaron a paso tranquilo hasta donde documentarían las maletas, después de eso se sentaron a esperar a que los llamaran para abordar.

— ¿No me vas a dar una pista? —había visto los boletos por encimita, Akira no lo dejo verlos en su totalidad asi que no sabía a donde se dirigían, su única pista era el extranjero, si tuvieran que ir a otra parte de Japón se hubieran ido en el tren bala, más rápido y más cómodo.

—No—sonrió y tomo su mano—ni una y ya deja de preguntar.

El castaño hizo un puchero soltando un suspiro, tomo la mano de su novio y siguió jugando con los dedos.

— ¿Te entretienes? —dijo con una sonrisa burlona.

—Si, y si no me vas a decir nada entonces no me hables—dijo sin mirarlo.

Akira contuvo una carcajada por los berrinches de su novio, se acercó bajando su cubrebocas para poder dejar un beso en la frente de su novio, Kouyou se sonrojo solo por el enojo y la vergüenza de que hiciera eso en público, le encantaba que lo mimara, pero a veces le daba demasiada vergüenza.

—Te amo, ya deja de enojarte que estoy más que seguro que te pondrás a llorar cuando sepas a donde vamos y por qué.

—Ahora tengo más curiosidad Suzuki…

—Pues aguántatela—sonrió dejando otro beso y colocándose el cubrebocas de nuevo, saco de su bolsillo su teléfono y audífonos, Kouyou lo tomo y coloco música para seguir jugando con sus dedos.

Fueron solo unos cuantos minutos más de espera y al fin los dejaron subir, Kouyou por la música no escucho el destino al que iban asi que todo seguía siendo una incógnita para él. Abordaron sin problemas, Akira se quedó del lado del pasillo y Kouyou del lado de la ventana, el rubio siempre tenía que tener el lado del pasillo porque cuando tomaba mucha agua siempre le daban ganas de ir al baño asi que mejor dejarle el camino libre.

Kouyou se quedó mirando por la ventana, preguntándose cuanto tiempo tendrían que pasar en el aire, no perdía nada con intentar preguntarle eso ¿o sí?

—Aki…

— ¿Dime?

— ¿Cuánto dura el vuelo?

—9 horas—dijo sonriendo—y eso es todo lo que diré.

—Ay Buda ¡ya dime!

—Es sorpresa, dormiré un poco más, cuando llegue la hora de comer me desiertas ¿bien?

El castaño le mordió la mejilla, pero aun asi asintió, el rubio no se quejó y se acomodó sobre su hombro para dormir. Kouyou conecto de nevo los audífonos y coloco música mientras leía las noticias en el teléfono de Akira.

El asesino de la nota roja seguía dando de qué hablar a pesar de que iba casi un mes desde que no atacaba.

Solo hablaban de cómo se había encontrado los cuerpos, de quienes fueron las víctimas y sobre las relaciones que había entre ellos para tratar de sacar una teoría sobre quien era el asesino. Al parecer Shiroyama y Matsumoto se conocían y probablemente fueron amantes por las fiestas que el modelo llegaba a hacer, pero eso solo eran rumores; había muchísima información que procesar…

Inevitablemente eso le hizo que la cabeza le doliera.

Bloqueo el teléfono y soltó un suspiro, quito la música y cerró los ojos, la maldita migraña no podía darle justo ahora.

Se mantuvo en silencio y con los ojos cerrados, apoyo su cabeza en la de su novio tratando de no pensar en el dolor.

Al final se terminó durmiendo también.

Cuando abrió los ojos era ahora él, el que se mantenía en el hombro del rubio, su novio se encontraba comiendo tranquilo, mientras miraba las noticias en su teléfono, el movimiento hizo que se diera cuenta de que su lindo “pato”-como solía decirle por la forma de sus labios- había despertado.

— ¿Cómo te sientes? —pregunto el rubio, acariciando su mejilla.

—Lo siento, me dolió la cabeza y cerré los ojos… ¿Cuánto tiempo dormí?

—Un par de horas, le pediré a la señorita tu comida para que te puedas tomar una pastilla ¿bien?

—Si…—se acomodó en su asiento en lo que Akira llamaba a la azafata y saco la bandeja, pocos minutos después le trajeron una charola con la comida.

Comió rápido pues el dolor le estaba acribillando la cabeza horrible, apenas termino Akira saco un frasquito de su mariconera y le dio la pastilla, Kouyou tomo el vaso de agua que venía con su comida y se tomó la pastilla.

Después de eso se recostó en el asiento y cubrió sus ojos.

—Ya no falta tanto bebé—dejo un beso en su mejilla—duerme un poco ¿bien?

—Si…—suspiro y se acomodó mejor en su asiento para dormir.

La medicina ayudo a que se durmiera, no supo de sí mismo hasta que sintió la mano de Akira tomar la suya y besarla, solo asi abrió los ojos, un suave “ya llegamos” y se obligó a despertar.

Bajaron del avión, fueron por sus maletas y caminaron para tomar un taxi, Kouyou no entendía nada, ni lo escrito ni lo hablado, hasta que llego un chico que saludo a Akira con familiaridad por lo poco que escucho de la conversación supo que era un traductor, oficialmente se sentía perdido.

—Mi amor, él es Hiro, será nuestro traductor en el viaje.

—Hola—sonrió.

—Hola... ¿ya me vas a decir dónde estamos?

—Esto es Grecia mi cielo…—sonrió con burla al ver la cara de sorpresa de su novio.

— ¿Y qué hacemos aquí?

—Eso los abras después, ahora vamos al hotel.

Los 3 partieron de ahí en una camioneta que el Hiro manejaba, Kouyou miraba fascinado por la ventana todo mientras que Akira y el joven discutían sobre el itinerario de ese día, no es que se fueran a quedar mucho tiempo, solo serían 5 días para preparar la sorpresa y turistear.

El hotel era hermoso y muy grande, la habitación parecía como si fuera de la realeza, Kouyou dejo caerse en la cama, era uy suave y cómoda, se acurruco con las almohadas y soltó un suspiro.

—No me esperaba unas vacaciones ¿sabes?

—Ambos trabajamos desde casa ahora, tengo mi computadora y tú la tuya asi que ahora podemos ir de vacaciones y trabajar al mismo tiempo, nos lo merecíamos, además—se recostó a su lado—te dije que te lo compensaría por tantos viajes en los que te deje solo—acaricio su rostro y Kouyou sonrió.

—Te amo—sonrió y se acercó para besarlo, el rubio correspondió con gusto—¿Esta era la sorpresa?

—De hecho, falta una cosa más, pero lo vamos a ver mañana ¿bien?

—No me gustan tantas incógnitas…

—Esta la va a adorar—beso su frente y se sentó en la cama para ver el menú— ¿Qué quieres comer?

Kouyou entonces se sentó detrás de él para abrazarlo y dejar muchos besos en su cuello.

—A ti…—dijo suave en su oído y el rubio solo sonrió.

Esta demás decir que paso después.

~*~

— ¿Dónde estamos? —pregunto el castaño mirando el edificio sin entender, luego de un precioso día de turismo por la ciudad con ayuda de Hiro habían terminado por parar a ese lugar que parecían oficinas.

—Tenemos que hacer unos trámites—se limitó a responder y se adentró.

— ¿Aquí? ¿Qué tramites tendríamos que hacer aquí Akira?

El castaño se quedó callado cuando vio como su novio lo miraba con una caja de terciopelo negro en una mano.

— ¿Akira? —lo miro nervioso, con el corazón golpeando demasiado rápido su pecho.

—Falta poco para que se cumplan 15 años de conocernos—comenzó con la mirada fija en la mano que mantenía agarrada esa que esperaba pronto llevara el anillo que mantenía en la caja— por lo tanto 7 de novios y creo que ya es momento de dar el siguiente paso.

—Por Buda Akira ¿Qué estás diciendo? —sus ojos comenzaron a lagrimear, con sus manos cubrió su boca al ver como el rubio abría la cajita dejando ver dos preciosos anillos de oro blanco.

—Este edificio es el registro civil de Grecia, escogí este lugar porque aquí el matrimonio homosexual es legal, quiero llamarte esposo sin que solo sea simbólico Shima…Solo tienes que decirme que sí y podemos entrar a esa oficina y hacerlo valido—lo miro con ojos llenos de esperanza y amor, Kouyou jadeo por la impresión de todo, se sentía abrumado, miro atento como el rubio sacaba uno de los anillos—solo dime que si…

—Creí que era obvio que la respuesta era si—dijo con un nudo en la garganta y acercando más su mano para que le colocara el anillo, el rubio sonrió colocándoselo para después abrazarlo y darle un beso.

Kouyou correspondió sin parar de llorar, después solo se escondió en su cuello un momento para tratar de calmarse ¿de verdad esto estaba pasando?

Akira se separó y el castaño coloco el anillo en su dedo, Hiro ya los esperaba en las puertas de la oficina, había terminado de hablar con el encargado, los papeles ya estaban listos asi que solo faltaba firmar, asi que no esperaron más para hacerlo.

Después de eso, todo el resto de la tarde fue maravillosa, pasearon un buen rato conviviendo con Hiro pues él les traducía la mayoría de las cosas, Akira y el tuvieron una plática que honestamente no pudo escuchar, aunque bueno, poco el importaba, estaba demasiado feliz por su boda OFICIAL con SU ESPOSO, ay que bonito se escuchaba, cenaron en un restaurante bonito, solos pues Hiro se fue un momento quien sabe a qué y regreso cuando ellos terminaron, al final del día tuvieron una “luna de miel” improvisada, los demás días fueron asi hasta que toco volver a casa.

Para Kouyou solo fue un golpe de felicidad el hecho de que Akira le dijera que ya tenían su propia casa en Kanagawa lista para ellos, llevaba planeando esa sorpresa por mucho tiempo y al fin estaba lista, el rubio lo dejo explorarla toda en lo que él hacia unas llamadas de trabajo.

La decoración era perfectamente equilibrada entre el gusto de ambos, incluso Kouyou tenía un jardín amplio para todas las plantas que quisiera, todo era un sueño para el hasta que llego a la habitación principal...

La habitación estaba preciosa, todo estaba como le gustaba…pero había algo que le hacía sentirse mal ahí dentro.

Dio un paso y sintió escalofríos, se abrazó a sí mismo y camino con cuidado por esa habitación hasta llegar al armario, estaba extrañamente nervioso; abrió lentamente la puerta y se sintió extrañado, el armario estaba vacío ye ra bastante amplio… toco la pared sin saber porque tenía la extraña sensación de haber estado ahí antes y de que las cosas no estaban asi antes…

Paseo su mano por la pared y noto una pequeña irregularidad, como si se hubiera tapado un hueco donde estaba seguro que se habría podido meter la mano…

Mano…

Manos…

Un dolor de cabeza llego de improvisto, haciendo que incluso perdiera el equilibro, apoyo todo su cuerpo en la pared del armario y sostuvo su cabeza, el dolor era insoportable, un montón de imágenes de el en esa casa cuando apenas estaba vacía llegaron a su mente, de cómo entro porque vio a su esposo entrar, de la charla, la noche intensa de pasión que tuvieron y lo que descubrió.

De cómo el rubio lo golpeo y de todo el hueco en su mente hasta el día en que volvió a abrir los ojos.

—No…—dijo soltando un quejido de dolor.

Y es que no, no pida ser cierto, no se podía creer que su esposo fuera el asesino de la nota roja…

Las lágrimas salieron de sus ojos no solo por el dolor sino por los recuerdos, su cuerpo se fue resbalando por la pared hasta caer al piso, la cabeza le seguía punzando horrible, su respiración estaba fatal y el corazón le palpitaba tan rápido por el miedo que no sabía si moriría ahí mismo por una falla cardiaca.

Tenía que salir de ahí.

Se levanto rápido limpiando sus lágrimas a pesar de que el dolor en su cabeza era constante, tomo su chaqueta donde estaba su cartera y teléfono, bajo rápido las escaleras buscando al rubio con la mirada, pero no lo encontró, se aproximó a la puerta, pero una mano lo detuvo.

—Mi amor ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras? —pregunto el rubio muy preocupado, sin dejarlo avanzar más, Kouyou lo miro entre extrañado asustado e incrédulo ¿Cómo podía actuar como si nada después de haber matado a tantas personas? Sabía que su preocupación por él era genuina, lo conocía desde que tenían 11 años, podía mentirles a todos, menos a él.

Y puede que eso también le doliera, Akira llevaba mintiéndole mucho tiempo.

Las respuestas que Akira esperaba no llegaron con palabras, el rubio conocía perfectamente a su esposo, y por la mirada que tenía, supo que ya lo había recordado todo.

Soltó un suspiro y apretó un poco más el agarre en su brazo.

—Lo recordaste…

Kouyou soltó un quejido de terror, todo en él había cambiado de repente, su voz, su postura, su mirada, todo… se sentía aterrado, le brazo le dolía, la cabeza le dolía, pero, sobre todo, le dolía el corazón…

—Suéltame…—pidió suave, aunque quisiera gritar por el miedo.

—Si te suelto te iras, y yo no quiero que te vayas—dijo rápido apegándolo a su cuerpo al jalarlo con fuerza del brazo. —Si te vas, no volveré a verte… y te amo demasiado como para que eso pase.

—Akira por favor, me estas lastimando…

—Si te vas me delataras, me encerraran y nunca volveré a verte… no puedes—se apoyó en su pecho—no puedes hacernos esto. —suplico contra la pálida piel de sus clavículas.

— ¿Lo que te preocupa es no volver a verme? —pregunto incrédulo— ¿no te importa haber matado a 7 personas?

—Mi vida entera gira en torno a ti Shima, lo demás no me importa—lo miro de frente con los ojos rojos por retener el llanto—Ellos eran malas personas, merecían morir, no podemos ser felices juntos si hay gente asi de mala en el mundo, ellos lo merecían mi amor, creeme por favor…

—Pero Aki… matar está mal—lo tomo del rostro para que lo mirara, el rubio se abrazó a su cintura con fuerza, no quería dejarlo ir, no solo porque si él se iba lo delataría, más que nada era por que de verdad lo amaba.

Kouyou era la única cosa real y perfecta en el mundo tan falso y podrido en el que vivía.

—Es el único modo de ponerte a salvo…—susurro, sus ojos ya tenían lagrimas a punto de salir, Kouyou quería creerle, de verdad quería creer que sus lágrimas eran de verdad, pero si había sido tan inteligente como para acercarse a 7 desconocidos y matarlo sin piedad -sumando, además, sin dejar rastro- bien podría estar actuando esas lagrimas…

Una vez más su interior estaba en una lucha, porque lo conocía, y sabía perfectamente que esa mirada era sincera, que él creía con todo su ser que matar a esas personas había sido para “protegerlo” a él…

El rubo podía notar el debate mental que estaba teniendo, Kouyou era listo, era una persona muy empática-cosa que él no-, pero, sobre todo, lo amaba y sabía que justo ahora estaba tratando de averiguar a través de sus ojos si lo que decía era cierto o solo una manipulación.

Pero no era eso, él lo decía enserio, solo que Kouyou se estaba tomando demasiado tiempo para pensar y él no tenía tanto.

—Bebé, te amo, de verdad lo hago, no me hubiera casado contigo si no…

—Aki… yo…no…

Cierto, muy cierto, su matrimonio más que una fachada de “vida normal y feliz”, era un estorbo para el rubio pues en caso de tener que escapar, Kouyou sería el impedimento y su lazo directo con él para que lo descubrieran sin importar a donde fuera, pero a pesar de todos los contras que podría traer matrimoniarse con él, Akira lo hizo porque de verdad lo amaba.

Su amor por él era en serio. Era sincero, era de verdad…

Y eso lo volvía todavía más confuso.

¿Cómo un asesino despiadado podría estar enamorado de forma sincera? La mayoría de asesinos seriales carecían de sentimientos, de empatía o sentido de la razón… pero Akira…

—No me dejes…—y ahora si estaba llorando—Por favor Shima, no me dejes, sin ti mi vida no tiene sentido alguno, sin ti pierdo el camino… sin ti me muero.

Kouyou sabía que no estaba juagando, podía ver que sus palabras eran literales, Akira era capaz de todo, era capaz de matarse si él lo dejaba…

El castaño era alguien blando y a pesar de todo, lo seguía amando…

—No me voy Aki… no me voy—acaricio su rostro dejando un montón de besos en este, el rubio se abrazó más, soltando verdaderas lágrimas de angustia y sollozos desesperados, no era mentira, su amor por Kouyou no era una mentira, él era lo único real para él.

Ambos terminaron en el piso, pues las piernas del rubio fallaron, se sentía tan débil en ese momento que Kouyou fácilmente podría zafarse de su agarre e irse para denunciar a la policía…

Pero no lo hizo.

Se quedo con él, lo acurruco contra su pecho, acaricio su cabello y dejo besos en su frente, Akira se estaba rompiendo frente a él y Kouyou no tenía el corazón tan frio para dejarlo.

—Aki… ¿me amas?

—Mucho, con todo mi corazón, con todo lo que soy, te amo tanto que por eso hice todo esto, te amo tanto que no quería que hubiera gente mala que dañara la vida que podríamos tener, ellos serían el ejemplo, ellos eran la advertencia de lo que pasaría si seguían siendo malas personas…quiero vivir en un mundo tranquilo contigo hasta que me muera…—dijo sollozando contra su pecho, tratando de no ahogarse por la falta de aire.

Kouyou continúo acariciando su cabello tratando de entender sus palabras, tratando de asimilar su motivo… él quería una vida plena y segura para ambos, por eso hizo lo que hizo.

Todo para ellos… por su futuro juntos.

—Mi amor…—acaricio su rostro, apartando el cabello que pudiera cubrir su vista, el rubio lo miro atento, con los ojitos lloroso y aun sollozando, Kouyou sonrió y se acercó para dejar un beso en sus labios, si Akira de verdad lo amaba tanto como dijo ¿podría detenerse por el no? Si él se lo pedía podría parar, podría pararlo—No me iré, me quedare contigo para siempre, deja de llorar.

— ¿No me vas a dejar? —hablo suave, mirándolo con suplica y ojos de esperanza.

—No amor, pero debes de prometerme algo…

—Lo que quieras…—se volvió a esconder en su pecho.

—Ya no más asesinatos ¿sí? Ya no quiero que mates más gente, no quiero que te sigan buscando, que esto se acabe mi amor, por favor… solo asi podre quedarme contigo. —hablo suave y teniendo cuidado de que su tono fuera muy, muy tranquilo y lleno de amor, el rubio lo miro en silencio por unos minutos para después asentir y volver a esconderse en su pecho.

—Por ti mi vida, lo que sea. —dijo seguro contra la piel de su cuello y cerrando los ojos.

Kouyou soltó un suspiro, abrazándose más al cuerpo de su esposo, si él tendría que guardar el secreto lo guardaría, lo amaba, amaba a ese hombre a pesar de las atrocidades que había cometido, a pesar de que sabía que esas manos seguían en algún lugar de la casa en la que estaban, lo amaba tanto que estaba dispuesto a vivir con un asesino con tal de que no siguiera asesinando.

Lo amaba por quien era, lo amaba por ser Akira.

Él amaba a su esposo, no al asesino de la nota roja, y si tenía que convivir por ambos para mantener cautivo a uno, lo haría.

—Ya es tarde, tenemos que dormir…

—Si…

Ambos se levantaron del piso para caminar hasta la habitación, terminaron por acostarse frente a frente, Kouyou en ningún momento dejo de acariciarlo con mucho amor.

—Aki… ¿puedo preguntarte algo?

— ¿Dime?

—Si ya no están en el armario ¿Dónde están? —no había necesidad de preguntar, sabia a que se refería.

—Están en el sótano…

— ¿Tenemos sótano?

—Si, pero nunca te lo enseñe, lo siento ¿estas enojado?

—No mi amor—lo abrazo—no estoy enojado.

El rubio lo abrazo, escondiéndose en su cuello, se sentía tan casado, pero estaba tranquilo, Kouyou era hombre de palabra, no se iría…

—Tengo mucho sueño…

—Duerme mi amor, fue un viaje largo y ambos estamos cansados.

Akira ya no dijo nada, cerro los ojos y termino de acurrucarse contra el cuerpo de su esposo, Kouyou sonrió, abrazándolo de una manera protectora, sería difícil acostumbrarse a la idea y aun asi no se sentía del todo seguro de lo que estaba haciendo, sabía que Akira lo amaba, pero no sabía si en algún punto podría enloquecer y hacerle algo, tenía miedo, se sentía confundido con todo.

Lo único seguro era su amor y confianza ciega por el rubio.

Y si Akira decía que no le haría nada y seguiría amándolo como siempre, tenía que creerle.

Por su bien, por el bien de ambos.

 

 

Fin.


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