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Where is the love? por ScorpioGirl

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Notas del capitulo:

Hola mis amores, al fin me pude dar una escapada rapida de mis labores para actualizar, espero que les este gustando la historia.

Degel siempre fue un hombre madrugador, casi siempre se levantaba temprano, por lo regular a las 5 de la mañana ya estaba empezando su día, coloca café en su cafetera y prepara el biberón de su pequeña hija, toma una ducha rápida y se viste para ir a su trabajo. Pero esta vez estaba mucho más relajado sin la presión de dejar a su hija sola con mujeres desconocidas, por alguna razón el joven le inspiro demasiada confianza desde el primer momento que se topó con él, se veía tan buen muchacho pero era obvio que no había tenido la fortuna de enderezar su camino.

El olor a café recién preparado le despertó, pues su estómago dejo en claro con un gruñido en protesta que era hora del desayuno. Se levantó con pereza, estiro sus brazos y piernas, nunca antes había dormido tan cómodo, sin frio, ni ruido, ni gritos, no golpes, se sentía en paz y tranquilo, froto ambos ojos para ajustarse a la luz que entraba directo al cuarto, una de las enormes cortinas estaba ya recogida dejando entrar la luz matutina, al parecer iba a ser un día nublado, tal vez llovería todo el día, se acercaban las fechas de tormentas, tan ido estaba que mirando a su alrededor pronto le recordó donde estaba, volteo rápido a la enorme cama que estaba ya acomodada como si nadie se hubiera acostado allí la noche anterior “¿Pero dónde estaba ..?”. Se asustó cuando escucho el rechinido de una puerta, siendo ni más ni menos que Degel recién bañado saliendo solo con una bata de baño, Milo solo pudo tragar grueso sintiéndose apenado .

-- Buenos días Milo – Le sonrío amablemente mientras secaba su cabello.

-- Buenos – Dijo apenas en un murmullo, ya que no estaba acostumbrado a esa clase de trato mucho menos a ver a ese hombre en bata, podía ver su pecho blanco resaltar de esa bata de tono oscuro que usaba, rápido bajo su mirada y apretó la manta fuerte entre sus dedos.

– Veo que te vas levantando, ¿Qué tal dormiste? – Pregunto para llamar la atención del menor, se colocó sus lentes, le hacía lucir tan majestuoso a la vista del rubio.

-- Bien…gr-gracias – Dijo tímido, pues le resultaba incomodo estar a solas con el mayor, aun no se acostumbraba a su presencia ni a su casa, sentía un nudo se formaba en su estómago de los nervios.

-- Que bien, espero llegar temprano del trabajo para alistar el cuarto de invitados, necesitas tener privacidad ¿No? No quiero que te sientas incomodo al dormir siempre conmigo eh – Se puso algo apenado por lo ducho – Bueno en el mismo cuarto… tu me entiendes

-- No se preocupe señor Dumont, en cualquier parte me puedo quedar, no ocupo mucho espacio, no hay problema con eso.

-- Ya está entonces el fin de semana nos ponemos de acuerdo para arreglar tu habitación, pero por ahora vamos a desayunar ¿Te parece? – Pregunto animado, le dio una sensación de ternura al ver al rubio todo despeinado con la coleta de lado – Lávate la cara, te espero abajo

-- Está bien, no me tardo – Milo le regalo una pequeña sonrisa mientras el mayor se retiraba. Degel se fue a ver si su niña ya estaba despierta, cosa que agradecía que aun estuviera dormida. Así tendría tiempo de explicarle las cosas a Milo con calma.

Milo camino al baño tomo agua del grifo y lavo su cara para quitar las señas de sueño, humedeció un poco su cabello para peinarse con los dedos y cubrir su rostro como de costumbre, con la diferencia que esta vez dejo un poco descubierto el otro lado de su rostro, poniendo parte del mecho detrás de su oreja. Sin duda era un nuevo Milo, se sentía un poco más animado y tomaría la oportunidad que le daba el señor Dumont para iniciar de nuevo.

Bajo despacio la escalera, se dejó guiar por el por el ruido, movió despacio una puerta de cristal, dando a un enorme comedor rectangular elegante con 6 sillas cubiertas de terciopelo azul marino, al parecer no se usaba mucho, ya que estaba lleno de papeles. Siguió por un pasillo al lado, el olor a café y tocino se hizo mucho más fuerte, era exquisito, tal vez ahora sabría lo que es vivir en familia.

Suavemente empujo la puerta abriendo lo suficiente, viendo como el mayor servía un par de platos y los colocaba en una mesa redonda pequeña de cuatro sillas, había un sillita de bebe color rosa en el fondo, respiro hondo y se animó a entrar, cosa que casi brinca del susto al escuchar el estruendoso rechinido de la puerta. El mayor le miro divertido disimulando y aguantando solar una carcajada, como ya que él ya estaba acostumbrado a sonido chillante de la puerta le causo mucha gracia ver la cara de susto y reacción  del menor.

-- Bien creo que ya será hora de aceitar esa puerta – Degel se acercó a la mesa para animarle a pasar – Ven desayunemos juntos en lo que Sasha se despierta – Milo se dio cuenta que había un monitor como que estaba en el cuarto de mayor sobre el desayunador. Se podía escuchar la tranquila respiración de la pequeña – Toma asiento Milo, ¿Cómo prefieres el café? ¿O Quieres jugo de manzana?

-- Café está bien señor Dumont– Con cuidado se sentó en la silla que le había apartado el otro. Se le hizo agua la boca, frente a él había un enorme plato con lo que semejaba ser un omelette algo tostado y medio quemado de las horillas, con tocino a un lado.

-- Adelante, no soy un gran chef pero me se defender, o eso creo… Provecho – Sonrió sonrojándose, estaba algo apenado, quería sorprender al joven con un desayuno. A pesar de que Degel tenía la costumbre de desayunar ligero, ya que cuando no estaba su hermana o empleada que por lo regular le preparaban algo de comer para subsistir. Su esposa tampoco era habida a hacer de comer por su trabajo, pero cuando lo hacía era una delicia culinaria. A como recodaba se puso a preparar un desayuno de bienvenida para el menor –  ¿Quieres azúcar, crema? – Le coloco la taza humeante de café  – Te lo hice descafeinado, espero no haya problemas.

-- Gracias, no se preocupe – Probo el primer bocado de la omelette, que por cierto estaba deliciosa, pero fue imposible seguir comiendo sin sentirse incomodo ya que el mayor le miraba atentamente de reojo mientras tomaba un pequeño sorbo de cafe, como queriendo leer en su rostro si le había gustado o no, al notarse descubierto, Degel soltó una risa nerviosa.

-- ¿Y bien te gusto? – Pregunto disimulando el ser descubierto por el menor torpemente.

– Esta delicioso, no se hubiera molestado Señor Dumont – Fue cuando noto que el solo tenía un par de tostadas con mantequilla y la taza de café negro – Disculpe… ¿Usted no va a desayunar?

-- ¿Ah, yo? – Mordió una tostada como restándole importancia al asunto – Veras… No soy de desayunar mucho, Me acostumbre a desayunar ligero por Sasha, en las mañanas acostumbro a correr de un lado a otro de la casa y salir corriendo a la escuela

-- ¿Escuela? ¿Sigue estudiando? – Pregunto Curioso mientras continuaba devorando los trozos de tocino.

-- Jajajaja – Se le escapo una risita cantaría pero pronto limpio su garganta carraspeando un poco. La cara de Milo era un poema como si Degel fuera un bicho raro frente a él, no entendía por qué se reía. ¿Acaso le tomaba a burla su falta de estudios? – Bueno algo así, llevo años trabajando en la universidad Palas, Soy maestro de Literatura, Corrientes de la Filosofía e investigación – Milo le veía asombrado – Suena aburrido ¿Verdad? – Dijo sonriendo nervioso – Sé que no es la gran cosa pero se hace lo que se puede, al parecer está de moda las corrientes de las artes o algo así.

-- No para nada… En realidad es realmente asombroso, debe de ser alguien muy inteligente – Dijo asombrado – Bueno usted luce como alguien importante y muy listo – Luego se llenó la boca con el omelette, para disimular lo apenado que estaba por lo dicho. Sin más ambos seguían desayunaron muy plácidamente.

Descubrió que Degel era maestro a casi tiempo completo por la demanda del alumnado, pero por su hija había cambiado los horarios, poseía grandes capacidades académicas y estas eran reconocidas por diplomas, medallas, reconocimientos por sus proyectos de investigación y constancias de todas las conferencias que ha impartido, destacándose como uno de los mejores profesores universitario de antiguas civilizaciones e investigador con doctorado, además de tener una de las clases más entretenidas en el campus y formar parte de un gran equipo de trabajo, el comité de Historiadores, que investigaban sobre la cultura y religión de los antepasados y han hecho grandes descubiertos. Milo estaba fascinado al escuchar de la vida de Degel, sin duda nunca había conocido una persona como él.

-- Vaya creo que me emocione mucho hablando de mí, disculpa

-- No tiene por qué disculparse, su vida es muy interesante, no cualquiera puede lograr todo lo que usted ha hecho y siendo tan joven, si no le conociera pensaría que es un viejo loco que vive  entre libros – Ambos rieron por el comentario

- Y ¿Qué hay de ti? – Milo simplemente se encogió de hombros, le cayó como balde de agua fría, en si no sabía cómo contestar a su pregunta.

-- Pues no hay mucho, en realidad creo que no hay nada, soy una persona más del montón, nunca he hecho algo especial en mi vida y sinceramente dudo que lo haga – Degel comenzó a recoger los trastos y llevarlos al fregador, mientras el menor le respondía se sentía mal,  “¿Cómo era posible que alguien que apenas comenzaba a desplegar sus alas pensara así?... Aunque es como si se las hubiesen cortado desde muy pequeño… Pero aún hay tiempo”.

-- Milo, no digas esas cosas, todos tenemos algo de especial solo que algunos destacan en otras cosas tal vez no has encontrado tu camino, solo tienes que buscar un poco más.

-- “¿Cómo no pensar así si lo único que he hecho en esta vida es nacer en la miseria, recibir golpes, pasar hambre y frio…?  Sin oportunidad de cambiar por uno mismo” – O al menos así había pensado a lo largo de su vida. Nunca había recibo muestras de afecto o cosas por el estilo, solo le habían enseñado lo dura que es la vida, lo que se sufre por vivir bajo un techo, lo que cuesta ganarse unas migas de pan. Le habían enseñado el dolor de vivir.

Ambos permanecieron en silencio, en lo que el mayor lavaba los platos del desayuno, Milo jugueteaba con sus dedos debajo de la mesa y mordiendo su labio inferior en señal de nervios.

--Milo, ven – Le dijo llamando la atención del otro – Te explicare como preparar el biberón de Sasha, no tiene mucha ciencia – Preparo todo lo que iba a necesitar - ¿Ya has preparado un biberón antes? – Milo se acercó a donde estaba el mayor, negó con la cabeza rápidamente – Entiendo, veras que no es complicado, solo presta atención y si tienes dudas sobre algo me dices – Milo asintió rápido, veía como Degel acomodaba las cosas en orden de que fuera más fácil explicarle – Bien primero para preparar le leche no hay problema tiene suficiente en su termo – Le muestra un especie de cilindro rosa – Aquí están todos sus biberones –Le enseña un esterilizador color rosa lleno de biberones y chupetes de diferentes tonalidades de rosa, le da otro termo un poco más grande igualmente rosa – Este lo llenas de agua hasta la marca, lo conectas y se calienta, una vez lista se escucha una alarma, la apagas o le desconectas y dejas que el indicador se ponga de color verde, llenas el biberón hasta esta marca, cuatro cucharadas de leche en polvo, el medidor está adentro, ya luego te diré las otras opciones, por mientras empecemos con esta – Le señala el frasco dorado  –  Una vez listo, le cierras bien, también te aseguras de ponerle el seguro – Giro la tapa hasta que se escuchó un “Click” – Lo agitas bien que no queden grumos y listo, hay darle la leche ni muy caliente ni muy fría, la puedes probar en el dorso de tu mano, no queremos que Sasha se queme la boca, solo unas gotas son suficientes para comprobar la temperatura – Mira esta ya está lista – Le toma de la mano suavemente y vierte unas gotas en la mano de Milo – Vez, tampoco es como que quiero que te vayas a quemar la mano, solo la pruebas en unos 5 minutos después de prepararla y ya está para beber – Tomo con extrema suavidad le limpio la mano con una servilleta, sin importar que tan raro pareciera ese gesto. El mayor noto como este tenía unas marcas extrañas en su muñeca como si fuesen de ligaduras y había pequeñas cicatrices casi imprescindibles, Milo se había puesto muy rojo y sentía su rostro arder ante el contacto de sus manos y más el gesto de limpiarle con tal delicadeza, sin duda le tomó por sorpresa, pero no sé aparto y sin prestar mucha atención en la minuciosa mirada del mayor, no dejo que eso le distrajera de su tarea de aprender a preparan la leche de la pequeña–  … Oh – Degel cayó en cuenta del tiempo que durado sosteniendo la mano del joven rubio, por lo que le sonto con algo de rapidez – Y… ya que lo termine de comer puedes dejar los biberones usados en el lavatrastos ya yo me encargo de ellos – Milo lo veía sumamente concentrado pues no quería equivocarse ni defraudar al Señor Dumont en el primer día – ¿Alguna duda?

-- No, creo que entendí bien todo

--Estupendo ya estas… – En eso se deja escuchar un murmullo suave, seguido de un llanto adormilado proveniente del monitor  – Bien la bella durmiente ya despertó, Ten – Le extendió la mamila – Tu primera tarea será darle de comer a Sasha por favor, solo dáselo ya lo puede sostener por ella misma, solo cuida que no se vaya a ahogarse con la leche – Le dijo quitado de la pena – Yo me iré a cambiar para irme a trabajar – Miro el reloj en la cafetera y casi da un brinco – Dioses, ya es tarde son las 7:30 y mi clase empieza a las 8, Milo por favor hasta cargo – Salió corriendo de la cocina, estaba tan a gusto con el joven que no se había percatado de la hora.

Por otro lado Milo estaba parado frente la puerta de Sasha, escuchaba los quejidos de la pequeña, al entrar se maravilló, era como entrar a un cuento de hadas y princesas, todo era color rosa, peluches y juguetes por doquier, las paredes blancas hacían resaltar más la decoración de flores y mariposas rosas y la enorme cuna cubierta por un velo. Le abrió con cuidado, no quería asustar a la pequeña, se maravilló en cuanto le vio, Sasha se veía tan adorable con sus mejillas rositas su enormes ojitos llorosos, chupaba desesperadamente su pulgar. Al Verlo la pequeña le tendió los brazos, Milo le dio el biberón que rápidamente lo tomo y se prendió desesperada.

--Tenías mucha hambre, verdad - Milo veía como Sasha comía, sujetando con sus manitas gorditas la mamila, respiraba fuerte descansando por ratitos. Con suavidad y algo de temor paso su dedo índice del lado del dorso por el cachete pomposo de la menor, no quería dañarle o incomodarle mientras esta comía, su piel le pareció que era tan suave que no sabía con qué comprarle.

De pronto escucho como abrían la puerta, era Degel, ya vestido con un traje color camello, perfectamente planchado y una corbata tinta, bien peinado y podía jurar que podía oler su colonia amaderada. Era como una obra maestra de elegancia, se veía aún más llamativo a la vista de Milo, quien solo pudo tragar grueso y ponerse nervioso ante tal hombre frente a él.

-- ¿Ya está despierta? – Pregunto bajito

-- Casi termina el biberón

-- Ya me voy… Pero antes un último detalle rapidito antes de que se me olvide… Mira en ese cajón están sus pañales – Le señala una cojonera rosa pastel – Le cambiare el pañal antes de irme para que veas como se hace – Milo asiente y va al cajón, toma uno para dárselo al mayor – Bien solo le quitas los… Destos de aquí de los lados – Le dice despegando los lados del pañal, Sasha estaba tranquila terminando su leche – Aquí están las tollas húmedas para limpiarle – Toma un par de una caja rosa – Estas son térmicas, asegúrate que quede bien limpio, toma tantas creas necesarias, como ves Sasha no da mucho problema cuando se va levantando – Le limpia suavemente y le coloca una crema color blanco – Mira esta pomada es para que no se le irrite la piel, solo es cuestión de cambiarle el pañal cuando está húmedo y no dejar que le cuelgue, tiene la piel delicada y se roza fácilmente. ¿Entendido? – Le pregunto volteando a mirarle con una leve sonrisa, le encantaba la cara que ponía el menor cuando le explicaba algo, sabía que ponía atención incluso al más mínimo detalle.

-- Sí, esto sencillo igual que la leche – Dijo con seguridad.

-- Listo, esta nena ya está lista – Tomo a la bebe en sus brazos le dio un par de besos en las mejillas – Sasha prométeme que te portaras bien y no le sacaras canas verdes a Milo, ¿Okay?-- La bebé solo le sonrió mientras balbuceaba la silaba “pa” muchas veces aun con el biberón entre sus labios – Bien Milo es toda tuya hasta que regrese  – Se la deja en brazos del otro, la pequeña siguió comiendo mientras era acunada por los brazos del rubio  – Ya me tengo que ir, si no llegare tarde

Ambos salieron de la habitación abajo, Sasha iba entretenida con el cabello rubio del menor, estaba volviendo a acurrucarse al parecer aun tenia sueño. Degel comenzó a guarda papeles en su portafolio.

-- Si tienes hambre puedes agarrar lo que sea… La nevera, la alacena y la cocina están a tu disposición, recuerda que tienes que comer bien – Le dijo mientas le sonreía amablemente pues sabía que el menor era capaz de esperar a que el llegara para comer.

-- Gracias – Dijo Milo mientras veía a la hermosa bebé entre sus brazos.

-- No hay porque – Camino a la sala, justo a un estante donde estaba la foto de una hermosa mujer, acaricio el cristal – (Murmullo)… Cuídalos mucho – Dijo bajito con un tono de nostalgia, nunca le había sonado tan vacío – Bien hora de irme – Miro el calendario “21 de septiembre”

-- Si está bien – Dijo el rubio con torpeza. 

-- Te puedes quedar con esa ropa todo el día no hay problema.

-- ¿Y si no sé qué hacer?

-- Me marcas ¿Sí?, los números los anote en la libreta junto al teléfono, con el botón verde contestas aunque no es necesario que lo hagas por el momento, a menos que en la pantalla aparezca mi nombre – Le dijo a antes de salir señalando el lugar del teléfono pero aun notaba algo preocupado – Milo relájate nada malo puede pasar, te marco cuando sea mi hora de descanso como a la 12, adiós…  Ah y algo más antes de que se me pase… Ya habíamos dicho que no era necesario el “Señor Dumont”

--¿Eh? A si… Que le vaya bien Señor Dum…

-- ¿Ejem?

-- Señor Degel – El mayor negó sumamente a modo de un divertido regaño mientras subía al coche, Milo entendió rápidamente.

--El “Señor” está de más – Le miro divertido, sabía que al menor se le complicaba tomarle ese tipo de confianza, puesto que llevaban menos de 24 horas de conocerse , tal vez en un par de días ya fuera más como amigos.

--… Degel –Dijo casi en un suspiro como a modo de derrota ante el pedido del otro –… Que tenga suerte en el trabajo – Le dijo en un tono amable con una pequeña pero muy hermosa sonrisa, que dejo impactado a Degel, se le hacía un joven muy dulce y noble, se sintió muy feliz al verlo de esa manera y con su bebita en sus brazos, era la primera vez en meses que se sentía así de feliz al partir de casa, pues sabía que esta vez al regresar alguien le recibiría gustoso. – “Sera como antes… No, mejor… Mucho mejor sin duda” – Sonrió alzando la mano para despedirse de Milo quien cargaba a su pequeña princesa en sus brazos.

Notas finales:

Nota: Una aclaración rapidita de lo último, ya después entenderán porque dice que será mejor, tiene que ver con el estilo de vida que llevaba Degel, con la mamá de Sasha, ya, hasta allí, no voy a dar spoilers, porque eso se ira explicando con forme se vayan conociendo, pero no tiene que ver con que vayan a hacer el frutufantastico, ojala pero no, todavía no, ya sé que va algo lento, pero Ténganme paciencia (?

 

Sin más nos leemos luego mis amores :3


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