Tenía que llevar otra vez a Axel a la escuela así que lo más rápido que pude le preparé la comida que él comería hoy. Le hice un sándwich nuevamente con los mejores vegetales que hubiera.
-Axel, ¿ya estás listo?-abrí la puerta de su cuarto entrando algo repentino y el aún estaba cambiándose, me quede observando su cuerpo.
-Hermano, ya casi estoy listo-sus mejillas se enrojecieron, casi siempre que se avergonzaba él hacía eso.
-Me encantaría que te quedarás así todo el tiempo-dije viéndolo de arriba abajo, el apenas se estaba poniendo su pantalón. Cerré la puerta y entre al cuarto sin dejar de verlo.
-Q-que cosas dices Dani-se cambió rápido sin verme a los ojos.
Caminé algo rápido hacía él y lo bese, nuevamente él no se veía feliz, tenía aquella misma cara de ayer cuando lo bese, lo tiré sobre la cama y me quité la camisa, vi aquellos ojos de miedo que puso frente a mí y eso me hizo querer tocarlo aún más.
-Basta hermano-cubrió su cara con ambas manos.
-¿Quieres que me detenga?
-S-si…-no dejaba de cubrirse el rostro.
-Solo un poco-él apenas se había abrochado media camisa, así que la desabroche por completo. Chupe sus pezones con muchas ansias, pronto se pusieron rojos-quiero hacértelo ahora mismo-se lo dije.
-T-tengo que ir a la escuela.
-¡Es verdad!-lo había olvidado por completo, se nos haría tarde. Lo ayude a vestirse. Nuevamente evitaba verme a los ojos, se veía avergonzado pero eso hacía que más me encantará-vámonos ahora Axel.
Otra vez lo lleve a la escuela y como de costumbre le di su beso de despedida.
-Trata de no hacer tantos amigos, ya te lo dije-esta vez le hable en modo regañón para que tomará más en serio lo que le dijese. Acertó con la cabeza, pereciese que no le agradará que lo regañé, pero no me importaba con tal de que me hiciera caso-te amo-le dije antes de que el cerrara la puerta del copiloto.
Nuevamente me dirigí a mi universidad, se me estaba haciendo un poco tarde lo cual aceleré y llegue casi corriendo adentro.
-Con permiso-dije entrando al salón con el maestro ya dando clases.
-Llegas tarde-me dijo Mérida.
-Lo sé, ¿dejo algo el maestro?
-Acaba de llegar-dio una pequeña risa.
Me acomodé y escuché mejor lo que explicaba el profesor.
Ella es Mérida: Una chica baja, su cabello es corto color negro y sus ojos azules, tiene una linda sonrisa, es muy risueña y somos buenos amigos desde hace tiempo, es la única persona que me cae bien además de todas las otras chicas. Todas las demás son muy presumidas y ofrecidas con los chicos del salón.
Nunca antes me había interesado en ninguna chica, ni en ningún chico que no fuera mi hermano. Mi primer beso fue con él, cuando él apenas tenía 11 años, pensé que a esa edad ya sería lo suficiente maduro para saber lo que es un beso de la persona que lo ama, así que ese día nos besamos, pero aún no se acostumbra al besarme. Axel piensa que son cosas raras que los hermanos se toquen el cuerpo de la manera en la que hoy lo hice con él, pero yo siento que es bastante normal si dos hermanos se aman como lo hacemos él y yo.