Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El nacimiento de las estaciones por SailorDarkness

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi, perdón por no haber actualizado en tanto tiempo, pero finalmente estoy de vacaciones y estoy de vacaciones, así que aprovechando las fiestas les traigo está actualización.

Disfruten mucho el CAP lo escribí con mucho amor.

Pd. Aquí les dejo una pequeña canción que, creo yo, queda bien con el capítulo.

En el poco tiempo que Kurenai tardó en regresar y que Jiraiya tardó en llegar al templo de Tsunade, la tierra se había secado aún más de lo que ya estaba; Jiraiya contemplaba el gran templo edificado para la rubia, a su lado estaba Kakashi, mensajero de los dioses esperando indicaciones.

 

-Quédate aquí y espera mis órdenes, aún no se qué puede pasar.- Sin esperar respuesta se adentro en el templo escuchando los sollozos de su amiga, aquello le hizo recordar viejos tiempos de discusión y malos momentos. 

 

Al encontrarla se le oprimió el corazón al ver a esa mujer tan fuerte, deshecha en llanto, abrazando un pequeño muñeco que estaba seguro pertenecía a su hijo.

 

-Creo que nunca imagínate volver a verte así- habló fuerte con tono melancólico, llamando la atención de la rubia quien rápidamente se secó las lágrimas, dejó el muñeco de lado y frunció el ceño levantándose de su trono.

 

-¿Qué quieres idiota?- preguntó intentando que su voz no se quebrara.

 

-Quiero que dejes de actuar como una niña berrinchuda, te comportes y hagas tu trabajo.- se cruzó de brazos esperando la reacción de la mujer.

 

-Tu no sabes nada maldito, no puedes…-

 

-Se porque estás así, Kurenai me lo dijo, pero aún así no puedes desquitarte con todo el mundo cuando tú problema es con Madara.- intentó sonar firme, aunque él también estaba preocupado por Minato no podía permitir que esto siguiera. Esperaba que Tsunade le reclamara e incluso espero que lo golpeara pero no sé espero lo que pasó a continuación, la rubia se acercó a él tomando sus manos y lo vio a los ojos con mirada suplicante.

 

-¡Jiraiya escúchame, nunca te he pedido nada y tampoco he cuestionado nada de lo que haces, incluso hemos arreglado nuestra amistad en estos años, así que te pediré una sola cosa...Trae de vuelta a Minato...por favor, por nuestro pequeño, sácalo del inframundo!.- Comenzó a derramar más lágrimas mientras hablaba.

 

-Tsunade escúchame, tú sabes que no puedo interfe…-

 

-¡Si él no regresa, dejaré todo como está!- esta vez habló con furia y mirada decidida, separándose con despreció. Al ver la determinación de la rubia, se dio cuenta de que hablaba muy enserio. La tomó de los hombros y viéndola a los ojos le respondió.

 

-Muy bien, pero en cuanto regresé debes reparar todo el daño.¡Kakashi!- llamó a su acompañante, quien es pocos segundos apareció frente a ellos.- Escucha, baja al inframundo y trae a Minato de vuelta, no regreses sin él, ¿Entendido?- dió instrucciones rápidas sin apartar su mirada de la de Tsunade.

 

-¡Entendido!- respondió antes de desaparecer, dirigiéndose al reino subterráneo, dejando a los dos Dioses sólos.

 

-Gracias Jiraiya- agradeció la de ojos castaños abrazando a su amigo por primera vez en muchos años.

 

*****

 

En el castillo del inframundo, más específicamente en la habitación del Rey del lugar, se escuchaba muchos ruidos y risas animadas.

 

Madara y Minato estaban desnudos sobre la cama, el rubio sentado sobre el regado del pelinegro dejándose acariciar mientras besaba al dueño de su corazón.

 

-Me haces cosquillas- comentó divertido al separarse para ver los hermosos ojos oscuros de su amante.

 

- Puedo hacerte sentir mucho más- susurró seductoramente mientras dirigía sus dedos a la entrada del menor, obteniendo varios gemidos del joven. El rubio nuevamente volvió a besar a su amante con deseo y pasión, las cuales aumentaron cuando los dedos fueron sustituidos por el miembro del mayor, quien se quedó quieto, acariciando la espalda del menor, esperando que se acostumbrara a la intromisión.

 

Pasados unos minutos empezó con embestidas lentas y fue aumentando de ritmo, causando una gran placer en ambos, Minato se abrazó a la cintura del ojinegro con las piernas intentando hacer más profundo el contacto que tanto deseaba. En esos pocos días había aprendido que hacer el amor, era algo maravilloso, nada se le podía comparar...era como si tocara el cielo con las manos, al menos esa era la idea que él tenía de ese acto carnal.

 

Después de un rato en ese mete y saca, los dos llegaron al clímax dándose un beso mucho más apasionado que los anteriores, abrazados el uno al otro con gran fuerza.

 

Una vez que Madara salió del interior del rubio los dos se recostaron sin dejar de abrazarse, mientras el ojiazul se acurrucaba el pecho de su acompañante, este acariciaba los rubios cabellos con cariño; para el pelinegro habían sido los mejores días su vida, ahora estaba seguro que no podía vivir sin su amado Minato, no quería separarse de él sin importar lo que pasara. 

 

- ¡Minato!-

 

El rubio dirigió su mirada hacia el mayor- ¿Sí?¿Qué pasa?

 

- Dime…a ti...¿Te gustaría quedarte conmigo para siempre?-le pregunto sin miedo viendo directo a sus ojos, Minato solo se sonrojo y se quedó mudo sin saber qué decir.

 

Se quedó pensando, le preocupaba bastante el cómo estaría su madre y su padre, tampoco quería dejar su hogar por siempre, pero...en unas pocas semanas Madara había cautivado su corazón, se había enamorado por completo y eso, en ese momento tomó su decisión. 

 

- Yo…-justo cuando iba a responder golpearon la puerta, cosa que hizo fruncir el ceño al ojinegro.

 

- Madara-sama, lamento molestarlo pero hay una visita indeseada muy insistente pidiendo verlo-

 

- ¡Maldita sea!-la molestia en su voz era notoria, pero cambio se dirigió a Minato- ¡Tranquilo, enseguida vuelvo!- Besó sus labios antes de levantarse para vestirse e ir a atender a esa visita no deseada.

 

Después de que el pelinegro saliera del cuarto, Minato se sentó en la cama pensando en quién podría ser esa misteriosa visita, haciendo memoria solo sabía de un ser que podía descender al inframundo sin ningún problema, y ese era Kakashi, el mensajero de los dioses. Al darse cuenta de eso se levantó de inmediato a vestirse para ir a verlo, pues probablemente estaba allí...por él.

 

-----

 

Kakashi estaba nervioso, no era la primera vez que estaba en el inframundo y tampoco seria la ultima, pero en esta ocasión se sentía sumamente nervioso; era la primera vez que venía a “negociar” con gobernante de ese reino y no podía fallar, si lo hacía probablemente Tsunade lo asesinaría de la peor manera posible.

 

- ¡Debo admitir que me sorprende tu visita!-Madara había hecho acto de presencia, se sentó en su trono y miró con ojos penetrantes llenos de molestia al mensajero.

 

- ¡Admito que no estaba en mis planes venir por aquí el día de hoy, pero si el rey de los dioses quiere algo, este humilde servidor no puede negarse!- respondió con ironía, intentando no mostrar nerviosismo y no provocar que el dios del inframundo le diera una estancia permanente en su reino.

 

- ¿Y qué puede ser ese algo que el rey de los dioses te encomendó?- necesitaba  ser directo o el peliblanco le daría todas las vueltas posibles al asunto.

 

- Siempre tan directo...muy bien Jiraiya me envió a buscar a Minato, Tsunade esta molesta y preocupada por lo que se está desquitando con la tierra, así que debo llevarlo de inmediato a la tierra.- Respondió sin rodeos.

 

- Me parece razonable, pero qué te hace pensar que yo dejaré que te lleves a Minato tan fácilmente.-

 

- Pues si él no regresa conmigo, Jiraiya y Tsunade podrían tomarlo como un acto de desafío y una declaración de guerra.- Tal vez exageraba un poco, pero con ese par de dioses uno no podía estar seguro, estaba seguro que cualquiera de los dos sería capaz de una locura, uno por recuperar a su hijo y el otro por solucionar la situación con los mortales.

 

- No me gustan las amenazas y menos en mi propio reino.- Declaró Madara mientras se levantaba con un aura amenazante que intimidó al peliblanco, pero no lo demostró, él también debía mantenerse firme.

 

El ambiente estaba tan tenso que ni Tobi ni Obito, quienes estaban contemplando todo, se atrevieron a moverse o intervenir.

 

Cuando parecía que Madara estaba por lanzarse sobre Kakashi, Minato llegó y al ver como ambos dioses estaban por pelear corrió y se puso en medio de ambos, centrando toda la atención en él.

 

- ¡Por favor no peleen!, ¡¿Kakashi qué estás haciendo aquí?!- pregunto viendo a los ojos al mensajero, quien estaba agradecido por su oportuna intromisión al ver como el rey del inframundo se tranquilizaba un poco.

 

- ¡Minato, gracias al cielo, Tsunade y Jiraiya están muy preocupados por ti!- Se acercó a ver a los ojos al rubio ,respiro más relajado, pues sería más fácil hablar con el rubio

 

- ¡Dijiste que mi madre está desquitandose con la Tierra, ¿Qué demonios está pasando arriba?-

 

- ¡Desde que te fuiste, Tsunade ha estado como loca, está desesperada y por eso toda la tierra está fría y esteril!-

 

- ¡Eso no...no puede ser posible!- empezó a soltar algunas lágrimas de impotencia, su ausencia había causado grandes problemas, y eso era algo que no se podía perdonar. Así que se limpio las lagrimas y volteo a ver a Madara.- ¡Madara...por favor déjame volver, si no vuelvo mi madre...ella seguirá triste y hará más daño!-

 

*(Música de fondo)*

Madara tenía una gran pelea interna, se había esforzado tanto para tenerlo a su lado, pero al verlo tan decidido no pudo negarse, así que se acercó a él para besarlo, fue bastante corto para gusto de ambos, llevó una de sus manos a la mejilla del joven y lo miró a los ojos- ¡Si eso es lo que tú deseas, entonces ve!

 

Los dioses del sueño y de la muerte no lo podían creer, después de todo lo que hizo y el esfuerzo que requirió conquistarlo, solo...lo dejaba ir.

 

Por su parte Minato se lanzó a abrazar a Madara por el cuello, abrazó que fue correspondido por el mayor quien pudo escuchar un “gracias” muy claramente en su oído; después de un par de minutos abrazados se separaron viendo a los ojos y sujetando sus manos, casi suplicando no separarse. Kakashi se mantuvo al margen sin creer todo lo que había visto en tan pocos minutos; al darse cuenta que podrían quedarse por más tiempos sujetos de la manos, se acerco y toco el hombro del rubio rompiendo ese momento tan cálido, Minato fue soltando su mano lo más lentamente que pudo hasta zafarse por completo; dio la vuelta y empezó a alejarse sin voltear atrás ni decir adiós, pues sabía que si lo hacía no podría irse. El peliblanco estaba por seguirlo, pero sintió la mano del Dios del inframundo en su hombro, así que se quedó quieto viendo como Minato desaparecía tras las grandes puertas del gran salón; entonces el pelinegro se acercó al oído del menor y susurro- ¡Él puede irse siempre y cuando no coma nada del inframundo!.

 

Lo soltó bruscamente y se alejó en dirección contraria. Las palabras de Madara le dieron mala espina pues sabía que el Dios no decía nada porque sí, sin embargo decidió ignorarlo y alcanzar a Minato, su prioridad ante todo era llevarlo de regreso a casa lo más pronto posible.

 

------

 

Llevaban bastante tiempo caminando, más del que recordaba haber caminado cuando escapó, ya no podía ver el castillo pero podía escuchar a lo lejos los gruñidos y ladridos de cerbero, sonrío con nostalgia al recordar el primer encuentro con el perro de tres cabezas.

 

- Kakashi, ¿Podemos descansar?- preguntó mientras se sentaba sobre una roca cercana. Después de pensarlo un poco, dio un asentimiento con la cabeza y se alejó un poco, quería ver qué tanto les faltaba para llegar a la puerta del averno.

 

Minato solo se quedó viendo el paisaje y sintiendo el suave viento, hasta que escuchó que un leve sonido a su lado, era como el sonido de ramas moviéndose por el aire, pero cuando estaban caminando no vio ningún árbol. Extrañado, volteó el rostro buscando el origen del sonido y se encontró con un árbol lleno de hojas y algunos frutos rojos; ese árbol llamó tanto su atención que no pudo evitar acercarse a él para tomar uno de esos frutos, nunca había visto uno como ese, y era raro teniendo en cuenta que si madre era la Diosa de la agricultura.

 

Cuando lo arrancó del árbol, la observo por unos segundos y luego la abrió con fuerza para encontrar varias semillas de un tono rosado en su interior. Tomó una con duda y lentamente se la llevó a la boca para probarla, era un sabor dulce que le agrado, así que tomó una segunda semilla, después tomó otra y otra...y otra.

 

Justo cuando estaba saboreando una sexta semilla, Kakashi regresó y casi le da un infarto cuando vió que el rubio estaba comiendo algo, no pudo evitar recordar las palabras de Madara. Corrió rápidamente y le quitó la fruta de la mano antes de que comiera otra semilla. Un poco altera lo tomó fuerte de los hombros y lo vió a los ojos.

 

-¡Minato, ¿Qué estás haciendo?!-

 

-Solo...solo tomé una de esas frutas- explicó un poco nervioso al ver al mayor todo nervioso, quién empezó a negar con la cabeza.

 

-Minato...Madara dió una única condición para que tú pudieras irte, y creo que sabes cuál es- mencionó con tono decepcionado mientras lo soltaba. 

 

Por su parte el menor se quedó meditando las palabras del peliblanco, y ahí se dio cuenta de que era a lo que se refería, la comida. No tenía idea de porqué lo hizo, tal vez fue inconscientemente que lo hizo, al inicio peleó con todo de sí para no ceder ante la tentación de comer algo, y ahora solo...solo comió unas semillas como si nada malo fuera a suceder.

 

- ¡Vámonos antes de algo más pase!- lo tomo por la muñeca y lo jalo levemente para sacar al rubio de sus pensamientos. Los dos continuaron su camino para regresar a la tierra, cuando vieron a cerbero, Kakashi se sintió más aliviado, pues eso significaba que ya casi salían de aquel reino; por su parte, Minato sentía una opresión en el pecho, en especial cuando el gran perro lo vio, confuso de ver que se alejaba, volteo la mirada cerrando fuertemente los ojos, sintiendo que le costaba respirar, así que ignoro todo a su alrededor y siguió su camino.

 

*****

 

Tsunade estaba de pie, en la entrada del inframundo en la tierra, esperando a que su hijo saliera. Jiraiya y Mito estaban con ella, esperando pacientemente ver que es lo sucedía, los dos estaban nerviosos, no sabían qué es lo que harían si Kakashi no lograba traer de vuelta al muchacho.

 

Había pasado bastante tiempo y los tres esperaban que todo saliera bien.

 

Justo cuando Tsunade estaba por adentrarse al inframundo a buscar personalmente a su hijo, vio salir de esa oscuridad tan profunda a Kakashi y seguido de él...a su pequeño.

 

- ¡Minato!- dijo, mientras lágrimas de felicidad se agrupaban en sus ojos.

 

- ¡Mamá!-respondió con la misma felicidad al verla, corriendo hacía ella para poder abrazarla.

 

Tsunade recibió en sus brazos a su hijos, llenándolo de amor y calmando su propia alma, finalmente sentía que volvía a respirar y que su corazón descansaba. Sentía paz por primera vez en bastante tiempo.

 

Gracias a que el corazón de la Diosa estaba tranquilo, todos los paisajes a su alrededor  comenzaron a florecer, los árboles se llenaron de hojas y frutos, las flores comenzaron a crecer e incluso el sol se comenzó a salir de entre las nubes, haciendo de esa una hermosa escena.

 

Disimuladamente, Kakashi se acercó a Jiraiya pues debía informarle lo acontecido en el inframundo.- ¡Jiraiya-sama, debo decirle algo importante, Madara-sama...!

 

- ¡Jiraiya!¡Tsunade! Debemos hablar- aquella voz interrumpió al peliblanco y llamó la atención de todos los presentes. Parado en la entrada del averno, se encontraba Madara con expresión seria. Minato fue el más sorprendido, pero de cierto modo sabía porqué estaba ahí, y eso hizo que su corazón palpitara con fuerza y a la vez sintiera calama.

 

- ¡TÚÚÚ!- miró con furia al causante de su dolor, aferrándose con fuerza a su hijo, dándole a entender que no permitiría que le arrebatará a su tesoro más preciado nuevamente.- ¿Cómo te atreves a aparecer aquí, maldito?- expresó con furia.

 

- ¡Para que Minato se fuera puse una condición muy clara, que no se respetó!- Todos voltearon a ver al peliblanco para ver si lo que el ojinegro decía era verdad, a lo que Kakashi solo dió un leve asentamiento, que confirmó lo que más temían los mayores.- ¡Sin embargo, tengo una propuesta que podría solucionar esta discusión de una vez!

Notas finales:

Espero les haya gustado, nos estamos acercando al final.

Dato: la gazanias, son flores que solo floreces cuando hay sol.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).