El amanecer llegó y un nuevo día se presentó. Abrió los ojos con pesadez, se sentía cansado, apenas durmió una hora y su cuerpo sentía la falta de sueño. Se quedó un par de minutos recostado en su cama mirando hacia el techo, de repente una lágrima se deslizó por su mejilla, el vacío que sentía su corazón era tan profundo que no podía evitar mostrarlo.
― Maldición- apretó los labios con fuerza para contener las lágrimas que se asomaban nuevamente, respiró profundo y se levantó de un salto― Hanamichi, hiciste una promesa y la tienes que cumplir- se dijo a sí mismo para recordar lo que había pasado.
Se dirigió a la mesita donde tenía su pequeña parrilla y preparo un omelet, sonrío alegremente al colocar el platillo en la mesa y se dispuso a comer― ¡Gracias por la comida!- grito alegremente pero nadie le respondió, soltó los palillos y se rio de forma irónica- Hanamichi eres un idiota, dime... ¿quién esperabas que conteste?- coloco ambas palmas sobre su rostro y se echó a reír, bloquearía cualquier sentimiento, por más pequeño que sea lo botaría de su corazón.
Salió de su casa y se dirigió a la escuela, mientras paseaba veía a sus alrededores con un tanto de indiferencia, hasta que paso cerca de una cancha de Basquet ball, al mirar de reojo logro distinguir una silueta, de inmediato giró la vista encontrando al causante de su insomnio.
Por unos breves minutos se quedó mirando sin ser detectada su presencia, pudo observar a detalle sus movimientos, su respiración, su ritmo y sus expresiones, observaba como en cuestión de segundos cada uno de esos aspectos cambiaba, sonrió para si mismo y luego agito la cabeza al percatarse que se estaba dejando llevar y eso no lo podía permitir.
Siguió caminando hasta llegar a la escuela, entro a su salón pero no había nadie, al mirar el reloj se dio cuenta que aún faltaba media hora para que comenzaran las clases, respiro profundo y se recostó en su pupitre, miró por la ventana para admirar las nubes que se movían lentamente por el cielo pero antes de que sus sentidos se perdieran y se sumiera en un profundo sueño alguien abrió la puerta de golpe.
― Ru-Rukawa- abrió los ojos de par en par al ver al azabache entrar por la puerta, lucía cansado y algo desalineado, podía ver algunas gotas de sudor deslizarse por su rostro.
Por un momento todo quedo en silencio.
Sus miradas se cruzaron y esos profundos ojos azules se posaron sobre los suyos, eran penetrantes... sentía como atravesaba su interior y al sentirse vulnerable mejor desvió la mirada.
Respiro profundo para calmar su angustia, no debía dejar que averiguara el motivo de su alejamiento.
― Hey idiota- levantó la mirada encontrarse con Rukawa parado frente a su pupitre― dime ¿aún no piensas confesar lo que te sucedió?- su tono de voz detonaba molestia pero Sakuragi siguió ignorándolo― entonces ¿qué fue lo que te dijo esa chica?― por un momento se sobresaltó al escuchar la mención de una joven pero aun así no lo miro a la cara― por tu expresión ¿no piensas decime nada aún?― espero una reacción pero no la hubo― bien...- entrecerró los ojos con clara molestia pero aquel joven seguía sin mirarlo― tú te lo buscaste- con el puño cerrado le propino un golpe en la mejilla.
―¡Maldito Zorro! ¡¿Qué diablos te pasa?!- se tocó la mejilla lesionada, de inmediato se levantó para contraatacar regresando el golpe con un fuerte derechazo.
―¿A mí?- respondió― tu eres el estúpido que no quiere hablar conmigo- regreso el golpe
― No tengo nada que decirte, te lo dije la última vez- regreso el golpe una vez mas
― No mientas, vi como me observabas y parecía que querías decirme algo- ahora le dio una patada que el pelirrojo apenas puedo bloquear con sus manos
― Lárgate, no quiero verte- la frustración y sufrimiento se acumulaba cada vez mas, los golpes iban y venían, y entre mas tiempo pasaba su resistencia se iba acabando.
― Eres un estúpido, ni siquiera tienes la fuerza para pelear- sintió como la intensidad de los golpes disminuía
― Ya lárgate de una buena vez y déjame en paz
― ¿Por qué? ¿Me odias?- preguntó
― SI, YO TE ODIO- grito exaltado atinando un último golpe pero en lugar de mostrar un rostro lleno de rabia sus lágrimas se derramaron por sus mejillas― "Te odio"- resonaron las palabras en su mente.
Rukawa aparto el puño de su rostro y de un tirón lo acerco a su cuerpo chocando uno contra el otro y los brazos del pelinegro rodearon al pelirrojo. La calidez que sentía en su pecho se extendía por todo su cuerpo y podía sentir como se relajaba.
― "Esta calidez..."- pensó― "Esta calidez... era lo que más anhelaba desde hace varios días"- dejo caer su peso sobre su acompañante y por un momento se dejó llevar.
Rukawa levanto su mentón una vez que sintió la tranquilidad en el cuerpo del pelirrojo, poso sus labios sobre el otro y lo besó.
Suave, dulce y cálido era lo que ambos sentían, por un momento se olvidaron de todo y crearon una burbuja que nadie podia penetrar.
Cuando se separaron un sentimiento de vacío se anido nuevamente en su corazón. Rukawa no soltaba el agarre a su cintura y el solo se recargo en su hombro.
― Tu...-hablo Rukawa― estás enamorado de mi- sus palabras lo sorprendieron y todo su rostro se tiño de color carmesí, lo que había dicho no era una pregunta, sino, una afirmación.
Se removió de su lugar hasta liberarse de esos brazos que lo aprisionaban― Me voy- dijo agachando la mirada, dio media vuelta y atravesó la puerta sin voltear.
Rukawa observo como se alejaba y sonrió, una vez más logro su cometido y dejo una nueva huella en su corazón... ahora el pelirrojo tenía algo en que pensar.
Durante las primeras horas de clase el pelirrojo no entro, fue hasta el segundo periodo que apareció, su semblante era serio, parecía un poco distraído y pensativo y por extraño que parezca estuvo atento a las clases. Necesitaba distraer su mente y olvidar ese par de horas donde llego a una conclusión que aunque estaba frente a sus narices no se había dado cuenta hasta este momento.
/*Flash Back*/
Se dirigió a la azotea para tomar un descanso y pensar en lo que Rukawa había dicho.
― "Tú estás enamorado de mí"- resonaron las palabras en su mente y se preguntó ¿Qué era lo que sentía por él?, intento meditarlo pero no llego a ninguna conclusión.
―Hola- una voz conocida lo saco de sus pensamientos.
― Yohei- miró sorprendido- ¿qué haces aquí?, es muy temprano
― Oh, es que a mi mamá se le ocurrió ir a un mercado al otro lado de la ciudad y como tenía que llegar temprano me paso a dejar a la escuela antes de irse
―Ya veo- dijo desanimado, Yohei sonrió con ternura por su comportamiento, parecía un niño perdido y desorientado.
― Dime, ¿Qué es lo que te pasa?- se sentó a su lado para esperar una respuesta quedando unos minutos en completo silencio.
― Yohei, ¿Alguna vez te has enamorado?- preguntó, ocultando el rostro entre sus manos y causando una pequeña risilla en su acompañante
― Mmmm- medito― si , en un par de ocasiones- dijo colocando la mano en su barbilla en pose pensativa.
― Y... ¿Qué es lo que sentías?- pregunto apenado, si quería respuestas tendría que hablar con alguien y no había mejor persona que Yohei.
― Veamos... sientes... alegría, felicidad, dicha y no puedes dejar de pensar en esa persona, buscas cualquier forma de llamar su atención para que te note, aunque no todo es positivo, a veces siente tristeza cuando no puedes estar con esa persona- concluyó y miró de lado para observar al chico que lo acompañaba y por su expresión dedujo que no esperaba esa respuesta.
― Yo... me he declarado a muchas chicas y todas ellas me han rechazado pero ahora yo...-dudaba si contarle o no― yo... siento algo parecido por alguien pero a la vez diferente, es decir, ¿cómo explicarlo?- se revolvía los cabellos intentado encontrar las palabras exactas para que lo entendiera― al principio no me llevaba bien con esa persona, de hecho la odiaba o al menos eso creía pero... a la vez me llamaba la atención y poco a poco me interese en él, me gusta molestarlo y búrlame de él, me siento feliz a su lado y me molesta cuando todas esas chicas están gritando su nombre- sin darse cuenta se dejó llevar por sus sentimientos sin medir sus palabras―quiero asesinarlas porque ni siquiera lo conocen como yo. Él sabe lo de mis padres- esa confesión sorprendió al chico, no esperaba que la confianza que ambos tenían llegaran a esos límites―él es un tonto y creído, siempre se burla de mí y me molesta su simple presencia pero... un profundo dolor y vacío se aloja en mi interior cuando no nos vemos, yo... no sé si eso sea igual a estar enamorado porque no se parece a nada de lo que sentía por esas chicas- todo quedo en silencio, el joven pelirrojo tocaba las puntas de sus dedos y jugaba con ellos esperando la respuesta de su amigo.
― Sabes Hanamichi, dicen que el enamoramiento solo es una atracción física que siente uno por otra persona y por lo que me cuentas no se parecen- Sakuragi agacho la mirada― sin embargo, dicen que el enamoramiento es la primera fase en una relación y conforme pasa el tiempo la pareja se conoce, se crea confianza, respeto y aceptas a la otra persona con sus defectos y virtudes- hizo una pausa para ver sus reacciones
― Entiendo- aunque no entendió prefirió responder de esa manera, el pelinegro se levantó de su lugar, sacudió sus pantalones y emprendió el camino hacia a la puerta pero se detuvo antes de entrar
― Sabes Hanamichi, probablemente tu no estés enamorad- Sakuragi lo miró atentamente― lo más seguro es que tu amas a esa persona- el pelirrojo se quedó anonadada por las palabras en un principio y cuando su cerebro proceso la información, se sonrojo y removió en su lugar . Tenía mucho que pensar y principalmente tenía que comprender sus sentimientos, así que cuando la campana sonó se quedó sentado en ese lugar, mirando hacia el cielo y dirigiendo todo la información que acababa de obtener.
/*Fin del Flash Back*/
Una vez más soltó un largo suspiro y centro su mirada en el sujeto frente a él- "me preguntó"...- pensó― "¿Cuándo me enamore de Ti?"- se sonrojo por sus pensamientos― "o más bien, ¿en qué momento comencé ha amarte?"- con ambas manos sujeto su cabeza por la frustración, trago saliva y un nudo se forma en su garganta cuando la imagen de la chica cruzo por su mente; y al recordar aquella promesa su angustia creció porque ahora se sentía incapaz de poderla cumplirla.