-Mamá deberías de dejar que Axel tenga un maestro particular, él no está para ir a la escuela, es muy peligroso para él- y ahí estaba yo, nuevamente convenciendo a mi madre de que sacara a Axel de la escuela. Él no quería ir más, aunque me dijera que si sabía que mentía.
-No, no tenemos tanto dinero para contratar a uno, además parece que a tu hermano le gusta ir.
-No, a él le desagrada aunque no diga.
-Por ahora se quedará en la escuela-tallo mi cabeza como si fuera un niño pequeño.
No me parecía nada bien que él fuera, cada día me moría de celos cuando me decía que había jugado con otros chicos, terminaran enamorándose de mi Axel y eso no me agrada nada, nada. Golpee algo fuerte la pared de mi cuarto enfadado por eso. Quería tenerlo solo para mí, pero era muy difícil eso.
Bajamos a cenar junto con mis padres, todo parecía muy tranquilo, yo no dejaba de ver a Axel, se veía contento, podría apostar a que era porque hoy le tenía una sorpresa, él ni siquiera sabía que haríamos hoy los dos.
-¿Cómo te está yendo en la escuela Axel?-mi madre interrumpió el silencio que había.
-Bien, me está divirtiendo ir-su sonrisa fue muy notable.
-¿Pero que no me dijiste que no te gustaba ir?-le pregunté a mi hermanito.
-Me gusta y mucho, al principio me daban nervios pero ahora me gusta ir-me enoje y sin querer golpee la mesa llamando la atención de los tres, me levante de mi asiento enfurecido.
-¡No digas más mentiras, Axel!-mi enojo se prolongó.
-¡Daniel!-mi madre se exalto mirándome molesta-¿Cuál es tu problema hijo?
-Lo siento-me volví a sentar y comencé a comer.
Mi padre y mi madre se veían algo asombrados de que hubiera actuado de esa manera ante el tema, ya que yo siempre suelo ser tranquilo y muy respetuoso con ellos, nos llevamos muy bien, para ellos soy como el hijo perfecto, nunca causo problemas, me va bien en la escuela y siempre cuido de mi hermano menor, pero en ese momento me había molestado mucho el que Axel les dijera esa mentira.
Terminamos la cena sin más plática, había arruinado las ganas de platicar de ellos.
-Axel, ven a mi cuarto-le dije antes de subir por las escaleras. Sabía que estaba emocionado con mi sorpresa, esta noche le haría sentir un poco de placer.
-Daniel, debo de ir a dormirme ya, tengo sueño-abrió la puerta de mi cuarto a la mitad y solo metió la cabeza para decirme eso.
-Axel entra, no tardaré mucho, además es algo que te debo por lo de ayer.
-Pero tengo mucho sueño, que sea después.
Me levante de la cama, antes de que él llegará me encontraba leyendo, se había tardado un poco en ir así que me puse a leer. Me acerque a él y lo jale del brazo para que entrará, cerré la puerta con llave para que ni Axel pudiera salir y ni mis padres pudieran entrar.
Me gustaba que tuviéramos nuestras “aventuras” en mi cuarto porque era el que más lejos estaba del cuarto de nuestros padres, así que era difícil que escucharan lo que hacíamos. Al subir las escaleras estaba el cuarto de mis padres, después el de Axel y hasta el fondo el mío.
-Jugaremos un poco y después te vas a dormir.
-E-está bien-su cara de inmediato se tornó en rojo.
Lo senté en la cama y le comencé a quitar su pantalón, se veía muy avergonzado porque me quede viendo a sus piernas.
-Son tan perfectas-bese su entre pierna y después su miembro-no te avergüences, si quieres gemir hazlo.
Le quite su bóxer y le deje al descubierto del torso hacía abajo, le abrí sus pequeñas piernas y lamí aquel miembro suyo, cubrió su rostro, antes de eso pude ver como estaba de avergonzado. Lo recosté sobre mi cama de manera vertical, flexione sus piernas y las abrí.
-Dani no quiero-me dijo con su vos ahogada por sus manos.
-Te va a gustar-lubrique uno de mis dedos y lo comencé a meter en él, de inmediato se quejó y dio un leve grito, eso hiso que descubriera su rostro.
-Duele, no me gusta-pude ver aquella lágrima que corría por su mejilla.
-Tranquilo-lo volví a acomodar y moví mi dedo dentro de él a lo cual no dejaba de dar pequeños gritos cada vez que lo sentía moverse dentro de él. Lo comencé a masturbar y chupar su pene, ya estaba parándose-me alegra que te esté gustando-negó con su cabeza-¿eso es un no?
-No quiero, sácalo, es muy extraño esto-lo volví a lubricar con saliva y adentro de nuevo-¡Haa! Para-no escuché una sola palabra y lo moví dentro de él hasta que conseguí verlo excitado, lo masturbe y chupe su pene hasta que se corrió en mi boca, sabía tan bien, era delicioso, la primera vez que probaba el semen de Axel y me había encantado