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Un amor que va más allá de la sangre. por Niche

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-Quiero que seamos novios Daniel-allí estaba otra vez esa chica llamada Amanda, no había dejado de molestarme desde aquel día en el que se me declaro y me beso, varias veces a intentado besarme, pero obviamente la he evadido lo más posible.

-Entiende que no podemos ser nada-quite sus manos de mis hombros, porque para poder hablar conmigo me detenía sujetándome de los hombros, ya que siempre la evadía lo más posible.

-Anda, seré una buena novia, es que te amo, sin ti no puedo vivir-se veía tan sincera que hasta lastima me daba rechazarla de la manera en la que tenía planeado decírselo-¿A caso ya tienes a alguien más?-cuando me hizo aquella pregunta de inmediato se me vino a la mente el rostro de mi Axel, la persona que más amaba en este mundo a lo cual le respondí.

-Sí, tengo una pareja y lo… la amo-por poco y se me salía decirle que estaba enamorado de un chico.

-¿Quién es ella? ¿A caso es Mérida?

-No, ¿cómo crees? Es una chica que vive por mi casa, tú no la conoces.

-Bien, haré lo que sea porque te fijes en mí, ya lo verás-se dio media vuelta y se fue, parecía desconsolada pero a la vez bien decidida. Espero que con eso ya me deje tranquilo.

Yo le era muy fiel a mi Axel, jamás le sería infiel y eso él lo sabe, siempre se lo he dejado bien en claro, porque seremos una pareja muy feliz, cuando me pongo a imaginar cómo será nuestro futuro juntos me pongo feliz al imaginarme que nada nos separara, por supuesto que cuando llegue el momento mis padres tendrán que saber lo nuestro, no quiero vivir escondido para siempre, quiero que ellos sepan que nos amamos.

Cuando salí de inmediato me dirigí a recoger a Axel, aunque él siempre me diga que se quiere regresar solo a casa nunca lo dejo, tengo miedo de que algo malo le pase mientras vaya caminando, así que cada vez que sale yo lo llevo, mi madre dice que soy muy sobreprotector con él. Lo raro de esta vez es que él estaba charlando con una chica, una mujer, una compañera, lo que fuera, pero se veía feliz, no soporté verlo de esa manera con ella, jamás me había sonreído a mí de esa forma.

-¿Quién es ella?-le pregunté cuando entro al auto y cerró la puerta sin ni siquiera saludarme.

-Es Pamela, una compañera, solamente estábamos charlando de la tarea.

-No quiero que vuelvas a hablarle.

-Tú no tienes ningún derecho de prohibirme que haga amigos-vi aquella cara de molesto que me puso cuando me lo dijo.

-¿Recuerdas cuando no querías ir a la escuela y me pediste que convenciera a mi madre de que te contratara un maestro particular?

-Sí, pero ya no quiero eso.

-Eras tan tímido y temeroso en aquel momento, me necesitabas tanto, ahora tengo miedo de que ya no me necesites-me sentí inútil para él, temía que se hiciera buenos amigos y por un momento se olvidará de mí, sé que mi Axel no es capaz de eso, pero el temor aún seguía en mí. Vi cómo se quedó callado viendo por la ventana del copiloto-Axel…-Tome su mano y la bese con bastante delicadeza, me volteo a ver como esperando que le dijera algo-te amo-acaricié su cabello y lo bese, pareció sorprenderme y no me correspondió como de costumbre.

-Dani, nos pueden ver, no hagas eso en público-limpió sus labios disimuladamente.

Nos fuimos a la casa y ni uno ni otro dijimos una sola palabra, pareciera que a cada momento nos distanciáramos más y eso me comenzaba a deprimir un poco.

-Qué alegría que ya llegaron-dijo mi madre en cuanto nos vio entrar-Daniel, ¿podrías prepararle la comida a tu hermano?, tu padre y yo vamos a salir un momento.

-Si mamá, con mucho gusto, ¿llegaran a comer?

-No, posiblemente comamos en la calle, así que por hoy ambos comerán solos-nos dio un beso en la frente y salió agarrada de la mano con mi padre, se veían tan enamorados, una vez más me imaginé a mí y a Axel viviendo juntos, amándonos libremente, sin que nadie nos dijera nada.

-Axel, ¿qué quieres de comer?-acaricie su cabello y lo vi de arriba abajo, tenía tantas ganas de tocarlo que no me podía contener.

-Lo que sea está bien, hermano-En ese momento lo bese muy suavemente.

-Lo haremos en la cocina-le dije al oído, vi como aquellas suaves mejillas se tornaron de rojo cuando escuchó eso.

-Dani no… ¿y si mis padres vienen?

-No van a venir, se tardaran mucho, además siempre he soñado con que lo hagamos en la cocina-bese su suave cuello y cuando terminé de besar él se separó de mi con enfado, se veía asqueado, de alguna manera ya me había acostumbrado a su indiferencia.

-¡No quiero hacerlo!-se fue corriendo, pude escuchar aquellos pasos pasados que dio cuando se metió en su cuarto.

-¡Axel!-le grite desde a fuera de su cuarto, era la primera vez que le ponía seguro para que yo no entrará-¡Abre esta puerta!-la comencé a golpear algo enfadado, jamás me había puesto así con él, estaba realmente enojado y no sabía por qué-¡Axel!

-Vete, no te voy a abrir-se escuchó su voz entre llantos.

-¿Qué es lo que te pasa, por qué reaccionas de esa manera? ¡Ábreme o tumbaré la puerta!-esta vez no pude contener todo el enojo que llevaba acumulando desde hace días, pensar en cómo le sonrió a una chica, pensar que él jamás me ha visto como la veía a ella me hizo enfurecer aún más, no me di cuenta de cuantas veces golpee la puerta que casi la tumbe, logre tumbar la perilla haciendo que se abriera tal como quería-¡¿Crees que puedes hacer lo que quieras?!-no me reconocía en ese momento, no me sentía como yo, quería hacer de Axel mío, no me importo si lo lastimaba o no.

Él se encontraba pegado a la pared con los ojos llorosos y con aquella cara de asustado, parecía como si estuviera viendo a un demonio y no a su hermano mayor.

-¡No volverás a sentir ningún placer más que el que yo te daré!-caminé con pasos grandes hacía él y sin pensarlo dos veces rasgué su camisa, pude escuchar aquellas suplicas de terror y desesperación que me decía, pero ni si quiera puse atención en eso.

Lo arrojé a la cama poniéndolo boca abajo y sujetando sus brazos en su espalda para que evitara moverse.

-¡Dani, me estás lastimando, para por favor!

-¡Cállate!-parecía que en ese momento nuestra única manera de comunicarnos era por gritos.

Jale muy fuerte su pantalón quitándoselo por completo, era realmente excitante ese momento. Desabroche mi pantalón y lo bajé lo suficiente para que mi miembro estuviera bien a fuera.

-¡Dani, no!-se movía demasiado, con una mano lo sujete de su cuello apegándolo más a la cama y con la otra sujete bien sus manos atrás de su espalda haciendo que le fuera difícil moverse. Comencé a penetrarlo sin importarme cuanto gritara, parecía que estaba echo un monstruo, no podía parar aunque lo deseara, sus gritos de dolor me excitaban más y me hacían querer moverme más rápido.

-¡Ya no quiero!-Aquello lo decía entre gritos.

Yo seguía a mi ritmo, empujando lo más adentrado posible y casi sacándolo todo, era lo más placentero que había tenido.

-¡Axel te amo!-se lo grité para que lograra escucharme entre tantos llantos.

Por fin me corrí dentro de él, cuando lo hice me noté más calmado, sentía que era otro. Lo vi tendido sobre su cama boca abajo respirando algo agitado, con aquellas delicadas manos suyas aun atrás de su espalda como yo las había dejado, no se movió un solo centímetro después de haber dejado de penetrarlo.

-Axel… Lo lamento tanto-ya estaba en mis cinco sentidos, podía percibir lo que le había hecho. Vi como sus muñecas y su cuello estaban rojos por la fuerza que ejercí en ellos al momento de sujetarlo y penetrarlo con fuerza-te compraré un uniforme nuevo ahora mismo, de verdad lo siento, por favor perdóname-nada, ninguna respuesta de parte de él, estaba ido, ni si quiera me veía a los ojos-No sé qué me paso, pero debes de entenderme, me puse como loco cuando te vi hablar con esa chica, estaba muy furioso.

 

 

 

 

 

 

 


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